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jueves, 12 de septiembre de 2024

En Alcalá la Real Información. DE LA FERIA DE ALCALÁ LA REAL A LAS INTERFERIAS

 

DE LA FERIA DE ALCALÁ LA REAL A LAS INTERFERIAS







Para analizar el origen, el desarrollo y las características formales de la actual feria de septiembre de Alcalá la Real, hay que remontarse a los siglos pasados que nos pueden aclarar muchos aspectos.

         Su origen ganadero y comercial

 Hasta el siglo XX, la actividad agropecuaria centraba la mayoría de las actividades económicas de nuestra localidad. En su mayor extensión, los terrenos baldíos y comunales eran pasto  para el gran número de ganados que recorrían todos los inmensos terrenos que abundaban en las sierras del Castillo de Locubín, de san Pedro en la Rábita, la Martina, Frailes y el Camello. A ello había que añadir las dehesas acotadas desde las Nogueruelas, hasta Charilla, pasando por  Fuente Álamo, la Dehesilla, la Hondonera, Fuente Tétar, Mazuelos, Entretorres y  Mures. Allí se repartían gran número de cabezas de ganado vacuno, mular, yeguar, potros y caballos. No hay datos fidedignos hasta el catastro de la Ensenada sobre la cantidad de reses de los distintos ganaderos, amén de los pequeños rebaños, numerosos, por cierto, de ganado ovino, caprino y de cerdo  en los cortijos particulares.. También hay referencias de ganaderos de Martos, Torredonjimeno, Valdepeñas y, sobre todo, de Alcaudete que acudían a nuestros montes en busca del alimento de sus ganados.

Con el paso del tiempo, aún más disminuyó la actividad ganadera, ampliándose la actividad agrícola, debido a la mayor superficie de campos cultivados, que fueron ocupando totalmente las antiguas zonas de dehesas, baldías, muertas y comunales. Esto ocasionó un cambio en la cabaña ganadera en detrimento del ganado vacuno y el aumento de las mulas y los asnos, más aptos para los juegos de yuntas. La revolución  industrial introdujo el uso de la maquinaria en las labores del campo y prácticamente quedaron los antiguos animales como una reliquia dentro de la agricultura y además pocos fueron los ganados y manadas particulares, que por otro tiempo tanto predominaron en la comarca. Todo ello fue afectando a la feria comercial, convirtiéndola desde mediados del siglo XX en una fiesta, testimonialmente comercial, y esencialmente de diversión. Sin embargo, su tradición ganadera siempre pervivió . En tiempos de Fernando VI, ya se iniciaba  la feria a partir del día catorce de septiembre, según pone de manifiesto el catastro de la Ensenada. En el siglo XIX, va a sufrir varias transformaciones atendiendo a las fechas de otros pueblos como Torredonjimeno  hasta fijarse a finales de siglo el día veintiuno de septiembre, ya que ésta se celebraba por los días comprendidos entre el ocho y diez. También , hasta 1834, respetó la feria de Noalejo, que acontecía por los días del diez al doce. Y se iniciaba, a principios de siglo desde el día quince hasta el veintidós.

 Los actos festivos




El concurso de gente daba lugar al desarrollo de otras actividades que venían celebrándose en otras fechas festivas del año, como son los toros, las veladas musicales y los espectáculos públicos.      Durante este mismo siglo diecinueve, las bandas militares y grupos musicales van introducirse en la mayoría de las fiestas con actuaciones. Se acompañaban de bailes populares en la Plaza del Ayuntamiento y en la glorieta de la música del Paseo de los Álamos. Poco a poco, estas  actuaciones y bailes, que se iniciaron y celebraron con motivo de algún que acontecimiento o una celebración nacional, van a extenderse en cualquier día festivo, y, predominantemente, en la feria.

Otro elemento de estas fiestas son los tradicionales paseíllos y  conciertos de las doce en el Paseo. Sin embargo, se prohibieron los concursos de comparsas o gremios que representaban mojigangas, tanto procedentes de las aldeas como de los gremios de la ciudad, por cierto, muy frecuentes en la fiesta del Corpus y en la instauración de los Reyes. Recuerdos de estos son los gigantes y cabezudos, al mismo tiempo que el reparto de pan a los pobres jornaleros se distribuía por los comisarios de fiestas en un día señalado de la feria. También la elevación de globos y fantoches son reminiscencias de los artilugios y obras que los gremios presentaban para distraer a la gente en otros períodos. Desde la edad media, este recurso de las invenciones se mantuvo en nuestra ciudad.

Conforme avanza el siglo, se observa que el cartel festivo se repite, normaliza y suele estar ocupado por tres o cuatro  veladas musicales, los teatros que se representaban en el claustro de Consolación y en el Teatro Martínez Montañés y los fuegos artificiales, hoy desaparecidos. Solían acudir bandas de pueblos cercanos como en el 1912, aconteció con la de los Villares o la de Martos por los años veinte. También   el cinematógrafo hace su presencia en nuestra ciudad y fue un acontecimiento público en esta feria. A partir de aquel momento, las películas de estreno y los films de mayor aceptación se proyectarán en nuestro Parque Cinema, aunque en los primeros tiempos fue gratuito.

Los puestos de las casetas fueron una preocupación municipal que encargó su fabricación al gremio o sociedad de carpinteros para que los contrataran con motivo de la feria. Finalmente, la luz va a ser un elemento esencial de la feria festiva, contratándose a una compañía  granadina de electricidad. Con el transcurso del tiempo, el alumbrado  oficial se fijará como una actividad que indique el principio de la feria. 

              El sitio de la feria






 Desde tiempo inmemorial ocupaba el recinto de la venta de ganado el espacio comprendido  desde la Puerta de los Álamos hasta la ermita de la Magdalena, ya que era un lugar adecuado para todo tipo de transacción económica que se desarrollaba en medio de los caminos de Madrid, de Baena, de Montefrío y Frailes. Poco a poco, la llegada de comerciantes de mercadurías, aperos de labranza y de calderería daba lugar a que se ocupara el Llanillo, la calle Real, el Juego Pelota y parte del camino de Madrid por los Álamos. El paso y el aumento del número de coches de caballos originaron algún que otro incidente por la intensidad de tráfico cada vez más numerosa. Y así, en 1879 se trasladó por primera vez el Paseo de los Álamos, aunque se mantuvieran tiendas de comercio de forasteros a lo largo del Llanillo, incluso solían  alquilarse las dependencias del Palacio Abacial por aquellos días. Definitivamente, se establece en el Paseo de los Álamos en el año 1899, para evitar el peligro de peatones que corrían en la carretera entre Alcaudete y Granada, como manifiesta el acta del trece de septiembre.

Esta ubicación se mantuvo hasta 1983, que se trasladó provisionalmente al recinto ferial de la Magdalena, y en 1988, se inauguraron las excelentes instalaciones que hoy día disfrutamos los alcalaínos, siendo alcalde Felipe López García. No obstante, la feria genuina del ganado tuvo que adaptarse a los lugares cercanos, que ofrecían un lugar para el reducido comercio ganadero que todavía se mantiene entre los pueblos. Nunca  olvidaremos el gran componente que tenía la feria de intercambio comercial, entre vecinos y entre pueblos comarcanos.  ). A finales del siglo XX y primeras décadas,  la iniciativa privada recogió la antorcha de nuestros antepasados, aunque imaginativamente debió emprender nuevas actividades comerciales, dejando al gobierno municipal  lo que siempre ha ejercido la seguridad, la organización festiva y la infraestructura, incluso superando con creces las condiciones pasadas.  En la tercera década, se asiste ya no a la única feria de Septiembre, pues san Mateo fue un comodín, sino a las interferías, porque las hay de muestras, de ganado y de ocio. Con distintos escenarios, lugares y fechas., y como dice el refrán” éramos pocos y parió la abuela.

 

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