Inicia celebra la pax de la Bética (II)
El padre le decía a Inicia que vivía en una provincia romana altamente pacificada
desde sus primeros años de la romanización. Pues la Bética, en tiempos de
Plinio, tenía 175 ciudades declaradas (pero no todas, porque deberían existir
pequeños poblados, vici o aldeas, y villae rustica numerosas). Entonces, la niña
le cortó la exposición a su padre y le dijo:
-Esto, ¿qué tiene que ver con la paz?
-Pues, muy sencillo, porque, según el tipo de forma política por el que estaban
organizadas, se denotaba el carácter pacífico de cada ciudad. Pues unas, al
principio, habían sido sometidas con las armas y no conservaban sus instituciones
o costumbre; otras, la mayoría de la Bética, se habían romanizado por medio
de la negociación y el pacto y conservaban muchos aspectos organizativos como
sus instituciones y su religión; y pocas, pocas, eran puramente romanas, colonias
fundadas por los mismos conquistadores.
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-Por eso, pater, Corduba se llama Colonia Patricia;
Martos municipio Tuccitanum.
-Por eso, por eso; pero ahí no se queda la división
de ciudades de la Bética, sino que se dividían
y, según el escritor Plinio, en nueve colonias, 19
municipios de derecho romano, 27 municipios de
derecho latino, seis libres, 3 federadas y 120 estipendiarias.
-Claro, hija, no siempre se utilizó nuestro principio
militar si vis pacem, para bellum, sino que muchos
romanos decían si vis pacem, estipendia pende
y libertas oppido erit.
-Pater, entonces, una colonia y un municipio de
derecho romano eran….
-Puella, ciudades que disfrutaban de los mismos
derechos que los ciudadanos de Roma…
-Bien, pater, y, ¿las de derecho latino?
-Puella, te puedo decir que vienen a disfrutar casi los mismos derechos de los
romanos. Mas, la mayoría, como te he dicho, eran oppida conquistadas pacíficamente
y controladas por medio de un pacto o acuerdo entre nuestros antepasados
romanos y nuestros vecinos indígenas.
-Ah, sí, las llamadas foederatae (cuyo étimo es la palabra foedus, pacto) y stipendiariae
(stipendium, impuesto, paga al conquistador)
-Certe, correcto, estas eran organizaciones urbanas indígenas que se regían
por sus propias instituciones e, incluso, celebraban asambleas, tenían el senado o
curias y disponían de magistrados.
-Claro que sí, pater, ya lo comprendo, pero han dado paso a los duoviri, y en
algunas cercanas, los Severi. También, veo, que los más importantes, el ordo de
los decuriones se reúnen muchas veces en la curia.
-Poca diferencia, filia, entre muchas ciudades, hoy día porque Vespasiano
concedió el derecho latino a todas las ciudades libres que no lo tenían. Además,
poca diferencia existía entre federadas y estipendiarias, un acuerdo económico
de pagar tributo y un pacto para mantener una pequeña guarnición dentro de su
ciudad, ambos variaban de unas ciudades a otras.
-Bueno, pero hablábamos de la pax, y yo solo recuerdo lo que me contabas sobre
la Pax Augusta, una paz que nos había traído el emperador Augusto, que fue
cantada por muchos poetas, entre ellos Horacio, Tíbulo, y, sobre todo, Virgilio.
-También, historiadores como Tito Livio en su Ab Urbe Condita.
-Claro que sí que llamemos a toda la familia y leamos un poema de paz entre
todos:
-Eso, padre, pero una paz que se aparte de la guerra, no quiere una paz con las
armas en la mano. Para mí, pater, transformaría esta frase, si vis pacem, desarro50
Ruta entre cuentos y leyendas. Desde los miradores de las Cruces
lla el diálogo y la amabilidad, busca el consenso y actúa con cordialidad, justicia
y solidaridad,
-Y, no olvides, ser justo con los de tu alrededor.
-No te enrolles, pater, enséñame el poema dialogado que me has prometido.
-Sí, etiam, el de la Bucólica y Égloga que cantan los pastores en medio de la
Arcadia feliz, donde reina el contacto con la naturaleza.
-Leamos la cuarta. La Égloga 4ª que tiene una extensión de 63 versos. Pues,
esta égloga escapa del concepto bucólico. La única referencia pastoril está al
comienzo, donde el poeta invoca a las musas sicilianas y les pide que eleven su
tono para que sus paisajes sean dignos de un cónsul, es decir, de Polión, al que
se dirige el poema. Esta invocación ocupa los tres primeros versos: ya no habrá
nada más que vincule la obra al género pastoril.
La égloga celebra el nacimiento de un niño, que no se identifica directamente,
al que habrá de acompañar el regreso de la Edad de Oro propia del reino de Saturno,
que había profetizado la Sibila de Cumas. Regresará con ella Astrea, diosa
de la justicia, que en edades menos favorables
había ascendido al cielo y ocupado un lugar
entre las constelaciones. El hombre recogerá
sin esfuerzo los frutos de la tierra y dejará de
afanarse en la agricultura o el comercio.
-Pater, probablemente este poema misterioso
y revestido de ropajes proféticos no sea
otra cosa que un canto de gozo ante el fin de
las guerras civiles y el futuro próspero que
podía intuirse.
-Puede ser, y además te comento que sobre
la identidad y naturaleza del niño que se
menciona en la égloga se han formulado hipótesis
de todo tipo.
-Me han dicho que los cristianos, lo relacionaban
con la llegada de Jesucristo.
-No, yo creo que las dos más verosímiles
son las que creen que el niño de cuya mano
vendrá la edad de oro pudiera ser Asinio
Galo, Hijo de Asinio Polión. Servio biógrafo
y comentarista de Virgilio, cita a Asconio
Pediano, quien aseguraba haber oído decir al
propio Asinio Galo que él era el niño a quien
Virgilio se refería.
Se incorpora el hermano Manlio a la conversación
y refiere.
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-O un futuro hijo (quien luego nació, en realidad, fue una niña) Marco Antonio
y Octavia, la hermana del que habría de ser Augusto, cuyo matrimonio
había servido para rubricar el pacto de Brindisi sellado en 40 a. C. por los dos
triunviros bajo la mediación de Asinio Polión.
Entonces, el padre se explaya diciendo:
-Según esta hipótesis, el poema habría sido concebido inicialmente como un
epitalamio, en honor de la nueva pareja y luego Virgilio decidió incluirlo en la
colección de églogas, para lo que añadió una breve introducción con alusiones
pastoriles. El asunto del poema sería entonces la expectativa de paz y bienestar
que se derivaba del pacto entre los dos caudillos.
La hermana de Inicia, Hilvia se incorpora y, por ser la más pequeña, el padre
le dice:
-Lee en voz alta este texto latino: Ecloga IV
Hanc clarissimam omnium eclogarum esse puto, propter litteratos christianos. Vergilius
narrat de nascituro puero, qui novam auream aetatem feret. Christiani litterati
puerum Christum esse iudicaverunt. Nunc vero plerique eruditi homines arbitrantur
poetam hyperbolica laudatione ad Asinii Pollonis patroni sui, filium alludere. Nam haec
ecloga Asinio dedicata est, ut et octava.
E inmediatamente la tradujo su hermano Manlio, estudiante de retórica:
Égloga IV. Creo que esta égloga es la más famosa, debido al interés de los
literatos cristianos. Virgilio narra sobre un niño que iba a nacer, que traería la
edad de Oro. Los escritores cristianos creyeron que este niño era Jesucristo.
Pero ahora muchos hombres eruditos piensan que el poeta se refería a con hipérbole
al hijo de su patrón Asinio Polión. Pues esta está égloga está dedicada a
este como la octava.
-Bueno, ya, es hora recitemos este poema:
Cantemos, ¡oh Sicilianas Musas!, mayores asuntos;
pues no a todos deleitan las florestas ni los humildes tamarindos:
si cantamos las selvas, que dignas sean las selvas, oh cónsul.
52 Ruta entre cuentos y leyendas. Desde los miradores de las Cruces
Ya viene la última era de los Cumanos versos:
ya nace de lo profundo de los siglos un magno orden.
Ya vuelve la Virgen, vuelve el reinado de Saturno;
ya desciende del alto cielo una nueva progenie.
Tú, al ahora naciente niño, por quien la vieja raza de hierro
termina y surge en todo el mundo la nueva dorada,
se propicia ¡oh casta Lucina!: pues ya reina tu Apolo.
Y se deleitaba en la recitatio, marcando tonalidades, cadencias y marcando los
ictus del verso hexámetro.
Por ti, cónsul, comenzará esta edad gloriosa,
¡oh Polión!, e iniciarán su marcha los meses magníficos,
tú conduciendo. Si aún quedaran vestigios de nuestro crimen,
nulos a perpetuidad los harán por miedo las naciones.
Recibirá el niño de los dioses la vida, y con los dioses verá
mezclados a los héroes, y él mismo será visto entre ellos;
con las patrias virtudes regirá a todo el orbe en paz.
El padre se explayaba explicándole muchos aspectos del poema
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