EL PILAR DE LOS ÁLAMOS DE ALCALÁ LA REAL
El Pilar
de los Álamos o de la Fuente Nueva está situado en el cruce de
Llanillo y la calle Fuente Nueva Sus
obras se iniciaron en el año 1531 y acabaron el 1552, siendo corregidor el licenciador Mora Existe una foto de
Enrique Romero de Torres, datada en el cuarto decenio del siglo XX. Es una
joya, pues conserva el pilar libre de lo que contaminación atmosférica por los
gases del motor no ha conquistado todavía, solo tiene la huella del tiempo. A
lo largo de su historia, este ha recibido varios nombres: Pilar de la Fuente
Nueva, de los Álamos o de la Veracruz. Muchos anfitriones de la ciudad de la
Mota lo describen como la tarjeta de visita de Alcalá la Real. Fue su
autor el escultor renacentista “el Florentín”, de acuerdo con el libro actas
de cabildo y el libro de cuentas de 1534. Unos opinan que Jacobo y otros,
el yerno de Juan Muñoz Herrero, muy cercano al estilo
de Jacobo Florentino, pero simplemente un artista paisano. Su renacimiento se
ilustra en su organización de espacios, ejes de composición, relieve de sus
figuras y clasicismo laocontino.
Este pilar
se compone de varias partes: La pila, cumpliendo función de banco, el
frontis, friso y cornisa
frontis que representa
un grupo esculpido en altorrelieve, en cuyo centro está el escudo de la ciudad,
sostenido por dos tenantes. Acompañados de dos frisos, animales de cabeza
y alas de águila y cuerpo de león. Comenzando por el frontal, en el centro, la muy noble y leal ciudad
de Alcalá la Real, recibe con el símbolo del escudo., donde si fuera
policromado, en este caso esculpido con una soberbia talla de piedra, se encontraría
en el campo de gules, una llave de oro puesta en
palo, con el ojo mirando al jefe. Bordura general con ocho piezas que cargan
alternantes las reales armas de Castilla y León, que son: En campo de gules, un
castillo de oro, almenado de tres almenas, mazonado de sable y aclarado de
azur; y en campo de plata, un león rampante de gules, coronado de oro,
lampasado y armado de lo mismo.
Como ciudad fronteriza, el escultor representa a sus vecinos como guerreros
míticos, los tenantes, esos seres que sujetan o
acompañan los emblemas o escudos situados, en partes arquitectónicas de
edificios exteriores como portadas o
ventanas, así como también en los sepulcros. Como unos Hércules para emprender los trabajos de defensa de la frontera y
vasallos del rey, que para
cumplir el Primer Trabajo, Hércules se armó del mazo que había hecho él mismo,
de la espada que le dio Hermes, del arco y las flechas regalo de Apolo de la magnífica armadura de Hefestos y de los caballos de Poseidón. Se cuenta que
Atenea habría añadido un manto a la coraza hecha por Hefestos y
que todos los regalos que recibió Hércules, excepto el mazo, le habrían sido
dados por Atenea.
Y se defiende de
los enemigos ( musulmanes en la frontera medieval, de
los invasores por el mar, desde europeos hasta los otomanos en
tiempos modernos) representados por los grifos. El grifo (griego:
γρυφος, gryphos; persa: شیردال shirdal, 'león-águila') es una criatura
mitológica, cuya parte superior es la de un águila gigante, con plumas doradas,
afilado pico y poderosas garras. La parte inferior es la de un león, con pelaje
amarillo, musculosas patas y rabo.
En un ambiente de mundo de fuentes mitológicas, aparecen elementos de hojas y complementos báquicos.
Sobre el frontis, se encuentra el arquitrabe y el friso con la leyenda de la fecha de su creación. En su parte más elevada la cornisa coronada por diez almenas. La técnica se asoma con el poste tras el almenado de la parte superior.
Contrasta el mundo agro ganadero del pilar que se le adosó para el
abastecimiento de los animales. Y un anuncio ilegible, Probablemente,
advirtiendo del decoro y limpieza,
con el pilar para abastecer de agua los moradores del siglo XX, sin
canalizaciones ni domiciliaciones, por un lado las mujeres con sus delantales, y
por otro el hombre con camisas de tela y sombrero, el cántaro sobre el poyete.
El pilar ha sufrido un
fuerte deterioro en los últimos meses, desprendiéndose de su relieve lascas de
su blanda piedra caliza, reclama un SOS urgente, a pesar de que en años
recientes fue objeto de una restauración promovida por el ayuntamiento. Sin embargo,
no le benefician su ubicación ni a su alto valor artístico, que comprende un
tiempo de construcción desde el inicio del Florentino hasta su culminación `por
los canterios alcalaínos en 1552 siendo corregidor el licenciado Mora y acudiendo
para su supervisión hasta el mismo Andrés de Vandelvira. Textualmente en la
cornisa: “Alcalá la Real y el magnífico señor corregidor licenciado Mora. Mandó Hacer
esta obra y se acabó en año 1552”. Es digno de convertirse
en una joya de museo, o trasplantado en otro lugar que no sufra las nefastas
condiciones atmosférica ni de contaminación medioambiental por estar en un
lugar céntrico. No sería una mala propuesta desmontarlo y trasladarlo a un
lugar de protección y reponerlo con una copia, como se ha hecho en otros
monumentos como el David de la ciudad de Florencia. Desde 1910, el David que se encontraba a la
intemperie en Piazza della Signoria, fue trasladado a la Galería de la Academia
para evitar su deterioro, y el David que actualmente vemos esta plaza es una copia del original. En el caso de este pilar, podría
ubicarse en la restaurada iglesia de
Santo Domingo de Silos como objeto de exhibición.
Antes de que esto sea un
canto de cisne, y nos lamentemos de que puede caerse a trozos, es el momento de
emprender, con los medios que actualmente se poseen, para llevar a
cabo esta copia e imitación que sirviera siempre de carta de visita a los
turistas de interior como puerta de su paraíso y como muestra de conservación
del patrimonio.
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