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viernes, 21 de noviembre de 2014

CON ALCALÁ INFORMACIÓN EL PRIVILEGIO DE LA FERIA


EL PRIVILEGIO DE LA FERIA

 

 

            Ha sido, durante de estos días pasados,  una grata noticia para la historia de Alcalá la Real  la adquisición por su Ayuntamiento del documento del privilegio de la Feria. Para algunos, esta noticia, probablemente, no le haya llamado la atención y la consideren como el aumento de   un papel viejo más, e incluso ya pasado de moda, de los muchos que ocupan el Archivo Municipal de Alcalá la Real.  Pero para cualquier amante de la historia, en este caso local, comarcal y abacial, este acontecimiento altera o sobrepasa la cotidianidad y la acedia en las que nos vemos inmersos. Por un lado, este privilegio  fue muy significativo, importante e ilustrativo para muchos vecinos de la ciudad de la Mota  desde  1688 hasta la actualidad. Es verdad que, anteriormente, se desarrollaba  una feria por los días de San Agustín en el mes de agosto, y se recogía el impuesto del ramo de viento, muy apetecido por los recaudadores. Pero, en este año tras una crisis que dejó exhaustas las arcas municipales y particulares, la ciudad alcalaína recibió un fuerte empuje por parte de la Corona para desarrollar un nuevo aspecto  de la economía con el intercambio de sus productos agroganaderos y las minucias que le acompañaba al trasiego comercial. Con esta celebración, ya no se rompió esta cadena mercantil hasta convertirse en una fiesta de ocio y pasar por momentos importantes de regentar la puesta en escena de la cultura del momento. Con este privilegio, a los alcalaínos se les daba la licencia de crear una feria a partir del doce de septiembre  para comprar y vender todo tipo de mercadurías  en su ciudad de modo que, a sus expensas, todos salían favorecidos. Pues con los impuestos  se recaudaba para la Hacienda Real, y , por oto lado,  se fomentaba el comercio entre los pueblos comarcanos para paliar las deficiencias del autoabastecimiento sin que se afectara a  los privilegios concedidos anteriormente.

            Pero, además, la noticia trasciende  la cotidianidad   en nuestra ciudady pone en valor dos aspectos fundamentales: la importancia de la globalización dentro del mundo de las nuevas tecnologías y el aumento de los amantes del patrimonio

. Pues, muchas personas se dieron cuenta de esta joya perdida;  y, en concreto,  llamaron la atención de este  descubrimiento  algunos  internautas  como el  joven Raúl López Zafra y el profesor Ricardo San Martín comunicando el hallazgo que cundía por las redes sociales en una subasta pública. Era una manera generosa  de colaborar para paliar el desaguisado del ladrón  que, hace años o siglos, sacó y no lo devolvió, o, en palabras llanas,  robó de las  estanterías municipales este bellísimo e importante legajo. Al menos,  se ha recuperado, porque no es extraño de que otros muchos aparezcan con el tiempo… y eso que el fuego de las tropas napoleónicas y de las guerras había quemado todo.  
 

 


 



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