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domingo, 24 de agosto de 2014

PABLO DE ROJAS. NOTAS.


PERSONAJES INÉDITOS DE  LA PROVINCIA DE JAÉN


 

 

I PABLO DE ROJAS

 

Pablo de Rojas nació en Alcalá la Real en el año 1549 y fue bautizado en la parroquia de Santo Domingo de Silos el día 15 de noviembre del mismo año. Sus padres fueron Pedro Sardo y Catalina González. El primero, de profesión pintor, procedía de Cagliari (Cerdeña) y se estableció en el segundo decenio del siglo XVI en la abadía de Alcalá la Real, donde se casó y tuvo doce hijos. Formó un famoso taller en el que participaron varios de ellos en distintas obras municipales y eclesiásticas. Entre todos sus hijos, por sus cualidades artísticas destacaron los pintores Pedro de Raxis el Mozo, y Miguel de Raxis y los escultores Melchor y Nicolás Sardo Raxis. Algunos de ellos fueron enviados a Jaén donde trabajaron en el taller artístico de otro pintor afincado en la capital del Santo Reino, llamado Pedro Sánchez Ceria.

 

Pablo de Rojas, probablemente, habiéndose iniciado en el mundo de la imaginería con el resto de sus hermanos y otros escultores y entalladores que se habían establecido en Alcalá la Real- Jusepe de Burgos y Martín Pérez-, marchó en torno al año 1575 a Granada, atraído por su movimiento artístico y económico. Allí, se formó en el taller de Rodrigo Moreno, un artista desconocido que algunos críticos lo relacionan con Pedro de Machuca. Estableció su taller en la colación de Santiago, donde convivían muchos artistas que trabajaban en las distintas iglesias y conventos que se levantaban por aquellos años en la ciudad de la Alhambra.

 

Por los años, tuvo, entre otros discípulos y aprendices, a  su paisano e ilustre imaginero Juan Martínez Montañés a quien le inculcó todos los saberes y dominio del arte de la imaginería, sobre todo, en la adquisición de los modelos iconográficos que en el futuro predominarán en la Escuela Andaluza de Imaginería: los Crucificados, la Inmaculada y los Santos Juanes.

 

Por este tiempo, se relacionó con Sebastián de Solís, que sería un importante imaginero jieenense a quien se le atribuye la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno, denominada popularmente el Abuelo.

 

Trabajó en el  famoso retablo de San Jerónimo junto a famosos imagineros como su propio maestro, Juan Vázquez o Melchor de Turín. Esta obra fue fundamental para la evolución del renacimiento hacia el manierismo naturalista que desembocará en el auge del Barroco Andaluz.

 

Tuvo un colaborador muy importante en la elaboración de sus obras en la persona de su sobrino el pintor Pedro de Raxis, también alcalaíno, que se le considera el padre de la estofa por la alta calidad artística que imprimía en las imágenes y retablos gracias a su dominio de la policromía. Este trabajó en la provincia de Jaén en Villacarrillo, Alcalá y Úbeda.

 

Obras de Pablo de Rojas datadas y confirmadas en la capital granadina fueron las imágenes del Nazareno de la iglesia de las Angustias, el Crucificado de la capilla de los beneficiados de catedral, y la  Inmaculada de la iglesia de San Juan de los Reyes junto con el retablo de la iglesia de Albolote. Su fama se extendió por todos los antiguos reinos de Granada, Córdoba y Jaén, donde se le atribuyen una gran cantidad de retablos, imágenes y obras menores como andas, sagrarios o insignias, que la labor silenciosa de la investigación pondrá al descubierto en los próximos años. En nuestra provincia, en concreto, una Inmaculada y un Cristo de la Humildad de la ciudad de Baeza.

 

Casado con Ana de Aguilar no tuvo descendencia y murió en torno al año 1611, fecha en la que sus sobrinos recibieron los bienes de su holgada herencia. Este dato fue importantísimo para el descubrimiento de su nacimiento en Alcalá la Real, pues, gracias a los poderes que otorgaron algunos de ellos para recoger la cantidad asignada en Granada, pudo reconocerse que los Raxis eran miembros de la familia de Pablo de Rojas, el cual cambió su apellido en Granada, castellanizando el de Raxis por Rojas.

 

Como muchos artistas jiennenses, al emigrar a otras tierras, quedó esfumado su origen hasta tal punto que se le hacía pasar por granadino, lo mismo que Martínez Montañés se consideraba sevillano. Ambos unidos por las vicisitudes de su enigmático origen son gloria de Jaén, de una tierra, que tiene orgullo de ser la cuna del arte barroco andaluz.

 

 

Francisco Martín Rosales.

 

 


 

 

 

 

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