LA PUERTA VILLENA Y LA DE TEJUELA
Por la Tejuela, desde el
Camino Nuevo se alcanza por la vista la cruz de hierro de Villena. Haciendo una
digresión de su origen, ya vivía Tomé de Villena en el siglo XVI y algún
familiar regentó el mesón del entorno a la puerta y cruz de Villena. Esta cruz,
era de humilladero y estuvo ligada con la puerta de Villena. Abundan
los humilladeros de la Santa Cruz, como los de San Marcos y la Tejuela. Esta cruz se define también como una cruz de término y
es una especie de mojón que se colocaba desde la conquista de las ciudades por
las tropas cristianas a la entrada de los pueblos "como muestra de
piedad por parte del pueblo y para su fomento entre los viajantes".
También pertenecen a este tipo de humilladero la Cruz de los Muladares,
la de los Moros o de los Valencia, la de las Tórtolas y la antigua del Barrero.
No hay duda de que la cruz estaba presente en las dos puertas más importantes
de la ciudad que bajó de la Mota: la de Villena y la de los Arcos.
Su decadencia festiva tuvo
lugar por el accidente pirotécnico de años sesenta del siglo XX. Junto
Por el norte de la ciudad del llano se habían urbanizado varias hazas que correspondían a varios caminos o calles que llegaban a las Azacayas, haza propia de la familia Garrido, relacionada con una zona de huertas, tejares, barreros, tenerías y tiendas de tinte; otra haza en el entorno de la Tejuela, propia de otras familias alcalaínas, que dio lugar al barrio de la Tejuela, cuyo camino continuaba con el de Castillo de Locubín. En 1587, la puerta Villena, final del tramo de calle con el mismo nombre, cerraba la salida de la ciudad hacia el norte y nordeste del territorio abacial, tanto a los caminos de Priego, Baena y Alcaudete que partían desde la misma ciudad fortificada de la Mota hacia estas direcciones por tierras de Barrero, la Fontanilla y Pasaílla Baena; y, por último, el tramo que continueaba desde la Cruz de Villena hasta la fuente de Tejuela, donde se ubicaba otra Puerta , la Puerta de la Tejuela. Por un documento de 1649, (AHPJ.Escribano Antón de Santillán, legajo 5011, folio 2020) Alonso de Pareja, su fiador Pecro de Osuna arrendaba a doña Gerónima Méndez de Villafe unas casas y tenería que tenía en este entorno, muy artesanal donde se concentraban las tenerías, tintorerías, los tejares, cantarerías, molino de zuñaque, molino de pan cocer, la fuente, y abrevadero, canalizaciones de aguas de las Azacayas y huertas y otra Fuete Beber. Pero curioisamente se ubicaban las casas de esta hidalga " unas casas y tenería con sus pelambres, tinajones y caldera que tiene , que linda con casas de la viuda de don Cristóbal de Orgaz y el camino que va al Castillo y la Puerte de la Tejuela". Curiosamente, ase firmaba el contrato con el curtidor por dos años, a cuaretna cducados por año; y con un tinajon sano, otro roto, y otro cascado y poar curtir; y otros tres sanos y salvos, firmanco como testigo Juan Raxis.
. Estos lugares eran asentamiento de personas excluidas
en el siglo XVII. Los gitanos formaban un grupo que
participaba poco en la vida de la ciudad. Aunque asimilado, en los libros de
penas de cámara se ven altercados entre estos miembros, dedicados a la venta de
animales. Habitaban, a principios del siglo XVII, en las afueras de la ciudad,
lejos del recinto amurallado, como pone de manifiesto el año de la peste de
1602, que se hallaban varias familias fuera de la Puerta Villena
Varios momentos de pestes y
epidemias confirman la existencia de las Puerta Villena Y Tejuela a lo largo del siglo
XVII, integrado su tramo de calle en la calle Tejuela, así como el límite del suelo
urbano de la ciudad de Alcalá la Real. Fueron muy significativas las medidas para prevenir la extensión de la peste de Málaga en 1637 y 1648, sin
afectar a Alcalá. Sin embargo, por su cerco, se constata la importancia que
adquiere la Puerta Villena. Este era el circuito urbano; desde la calleja de
Francisco Velasco, hasta la Tejuela y Puerta Velasco, desde la puerta Villena
hasta el barrio de San Sebastián y la cuesta del Cambrón, colocando tres
puertas de entrada y salida en Villena, los Álamos y Peña Horadada, Como era
notorio, en esta puerta se ordenaban rondas de vigilancia[1].
Consolación hasta Fuente Tejuela 21 |
Toril |
Tejuela 20 |
Tejuela (3) 48 |
Tejuela 45 |
Tejuela Callejón del Huerto SD |
|
Villena 40 Callejuela |
|
Tejuela 33 |
|
Tejuela |
Tejuela SD |
|
Calle 1587 |
1640 |
1668 |
1710 |
1751 |
1810 |
|
En el siglo
XVIII, dos mesones se colocaron en el Llanillo, uno el de los Álamos, propiedad
de la Obra Pía del abad Moya, y otro el de los Arcos, propiedad de la
capellanía de las Niñas Huérfanas de Córdoba. Junto al primero, en el Llanillo,
lindando en su parte posterior con el Pradillo, el de Juan Leo. Además de los
anteriores, en la Tejuela existían algunos otros. En los primeros decenios de
siglo, eran los siguientes: el del clérigo Juan Ignacio Navarro, el de Juan de
Murcia, el de Alonso Bellido, el de Manuel de Mármol, el del francés y afincado
en la ciudad, Antonio Bertín que se creó en el año 1751 en solares o casas
junto a la Cruz de Villena, y el de Alfonsa de Alba.
Una nueva vía se abrió en tiempos
del Felipe V con todo el beneplácito real. Era el Camino Nuevo. Algunos la
remontan a un acta de cabildo de 1643 por el pago de un haza al convento y
monasterio de las Madres Dominicas. En 1730, tras su muerte, dejó de ser maestro mayor de obras
de la ciudad Manuel del Álamo siendo sustituido por Felipe Peinado. En este año
se edificó un arco que unía dos solares de Juan Montijano en la calle Gala
frente a la Puerta Villena, para que permitiera el paso de coches y carretas.
Por cierto, otra referencia de este lugar.
En este año, las monjas en cabildo,
presididas por la priora sor María de las Mercedes y Tapia, se comprometían con
los regidores perpetuos Felipe José de Rincón y Ricardo de Utrilla, a elevar a
escritura este acuerdo[2];
"que por
parte de esta Muy Noble Ciudad se recibió fabricar un camino nuevo que sale por
el sitio de la Cruz de Villena para su lugar del Castillo, Mancha y Corte,
según aprobaron las Reales Facultades de Su Majestad y Señores de Su real y
Supremo Consejo de Castilla, refrendadas por Miguel Fernández Munillas,
secretario de S.M, y su escribano de Cámaras".
Dos documentos habían decretado que
se abriera esta nueva obra, con destino a la Corte y otros lugares con fecha de
ocho de noviembre de 1742, y otra, mandando al corregidor don Fernando Riquelme
que continuara en 7 de septiembre de 1743. Don Ciriaco de Paredes acudió al
cabildo municipal para reclamar doscientos ducados, alegando que se habían
pagado a los dueños de las tierras lindando y pertenecientes al camino que se
abría e inmediatas a la salida, y entre ellas se encontraba la de un haza del
convento dominico cercana a esta salida y corral de Terrones. En concreto, le
afectaba en dos fanegas y media y levantar las nuevas cercas tras la puerta
Villena. El quince de septiembre de 1743. Al estar cargadas sobre dos censos
(uno de Aparicio Martínez de Colomo, y otro de la capellanía de María Ruiz de
Écija), y ser una de las tierras más productivas por ser ruedo de la ciudad, se
propuso el 26 de octubre de 1744 y se aprobó el 17 de noviembre del mismo año
trueque y cambio por otros lugares propios del ayuntamiento de Alcalá la Real
con 5.725 reales por el haza del tejar que partía el camino de entrada para
carruajes y cabañas; en su compensación se ofrecieron un haza en la Cuesta del
Cambrón, junto a la Cruz del Hierro, otra en San Francisco, pero se dieron las
hazas de los Portales, (once celemines), o del Rastro, otra fanega y dos
celemines en La Peña Horadada, y dos fanegas y cinco celemines en el Barrero,
linde con la cerca del Convento Nuestro Padre San Francisco y cinco fanegas y
tres celemines en el sitio de la Pasada de Baena y arroyo del Guadalcotón que
bajan a la Fuente Nueva.
No fue este el único documento, el
cura Ignacio Navarro Malo también fue privado de un haza en las Azacayas y
Fuente Nueve. El auto de reclamación por no estar de acuerdo con la
indemnización de 1780 reales, y verse recompensado con un haza de cinco fanegas
en la Dehesa de los Caballos en el Coto. Aparece nada menos como propuesta de
emprender el camino al corregidor Salafranca que se asesoró el arquitecto fray
Juan Nieto, y para conseguir la provisión real adujo que (20-3-1745) era
necesario por ser camino de comunicación del reino de Jaén con Granada,
Córdoba, La Mancha, Extremadura y Madrid.
CAMINO NUEVO
Es un testimonio del final de una
ciudad fortificada de la Mota y el asentamiento total de la nueva ciudad del
Llano. Por eso, había necesidad de urbanizar zonas que a las afueras de la
ciudad se ofrecían como unas hazas (la de Terrones, Ana Montijano, convento
dominico) junto a la Cruz de Villena, cercadas como un rico ruedo muy apetecido
de las
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