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miércoles, 12 de noviembre de 2014

SERVICIOS, CALLES Y PLAZAS DE ALCALÁ LAREAL EN LA EDAD MODERNA


 
 
SERVICIOS Y PLAZAS
 
 
 
 
 
 

 
Los servicios de la ciudad de abastecimiento se  reparten  poco a poco en diversos puntos de estas nuevas demarcaciones de barrio. El del pan a través de las panaderías, hornos y tiendas , que en los momentos más difícles alcanzaban nuevos puntos LEJANOS A LA FORTALEZA  DE LA MOTA Y repartidos por los distintos sitios DE LA CIUDAD LLANA. Lo mismo acontecía con el del aceite en tendillas de la calle Trinidad, la Peste, Oteros, Verazcruz, san Blas, el Llanillo y sin olvidar la del Castillo. Las carnicerías se ubican, AL PRINCIPIO,  en la antigua de la Mota y, luego, otra en el Llanillo, para establecerse definitivamente junto a las casas Consistoriales. La plaza principal sufre el mismo traslado de la Mota a la actual Plaza, pero son importantes mucho tiempo las de san Juan, Rosario, Consolación Veracruz y la Trinidad. En la primera del ayuntamiento se concentra la venta de cereales, hortalizas, pescado y otros abastecimientos.     
 
CALLES

Prácticamente, la misma distribución de calles se mantiene a lo largo de los siglos XVII y XVIII. Si bien observamos que se produce a finales del siglo XVIII el abandono total del poblamiento del cerro de la Mota, la escasa habitabilidad de los barrios de los arrabales de santo Domingo, san Sebastián y de los Palacios, por otro lado es una realidad el aumento palautino e intenso de la nueva ciudad que a finales del siglo XVIII necesita un plan de renovación de viviendas en torno al año 1775. Los límites de su contorno pueden definirse sin apenas variación: la calle de los Lagares, san Francisco, Ancha,  Barrero, Campo, Mesa, puerta Villena, Tejuela, Antigua, Pilar de Mari Ramos, Calvario que se encontraba muy indefinido, Cruz de los Moros, altozanos de Juan Jimenez, Espinosa, Pajarejos, Zalamea, calle Utrilla, Fuente Nueva, egido de los Álamos y Capuchinos, calle del mismo nombre Peste, Mudo, arrabal de san Blas, arrabal de santo Domingo y Cristo de la Piedra.
A lo largo de los dos siglos se observa cómo poco a poco la ciudad va desarrollando un asentamiento que tiene una red radial en torno al Llanillo y las plazas de las nuevas consistoriales, donde se desenvuelve la vida administrativa y comercial, ubicándose edificios como el Ayuntamiento, la iglesia, palacio abacial, mesones, tiendas, talleres de oficios, cárcel, el Corral de Comedias, residencia de corregidores, alcalde mayor, regidores y personas privilegiadas frente al resto de las otras calles donde hay un gran predominio de clases jornaleras, labriegas y criados y aprendices de los oficios más bajos.
Sin embargo hasta la plasmación de este eje radial básico, se observa una evolución en la que, a finales del siglo XVII, mantiene dos importantes ejes: en la placeta y calle de san Juan para la parte comprendida entre el Llanillo y los arrabales, y la Placeta de la Trinidad para los de arrables de Santo Domingo, Nuevo, Peña Horada y barrio de la Mota. Como centros de abastecimiento, se sugieren en 1687 ante la planificación de la ciudad, donde se podían ubicar las tiendas de alimentos derivados de la pesca, caza y otros mantenimientos que hasta ese momento tenían como referencia la Motay, clandestinamente, se solventaban de todo tipo de control en los distintos mesones de la ciudad colocar.
No  sólo jugaron factores económicos sino que otros de índole religiosa con el asentamiento de los conventos de los dominicos del Rosario y de la  Encarnación , franciscanos de Consolación, capuchinos, así como nuevas iglesias de las Angustias, san Antón, Veracruz, Caridad o ermitas como el Ecce- Homo, Verónica, santo Sepulcro en el desarrollo de esta nueva ciudad. No es extraño que  fuera el momento un momento de amplia expansión y desarrollo de ir formando la trama de la ciudad con los solares que en los años anteriores habían edificado y en los últimos momentos del siglo se vuelvan a reedificar a causa de la ruina inminente que se había producido. Así en el año 1775 son frecuentes los solares linderos de este contorno o de lugares públicos que se reedifiquen con licencia de la ciudad: el Pilar de Mari Ramos será un sitio de expansión, propuesto para Pósito y depues ocupado por vecinos para casa, lo mismo junto a la Fuente de los Alamos, los altozanos de la calle Zalamea. La ciudad solía concederlos sin más cargo que una pequeña cuota anual que no alcanzaba los cincuenta maravedís[1]. Además se encarga un recuento de solares, dueños y calles afectadas por el peligro que conllevaba a los vecinos y la necesidad de crear un buen aspecto y fisonomía a la ciudad. 



[1]AMAR. Acta del cabildo del 27 de julio de 1774.

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