HACIA LA
INDEPENDENCIA DEL CASTILLO DE LOCUBÍN
II
Por lo que se
refiere a la villa del Castillo de Locubín, de nuevo en los años 1600 y 1601
hubo un intento de separación y exención, que venía de años atrás ocasionados
por las imposiciones, y azuzado por los escribanos de aquel lugar y algún que
otro religioso, sin embargo el rey anuló todos los agravios que se recibían de
la justicia y el cabildo alcalaíno. Fue dirigida la petición al Real Concejo de
Hacienda y no se logró el objetivo pretendido de convertirse en villa realenga.
Ni los letrados se atuvieron a las
proposiciones sino que mantuvieron los privlegios otorgados a Alcalá en tiempos
anteriores, por lo que la ciudad se mantenía en villa del señorío alcalaíno. Ni se le reconocía el
término al Castillo de Locubín que se remontaba al tiempo de Fernando III,
cuando pertenecía a la Orden de Calatraba y Alcalá era tierra de frontera. Ni
los alcaldes ordinarios o justicias del lugar eran sus representantes y
defensores, sino que eran simples ministros nombrados entre los regidores, y
jurados, que delegaban sus poderes entre sus adictos y amigos para controlar
todo los intereses económicos y sociales. A pesar de que se hicieron pruebas
testificales, hubo gran número de personas que consideraban que no era
conveniente la separación en contra de los privilegios alcalaínos. La mayor
parte de ellos no eran sino los mismos que se beneficiaban de los cargos
delegados, de la rebaja en el reparto de imposiciones y la moderación de las
rentas de los propios, que se repartían por el cabildo alcalaíno. Además, éste
mantenía un sistema rotativo de nombramiento de personas con lo que evitaba que
cualquier intruso o disidente pudiera ocupar la alcaldía, al alguacilazago u otros cargos menores como el fiel de
medidas, el padre de menores o la alcaldía del agua. Muy relacionado con lo
anterior, fue el impedimento para impedir el nacimiento de cualquier tipo
de asentamiento urbano dentro del
término. Aunque la mayoría de la
población rural se encontraba dispersa y tan sólo existían dos pequeños núcleos
más significativos como era la Fuente del Rey y Frailes, estos no alcanzaban la
cifra de la veintena de casas más o menos concentradaas, la primera para el
disfrute de las huertas, y la segunda relacionada con las huertas y la
actividad
pecuaria. No osbante, se
prohibieron cualquier asentamiento nuevo
e, incluso, se ordenó la demolición de las recien construidas para
evitar cualquier intento de separación y venta de sus demarcaciones por la Corona, como sucedió en el 1621, donde
la población de Frailes no alcanzaba a la veintena de casas. cortijos, cuevas o
casas de retama.
No hay comentarios:
Publicar un comentario