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viernes, 29 de agosto de 2014

LA VID EN LOS CAMPOS ALCALAÍNOS. II)


 

            Época  medieval

 

            Anteriormente, unos datos científicos fueron expuestos en el tomo I  de  la Historia de Alcalá por Maite Murcia, cuando aludía a varios pleitos en los que se hacía referencia al vino con los árabes y en el mismo momento de la conquista, en el que aparecen alguna que otra referencia al sarmiento en alambradas y elementos del asedio.

            Muchas leyendas, forjadas de la época medieval se remontan a la aparición de  grandes vasijas árabes que se han encontrado en las antiguas alquerías musulmanas. En ellas siempre estaba ligado el descubrimiento de un tesoro, con collares, sortijas, diademas de oro, monedas de plata, los dirhan y otros enseres de cerámica. Su funcionalidad no era otra sino para el almacenamiento y transporte del vino.

El cultivo del vino tuvo que existir en estas tierras, pues en la cercana Priego se manifiesta que uno de sus cultivos más importantes fue el viñedo. Los testimonios y yacimientos más frecuentes se hayan en la zona de la Rábita, antiguo Ribat, cenobio de "monjes" y guerreros en la frontera entre el reino musulmán y castellano. Por citar algunas, aparecen en las leyendas de los restos musulmanes del Cortijjo Nuevo, Peñon Gordo, o la Fuente de Malaguilla, el de la Cueva del Tesoro en Frailes o el de la  Ciudad Quemada en el límite entre las provincias de Jaén, Granada y Córdoba,  la Cueva de Rubio en la Hoya de Charilla, la Encina Leona de la Pedriza  y el cerro del Águila en el puente de Suarez.   Tres  tesoros de esta época son fiel refrendo de esta documentación: El hispano musulmán de Charilla, actualmente en el Museo Arqueológico Nacional, el de Ermita Nueva en el  futuro Museo de  Alcalá la Real y el de la Pedriza. 
 

 Nos muestran que, antes de la conquista de4 Alcalá la Real, la  venta de vino era un recurso muy importante para muchas alquerías, y, sobre todo, el libro de Pero Martín relata la liberación de los esclavos cristianos del reino musulmán y en escenas curiosas , cuando se esconden o pasan por caminos llenos de cepas.
 

 

 

 

 

            La conquista cristiana.

 

           

Con la conquista cristiana, desaparecida la inestabilidad de la frontera y la posible tala de campos y vides,  la expansión del viñedo es un hecho innegable. Además, de elemento esencial para la vida y de productor de riqueza, el vino impregnaba  todas las actividades de la vida. Así lo recoge  la poetisa alcalaína María Pilar Contreras:

 

            “Tremolado el estandarte de la Cruz en las torres de la Alhambra, lanzados del suelo   español los hijos de Mahoma, ya Alcalá entró en una vida tranquila, tan de desear, después de una serie no ininterrumpida desangrientas y ncarnizadas luchas. Los capitanes que mandaban y los nobles que siguieran, formaron la primera clase social, los demás habitantes cultivaban el hermoso terreno virgen. A las márgenes de los arroyuelos que brotaban al pie de las gigantescas rocas, levantabánse las humildes casas de campo, hoy aldeas, hiciéronse plantaciones de extensos viñedos, espesos bosques de álamos y frutales, dando rápido impulso a la agricultura y a la ganadería”.

            Con la conquista de Alfonso XI se mantuvieron y renacieron. Por noticias indirectas, se observa que en el primer repartimiento se componía entre las familias de un cortijo de 100 fanegas, varios pedazos de cereal y  varias aranzadas de viñas.

            El paisaje  de viñas solía estar en las proximidades de laos pueblos( La Viñuela en Alcalá y Castillo), se entremezclaban las viñas con las casas; en las zonas rurales, el cereal y viñedo.

            Forman una extensión de una a cinco aranzadas, que se agrupan para su custodia con un chozón de támaras, piedras, ...para proteger  de los furtivos y tienen un lagar común: muestra el gran número de nombres de l Cortijo  del lagar, lagarillo)

Hablando de lagares, los hay:
 
 
 
LAGARES RURALES

            -de grandes dimensiones dentro del cortijo( vivienda, tinado, lagar, horno y caballeriza)

-de pequeñas dimensiones o ( cobertizo , lagar y habitación de bodega)

- solo, de     cobertizo de retama

LAGARES URBANOS
 
 
Claro ejemplo son los que se conservan en la fortaleza de la Mota con su prensa, cana de conducción, receptáculo y bodega.

      

ALGUNAS ORDENANZAS DEL VINO

           

 

EL el viñedo estaba muy protegido en medio de una sociedad eminentemente pecuaria por medio de algunas ordenanzas que impedían la entrada del ganado a  los viñedos y el correspondiente aviso por medio de los garabato -  hierro y campanos de los perros-  para que los viñaderos, viñadores y guardianes de viña se protegiesen ante la llegada del ganado.

Los viñadores vigilaban varias heredades, y tenían que tener permiso del corregidor para ejercer su oficio. Se protegían de pequeños cobertizos o cuevas de piedra que todavía jalonan el término alcalaíno. Cobraban su peón, y no podían llevarse ni la uva para su casa ni para su familia, salvo la que le entregaba su patrón ( tres racimos). Tampoco comprar ni arrendar viñas ni hacer trato alguno. Cualquier robo y hurto que llegara a la cantidad de media arroba era castigado con 15 días de cárcel, 3.000 maravedís de multa y una mañana de vergüenza pública en la argolla. Consistía nada menos en sentar al reo sobre el cadalso asido a un madero por una argolla, sujeta al cuello, donde debía permanecer en esta postura  para vergüenza pública o mientras otro u otros condenados sufrían la pena capital.
También e prohibía el trato del apareador con los limosneros o demandante, criados o familiares mientras se pisaban las uvas.

La venta de vino en estos años llegó a alcanzar una gran cifra de taberneros, mesoneros o particulares.  La razón no ea otra sino que la mayoría de la población  tenía propiedades de vino y gran parte se exportaba.

Los primeros meses del año, la venta del vino se centraba por igual a pueblos granadinos y jiennenses. Decaía en primavera, y en mayo volvía a renacer con la venta de vino a la ciudad de la Alhambra. Poco a poco, la plantación de viñedos en pueblos cercanos a la capital del Santo Reino hizo que su venta decayera a mediados del siglo XVII y se centrara en los pueblos granadinos.

           

            El vino ocupaba , aparte de su  función alimenticia fundamental. uno de los ingredientes en tres actividades  festivas: las mascaradas o fiestas de víspera, los juegos de caña y toros y las máscaradas o gremios.  Solían celebrarse con motivo de las fiestas más importantes de las ciudades y las villas y por las extrao
 
rdinarias, que  tenían lugar con motivo de la llegada de un nuevo rey o el propio parto de una reina y , el triunfo del ejército español en algunos de sus extensos territorios. Se anunciaba con lumbres en las partes de los castillos, mientras los caballeros recorrían la ciudad anunciándolas el día anterior. Con motivo de la fiesta, se agasajaba con la bebida a los hidalgos caballeros que acudían de otras localidades, mientras participaban en juegos que consistían en simulaciones de luchas de caballeros cuerpo a cuerpo o contra una alcancia, figura de trapo a la que trataba de clavar alguna de sus armas.

            Los gremios representaban ingenios, que no eran otra cosa que pequeñas comedietas graciosas referentes a sus distintas especialidades, los tintoreros, los zapateros, los albañiles,...y sobre todo, los campesinos, que eran los que más pervivieron. A ellos se  les convidaba a vino y así ejercitaban con mayor agudeza todo tipo de excentricidades que no eran capaz de hacerlo estando cuerdos.

            Eran conscientes de la presencia del vino en la fiesta como esta canción de un moriscos en las fiesta de san Diego de Alcalá:

 

            Mala fiesta te dé Dios,

            Y luego tan mal San Juan

            Que te falte vino y pan

            Y tengas catarro y tos.

 

Pues nuestros antepasados vivían enraizados en  una cultura religiosa muy ligada con la Agricultura, en la que el santoral servía de prretexto para cualquier actividad y de horóscopo zaragozano anticipado:

      

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