CATÓN
Marco Catón, siendo adolescente, natural del municipio de Túsculo, antes de alcanzar los cargos, vivió entre los sabinos. Porque allí había heredado un terreno de su padre. Después de esto, a instancias de Lucio Valerio Flaco, que tuvo por compañero en el consulado y censura, como acostumbró a narrar extensor Marco Perpenna censorio, emigró a Roma y empezó a seguir la carrera civil. Primero cobró una paga de milicia a la edad de 17 años. Bajo el consulado de Quinto Fabio y Marco Claudio fue tribuno militar en Sicilia. Cuando regresó de esta isla, militó bajo el mando de Claudio Nerón, y fue de gran importancia su valor y constancia militar en la batalla junto a Sena, a donde murió Asdrúbal, hermano de Aníbal. Le tocó por suerte ser cuestor de Publio Cornelio Escipión, con el que vivió no como lo pedía la buena correspondencia de la suerte; mientras vivió estuvo enemistado con él. Compartió el cargo de edil de la plebe con Cayo Helvio. En su pretura, gobernó la provincia de Cerdeña, de la cual, al retirarse en tiempos pasados como cuestor, se había traído a poeta Ennio, lo que consideramos que deba ser valorado más que cualquier otro triunfo importantísimo de Cerdeña.
II
Fue cónsul con Lucio Valerio Flaco,
habiéndole tocado en suerte la provincia de la Hispania Citerior, y consiguió
el triunfo de ella. Como permaneciese en esta durante mucho tiempo, publico Escipión el Africano, siendo cónsul
por segunda vez, en cuyo primer consulado de Catón había sido cuestor, quiso
echarlo del gobierno de la provincia y sucederle a él, y no pudo sacar esto del
senado, aunque Escipión era el sujeto, en realidad, principal en Roma, porque la república se gobernaba, no
solo por el la fuerza del poder, sino también por la ley. Por esta razón,
contrariado con el Senado, una vez acabado su consulado, permaneció como un
ciudadano más en la ciudad. Pero, hecho censor con el mismo Flaco, se portó con
la mayor rectitud. Pues, no sólo castigó
a muchos notables, sino también introdujo
muchas novedades en forma de edicto para reprimir el lujo, que ya empezaba a
pulular en Roma. Durante unos 80 años, desde la adolescencia hasta el final de
su vida, no dejó de tener que sufrir
enemistades a causa de la república. Habiendo sido acusado por muchos, no
solo padeció detrimento alguno en su
estimación, sino que, mientras vivió , se
alabó con creces su valor.
III
En todo, se portó con prudencia y
laboriosidad; pues fue un ingenioso
agricultor y conocedor de la administración
pública, buen jurisconsulto, y gran general,
y excelente orador, y muy amante
de la literatura. Aunque había emprendido ya mayor su pasión por esta, sin embargo progresó tanto que, con
dificultad, se puede encontrar algo que le sea desconocido de los griegos ni de los romanos. Desde joven, compuso
discursos. De viejo comenzó a escribir historias. Tiene siete libros de hostia.
El primero contiene las hazañas de los reyes del pueblo romano; el segundo y el
tercero, de dónde se originó cada una de
las ciudades itálicas; por el cual motivo, se le tituló, según se cree,
Orígenes. En el cuarto, está la Primera
Guerra Púnica; en el quinto, la Segunda
Guerra Púnica. Todas están escritas
sucintamente. Escribió las restantes guerras de igual modo hasta la pretura de
Servio Galba, que saqueó a los pueblos de
Lusitania; y no nombró los generales de estas guerras, sino que escribió
los sucesos sin nombres. En estos mismos
libros, expuso qué acontecía en Italia y en las Hispanias o parecía digno de admiración;
en las cuales se puede descubrir mucha
laboriosidad y diligencia, y ninguna erudición. Sobre su vida y
costumbres hemos escrito en aquel libro, que hicimos, por separado sobre Catón a instancias de Tito Pomponio
Ático. Por esta razón, remito a los que desean saber de la vida de Catón a este
volumen del libro.
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