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miércoles, 1 de enero de 2025

PERIQUITO Y PERIQUITA

 



 

Había una vez una madre que tenía dos hijos, el niño se llamaba Periquito y la niña Periquita. Un día la madre les mandó a comprar, porque ella estaba cocinando. Y les dijo:

-Tu, Periquita, me comprarás azafrán y patatas; y tú, Periquito, me traerás tomates y sal. Yo me quedaré en casa y a quien llegue antes, le haré un gran bizcocho.

Los niños salieron a correr, y, al cabo de un rato, periquito fue el primero en llegar y le dijo a su madre:

-Madre, tengo sueño.

Pues, hijo, acuéstate en el banco.

-No,  madre, que me rulo.

- Pues, entonces, acuéstate en la cama.

-No, que me rulo.

-No madre, que me rulo.

-Acuéstate, hijo en las escaleras.

-No que ,me rulo.

-Entonces , acuéstate en la sartén.

-Sí, allí no me rulo.

Periquito se acostó y la madre necesitaba hacerle la comida a su marido que estaba en el monte con las ovejas. Al instante, decidió cocinar a su hijo. Echó en la sartén un jarro de agua hirviendo y l troceó. A continuación llegó Periquita y preguntó `por su mano. Su madre le respondió que aún no había llegado. De nuevo periquita le inquirió a su madre:

-Ah, pues el pastel será para mí.

Su madre le respondió:

-Sí, porque, mientras te lo hago, le llevas la comida a tu padre.

Ella le respondió:

-De acuerdo, mamá.

Pero, mientras caminaba a ver a su padre, se dio cuenta de que el que iba dentro de la cacerola era su hermano. Como reacción inmediata, comenzó a llorar. Al verla una viejecita, se le acercó  y la niña, a su vez, le contó todo lo que le había pasado. Logró calmarla y le dijo que guardara los huesositos y los plantara debajo de una silla.  Cuando estuvo junto a su padre, le pidió que le guardara los huesos; pero este le preguntó para qué los quería. Ella le contestó que le servían para jugar. Siguiendo las instrucciones de la viejecita, los plantó, días después, y, al cabo de l tiempo, nació un niño muy bonito igual que Periquito. Iba de un lado para otro con un cesto de frutas hasta volver a su casa. Al ver de nuevo a Periquito, su madre quedó muy sorprendida y le dijo al niño:

-Periquito dame una naranja de tu cesto.

El le respondió:

-No que me mataste.

Su padre le dijo a su vez>:

-Dame un plátano.

El le respondió:

-        No que me comiste.

-        Su hermana fue la última que le hizo una petición:

-        Periquito, dame una manzana.

-        Y Periquito respondió.

-        Toma todo, porque tu fuiste la que me recogiste.

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