FIESTA DE LOS SAUCES . TERCER DÍA.
DÍA 13 SÁBADO.
Mañana, a partir de las diez de la mañana: Torneo de Fútbol (Para , infantiles, femenino y senior en el PABELLÓN Municipal de Alcalá la Real organizado por la ASOCIACIÓN Y COLABORACIÓN DE LA PEÑA BARCELONISTA DE ALCALÁ LA REAL con equipos de La PEÑA BARACELONISTA Y LOS JÓVENES DE ALCALÁ LA REAL.
CONCURSO DE LA RANA
CONCURSO DE MUS Y JEROGLÍFICOS
CONCURSO DE DOMINÓ
CONCURSO DE LA PETANCA a partir de las nueve de la mañana: Inscripciones Club Centro de Día. Premios en especie y trofeos.
MEDIODÍA: pinchitada y aperitivos.
(Para todos los vecinos y visitantes)
Amenizada por grupo musical Tarde, GYNKANA, CONCURSOS Y TALLERES PARA NIÑOS
En las dos plazas
NOCHE, A PARTIR DE LAS 22 HORAS. VERBENA,
CON LA ACTUACIÓN MUSICAL Del GRUPO Trío Bohemia
DÍA 13 SÁBADO.
Mañana, a partir de las diez
de la mañana: Torneo de Fútbol (Para , infantiles,
femenino y senior en el PABELLÓN Municipal de
Alcalá la Real organizado por la ASOCIACIÓN Y COLABORACIÓN DE LA PEÑA
BARCELONISTA DE ALCALÁ LA REAL con equipos de La PEÑA BARACELONISTA Y LOS
JÓVENES DE ALCALÁ LA REAL.
CONCURSO DE LA RANA
CONCURSO DE MUS Y JEROGLÍFICOS
CONCURSO DE DOMINÓ
CONCURSO DE LA PETANCA a partir de las nueve de la mañana:
Inscripciones Club Centro de Día. Premios en especie y trofeos.
MEDIODÍA: pinchitada y
aperitivos.
(Para
todos los vecinos y visitantes)
Amenizada por grupo musical Tarde,
GYNKANA, CONCURSOS Y TALLERES PARA NIÑOS
En las
dos plazas
NOCHE, A PARTIR DE LAS 22
HORAS. VERBENA,
CON LA ACTUACIÓN MUSICAL
Del GRUPO Trío Bohemia
La Acamuña y el Guadalcotón
Los alcalaínos acaban en este lugar, hoy mirador de Fátima, la decimocuarta
estación del Vía crucis. Se levantaba una pequeña primitiva dedicada a San Judas
Tadeo, protector de las enfermedades mentales, y se albergaban en sus interiores
su imagen y una cripta de cristal que contenía al Cristo Yacente, último paso del
paso de la Pasión de Jesús. Junto a la ermita, la cruz con una peana que marcaba
con números romanos el orden del camino de la Cruz. En la guerra civil sirvió
de puesto de vigilancia y fue destruido en el mes de agosto de 1936. Años más
tarde, con motivo de la expansión de la devoción de la Virgen de Fátima en el
pueblo de Alcalá la Real, se formó un pequeño oratorio dedicado a la Virgen de
Portugal. Actualmente ha sido restaurado el rincón y es un bello mirador de la
ciudad. (GC, 231)
Para este lugar, la imaginación puede volar hacia diversos puntos. Bajo el valle
del Guadalcotón. Mi amigo y profesor Manuel Peñalver me ha traído a colación
una leyenda que no tiene muchos visos de realidad ni verosimilitud, pues une
elementos de cambios geológicos con una reciente historia. Pero, es muy bella
como todas las palabras que pronunció en su Pregón de la Cereza de la fiesta
castillera, y, aún más, destaca por el contexto lírico en la que la incrusta dentro de
su bello libro “Castillo de Locubín. En su diversidad”. Hace referencia a la Acamuña,
palabra que designa el término “Camuña” se deriva del árabe kammuniya
que significa ‘parecido al comino’. El nombre se tomaría probablemente de un
mote antroponímico del repoblador de la zona tras la Reconquista. En algunas
partes, se crían toda especie de semillas, menos trigo, centeno o cebada. Y, en
verdad que el suelo de esta sierra se parece al de monte mediterráneo, con gran
profusión de hierbas y chaparros y encinares por todas las partes, recientemente
conquistado por los olivares más antiguos de la comarca alcalaína.
Parece que, muy allá de los tiempos conocidos, cuentan los antepasados que
fue el día de “la voz que clama en el desierto”, aquel que porta en su lábaro posesiona
el Agnus Dei qui tollit pecta mundi. El día del solsticio de verano, día celebrado
por todas las culturas. En dicho día hubo un temblor de tierra impresionante
hasta tal punto que rodaron rocas, peñascos y piedras enormes de su cima
hasta varios lugares que quedaron anclados entre la maleza y en el valle; uno de
ellos fue el famoso paraje de Los peñoncillos de Castillo de Locubín. Si recorremos
la ladera del monte de vez en cuando se levantan pequeños montículos
38 Ruta entre cuentos y leyendas. Desde los miradores de las Cruces
o sobresalen de la tierra arenisca y de
arrañal montículos de piedras, muladares
acumulados por el hombre y se
han formado eras con sus piedras en
torno a pequeños cortijos, algunos ya
olvidados. Pero sobre todo, los efectos
sísmicos más impresionantes consistieron
en que se abrió una falla tan
enorme que hizo brotar aun río desde
Alcalá la Real, llamada Guadalcotón,
(no es sino el étimo árabe Guadal,
“río” y “al Qoton” es una fibra vegetal
que crece alrededor de los granos del
cotoniero “Gossypium”, un arbusto del
familia Malvaceae).
Muchos defienden que luego pasa
por el Castillo de Locubín y se preña
de muchas fuentes en nacimiento actual
del río san Juan. Allí le llamaron
Río San Juan. Cuentan que los castilleros
le dieron este nombre porque
este santo -que lo celebramos como agnus Dei y fue degollado- les salvó la vida
de este gran terremoto legendario.
II
Este sitio es descendiente de un pasado rico en cultura y en trabajo y también
de una tierra que siempre ha sido soporte de las mejores páginas de la historia de
la comarca de Alcalá la Real. Pues esta tierra fue la de la leyenda de Flora, pero
también la tierra de las hazañas de la Boca de Charilla, la tierra de los laboriosos
colonos que conquistaron con su trabajo los salvajes montes que bajan desde la
Martina, y los que sembraron cantos populares con su famoso fandango; la tierra
del famoso poeta Aben Jakán, la de la mujer laboriosa y la de los niños descubridores
del famoso tesoro hispanoárabe de Charilla.
Algo oculto debe tener esta tierra; o algún espíritu especial baja todos los días
desde el portillo Cerrado de los Llanos hasta la ermita de San Miguel. Ese arcángel
que le dio nombre a esta ermita a finales del siglo XVI cuando se fundó al
amparo de algún noble hidalgo, tal como se conserva en el escudo de una fuente
cercana a la tahona de Charilla. Este arcángel que debió insuflar este espíritu superador
entre vuestras gentes, para conseguir este entronque tan perfecto entre
el personaje y el paisaje, el paisanaje y la naturaleza.
Francisco Martín Rosales 39
Pues, parece como si, en estos lares, sucediera que se entablara un bello diálogo
de amor entre sus aldeanos y la tierra, un diálogo de orgullo entre el ser
y el ensueño, un bello vínculo que se parece a todos aquellos enamorados de la
poesía, el mismo que cantaba Ben Jakán, poeta charillero, cuando lo hacía con
estas bellas palabras:
Me perdí, y dejé mi continencia en el desierto;
y monté mi gozo a rienda suelta.
Me ofreció la rosa de sus mejillas,
y la recogí con la mirada sin pecado.
Quise abstenerme de su amor, pero no pude,
mostrándole seriedad en medio de la broma.
Y dejé que mi corazón fuese, por el ardiente afecto,
como un ave con la que vuelan, sin ala, los deseos.
Por eso, no es de extrañar que los charilleros siempre se ufanen de que han
nacido en esta tierra, y Charilla sea su escudo y honor, su tarjeta de presentación
en muchos lugares de España, porque esta tierra ha dado muchos frutos. Ya hace
ciento cincuenta años, de esta manera nos la describía bellamente el ministro
Madoz en tiempos de Isabel II.
“Aldea con dos alcaldes pedáneos en la provincia de Jaén. Es uno de los doce partidos
de campo de la ciudad de Alcalá la Real, y, por tanto, corresponde a su partido judicial
y abadía, distando de ella media legua. Está al sur al pie del cerro de la Torre, sobre la
cañada de la Boca de Charilla, en terreno bastante alegre y pintoresco, por las muchas
aguas que fertilizan sus ruedos y la multitud de cerros que la circundan, formando
variados paisajes. Su figura es irregular, sus once calles tortuosas y la mayor parte sin
empedrar, aunque casi todas llanas y anchas; sus 184 casas, una de un piso, dos de tres y
las demás de dos pisos”.
Esta tierra tiene vida, y el agua oculta que llora, se esconde y lagrimea de sus
manantiales para convertir las tierras áridas en ricas huertas. Esta tierra, la del
nacimiento del río Juncal, con el que se regaban los ricos frutales y hortalizas en
otros tiempos, la de la Fuente Grande y las de la Majadillas, Hoyo del Peñón y
Joya. De ahí que, al marchar a otros lugares, nunca se olviden de ella sino que,
en el lugar de la diáspora donde se asentaron, siempre tengan su alma puesta
en volver al sitio donde les vio nacer, o lo añoren en sus escritos o sus estudios
literarios, o, como decía su famoso poeta
Mis alas se agitan cada vez que se te menciona
o pasa tu céfiro perfumado.
Y es que ese aire que baja de las Sierra del Marroquí, Rompezapatos, el Marroquín
o la Acamuña les deja una huella imperdurable.
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