Cabrias, natural de Atenas. Este también fue considerado por uno de los más famosos jefes
y llevó a cabo muchas gestas
dignas de recordar. Pero de entre todas
éstas sobresale principalmente una estratagema suya de batalla, que realizó en
las proximidades de Tebas, habiendo acudido a socorrer a los beocios. Pues, en
este combate mandó a la falange que
había quedado que mantuviese el puesto que ocupaba al general Agesilao, que se
sentía seguro de la victoria, una vez puestas en fuga las tropas asalariadas, y
les demostró que, apoyados con el escudo en la rodilla y con la
lanza extendida, rechazaron el ímpetu de los enemigos. Agesilao al
contemplar esta novedad, no se atrevió a
avanzar y ordenó la retirada a los suyos
que ya comenzaban a atacar. Esta
estratagema se celebró por toda Grecia con una fama tan grande que Cabrias
quiso que se le hiciera una estatua en aquella positura, la cual le fue
levantada con dinero público por los atenienses en el foro. A partir de esto
sucedió que, después los atletas y demás artífices usaran aquellas
posturas a la hora de poner
estatuas, cuando habían conseguido una victoria.
II
Cabrias, pues, dirigió o muchas guerras
en Europa, siendo jefe de los atenienses;
hizo una por su propia voluntad en Egipto: pues, habiendo marchado a
ayudar a Nectanebo, le restableció el
reino. Lo mismo hizo en Chipre, pero, los atenienses lo nombraron en sesión
pública como colaborador de Evágoras, y no se retiró de aquel lugar
antes de derrotar toda la isla con la guerra; por esta razón, los atenienses
alcanzaron una gran fama.
Entretanto, estalló la guerra entre
egipcios y persas. Los atenienses estaban aliados con Artajerjes; los espartanos con los egipcios, de los
cuales Agesilao, su rey, sacaba grandes beneficios que hacía pagar a estos. Cabrias, al conocer esto, sin ceder en nada ante
Agesilao, por su propia voluntad tras marchar para ayudar a los egipcios, se
puso al frente de armada egipcia y
Agesilao de las tropas de a pie.
Entonces los jefes del rey Persa
enviaron legados para quejarse ante Atenas de que Cabrias hacía la guerra
contra el rey aliado a favor de los egipcios. Los atenienses señalaron a
Cabrias un día determinado, antes del cual, a no ser que hubiera vuelto antes a
su ciudad, ellos mismos lo
condenarían a pena de muerte. Ante esta notificación, Cabrias volvió a
Atenas y no permaneció durante mucho más tiempo allí, salvo el que fue
necesario. Pues, no estaba con agrado ante los ojos de sus ciudadanos,
porque vivía con ostentación y
con más libertad que la que convenía poderse librar del odio del pueblo. Pues,
este es un vicio general en las ciudades
grandes y libres que la envidia es
compañera de la fama y la quitan con
complacencia a los que ven sobresalir más alto, y los pobres no ven con ecuánime ánimo la
fortuna ajena de los ricos. Así pues, Cabrias cuando creía conveniente, estaba
fuera muchas veces de Atenas. Y no solo
el vivía lejos de Atenas, con
agrado, sino que todos los principales hacían lo mismo, porque pensaban que
ellos estarían libres del odio de sus
paisanos cuanto más lejos se hubieran retirados de la vista de ellos
mismos. Así pues, Conón vivió muchísimo tiempo
en Chipre. Ifícrates en Tracia, Timoteo en Lesbos, Cares en Sigeo. Pero
distinto de estos ciertamente es el caso
de Cares por sus acciones y
costumbres porque, fue honrado y
poderoso, sin embargo en Atenas
IV
Cabrias murió en tiempos de la guerra social
de tal modo como me voy a explicar. Los atenienses atacaban a Quíos. En la
armada Cabrias estaba como una persona particular, pero tenía más autoridad que los que estaban en el mando , y lo miraban con más respeto los
soldados que los que mandaban. Esto le acarreó más pronto la
muerte. Pues mientras era el primero que se esforzaba en entrar en el puerto y ordenaba al timonel
dirigir la nave por allí, el mismo se buscó la ruina. Habiendo penetrado en el puerto;
las demás naves no le siguieron.
Hecho esto, rodeado por el la
multitud de enemigos y luchando muy valientemente, su nave maltratada en la punta que sobresale
la proa, comenzó a hundirse. Pudiendo retirarse de aquí, si se hubiese echado al mar, porque la armada
de los atenienses venía en su ayuda, la cual salvaría a los que nadaban,
prefirió morir a dejar la nave una vez
arrojadas las armas. Los demás no
quisieron hacer lo mismo, los cuales llegaron nadando a sitio seguro. Pero
aquel, considerando que era mejor una
honrosa muerte esta muerta a una vergonzosa vida, luchando cuerpo a cuerpo fue
matado por los dardos de los enemigos.
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