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viernes, 6 de julio de 2018

DE LAS SERPIENTES DE VERANO A LAS FAKE NEWS


En el mundo de la comunicación, siempre han existido cambios importantes y novedades que están consonancia con el tipo de sociedad, a la que se quiere dirigir su menasje. Hace unos años se puso de moda las serpientes de verano. Y lo curioso resultaba que no era una forma de comunicación nacional, sino que alcanzaba los rincones más recónditos por la potencia comunicativa de algunos medios como los canales televisivos. Se aprovechaba el momento estival, tan ausente de noticias significativas, para infiltrarse en los diversos canales, y, sobre todo en los diarios (ahora digitales y con periodistas que han nacido como las setas por eso del periodismo ciudadano y el periodismo cero) para atosigarnos con el culebrón de verano, que no era sino una referencia a noticias irrelevantes o sorprendentes que se esparcían en la estación estival.   El monstruo del Lago Ness, como si fuera el lagarto de Jaén, invadía los espacios comunicativos sorprendiendo a diestro y siniestro. Y, aunque debían llamarse tormentas de verano por su aparición guadiana, estas noticias no llegaron sino rellenar las columnas de le los diarios, y a lo más se han vulgarizado con el uso de las redes sociales.  Su carácter irrelevante radicaba por entroncarse en los campos criptozológicos con la aparición de monstruos del Pleolítico, con los descubrimientos de tesoros orientales (en nuestra ciudad, coronas y cetros de los príncipes árabes por doquier), o con grafitis epigráficos con reminiscencias de la Alcalá musulmana, y, misterios parapsicológicos ligados con el santerismo de la Sierra Sur. Estas serpientes de verano sorprendían y sorprenden, pero no llega la sangre al río.
Pero, desde que nos invadió el periodismo amarillo y el producto pseudoperiodístico, nos vemos acosados diariamente por un nuevo fenómeno de comunicación, que invade desde las redes más cercanas (Wasatch, Facebook, twitter…) hasta las cadenas televisivas más universales. Atañe a las malas práctica de la desinformación deliberada mediante el engaño a través de los portales de noticias en las agencias, prensa escrito, radiotelevisión y en las mismas redes sociales. Ya no sacan a exposición pública un ovni que amerizó en los Llanos, sino que se tocan las fibras sensibles del receptor de noticias,  mediante la simulación de la verdad. Y se hace con el fin de inducir a error para hacernos creernos que toda la sociedad se encuentra en la máxima desasistencia sanitaria ( es una maniobra muy extendida). Tampoco, hay reparo en manipular las decisiones personales presentando como negativo el primer argumento de una orden bien justificada. Y, lo que más abunda, en medio de un lenguaje soez, barriobajero e ineducado, porque no se siente rubor en desprestigiar o enaltecer a instituciones, entidades o personas públicas. Parece como si el objetivo fuera derribar las torres por muy altas que sean.
 Es verdad que la caricatura siempre ha sido una deformación artística, pero con clase y en un medio satírico.  Pues, en estos tiempos, se cae en el chabacanismo, de modo que el insulto predomina por todos los rincones para atacar al más pintado. Se aplaude para ridiculizar. Se difunde para promover el odio.  Se convierten estas falsas noticias en un modo de obtener ganancias sino lucrativas, al menos políticas o sociológicas. 

Ya hemos tratado, en otras ocasiones, sobre el fenómeno de la posverdad, donde se encuadra este periodismo nefasto de las fake news, las noticias falsas. Y lo triste es que estas noticias se presentan como si fueran reales, y, amenazan al periodismo serio, e, incluso a la veracidad de la comunicación colectiva. Engendran la duda por doquier, parecen cumplir con el mal sentido de su interpretación aquel refrán de “Ladran. pero cabalgamos”. Si bien, siempre, el poder fue propenso a esta práctica, nunca se alcanzó una rapidez y una difusión tan extensas como se desarrolla en la actualidad. Cuestionan hasta la el más pintado, y hasta los medios más independientes o profesionales. Un día, se hace una cadena o un meme, en el que se cuestiona la pobreza de los emigrantes y el derroche de estos excluidos con el desprendimiento del ropaje de una ONG en cubos de basura. Otro día, se invade al personal con carteladas de frases agresivas contra una persona sin reparo alguno.   Qué importa que destruyamos la credibilidad de una entidad o la honradez de una persona. Lo importante es conseguir que ocupamos el primer rango de prestigio social y político.
Lo malo de todo esto radica que existen muchos difusores de fake news en todos los lugares, estratos, grupos y partidos de la sociedad. No es de extrañar que, por estas fechas, difundan que la piscina está cerrrada por la nimiedad más increíble o el exceso de aforo. O,   que en la ciudad fortificada de la Mota, se ha encontrado un pasadizo que atraviesa desde la torre de la Cárcel al pasaje de la Mina. Y la más curiosa y sorpendente ha sido el  que una labor meritoria que consiste en salvar, de los deterioros de la dejadez del tiempo pasado,  el mosaico de Martínez Montañés,  
, se transforme en una fake news de destrozos. Y, sin embargo, se ha realizado por  un buen profesional a iniciativa del ayuntamiento alcalaíno con motivo del 450 Aniversario de su Nacimiento. Simplemente ha consistido en una simple extracción técnica de la obra con las máximas garantías para su mayor esplendor futuro y conservación. Lo que es una labor de mantenimiento, salvación y engrandecimiento del patrimonio local se transforma y deforma por unos seres malévolos y malintencionados en una mala obra. Que los perdone el dios de la madera. Pero, más peligroso es inventar una noticia falsa de derechos o servicios básicos. Y, esto abunda como los hongos.

 

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