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sábado, 20 de octubre de 2018

EN LA SEMANA DERL DIARIO DE JAÉN LAS ATALAYAS DE LA ANTIGUA FRONTERA DE GRANADA (IV)




Cercana a la ciudad fortificada de la Mota se encontraba la atalaya de la Dehesilla, la única que se conserva en pie por este flanco, sobre un cerro, cuyas laderas se reutilizaron en función agro ganadera. Bajando al ejido del Coto, se extendía la Dehesa de los Caballos, popularmente Dehesilla, una zona roturada desde el siglo XVII para el pago de los servicios a la Corona, en dirección a la Solana de Montefrío el olivar ha sustituido al viñedo, lo mismo que el Rosalejo donde abunda la sembradura y el olivar. Por los cuatro puntos cardinales hay veredas de acceso salvo por algunos lados que se interrumpe por estar recientemente roturados.  Esta torre gótica se asemeja a las torres de la Moraleda y Cascante, con las que se comunicaba en tiempos de frontera. De planta circular y un perímetro menor que las anteriores (14.70), muy cuidada por su aparejo y sillares regulares, sin base troncocónica y un balcón en la parte superior orlado y que circunda la parte superior con sus matacanes corridos, muy bien conservado. Un vano comunicaba con la habitación del alcaide, a través de una escalera de acceso de madera.






 Si avanzamos en dirección a Granada, se suceden una serie de torres, la mayoría de ellas destruidas o convertidas en muladares que ocultan las bases. Este es caso de la torre de la Peña del Yeso, que oteaba el recorrido de los viajeros del camino de Granada (actual N 432) y colocaba su punto de enlace con la de la Torre de Abril. Un poco más baja que la ciudad fortificada de la Mota, se encontraba sobre el cerro de las Esparteras de la casería Utrilla, y debe su nombre a la Peña del Yeso, sobre   un cerro cercano donde se ubicaba un  cortijo  abandonado. Con este nombre, solo queda metro y medio de esta torre,  y hace indefinible el perímetro y otros elementos de la torre aunque se distinguen la forma y planta circulares y la mampostería de piedras de su relleno.

 Siguiendo la carretera nacional esta torre debía comunicar con la fortificación iberorromana de la Gineta que se mantuvo en tiempos musulmanes. Este oppidum  jugó un papel fundamental en la ruta de acceso a Granada en dirección a las tierras de Moclín a través del valle del arroyo Velillos. Y su enclave estratégico dejó sus huellas incluso en la última Guerra Civil como puesto de vigilancia entre las dos zonas y algunas escaramuzas de desplazamiento de trincheras entre bandos por las zonas cercanas de Cerro Mulero y la Guzmana, No es de extrañar el asentamiento romana de su entorno e, incluso, los restos neardenthales próximos a este contorno. La Gineta se asemeja a una peineta y forma su escarpada subida, orientada hacia la fortaleza de la Mota,  un recinto adecuado para el control de  movimiento de tropas por esta entrada a los reinos de Granada. Desde la Gineta, pasando por el asentamiento romano y los restos del hombre de Neardenthal,  un camino en dirección hacia el Camello vira hacia el antiguo enclave de la Alcacieruela, actualmente deformada por Cariguela, donde una antigua fuente se viste de leyenda y de haber sido un recinto fortificado en dirección al final de los términos de Montefrio e Illora, por unos parajes marcados por torres, una desparecidas y recordadas en los Libros de Términos como la del Listán y otras  recogidas en libros de repartimientos y conectando las ciudades granadinas de los Montes orientales, como la de Matute.

Pero, volviendo al cerro de la Gineta, este controla una atalaya más baja situada en el cerro del Quejigal, le servía de aviso de todo tipo de incursiones enemigas. Esta recibe el nombre de Quejigal, pero en tiempos pasados los libros de términos  la denominaban de  Moclín,  y recientemente de Torre de Abril. A la derecha de la carretera de Granada, situada entre el Moralejo Alto, la Parrilla y la Guzmana, solo se conservan restos de las cuatro primeras hiladas, rellenadas de muladares del relleno interior cilíndrico, y se observa cierto enripiado de las juntas. Eslava en su estudios de los castillos y batallas la definía como la más avanzada de la zona cristiana. A partir del cortijo del Pleito y por los cerros de la Melera, si continuamos el camino del arroyo del Velillos, podemos distinguir las atalayas de tierras granadinas en un paraje romántico, Con la mirada dirigida al castillo de Moclín, una llanura bautizada con Malalmuerzo, todavía rezuma un acontecimiento bélico entre las tropas alcalaínas y del señor de Alcaudete, donde y se encuadra un circulo de atalayas, donde destacan la Porqueriza, Solana y Mingo Andrés entre un paisaje singular de golliznos, valles, picachos, campos llanos, arroyos y sendas empinadas.

Pero dirigiéndose desde la Gineta hacia los Montes de Trigo y el Paredón o dominos de  Noalejo, el río Velillos, se protegía por alquerías y villares, que ofrecían un flanco abierto  para la defensa de frontera. Subiendo a los cerros de la Hoya del Salobrar, este terreno debió estar protegido por las atalayas, la  alta y la baja, cercana a los partidos de campo de riberas y Mures, que comunicaban con la de Pedro Sánchez ya por tierras del Espinar y  Cerezo Gordo. Un oppidum iberorromano cercano a la Ribera Alta  defendía las tierras y riberas molineras  del  primer tramo del río Frailes, tal como se llama este por Frailes y se protegía por  otras torres. Pero estas últimas han quedado solamente reducidas a su denominación toponímica y a su comentario histórico. Pues se adentraba a una zona boscosa, sin apenas acceso humano, a lo más en cierto tiempo adehesado, donde el paisaje, la altura y la montaña era la mejor pantalla estratégia. A  cualquiera le vienen a la mente  estos versos de esta zona  de este romance fronterizos "Caballeros de Moclín, / peones de Colomera, /entrado había en acuerdo, / en su aconsejada negra,/ a los campos de Alcalá/ donde iría  a hacer la presa./  Continua con la escaramuza del cortijo de la Matanza, la fuente del Malarmuerzo".  Y se convierte en el adalid que quería ganar la batalla informativa para atraerse a los turistas, que le rodean mientras contempla desde estas sierras  el castillo de Moclín, Como si quisiera vengarse de aquellos caballeros que habían zurrado una buena paliza a los personajes del romance y de transforma  en virtual guía incitando  a la visita de  estos lugares de atalayas.

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