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viernes, 28 de noviembre de 2014

NUEVOS LEVANTAMIENTOS DE LOS VECINOS DEL CASTILLO DE LOCUBÍN AL FINAL DEL REINADO DE FELIPE V


 

 

En los últimos años del reinado volvieron a establecerse los repartimientos y hubo momentos muy tensos en la ciudad. Vinieron  precedidos de una petición de trigo y cebada por el intendente de Sevilla en 1741 para la tropa que se encontraba en Cádiz, Málaga, Algeciras y otros puertos. Aunque la ciudad se negó a dicho intento de envío de trigo por las circunstancias de miseria que pasaba  el pueblo, una nueva imposición que se creó, denominada del diez por ciento, de nuevo hizo resurgir los conflictos entre los recaudadores y los vecinos, produciéndose una muerte violenta  en la noche del 27 de agosto. Para aliviar  a los labradores  se prorrogó la espera de los arbitrios de tierras, y se volvieron a repartir las tierras laborables para gastos de milicias. Pero, al año siguiente, se originó un nuevo  conflicto con el administrador del Voto de Santiago, que trató de aumentar la imposición de los labradores. La injusta medida provocó el impago de algunos de ellos y su consiguiente apresamiento. La intervención del corregidor logró aliviar la tensión llegándose al acuerdo de cobrar sin abrir nuevo despacho y el pago  una cuartilla de trigo por cada yunta de los pegujareros  siempre que se excedieran las quince fanegas de tierra, permitiéndose la unión de dos yuntas y para los que alquilaran o añadiéndose  a los que tuvieran una yunta también una cuartilla por cada diez fanegas.
Es verdad que en Alcalá no afectó la peste en el 1742  que se extendió en Andalucía . Pero en 1743, se originaron varios brotes y pleitos de  vecinos del Castillo por el segundo repartimiento de contribuciones sobre las heredades, tratos y comercios, destacando don Alvaro de Clavijo y provocando un conflicto por excederse los alcaldes ordinarios de la villa. [1] Aunque todo el reino recibía los efectos de continuos repartimientos y arbitrios, en el Castillo se habían coaligado los alcaldes pedáneos, el teniente de alguacil mayor, el escribano y los receptores nombrados  para hacer caso omiso de la reintegración del trigo del Pósito, no pagar las deudas ni cualquier imposición.
 
Varios asuntos trataron de  solucionarse felizmente al final del reinado. Un nuevo concordato entre la Santa Sede y la Corona obligó al estamento eclesiástico a contribuir a las cargas militares. La labor del corregidor Bernardo de Riquelme y Salafranca, sobrino del Cardenal Molina, presidente del Consejo de Castilla consiguió, gracias a sus influencia, que muchos asuntos fueran aplazados y las deudas pudieran pagarse de un modo más desahogado, consiguiendo aliviar la situación de los labradores y jornaleros que constituían el grueso de la población. Por eso no es de extrañar que al ser nombrado miembro de la Real Hacienda  Nacional fuera visitado por el cabildo en 1744 para alcanzar otros favores, política usual en las cortes absolutistas.
A pesar de que los ganaderos protestaba cada vez más de la pérdida de tierras comunales, en 1743 tuvo lugar una remedida de tierras, delimitando las medidas, sitios, montes y cabida de tierra. Es muy sintomático el informe de la situación el siguiente argumento que se hacía para solicitar de la Corona 3,000 fanegas de roturación para pagar los atrasos, que se habían acumulado en impuestos como los de la paja-para la milicia-, otros extraordinarios como el del diez por ciento y los rutinarios sobre los consumos, tratos y actividades:
 


 hallarse el común de vecinos de esta ciudad y su lugar del Castillo en términos imposiblles, porque no abiendo tratos ni comercios más que sembrar de granos, reducidos a labradores, que el que más sólo maneja cuatro pares de bueyes y estas labores plantadas en tierras arrendadas y los pujareros en tierras concejiles, en que, pagada la renta, mozos y consumo de millones, no pueden volver a sembrar y cultibar, y que en los diez años de que dimana dicho atraso, han sobrevivido muy estériles cosechas, lo que es muy notorio especialmente a este Reyno de Jaén, y juntamente la Extraordinaria Contribución del diez por ciento y los aumentos de la paja, que una y otra bien importan hasta 15.000 reales lo que imposibilitar de costear en el todo y siempre que den resultas de uno a otro....los apremios militares por el atraso del cabezón despachados en el intermedio de diez años , permaneciendo largas tempestades y encargándose de cobrar de los primeros contribuyentes y estos ...han conseguido causar exorbitantes costas que an ascendido más de 25.000 reales ...y el vecino se halla imposibilitado y la deuda incobrable por la muerte, ausencia e infelicidad de los mayores  contribuyentes y a pedir limosna de puerta en puerta... 

 

 

 
 Por eso  pusieron los requisitos básicos para rematarse las tierras por seis años, se prohibieron el traslado voluntario de suertes, y se controló todo tipo de arbitrios mediante un sistema riguroso y una buena contaduría. A  este punto había llegado la ciudad obligada por la política real que había llevado a la nación a un declive imparable. El último impuesto sobre las rentas, el del diez por ciento, no es sino un eslabón más de una cadena del sistema de impuestos con un  contenido antisocial, así como los excesos de la corte, la burocracia y la guerra.


[1] AHPJ. 5315. Legajo suelto. José Manuel Guardia. Año 1743.

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