Un
acontecimiento importante fue en el año 1627 la venta y adquisición de la villa del Castillo de
Locubín por el Marqués de los Trujillos, dentro la política real de venta de
terrenos de realengo para hacer frente a las guerras de Flandes. La medida hay
que reconsiderarla desde el punto de vista del nacimiento de nuevas villas
independientes y en el de recoger fondos para la Corona. Sin embargo el caso
alcalaíno es diferente al de otras villas que se independizaron en el resto de
España, porque aquí pudieron más que las razones de privilegio otorgadas por
reyes anteriores y los intereses de los
ganaderos que se veían privados de unos extensos montes de pasto cuales eran los comprendidos por la sierras
de Valdepeñas, Marroquin y toda la zona
que limitaba con Alcaudete, Martos, y
Valdepeñas. De ahí que nada más anunciarse la venta de la villa se produjo un
gran alboroto que puso en pie a todos los caballeros con el fin de recuperar la
villa. Los alcaldes ordinarios y todos los vecinos protestaron el acto de
posesión el día 27 de Noviembre de 1627, iniciándose el pleito para la
recuperación[1]. Es verdad que
estuvo cierto tiempos en manos del Marqués donde puso una alcalde mayor que
regía la ciudad. Fueron los momentos en los que intervino el regidor alcalaíno,
Ruiz de Mendoza con una serie de maniobras en las que, dentro del marco legal,
trató de crear el ambiente adverso en la villa contra la ciudad de Alcalá, al
mismo tiempo que concertaba con el propio marqués las estipulaciones de la
devolución de la villa.
Algunos autores
consideran el proceso que el rey Felipe IV no recompensó el deseo de vasallaje
que los habitantes del Castillo le proponían en provecho de los privilegios concedidos a Alcalá.
Se estableció
un precio de 7.250 ducados por legua en todos los terrenos.
Esta villa tenía por aquel tiempo dos
leguas y media y cuatrocientos vecinos. Por lo tanto la operación ascendió a 7.
250.000 maravedís. La finca fue adquirida por don Antonio Alvarez de Bohorquez,
consejero de Hacienda. En veintinueve de noviembre de 1627, pagó el dicho
comprador al factor de la Corte, Antonio de Espínola, diez mil ducados en
moneda de plata doble. En 28 de febrero de 1628, tomó la ciudad de la Mota un censo para hacer frente a todas las obligaciones
que se había comprometido el marqués con
la Corona. Aunque pronto la ciudad recuperó la jurisdicción sobre ella por la
cantidad de setenta mil ducados de plata doble , y se vio obligada a hacer la cesión de una serie de
terrenos situados en Cofrida y Puerta Alta al dicho marqués,- correpondía un
cuarto de legua y el marques se veía obligado a pagar por la cesión 6.404
ducados- ello le llevó a embargar durante mucho tiempo sus bienes con censos,
roturación nueva de tierras y otros arbitrios.
Por
documentación de siglos posteriores, se nos resume la situación de la siguiene
manera:
Habiendo su
Magestad determinado vender y enajenar veinte mil vasallos por reglas
defactorias fue rematada dicha aldea a favor del Marqués de Trujillos, por
quien fue zedida a esta Ciudad, dicha su Aldea, que la pretendió por el tanto ,
inbitada y rogada por los vecinos, y con efecto le fue otorgada escritura de
venta en la catidad de catorce cuentos nobecientos setenta y cinco mil
trescientos veinte tres mil mrs. en plata y se le dio posesión para que gozase como antes la tenía por su
aldea, que no por Basallaje.[2]
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