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jueves, 27 de noviembre de 2014

ALCALÁ LA REAL Y LA VILLA DEL CASTILLO DE LOCUBÍN EN TIEMPOS DE FELIPE V

 
 

El conflicto con la villa del Castillo
 
Todavía se mantenían antiguos conflictos con los límites de los pueblos que ya parecían olvidados. En el año 1720, tuvo lugar la delimitación con Alcaudete con los mojones de la Sierra de san Pedro por el arroyo de los Chopos y la Loma de la Jabonera, estableciendo definitivamente los límites entre ambos pueblos mediante el acuerdo de los dos cabildos [1].
 
En el año 1728 renació el conflicto con la villa del Castillo de Locubín, al recaer una de las alcaldías ordinarias en Fausto de Moya que trató de nombrar como su representante a Alejandro de los Reyes. Pronto, el resto de los regidores contradijeron este nombramiento, porque despertaba el recelo de los vecinos, que alegaban que había cometido diferentes excesos durante el año anterior de tenencia de alcaldía. Incluso, aparecieron en el pueblo coplas y libelos contra su persona.
Lo cierto fue que el enfrentamiento trascendió a la esfera del cabildo, ya que el regidor Fausto de Moya pretendía un cambio de sus tierras del Palancares por otras que estaban linderas a los predios de Puertollano, donde muchos vecinos castilleros tenían roturas. El asunto alcanzó unos límites que sobrepasaron la simple protesta, y la ciudad, encabezada por un fraile capuchino- anteriormente se le había denegado por el guardián del convento del Castillo el nombramiento de uno de ellos que fuera alcalde ordinario- , el escribano Manuel  Antonio Álvarez de Morales y otros vecinos llevaron a cabo el intento de independencia.
 No hemos encontrado ningún documento en los archivos de protocolos notariales sobre la trascendencia del intento, sólo esta frases del escritor castillero Rafael Alvarez de Morales Ruiz.
 


ante el atropello que se pretende hay quien decide denunciar lo que ocurre, y preparando justificantes de los abusos pasados y de los agravios presentes, toma la representación del Castillo  y se eleva la representación al Real Consejo una  representación de queja y simultáneamente nueva petición de independencia del Castillo [2].

Como era costumbre el rey mantuvo a la villa bajo la jurisdicción alcalaína. Años más tarde, a principios del 1734 renacían los recelos por las cargas que impone Alcalá y considerando qeu abusaban de la villa. El propio corregidor Oruña y el recaudador de impuestos Domingo Torres, alguacil mayor, avisaron al cabildo alcalaíno, refiriendo el 25 de febrero la noticia   de que la villa del Castillo se hallaba en dessosiego sobre otorgar un poder  para eximirse de la jurisdicción de Alcalá.....  y se volvieron a Alcalá habiendo hallado la dicha VILLA con  dessoiego a causa de averse juntado la mayor parte de los vecinos de dicha villa en la Iglesia y Plaza de ella para otorgar poder para eximirse de esta ciudad y, que,  por no encontrarse con algún incoveniente, no aplicaron dlixenxia alguna.

Pronto, el cabildo alcalaíno investigó  la situación, nombrando una comisión que consiguió descubrir el promotor del motín, que, según decían, había sido el padre fray Manuel de Espinosa, religioso de la Orden de Predicadores, residente por aquel tiempo en la villa y varios frailes que le secundaban. Escribieron al Provincial de la Orden dominicana. No  se escamitaron esfuerzos para enviar la carta y se recibió la respuesta del padre Provincial, que se hallaba en Cádiz en los primeros días de marzo, comunicándose que  quedaba muy mortificado de que los religiosos se mezclan en dependencias y negocios que causan disturbios y que, aunque tene dado orden a los referidos, mandó se abstengan de semejante asumpto .

 

No sólo se movieron los regidores en el entorno del clero regular, sino que se creó una comisión, que envió poderes al agente de Madrid para detener el asunto. Un año después, en el 1735, por el mes de julio, se recibió una carta de del Oficial de las Juntas Vecindades  en las que se denegaban las pretensiones de los vecinos del Castillo, cuyo decreto se imprimió para que éstos no intentaran en otra ocasión dicha reclamación. No obstante, aunque los vecinos no alcanzaron la  independencia, sin embargo lograron el reconocimiento real para que se aliviaran las cargas en los arbitrios de tierras que fueron rebajadas de quince a diez reales por fanega.       



[1]AMAR. Caja 282. Pieza 3.
40.ALVAREZ DE MORALES, RAFAEL. COn un Castillo en su nombre. 1992.     

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