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domingo, 16 de noviembre de 2014

EL ÚLTIMO PREGONERO. EN EL DIARIO JAÉN DE HOY.


JOSÉ ALBA JIMÉNEZ

 Conocí  muy  directa y amicalmente a José Alba Jiménez  en el  último tercio del siglo XX con motivo de mi incorporación como miembro de la cuadrilla del Ecce-Homo, en la que ejercía de asesor y de  personaje de Mal Ladrón (por cierto, que era el Bueno, ya que en las manifestaciones religiosas me vestían con el sambenito de la Santa Inquisición). Pero, siempre que entablaba conversación con Pepe, como me gustaba llamarle, lo recordaba como el último pregonero del Ayuntamiento de Alcalá la Real. Pues, se me venía a la mente su padre  Idelfonso Alba Castillo, (que ejerció de pregonero hasta 1967) acompañado de su hijo Pepe en la esquina de la calle Veracruz , junto a las casas del maestro represaliado Salvador Medina y  las del horno de Piñiqui. Todavía conservó  en mi oído el reclamo del trompetín, que nos hacía salir de las casas  a los niños traviesos a la calle, para formar un corro en torno a estos dos empleados públicos del ayuntamiento alcalaíno. Iniciaban siempre sus recitales de los edictos de la Alcaldía a la antigua usanza de los heraldos romanos o los pregoneros de Semana Santa “Por orden del Señor Alcalde, hago saber que…” Y luego, entre el murmullo  de los congregados que se  concentraban paulatinamente  y el ruido de las ondas de las emisoras de radio que salían de las ventanas de las casas de vecinos colindantes, no retenía sino unas pocas palabras referentes al contenido de toda la orden municipal, casi siempre referida a vacunaciones, peligros de epidemias, matanzas y otros aspectos relevantes de la vida cotidiana. No comprendía la razón de ser de estos personajes ( por cierto acompañados de un policía municipal que le leía en voz baja el texto oficial para que lo reprodujeran), pero desgraciadamente no todo el mundo podía leer los edictos clavados en los soportales de las casas consistoriales ni en las paredes del Mercado o Casino Primitivo.

            Ya, desde aquel tiempo, Pepe Alba y toda la familia me resultaron unas personas amables, cariñosas y acogedoras. Siempre me abrió su casa del  barrio de Belén, donde las familias humildes se levantaron con sus  propios brazos  su vivienda familiar  compartí con él  el mundo de la polis-.Tuve la ocasión de comprobarlo, cuando despareció el oficio de pregonero allá por el 1974 y, al cambiar de oficio, .      el como funcionario leal, y yo como representante público-. Pero, cuando más contacto alcancé con su familia fue con motivo de la hermandad compartida  en esa cuadrilla del Ecce-Homo y Señor de la Columna, en la que era un asiduo y fervoroso devoto. No fallaba ni un año para introducir su mano y recoger la gracia de algún cuadro, lámina o gallardete ( ya del Ecce-Homo, Túnica o de Jesús en la Columna)  en el cabildo de Suertes del Domingo de Ramos para ostentar con gran celo y portar con solemnidad uno de los enseres de la hermandad vestido de judío en la Semana Santa de Alcalá la Real. No escatimaba esfuerzos para ornar al altar familiar de estas devociones  con todo tipo de flores, manteles y cera, aunque le faltara para otras cosas esenciales. Tampoco, se olvidaba diariamente de saludar al amanecer y al acostarse a estas advocaciones cristianas que presidían su hogar. En su tiempo, se hicieron, por los años ochenta, los artículos  del Reglamento Interno que se utilizan hasta hoy día para el mejor funcionamiento y buen desarrollo de la hermandad. Cuando, el Jueves o el Viernes Santo, un  cuadro o gallardete se despedía de su casa para procesionar en la ciudad nueva, se le caían las lágrimas, lo besaba y se tocaba el corazón, pues no quería perder esta llama que le mantenía  firme ante los avatares de la vida. Luego,  su hijo Francisco asumió el cargo de Simón Cirineo y su voz  de pregonero  se le fue cortando por los envites de las desgracias. Pero, siempre,  me daba un fuerte apretón de manos, como si  me  estuviera pregonando la amistad compartida y la fidelidad amical dentro del mundo cofrade
 
. Y

3 comentarios:

  1. Gracias por tus palabras y tu cariño al recordar a mi tío Pepe.
    Trinidad Alba

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  2. Muchas Gracias por esas palabras, a mi madre, mi tio y a mi nos ha gustado mucho, un saludo.

    Iván Liñán Alba.

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  3. Gracias por este reconocimiento tan merecido a mi tío Pepe, es un orgullo para todos nosotros y con tus palabras han vuelto a mi mente muchas vivencias de la semana de pasión que he vivido en tantas ocasiones cuando iba al pueblo, esa semana que me alojaba en su casa y sentía de primera mano todos los preparativos. Creo que por todo eso sigo siendo cofrade, mi amor por la semana santa me viene de cuna. Gracias de nuevo por hacerme erizar la piel al leerte.

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