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domingo, 2 de noviembre de 2014

POR EL CAMINO DE LAS CRUCES Y DE LA MEMORIA


DIARIO DEL RUTERO

POR EL CAMINO POR LAS CRUCES Y PUNTOS DE MEMORIA

            Esta RUTA DE LA MEMORIA Y  CRUCES trataba de acercarnos al perímetro histórico de la ciudad de Alcalá la Real, que se mantuvo desde los Reyes Católicos hasta mediados de los años cincuenta del siglo xx. Partimos  a las 11 MAÑANA de este 2 de Noviembre, día de los Difuntos. Algo tarde, pues ya veremos lo que aconteció con  el final. Como siempre, desde el Parque Juan Carlos I, sin  coches, sin necesidad de  grupos. Nuestra intención era hacer un recorrido por el camino por las cruces, que jalonan el contorno urbano, así como los puntos de memoria de derredor de la ciudad ( trégicos, festivos, conmemorativos…). Se pidió traer e traer el carnet ADALID para entrar en monumentos, obre todo, a la Mota. Puntuales iniciamos la ruta, nos acompañó un buen cocicerone y coguía, Juan Ángel Pérez Arjona, concejal de Patrimonio. Pasamos calle de Figueras ( antigua 18 de Julio), llegamos a las verjas del IES Alfonso XI en las calle Pascual Baca, y recordamos el primer punto de memoria, sin cruz, nos referimos a la saca de Santa Ana, allá por octubre de 1936. Entregamos el cuadernillo por la Magdalena, y dijimos que podían comprobar sus nombres. De allí, a través del Parque de Pablo de Rojas, nos dirigimos a la Plaza de Pablo de Rojas y por el camino de los Cipreses, al Parque por la Paz, donde comentamos que allí hubo un 22 de septiembre de 1957, un punto de memoria trágico con motivo de la caída de la Plaza de Toros , cuando toreaba Pepete y  murieron varios alcalaínos y casi un centenar de heridos; también explicamos la ermita de la Magdalena.

Por la calle de fray pedro de Alcalá y camino del Coto, llegamos a la Cruz de los Blanquitos, donde nos detuvimos explicando la historia del triangulo de amor entre Mari Rosa y sus amante Juan Vicente y el capitán de los Blanquito.   Dejamos al lector, por si quiere leerla.

 

 



 

 

 

 

 


 

 

 

 



 

 

 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 


De allí, a través del camino del Carmen,  a la Cruz de la Dehesilla, reconstruida, donde explicamos su origen de hito o milario de la Divisoria para orientar a caminantes caballérias en la noche. Luego, subimos al Cruz de los Llanos de Aves Frías, y explicamos el origen de Derprosa. Y, desde allí al cementerio. Donde comentamos que era un ejemplo de arquitectura funeraria racionalista de los años franquismo. En concreto, obra de Regiones devastadas en 1949 sustituyendo al cementerio de la  Mota.  Se celebraba misa por el día de los Difuntos y respetamos la entrada a los dos monumentos. Como el cuadernillo llevaba implícito los relatamos

 

 

 

Los restos de la Cruz de los Caidos del Paseo de los Álamos, realizado  en 1939, que se componía de cruz, soldado con saludo fascista, y una peana con placa conmemorativa a los caídos del bando franquista, escudo de la ciudad,  y adornos  que sustituyeron a unas escenas de la guerra civil.  Fue destruido en los años ochenta del siglo pasado y la cruz trasladada a este cementerio. Su autor fue Manuel Garnelo y Alda, que nació en Montilla el día 1 de enero de 1878, hijo de José Ramón Garnelo, profesor de medicina, y de Josefa Alda. Desde joven Manuel Garnelo se decanta por la escultura, teniendo como profesor al artista Aniceto Marinas los dos años que residió en Roma becado en la Academia de España de dicha ciudad. Modeló, talló y esculpió una importante cantidad de obras que se reparten entre Italia y España. Entre ellas el altar y baldaquino del Sagrario de la iglesia de la Asunción de Priego y el modelino de la Virgen de las Mercedes. Los últimos años de su vida los pasó en Loja, hasta su muerte el día 4 de mayo de 1941, a los 63 años de edad. También aludimos al MONUMENTO DE LA MEMORIA HISTÓRICA. SEGÚN SU AUTOR “ El duodécimo monumento de la provincia jiennense en conmemoración a las víctimas fusiladas durante la Guerra Civil española”. Se trata de un trabajo del escultor andujareño Miguel Fuentes del Olmo que será inaugurado el 25 de noviembre.

   Según manifestó a Europa Press el presidente de la Asociación Jiennense para la Recuperación de la Memoria Histórica, Miguel Ángel Valdivia, “ en este monumento, que se encuentra ya instalado en el cementerio de Alcalá la Real, puesto que iba a ser inaugurado en el presente mes de septiembre, figuran los nombres de los fusilados en la comarca, en concreto, de Alcaudete, Frailes y Castillo de Locubín, así como de sus pedanías”.

   Fuentes del Olmo, fue premiado con la medalla de oro de Andalucía 2010 de Artes Plásticas,  y reconoció a  Europa Press que se trata de un modelo "completamente distinto, que nada tiene que ver con el modelo anterior", que quedó reflejado en diez monolitos dedicados al mismo motivo en la Comunidad Autónoma. No obstante, ha asegurado que "la base de la inspiración es la misma, la fotografía de Robert Capa tomada, al parecer, en Cerro Muriano (Córdoba)".

   Asimismo, el escultor ha señalado que ha realizado una "libre interpretación" de lo que le sugirió la mencionada captación gráfica donde observó "el drama del fusilamiento". Así, ha continuado, "el expresionismo que transmito a mi escultura es el drama vivido, y da lo mismo el anterior modelo o éste otro, pues todo el que lo contempla se sobrecoge".

   Al hilo, Fuentes del Olmo comentó que en el cementerio de Alcalá la Real "no se ha erigido un simple fusilamiento a una venganza o envidia, sino que el monumento rememora a personas inocentes represaliadas de las cárceles", a lo que ha agregado que "jamás se ha escuchado un grito de revancha, los familiares de los fallecidos simplemente querían que los nombres de sus seres queridos figuraran en algún lugar". "No es más que la dignidad de la muerte, lo que se espera tras el fallecimiento", ha apostillado.

   En cuanto al monumento, su autor ha explicado que posee unas dimensiones de 170 centímetros de alto y 140 de ancho, siendo un alto relieve de 25 centímetros, dos centímetros menos que el anterior modelo, ya que "el material con el que lo modeló no permitía una mayor medida". Tal y como ha recordado, este nuevo modelo responde a uno de los bocetos que ya había creado y que ha retomado para esta ocasión, escenificando "dos cuerpos arrojados de manera aleatoria sobre una fosa".

   Así, en 1985 ingresó como profesor titular de Escultura en la Universidad de Granada, especializado en los lenguajes contemporáneos. Cuatro años más tarde obtuvo la cátedra y en 1992 se trasladó a la Universidad de Sevilla creando el grupo de investigación Nuevos materiales aplicados a la escultura, que sirve de referencia y modelo a otras facultades. En esta línea, durante los últimos años, su inquietud creativa le ha llevado a investigar sobre formas escultóricas en soporte digital.  , Miguel Fuentes del Olmo ha realizado once monumentos públicos en las fosas comunes de la provincia de Jaén. El escultor jiennense es un reputado experto en murales monumentales de hormigón armado y en el uso de técnicas de cerámica refractaria, poliéster, hierros forjados y vitrales. Entre sus obras destacan, en este último ámbito, los vitrales de la Basílica de la Virgen del Rocío en Almonte (Huelva) y los de la Catedral de Málaga.

 

            De allí por el camino del Cementerio, a la Cruz de los Brazos de Hierro, comentario sobre el hito en el camino de Granada y Cuesta del Cambrón y el origen relacionado con las aventuras fronterizas entre cristianos y musulmanes. Nos detuvimos en la Cruz de los Muladares, hito de entrada en la ciudad histórica, comentario del  viacrucis de la Cuesta del Cambrón, la calle del Puerto, Mudo y las casas de don Eulalio. Así como la fábrica aceitera. Y, por calle Abu Yafar, casa de Ecce-Homo y Cruz familiar tras la explicación de la portada de la ermita de San Blas, hoy caseta de Endesa.. De alli Callejón del Horno vistamos ligeramente  la casa  y expusimos este punto de Caminos de Pasión. Por la empinada Cuesta de los Caños, en San Juan  comentamos la original cruz de San  Antón, la cruz familiar de la casa de Aurora  Sánchez y la cruz de la leyenda del campanero Saliva que se quedó decapitado un día de fiesta. Cerca, comentamos la cruz del General Lastres, cuatro cruces de un tiro. Y por la calle de la Zubia, al pozo y galería del Arrabal y al cementerio neutro en el Pósito, para explicar la masonería y el republicanismo alcaláino.

De allí al cementerio de la Mota    

Comentamos la  política ministerial en tiempos de Carlos III con el fin de favorecer las mejores condiciones higiénicas y sanitarias de los pueblos de España. Hasta el  primer tercio del siglo XIX, en todas  las iglesias alcalaínas y en el cementerio contiguo al templo de la Veracruz, se hacinaban los  restos de los  muertos  en criptas funerarias, fosas de  descomposición, osarios  y  pudrideros de estos recintos religiosos.  La salida de los enterramientos de las iglesias, claustros y  capillas colaterales obligó a la búsqueda de un espacio público, que respondiera a estas finalidades en favor de los vecinos de Alcalá la Real: se procuraban sitios alejados de la ciudad habitada,   con aire y ventilación y sin el menor vestigio de contaminar las fuentes públicas. A pesar de que se hicieron varios intentos de ocupar espacios alejados a  la fortaleza de la Mota con la posible ubicación del cementerio en  los terrenos de la derruida ermita de  San Bartolomé en el siglo XVIII, la ubicación final fue en el recinto fortificado de la Mota.  Entramos en la Iglesia Mayor, comentamos los enterramientos argáricos, visigodos, musulmanes, góticos y el claustro y el cementerio dentro de la iglesia describiendo capilla por capilla  y tipos de enterramientos.

            Y salimos al exterior donde explicamos el cementerio  antiguo de la Mota, hoy desparecido,  que  respondía  a un acuerdo municipal de 1865 atendiendo a los requerimientos del gobernador  civil de la provincia de Jaén.

“Se presentó el expediente que el señor alcalde ha instruido en consecuencia de la circular del señor gobernador civil de esta provincia con fecha 25 de febrero último y lo acordado  por la corporación en dos del actual para reparación del cementerio público  de esta ciudad, resultando de el que lo que se proyecta  es sólo levantar una cerca dentro de la plaza de la Mota con sus correspondientes techumbres en  el punto que existe entre la Iglesia ya derruida  y el Castillo,  como sitio más a propósito  tanto por tener fondo suficiente para inhumación de cadáveres  cuanto por que, desde el año diez y siete , está todo ello adentro destinado  a camposanto , y resultando  finalmente la conformidad de las Autoridades eclesiásticas  de esta Abadía   , quien conoce  como el Ayuntamiento la urgentísima  e imprescindible necesidad  de dichos reparos a los que no puede subvenir la fábrica por carecer absolutamente  de recursos según la prueba en repetidos expedientes , siendo  fácil del fondo municipal proporcionarlos incluyendo en el presupuesto ordinario los 15.000 reales que resulta  consignados  en la certificación(…)  en vista de todo esto acordó la aprobación de él disponiendo se remita original a la aprobación del Gobernador de la Provincia[1] Glosamos que se solicitó la  presencia del arquitecto provincial José María Cuenca y          que este acudió a la ciudad delimitó  la localización del cementerio, diseñó y trazó los planos adecuados. Los ubicó entre la iglesia mayor  y el antiguo torreón del Homenaje “ por ser un terreno que es yermo  conocido con el nombre de la Mota el qual por los años 1341 fue conquistado  a los moros, levantándose después dentro de sus murallas la Iglesia Abacial, Casas y edificios  para su Ayuntamiento y demás pobladores quedando de frontera o plaza fuerte con su Alcayde. Así continuó, hasta que, pasado el tiempo  y variando las leyes  y costumbres, fue bajándose la población  al punto que hoy ocupa. Dejando dicha plaza  completamente desierta  y sus antiguas murallas destruidas en su mayor parte. Por los años  de 1814, en  virtud  de las órdenes superiores  y, oído el informe de la Junta de Sanidad y Autoridad Eclesiástica , se dispuso que todo el espacio comprendido dentro de dichas murallas sirviese  de Cementerio público por ser un terreno que nadie utilizaban  y reunían cuantas condiciones se deseaban y con efecto verídico   dentro de la Iglesia Abacial y en algún otro punto de dicho yermo pero dentro  de murallas, por lo que siempre se ha considerado y reconocido del Ayuntamiento “ [2]  (…), Desde 1817,  todo  ocupaban en planos y proyectos  3.249 metros cuadrados ( un cuadrado de cincuenta metros por cada lado)[3], pero aquel año los munícipes solo se  comprometieron a “verificar las obras comprendidas en dicho proyecto en la sección primera  o sea la pared de cerramiento de la fachada y su ornamentación importando 2.690 escudo 500 milésimas” dejando el resto de las partidas para años futuros.  .

Formaban  parte del cementerio el cerramiento, dos patios,  una capilla, sacristía, pabellones de administración y anatomía y una casa  habitación del conserje y sepulturero. El presupuesto de la obra alcanzó la suma de 6.952 escudos.  La obra se fue ejecutando de acuerdo con las posibilidades  económicas municipales: se convirtió el suelo de la iglesia  en camposanto de  tumbas de inhumación, se mantuvo la  antigua capilla hasta principios del siglo XX  dentro de la Iglesia Mayor Abacial y se  llevaron a cabo  las tapias del cerramiento .

 

                                   LAS REFORMAS DE 1874

 

En  1874,  se cayó la bóveda  por la  parte de la cabecera de la iglesia, provocando  el derrumbe de ataúdes  y cegando los pasillos  de los pabellones interiores del cementerio. Además, una intensa  epidemia de viruelas  y su  consiguiente  mortandad dio lugar  a la habilitación del cementerio nuevo.  No hubo posibilidad de llevar a cabo la obra y el traslado de las sepulturas del interior  con la mesura y la planificación que exigía un espacio urbano tan importante, sino que primaron la precipitación, el tropel y la falta de recursos municipales para ejecutar las obras. Se vendieron a bajo precio y perpetuidad todas las bóvedas y panteones familiares para poder realizar las obras. Se modificaron los planos del arquitecto Cuenca,  atendiendo más aun criterio de comodidad  y  posibilidad constructiva que a razones estéticas omitiendo  todas las  obras de gran envergadura. Se dividió el patio en dos, por medio de un muro con dirección norte-sur : el primer patio se dedicaba mausoleos, nichos y panteones de familias, con sus correspondientes galerías , en las que también podían hacerse sepulturas perpetuas, había pocos nichos  y panteones que fueron ocupados por las familias hacendadas y pudientes ; el segundo patio se dedicaba exclusivamente para fosas comunes. Tan sólo, se emprendieron parte de ala izquierda. En un principio, para  comenzar las obras, consiguieron  16 panteones de familia (curiosamente estas respondían a las clases altas de la ciudad- los antiguos hidalgos, familias enriquecidas por  la desamortización, industriales  y  altos funcionarios) y 128 nichos ( para las clases medias como funcionarios municipales  y estatales, labradores, iglesia …). 

En 1875, los munícipes se hacían eco de esa situación

 

“Queda concluida la primera serie  de aquellos ciento ochenta nichos y diez panteones de familias de vecinos, un espacio local en el segundo patio , con que  el edificio cuenta paras inhumaciones particulares y zanja común a más de la separación local  a los que deban enterrarse en virtud del decreto judicial[4]”.

 

Acordaron que en 1876 se cerraba definitivamente el cementerio de interior de la iglesia, también obligaba a trasladar los panteones del interior de la Iglesia al  cementerio nuevo y debían usarse las inhumaciones y los nichos en el nuevo cementerio. También se organizaron los aspectos administrativos y de gestión del nuevo cementerio y se nombró de capellán al sacerdote Manuel Fernández Pariente.[5].

 

 

La inauguración del nuevo cementerio tuvo lugar el 23 de diciembre de 1875 por medio de una ceremonia solemne donde participaron personalidades, autoridades y el clero de la ciudad que hizo procesión y responso. Esto conllevó el cierre del anterior cementerio  y la inhumación a principios de enero de los primeros muertos. Se hicieron varias zonas  ( la primera  nos puede ilustrar del resto con 117 sepulturas, y,  a su vez  la segunda , dividida en varias secciones de un termino de  10 a 12 con 12 sepulturas aproximadamente, nos  conforma  el aspecto distribuidor de este espacio público; las restantes  tercera; cuarta, quinta, sexta, séptima, octava, novena, décima, undécima y duodécima, décimo tercera , décimo cuarta, décima quinta y décimo sexta ofrecían una distribución parecida de  sepulturas y nichos).

 

Conforme se avanzaba  el siglo se aumentaba  en sepulturas, panteones familiares y nichos sin destacar en su ornamentación salvo algunos con algunas esculturas . En 1877, faltaba para cerrar el proyecto inicial por  construir la construcción de las galerías, bóvedas y   nichos del ala derecha de la puerta de entrada, con lo cual  se formó  un paralelogramo  armónico y uniforme en su construcción dejando el centro un espacio extenso y regular para mausoleos y sepulturas especiales; y la espalda, por el lado oeste, un gran patio de iguales dimensiones para las fosas comunes.  En 1878 ya había 28 panteones familiares y los nichos se acercaban a los 300. En torno a 1887,  ya había dos galerías en el  primer patio predominando las sepulturas de tierras con más de dos millares a finales de siglo. 

 

LA IGLESIA DEL CEMENTERIO

 

Todo esto obligó  que  se trasladaran  exteriormente los antiguos pabellones o mausoleos que aumentaron más de la veintena; se reconvirtiera el antiguo aljibe de la Casa de los Aranda en osario. En 1899,  se inauguró una nueva capilla neogótica en su exterior. Esta se hizo nueva, situada a espaldas del patio primero  sepultura común número 1.  Capilla  bendecida con toda solemnidad y  aparecida la noticia en la prensa. El capellán del cementerio lo recogía de esta manera en una nota extensa del libro 5º de Sepelios:

 

“Ad perepetuam rei  memoriam

El día 24 de octubre de 1898 se dio principio a la construcción de la Capilla del Cementerio  y finalizaron las obras el 18 del mismo año, y el 12 de enero de 1899, a las once de la mañana se bendijo solemnemente por el señor arcipreste  y párroco de Santa María la Mayor, don  Ildelfonso Díaz Herrera quien, acto seguido, celebró el santo Sacrificio  de la misa con los vestuarios  Don Francisco Villuendas Romero y don Agustín del Espino, aplicando la misa por todos los fieles difuntos de ambos panteones , concluyendo el acto  con un responso general  y doble de campanas. Asistieron el excapellán don José de la Torre Escribano, y otros varios señores sacerdotes m entre ellos don José Carrillo Aguayo que ofició la misa  y cantó el responso. El retablo lo donó la parroquia de Santa María  y la pila de agua bendita la parroquia de Santo Domingo de Silos. Las casullas y ropa blanca eran de la capilla de la cárcel. Todos los demás utensilios de cáliz, vinajeras se compró con los fondos del Panteón.  .

Asistió el señor alcalde don José Suárez Trujillo y co misión de Beneficencia  y Caridad con su presidente  y segundo teniente alcalde don Blas Ramírez  Castillo u numerosos  concurso de fieles- El Santo Cristo que hay en el altar es el mismo que hubo en 1814 en la antigua capilla del dicho panteón, situada al pie de la torre y dentro de la Iglesia.  El cuadro de lienzo de gran tamaño y que es el Patrocinio de San José  lo donó don José de la Torre Arenas, y el lienzo que representa el Descendimiento lo regaló el conserge del cementerio  José Moyano. El cuadro lienzo de la Purísima don José de la Torre Escribano, presbítero y el de san Vicente de Paúl el capellán don Francisco Villuendas[6].

 

  El personal del ayuntamiento se componía de un capellán eclesiástico  que ejercía de administrador  y controlaba el registro de cadáveres, así como realizaba las misas del cementerio; de un conserje y de varios sepultureros. A principio de abril de 1906, se puso a andar el reloj de la torre de la Mota, lo que coadyuvó a las entradas económicas del conserje.En 1 de diciembre se bendijo el Vía Crucis de la ermita por el presbítero don José González  y fue colocado por el sacerdote don de la Torre Escribano. Lo bendijo el capellán Villuendas y los regaló don  Concepción  Montañés del Mármol .

 

                        EL CEMENTERIO  EN EL SIGLO XX

 

El  18 de mayo de 1906, día de frío y viento, hizo visita pastoral el obispo don Salvador Castellote tanto al cementerio como en la plaza pública. 

A finales del primer tercio del siglo XIX, ofrecía el recinto dos  patios bien diferenciados, uno delante de la iglesia con panteones y sepulturas de tierra y un pabellón lateral de nichos con diversas galerías; y un segundo patio con  tres pabellones en forma de U y una reserva de  patio exterior para casos indigentes y  extraordinarios.  

Los panteones familiares del interior se habían trasladado prácticamente al exterior, entre los que destacan algunos con  unas tumbas suntuosas. Como curiosidad  la primera de ellos era la de la familia Abril, otro el ayuntamiento había donado al general Lastres  y  el número 18  la de la familia del médico Ruiz Mata Écija, masón que  fue enterrado en 1 de abril de 1920. 

 En cinco de julio de 1906, se principió a sepultar de nuevo en las fosas comunes del Patio ya que habían transcurrido los cinco años, curiosamente esta noticia está recogida por el capellán del cementerio que aducía que había crisis ministerial del gobierno Moret. Este  patio se encontraba con árboles en medio: en la zona primera se dedicaba a los niños junto a un árbol  y al segundo árbol a los hombres.

El departamento judicial  y otras dependencias  como las fosas comunes para accidentes, beneficencia y suicidas ocupaban un lugar especial en el segundo patio .

En 1933, se abrió un patio nuevo que fue el que acaparó la mayoría de los cadáveres  hasta el cierre del cementerio, junto con el de las fosas comunes para adultos y párvulos.

Una fotografía de 1936 es testigo de la distribución de patios y del  cementerio. En ellas, se ocultaba la capilla junto al osario y camino entre patio primero y segundo. El patio primero es de menor extensión y alcanzaba el solar de la antigua Casa Abacial, se observa que estaba prácticamente completo de sepulturas de tierras, una galería junto a la línea divisoria; el segundo patio mantiene tres galerías de nichos en forma de U y dos patios interiores de sepulturas d tierras dejando reservado un espacio para las sepulturas especiales (de beneficencia, párvulos, y casos excepcionales como suicidios, muertes violentas…). La extensión de ambos es un perfecto cuadrilátero: un lado  se extendía desde la torre de la Iglesia Mayor Abacial hasta el lado de la torre del Homenaje; otro, desde el extremo sur de la  fachada principal de la Iglesia Mayor hasta la Calancha;  otro lado coincidía en su diseño con  la paralela de la muralla de Santiago, y el último iba de la torre del Homenaje hasta el segundo dentro de la ciudad fortificada.  

 

           

            EL CIERRE DEL  CEMENTERIO



Tras la guerra civil, el hacinamiento de cadáveres y sepulturas desbordaba dicho lugar y esto dio lugar a que se emprendiera por el año 1947 la construcción de un nuevo cementerio  en el Cerrico Vílchez. Dicho cementerio fue  realizado por la Dirección de Regiones Devastadas y fue inaugurado el uno de julio de 1949. Unos meses antes, se hicieron ordenanzas  sobre el nuevo cementerio y comenzaron a trasladarse y venderse mausoleos. Los últimos cadáveres que se sepultaron  en la mota fueron los de Miguel Guardia Sánchez  y Carmen Roldán Conde. El número de  cadáveres inscritos en el libro de sepulturas  había alcanzado  la cifra de 4.101 ( hay que tener en cuenta que sólo se registran desde 1875 y,  a  partir de los últimos decenios del siglo XIX primeros del XX,  hay cementerios en Charilla, Frailes, Mures, Pedriza, San José de la Rabita, Ermita Nueva,  Santa Ana y Riberas.   Muchos cadáveres de  nichos, bóvedas y panteones del  antiguo cementerio de la Mota  se trasladaron al primer piso de las nuevas galerías de nichos del nuevo cementerio, produciéndose poco a poco un paulatino abandono del antiguo camposanto, que cegó prácticamente  la entrada del templo de Santa María la Mayor y convirtió en una terreno  tétrico e inhóspito las ruinas de pabellones, galerías de nichos y tumbas de tierra,

En los años setenta del pasado siglo XX, el ayuntamiento de Alcalá la Real llevó a cabo una labor de limpieza del recinto del cementerio, dejando expedito de cadáveres todo el espacio destinado a  este fin  y  derribando las edificaciones de las galerías de nichos. No quedó otro  testigo del anterior cementerio por los años ochenta sino, los árboles,  el antiguo aljibe transformado en osario y  algunas paredes divisionarias de los dos patios y del cerramiento del cementerio.

En los años noventa, se emprendieron de nuevo  acciones de excavaciones, eliminación de osarios y restos de sepulturas y tumbas  y restauración del  interior de la iglesia y en la plaza de  la iglesia, donde se quitaron la mayoría de los vestigios del cementerio salvo algunos restos de paredes y  se mantuvo  allanado sin sepulturas el  antiguo patio de comunes y especiales llevándose a cabo una la gran labor de excavación que descubrió el trazado de calles y casas de la Época Moderna.  

En los años noventa, se desarrolló un  plan urbanístico con fondos europeos cuyo núcleo más importante se  basó en  formar una plaza  delantera a la  portada  principal de la  Iglesia Mayor  con diseño del arquitecto José Luís Vico y eliminación de la totalidad  de elementos  funerarios.

…..

Bajamos por Las Caballerizas del Abad, y en el sitio de la ANTIGUA CRUZ DEL CRISTO DE LA YEDRA comentamos  la leyenda del Cristo de la Piedra.

 

            El duelo entre dos caballeros castellanos, Pedro Pineda y Cristóbal Gallego ante el Cristo de la Piedra porfiando por la princesa raptada y la intervención del Cristo con el desenlace final de: uno monje, y otro soldado para conquistar España.

            Con la mahbarath y la eplicación delas ruinas del conventro de la Santísima Trindad, se acabó la ruta. No más bien con la cruz de Vázquez Mejías y sus indulgencias. Dejamos para otra vista del año próximo la otra parte del perímetro de la ciudad..

 

O sea , el PUNTO DÉCIMO. EL BARRERO Y  CRUCES DE CALLE ANCHA.

PUNTO DÉCIMO. CRUZ DE VILLENA  Y EL HUMILLADERO. PUNTO UNDÉCIMO. LA CRUZ DEL PILAR DE LAS TÓRTOLAS.

 




[1] AMAR. Acta de 13 de  marzo de 1865.
[2] AMAR. Acta De 4 diciembre de 1865.
[3] AMAR. Acta de 13 de julio de 1865.
[4] AMAR. Acta de 26 de julio de 1875.
[5] AMAR- Acta de cabildo de 13 de diciembre de 1875.
[6] AMAR . Libro 5º de sepulturas de la Mota.




 


 




 



 

 



Cruz  familia de Aurora Sánchez




Cruz de Vía Crucis




El pozo del Altozano





Pisando el antiguo cementerio de la Mota


Cruz de Vázquez Mesía


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