NOTAS PARA EL CORRAL DE COMEDIAS DE ALCALÁ LA REAL, DANZAS Y FIESTAS
UNA
Una
actividad más estable se va desarrollar a partir de las primeras décadas del
siglo XVII con el nacimiento de la Casa de Comedias, que estaba patrocinada por
la Cofradía de la Santa Veracruz. Pronto esta dejaba su organización al frente
de unos arrendatarios que le pagaban anualmente una cantidad fija que alcanzaba
los ciento cuarenta ducados en el año 1628[1].
El contrato se fijaba para dos años. Más tarde esta actividad vino a menos en
el siglo XVIII hasta prácticamente desaparecer.
DOS
No
es extraño que lugares como el Corral de Comedias, que apenas podía
mantener la cofradía de la Veracruz
recibiera subvenciones de arreglo de los aposentos oficiales y de la estructura
de su fábrica ( la cofradía y su mayordomo Martín García recibe 100 ducados en
18.4.1669). Se remozó con la ayuda de doscientos ducados el Corral de Comedias
de la cofradía de la Veracruz, donde acudían los miembros de la ciudad y sus
esposas a los aposentos reservados. Las
obras de teatro se realizaban a lo largo del año y ya no se reservaban a
ciertos periodos, sino que se celebraban en el mes de mayo, junio y agosto como
la compañía de Luis Pascual que tuvo que ser subvencionada en el mes de agosto
porque no acudía gente.
TRES
En 1684, de nuevo el Corral de
las Comedias se remozó en los aposentos de la ciudad fijando las armas reales, de la ciudad y de
la Cofradía de la Veracruz.
CUATRO
La
proximidad con Granada nos hace ver una ciudad , en la que se le imponía las
modas culturales de la ciudad de la Alhambra. Los comisarios- diputados de
fiestas contrataban las mejores danzas, los mejores autores de comedias y los
artistas de los distintos monumentos que se encargaban de la procesión del
Corpus y de la Octava. Al principio, un elemento básico fue las danzas de
cascabel y castañuelas, interpretadas por gitanos, pero después se va cediendo
paso a grupos de damas, hombres y diablillos.
Los coloquios de los niños nos recuerdan otras danzas que
se interpretaban en la iglesia mediante
representaciones de pequeños relatos o pasajes evangélicos y bíblicos como el
Diálogo de los Niños en el Templo, generalmente eran dirigidos por el maestro
de capilla (Cf.10.5.1624).
También
eran frecuentes, la representación de autos sacramentales y la interpretación
de villancicos, sonetos o cantos poéticos durante la procesión en honor al
Santísimo. Uno de las preocupaciones más importantes va a consistir en la
escenificación de los tablados en los
que se colocaba el Corpus Cristi en la Mota, y, posteriormente, en las plazas
del nuevo ayuntamiento de la zona baja que se construyó en el siglo XVIII.
Tampoco, se puede olvidar los adornos de toda la estación así como la portada
del propio cabildo.
CINCO
Generalmente,
se contrataba a los autores de comedias que llevaran a cabo las danzas y a
casas especializadas del Corpus granadino, tendiéndose en el siglo XVIII a
contratos de periodos fijos de ocho años, que solían ser prorrogados, con
familias como los Perea, por la complicación, artificio y fastuosidad
barroco de todos los elementos.
Aunque
suele ser muy parecidas, las del año 1634, destacan por el número de danzas que
nos ilustran de la importancia de esta fiesta y que fueran contratadas con
Pedro de Contreras y Quiteria de Toledo, viuda del autor de comedias Juan Rodríguez.
Fueron cuatro danzas: la primera era de calza entera, cuatro hombres y cuatro
en hábito de mujeres el vestido de hombres, con sus estelas y ropillas verdes,
con sus mangas vestidas y sueltas y bandas de tafetán verde y puntas de oro con
cuellos de solillas y las mujeres en aguas de la misma tela de siete paños con
armadores, con mangas pedidas largas y la guarnición de oro y toda la tela
nueva. Tanto hombres como mujeres llevaban penachos enteros y la guía de la
danza sacó laúd. La segunda danza fue de
emperadores romanos de ocho personas. Los vestidos de cordelan de cuatro
colores, bordados de hojuela de plata y lentejuelas, matos de tafetán con
puntas de oro y rosas en los hombros, coronas de laurel y penachos y cabelleras
con un violín por guía. La tercera de hábito de bandoleros de ocho hombres,
vestidos de tela verde con guarnición de oro y ropilla que se entiende de gabardina abierta y bandas donde vayan
pendientes y pistolas que ha de dar el dicho comisario, sombreros de color con
penacho caído, con un vitola por guía : La cuarta se visitó de traje de indios de lana anacarada con cajetillas y calzones
marineros con puntas de oro y florones de pasamano en lugar de guarnición,
rostros de color de pasa con estrellas de oro en la frente, cabelleras,
cascabeles y un arco de plumas en la cabeza y una guía pedida con tambor. los
comisarios pagaban los hombres en sus ensayos y los seis hombres que se vestían
de diablillos con vestido de lienzo y sus rostros. La fiesta religiosa era
solemne, en la que participaban todas
las hermandades, cofradías y clero secular y regular, acompañados del cabildo
civil y religioso .El primero llevaba las
varas de palio, motivo que provocó gran número de discusiones. El Barroco complicará los pequeños
escenarios, tablados de la Mota con arcos de fruncías, columnas de decoradas,
colgaduras altares simbólicos, entoldando toda la plaza, colocando grandes galerías a la entrada del cabildo y en todos
los ventanales con cornucopias, arañas e iluminarías al mismo tiempo [2]
.
El itinerario se mantuvo hasta que los abades
pudieron en la Mota realizándose la procesión en un recinto fortificado lleno
de escombros, casas derrumbadas, patios, corralones. Sin embargo, la nueva
plaza municipal va a dar un impulso barroco a la fiesta entoldándose para el
paso de la custodia, adornándose con templetes, acompañamiento de regimientos
militares y nuevos itinerarios hacia la calle Veracruz y calle Llana, evadiendo
la calle Rosario, que un tiempo perduró mientras salía la procesión de la
Iglesia de san Juan.
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