Con esto de
Pero,
a mediados de enero cuesta subir los peldaños. No hay más que fijarse a nuestro
alrededor; en vez de un San Antón festivo, el tablero político refleja aquel
dicho de “Por San Antón, cada uno en su rincón”. Se ha quedado corta aquella
frase guerrista “El que se mueva no sale la foto”, porque muchos están jugando
más a un duelo final que a un juego de cañas. Y, a pesar de que
todos hablan de cambio, regeneración y nuevos tiempos, interesa más la
destrucción del adversario que la salvación de todos. Se han quedado con aquel
dicho de que “San Antón, viejo y
tristón, mete a los viejos en un rincón”. Como si la naturaleza no estuviera
compuesta de árboles centenarios que soportaron vendavales y profundos cambios
climáticos, y todo fueran pasajeras alamedas.
No
es de extrañar que, hace unos días, escuchara en una tertulia aquella frase
desgraciadamente metamorfoseada de “No hay tu tía”. Algo así como una
lamentación jobiana para manifestar la imposibilidad de convencer a otro, la
inamovilidad de poder cambiar actitudes y aptitudes y el senequismo de sentirse derrotado ante tanto esfuerzo en
baldío.
Y mira, por dónde, que me he dado con
el canto en los dientes, ya que me había precipitado en su interpretación. Ni
aquí se alude a nadie con parentesco familiar como una chacha que sacaba de la
chistera algún remedio para consolar a
un sobrino gruñón, ni, de su
cesto, se proporcionaba el placebo adecuado para un familiar enfermo.
Hace
unos días, transcribiendo un memorial de la botica de la
Mota , llamada de Quesada allá por los primeros decenios del
siglo XVII, me aclaró el significado de
esta frase muy divulgada. No es invención de un sagaz individuo del siglo XX, ni me he equivocado al escribir “No hay tutÍa” tras poner tilde a la í para deshacer el diptongo y formar un hiato. Incluso debía haber escrito “No hay atutía”. Según
Si
han pasado unas elecciones para elegir a unos representantes que nos gobiernen
y cumplan las promesas de más empleo,
más convivencia pacífica y solidaria y una mayor extensión de todos los derechos
básicos luchando por los sectores más
desfavorecidos, ¿ por qué estos no se curan de sus atrincheramientos y arinconamienrtos y se medicamentan con grandes dosis de
atutías para que, al menos, transmitan dosis de optimismo a la población tan necesitada de soluciones? Al
menos, su entusiasmo para parir “Si sale con barbas, San Antón, y si no, la Inmaculada Concepción ”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario