Son
muchas litografías que se encuentran en el museo de San Juan y se ilustran con la pintura del lienzo del
Cristo del Paño, reproducción de la
del santuario de la vecina villa de
Moclín. No nos extrañan estas donaciones
que hemos recibido de estas litografías, porque la devoción a la
“Caída de Jesús Nazareno en el
Camino del Calvario” está muy arraigada en el alma de todo el pueblo andaluz, y, aún más, en los campesinos
y labriegos de la comarca de Alcalá la Real , lo que todavía podemos
comprobar en algunos cortijos de muchas aldeas
y casas del barrio de San Juan y en diversas habitaciones de la iglesia
de San Juan.. Pues su iconología es la más apropiada para las personas
enfermas, porque se presta a ayudar a las personas cristianas
en un mal trance o enfermedad y a pedir el auxilio de Dios bajo esta
advocación, símbolo de paciencia, mansedumbre y entereza ante cualquier tipo de sufrimiento o de la muerte. Por eso, tampoco nos sorprende
que en las paredes de la sacristía del santuario granadino esté enmarcado un
reciente poema popular de una persona
alcalaína que se vio en esos momentos difíciles y logró liberarse del
trance de la muerte acudiendo al Cristo del Paño, imitador de otra imagen de
Tiziano.
Esta persona no ha seguido sino
la huella de otros muchos paisanos que acudían a la romería del cinco de
octubre, y acompañaban a los tullidos, inválidos, menesterosos y necesitados que orlaban la calle de la subida
al Castillo solicitando el socorro divino ante su enfermedad, y, al mismo
tiempo, implorando un milagro, como recogen muchos poemas populares acerca de alguna actuación
maravillosa. Desde que esta imagen caló en
estas comarcas son frecuentes los minora
miracula (pequeños milagros), las
maravillas, según los teólogos, o gracias que obtuvieron muchos devotos: además,
para dejar constancia de ello, los agraciados fijaban su testimonio en las
tarjetas, inscripciones o monumentos que solían colocar en el altar mayor de la iglesia de la Encarnación , que es
como se llamaba el santuario de Moclín. Con ello querían dar testimonio de la
gracia recibida por su divina piedad y la invocación al Cristo del Paño. Para
conocimiento de nuestros lectores, podemos citar estos que recogemos del libro “Noticia de la insigne, fuerte y célebre
villa de Moclín y de la piadosa imagen de Jesús Nazareno que con el título del
Santísimo Cristo del Paño se venera en la iglesia parroquial de dicha villa”
obra de del fray Francisco Ferrón, escrita en 1761” .
En
1692, Francisca Ramírez, mujer del alcalaíno Blas de Aranda, estaba lisiada y
se encomendó a la imagen y decía la inscripción que quedó sanada. En 1706, otro
vecino de Alcalá, Juan Fernández, puso este texto a una esquela “ yendo
por leña con dos mulas , se asombraron , y lo arrastraron hasta dejarlo
por muerto, y trayéndolo su mujer a la Ciudad , su mujer Catalina de Toro lo ofreció ala
Santo del Paño y a los tres días se
halló bueno”. De 1732 data otro monumento que decía “Doña Dorotea de Moya, natural de Alcalá la Real , padeciendo el accidente
de mal de corazón, en una ocasión le dio con tal rigor, que la tuvieron por
muerta, y Bernabé de Moya su sobrino la encomendó al Santo Cristo del Paño, y
se mejoró”. A veces el anonimato predominaba en las notas de los
agradecimientos como es este caso milagroso: “ Año de 1735. Un devoto del Santo Cristo del Paño, vecino de Alcalá la Real , estando enfermo de un
penoso accidente, se ofreció a su
Majestad, y fue libre de él milagrosamente”. Males que se ofrecían a
personas particulares como eran las quebraduras infantiles se encomendaban a la
imagen como la de este niño alcalaíno en
1737 “ Estando un niño accidentado de una
quebrancía , lo encomendó su madre al Santo Cristo del Paño, y milagrosamente
quedó sano, sin lesión alguna, sucedió en la ciudad de Alcalá la Real ”.
Hoy predominan los accidentes
del mundo de la construcción, de la
industria, los provocados por elementos mecánicos, pero, en aquel tiempo, los
animales medio asalvajados podían poner en aprieto a alguna persona como es el
caso de Manuel de la Chica
en 1743 que “ estando atando dos yeguas con una soga, se asombraron, y se le
lió a un pie, y lo arrastraron por un
peñascal, y viéndose en este conflicto, invocó al Santísimo Cristo del Paño, y
al instante se le apareció, y se pararon, y se le deslió el pie, ya al instante
volvieron a correr, y el mozo se vio en breve tiempo sano, era vecino de Alcalá
la Real ”.
Hace
unos años, con motivo del Jubileo del III Milenio se celebraron peregrinaciones,
romerías abundan a lo largo del año y la devoción de la gente sencilla es muy frecuente, claro
ejemplo de un tipo iconológico que ha impregnado hasta los artistas más
famosos.
Francisco
Martín Rosales
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