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domingo, 5 de enero de 2025

EL PILAR DE LOS ÁLAMOS

 

EL PILAR DE LOS ÁLAMOS DE ALCALÁ LA REAL

 

 

El Pilar de los Álamos o de la Fuente Nueva está situado en el cruce de Llanillo y la calle Fuente Nueva Sus obras se iniciaron en el año 1531 y acabaron el 1552, siendo corregidor el licenciador Mora Existe una foto de Enrique Romero de Torres, datada en el cuarto decenio del siglo XX. Es una joya, pues conserva el pilar libre de lo que contaminación atmosférica por los gases del motor no ha conquistado todavía, solo tiene la huella del tiempo. A lo largo de su historia, este ha recibido varios nombres: Pilar de la Fuente Nueva, de los Álamos o de la Veracruz. Muchos anfitriones de la ciudad de la Mota lo describen como la tarjeta de visita de Alcalá la Real. Fue su autor el escultor renacentista “el Florentín”, de acuerdo con el libro actas de cabildo y el libro de cuentas de 1534. Unos opinan que Jacobo y otros, el yerno de Juan Muñoz Herrero, muy cercano al estilo de Jacobo Florentino, pero simplemente un artista paisano. Su renacimiento se ilustra en su organización de espacios, ejes de composición, relieve de sus figuras y clasicismo laocontino.

Este pilar se compone de varias partes:  La pila, cumpliendo función de banco, el frontis, friso y cornisa

 

 





frontis que representa un grupo esculpido en altorrelieve, en cuyo centro está el escudo de la ciudad, sostenido por dos tenantes. Acompañados de dos frisos, animales de cabeza y alas de águila y cuerpo de león. Comenzando por el frontal, en el centro, la muy noble y leal ciudad de Alcalá la Real, recibe con el símbolo del escudo., donde si fuera policromado, en este caso esculpido con una soberbia talla de piedra, se encontraría en el campo de gules, una llave de oro puesta en palo, con el ojo mirando al jefe. Bordura general con ocho piezas que cargan alternantes las reales armas de Castilla y León, que son: En campo de gules, un castillo de oro, almenado de tres almenas, mazonado de sable y aclarado de azur; y en campo de plata, un león rampante de gules, coronado de oro, lampasado y armado de lo mismo.
Como ciudad fronteriza, el escultor representa a sus vecinos como guerreros míticos, los tenantes, esos seres
que sujetan o acompañan los emblemas o escudos situados, en partes arquitectónicas de edificios exteriores como portadas o ventanas, así como también en los sepulcros. Como unos Hércules para emprender los trabajos de defensa de la frontera y vasallos del rey, que para cumplir el Primer Trabajo, Hércules se armó del mazo que había hecho él mismo, de la espada que le dio Hermes, del arco y las flechas regalo de Apolo de la magnífica armadura de Hefestos y de los caballos de Poseidón. Se cuenta que Atenea habría añadido un manto a la coraza hecha por Hefestos y que todos los regalos que recibió Hércules, excepto el mazo, le habrían sido dados por Atenea.

Y  se defiende de los enemigos ( musulmanes en la frontera medieval, de los invasores por el mar, desde europeos hasta los otomanos en tiempos modernos)  representados por los grifos. El grifo (griego: γρυφος, gryphos; persa: شیردال‌ shirdal, 'león-águila') es una criatura mitológica, cuya parte superior es la de un águila gigante, con plumas doradas, afilado pico y poderosas garras. La parte inferior es la de un león, con pelaje amarillo, musculosas patas y rabo.


En un ambiente de mundo de fuentes mitológicas,  aparecen elementos de hojas y complementos báquicos. 

Sobre el frontis, se encuentra el arquitrabe y el friso con la leyenda de la fecha de su creación. En su parte más elevada la cornisa coronada por diez almenas. La técnica se asoma con el poste tras el almenado de la parte superior. 

 

 

Contrasta el mundo agro ganadero del pilar que se le adosó para el abastecimiento de los animales. Y un anuncio ilegible, Probablemente, advirtiendo del decoro y limpieza,
con el pilar para abastecer de agua los moradores del siglo XX, sin canalizaciones ni domiciliaciones, por un lado las mujeres con sus delantales, y por otro el hombre con camisas de tela y sombrero, el cántaro sobre el poyete.


El pilar ha sufrido un fuerte deterioro en los últimos meses, desprendiéndose de su relieve lascas de su blanda piedra caliza, reclama un SOS urgente, a pesar de que en años recientes fue objeto de una restauración promovida por el ayuntamiento. Sin embargo, no le benefician su ubicación ni a su alto valor artístico, que comprende un tiempo de construcción desde el inicio del Florentino hasta su culminación `por los canterios alcalaínos en 1552 siendo corregidor el licenciado Mora y acudiendo para su supervisión hasta el mismo Andrés de Vandelvira. Textualmente en la cornisa: “Alcalá la Real y el magnífico señor corregidor licenciado Mora. Mandó Hacer esta obra y se acabó en año 1552”. Es digno de convertirse en una joya de museo, o trasplantado en otro lugar que no sufra las nefastas condiciones atmosférica ni de contaminación medioambiental por estar en un lugar céntrico. No sería una mala propuesta desmontarlo y trasladarlo a un lugar de protección y reponerlo con una copia, como se ha hecho en otros monumentos como el David de la ciudad de Florencia. Desde 1910, el David que se encontraba a la intemperie en Piazza della Signoria, fue trasladado a la Galería de la Academia para evitar su deterioro, y el David que actualmente vemos esta plaza es una copia del original. En el caso de este pilar, podría ubicarse  en la restaurada iglesia de Santo Domingo de Silos como objeto de exhibición.

Antes de que esto sea un canto de cisne, y nos lamentemos de que puede caerse a trozos, es el momento de emprender, con los medios  que actualmente se poseen, para llevar a cabo esta copia e imitación que sirviera siempre de carta de visita a los turistas de interior como puerta de su paraíso y como muestra de conservación del patrimonio.

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