Época medieval
Anteriormente, unos datos científicos fueron expuestos en el tomo I de la Historia de Alcalá por Maite Murcia, cuando aludía a
varios pleitos en los que se hacía referencia al vino con los árabes y en el
mismo momento de la conquista, en el que aparecen alguna que otra referencia al
sarmiento en alambradas y elementos del asedio.
Muchas leyendas, forjadas de la época medieval se remontan a la
aparición de grandes vasijas árabes que
se han encontrado en las antiguas alquerías musulmanas. En ellas siempre estaba
ligado el descubrimiento de un tesoro, con collares, sortijas, diademas de oro,
monedas de plata, los dirhan y otros enseres de cerámica. Su funcionalidad no
era otra sino para el almacenamiento y transporte del vino.
El cultivo del vino tuvo que existir en estas tierras, pues en la
cercana Priego se manifiesta que uno de sus cultivos más importantes fue el
viñedo. Los testimonios y yacimientos más frecuentes se hayan en la zona de la
Rábita, antiguo Ribat, cenobio de "monjes" y guerreros en la frontera entre el
reino musulmán y castellano. Por citar algunas, aparecen en las leyendas de los restos
musulmanes del Cortijjo Nuevo, Peñon Gordo, o la Fuente de Malaguilla, el de la
Cueva del Tesoro en Frailes o el de la
Ciudad Quemada en el límite entre las provincias de Jaén, Granada y
Córdoba, la Cueva de Rubio en la Hoya de
Charilla, la Encina Leona de la Pedriza
y el cerro del Águila en el puente de Suarez. Tres
tesoros de esta época son fiel refrendo de esta documentación: El
hispano musulmán de Charilla, actualmente en el Museo Arqueológico Nacional, el
de Ermita Nueva en el futuro Museo
de Alcalá la Real y el de la
Pedriza.
La
conquista cristiana.
Con la conquista
cristiana, desaparecida la inestabilidad de la frontera y la posible tala de
campos y vides, la expansión del viñedo
es un hecho innegable. Además, de elemento esencial para la vida y de productor
de riqueza, el vino impregnaba todas las
actividades de la vida. Así lo recoge la poetisa alcalaína María Pilar Contreras:
“Tremolado
el estandarte de la Cruz en las torres de la Alhambra, lanzados del suelo español
los hijos de Mahoma, ya Alcalá entró en una vida tranquila, tan de desear,
después de una serie no ininterrumpida desangrientas y ncarnizadas luchas. Los
capitanes que mandaban y los nobles que siguieran, formaron la primera clase
social, los demás habitantes cultivaban el hermoso terreno virgen. A las
márgenes de los arroyuelos que brotaban al pie de las gigantescas rocas,
levantabánse las humildes casas de campo, hoy aldeas, hiciéronse plantaciones
de extensos viñedos, espesos bosques de álamos y frutales, dando rápido impulso
a la agricultura y a la ganadería”.
Con la conquista de Alfonso XI se
mantuvieron y renacieron. Por noticias indirectas, se observa que en el primer
repartimiento se componía entre las familias de un cortijo de 100 fanegas,
varios pedazos de cereal y varias aranzadas de viñas.
El paisaje de viñas solía estar en las proximidades de
laos pueblos( La Viñuela en Alcalá y Castillo), se entremezclaban las viñas con
las casas; en las zonas rurales, el cereal y viñedo.
Forman una extensión de una a cinco
aranzadas, que se agrupan para su custodia con un chozón de támaras, piedras,
...para proteger de los furtivos y
tienen un lagar común: muestra el gran número de nombres de l Cortijo del lagar, lagarillo)
Hablando
de lagares, los hay:
-de grandes dimensiones dentro del
cortijo( vivienda, tinado, lagar, horno y caballeriza)
-de pequeñas dimensiones o ( cobertizo , lagar
y habitación de bodega)
- solo, de
cobertizo de retama
LAGARES URBANOS
Claro
ejemplo son los que se conservan en la fortaleza de la Mota con su prensa, cana de conducción, receptáculo y bodega.
EL el
viñedo estaba muy protegido en medio de una sociedad eminentemente pecuaria por
medio de algunas ordenanzas que impedían la entrada del ganado a los viñedos y el correspondiente aviso por
medio de los garabato - hierro y
campanos de los perros- para que los
viñaderos, viñadores y guardianes de viña se protegiesen ante la llegada del
ganado.
Los
viñadores vigilaban varias heredades, y tenían que tener permiso del corregidor
para ejercer su oficio. Se protegían de pequeños cobertizos o cuevas de piedra
que todavía jalonan el término alcalaíno. Cobraban su peón, y no podían
llevarse ni la uva para su casa ni para su familia, salvo la que le entregaba
su patrón ( tres racimos). Tampoco comprar ni arrendar viñas ni hacer trato
alguno. Cualquier robo y hurto que llegara a la cantidad de media arroba era
castigado con 15 días de cárcel, 3.000 maravedís de multa y una mañana de
vergüenza pública en la argolla. Consistía nada menos en sentar al reo sobre el
cadalso asido a un madero por una argolla, sujeta al cuello, donde debía
permanecer en esta postura para
vergüenza pública o mientras otro u otros condenados sufrían la pena capital.
También e prohibía el trato del apareador con
los limosneros o demandante, criados o familiares mientras se pisaban las uvas.
La venta de
vino en estos años llegó a alcanzar una gran cifra de taberneros, mesoneros o
particulares. La razón no
ea otra sino que la mayoría de la población
tenía propiedades de vino y gran parte se exportaba.
Los
primeros meses del año, la venta del vino se centraba por igual a pueblos
granadinos y jiennenses. Decaía en primavera, y en mayo volvía a renacer con la
venta de vino a la ciudad de la Alhambra. Poco a poco, la plantación de viñedos
en pueblos cercanos a la capital del Santo Reino hizo que su venta decayera a
mediados del siglo XVII y se centrara en los pueblos granadinos.
El
vino ocupaba , aparte de su función alimenticia fundamental. uno de los
ingredientes en tres actividades
festivas: las mascaradas o fiestas de víspera, los juegos de caña y
toros y las máscaradas o gremios. Solían
celebrarse con motivo de las fiestas más importantes de las ciudades y las
villas y por las extrao
rdinarias, que tenían lugar con motivo de la llegada de un nuevo rey o el propio parto de una reina y , el triunfo del ejército español en algunos de sus extensos territorios. Se anunciaba con lumbres en las partes de los castillos, mientras los caballeros recorrían la ciudad anunciándolas el día anterior. Con motivo de la fiesta, se agasajaba con la bebida a los hidalgos caballeros que acudían de otras localidades, mientras participaban en juegos que consistían en simulaciones de luchas de caballeros cuerpo a cuerpo o contra una alcancia, figura de trapo a la que trataba de clavar alguna de sus armas.
rdinarias, que tenían lugar con motivo de la llegada de un nuevo rey o el propio parto de una reina y , el triunfo del ejército español en algunos de sus extensos territorios. Se anunciaba con lumbres en las partes de los castillos, mientras los caballeros recorrían la ciudad anunciándolas el día anterior. Con motivo de la fiesta, se agasajaba con la bebida a los hidalgos caballeros que acudían de otras localidades, mientras participaban en juegos que consistían en simulaciones de luchas de caballeros cuerpo a cuerpo o contra una alcancia, figura de trapo a la que trataba de clavar alguna de sus armas.
Los gremios representaban ingenios,
que no eran otra cosa que pequeñas comedietas graciosas referentes a sus
distintas especialidades, los tintoreros, los zapateros, los albañiles,...y
sobre todo, los campesinos, que eran los que más pervivieron. A ellos se les convidaba a vino y así ejercitaban con
mayor agudeza todo tipo de excentricidades que no eran capaz de hacerlo estando
cuerdos.
Eran
conscientes de la presencia del vino en la fiesta como esta canción de un
moriscos en las fiesta de san Diego de Alcalá:
Mala
fiesta te dé Dios,
Y
luego tan mal San Juan
Que
te falte vino y pan
Y
tengas catarro y tos.
Pues nuestros antepasados vivían enraizados en una cultura religiosa muy ligada con la Agricultura,
en la que el santoral servía de prretexto para cualquier actividad y de
horóscopo zaragozano anticipado:
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