EN ALCALÁ LA REAL INFORMACIÓN, A LOS 450 AÑOS DEL NACIMIENTO DE JUAN MARTÍNEZ MONTAÑÉS

A LOS 450 AÑOS DEL NACIMIENTO DE MARTÍNEZ MONTAÑÉS             A lo largo de estos últimos años se han celebrado muchos aniversarios en el ámbito local de la ciudad de la Mota. Recuerdo, en mi adolescencia, el del Cuatrocientos Aniversario del Nacimiento de Martínez Montañés; me viene a la mente y, leyendo de mi archivo de algunos documentos, una exposición de obras de arte alcalaína, el concurso de pintura y escultura en homenaje a Martínez Montañés, y algunos actos florales en honor del Dios de la Madera. Parecía que ya no nos volveríamos a encontrar con otro nuevo aniversario. Y, a partir de este momento, proliferó la celebración de efemérides por doquier y en honor de Ilustres Personajes. Se descubrió el posible nacimiento de Juan Ruiz de Cisneros, el Arcipreste de Hita, en la ciudad de Alcalá de Aben Zayde, y se rotuló con una bella cerámica la Plaza del Ayuntamiento con el nuevo nombre de este inesperado personaje alcalaíno e, incluso, ya se consiguió conmemorar el XXV Aniversario del Premio de Poesía del Arcipreste.
No quedó en estos dos personajes las listas de celebraciones, remembranzas y conmemoraciones, sino que se multiplicaron en los últimos años de este siglo de modo que no hay año que una asociación no celebre su implantación en la ciudad o en la comarca acordándose del más exótico motivo. Pues, ya no sólo se encomian los centenarios sino también los medios centenarios como el 650 Aniversario de la Toma de Alcalá, con las prevenciones de no herir sensibilidades raciales ni fomentar la xenofobia. Algunas han pasado desapercibidas, o no tuvieron la redundancia que debieron alcanzar como el Bicentenario del nacimiento de Pepe Ventura en un momento de fomentar la unión de los pueblos de España y tender puentes. También las hubo que supusieron una primicia y una forma de hacer historia, con el descubrimiento del nacimiento del famoso escultor Pablo de Rojas en Alcalá la Real y celebrar el IV Centenario de su Muerte en Granada, lo que supuso proyectar en Andalucía a Alcalá la Real como cuna del Arte Andaluz.  Y eso que extendía aquel chiste que aquel personaje no lo conocía ni su descubridor, e incluso lo emparentaron maliciosamente con una facción política por eso de afilar el colmillo. Otras se encuentran en curso como el patronazgo de Santa Ana y, las hubo que quedaron en el simple reconocimiento de un colectivo social o institucional, que supuso una muestra de progreso en algún campo social, cultural, político o económico (acordémonos de los cincuenta años y la fundación de la SAFA en lo educativo; en la industria, Condepols; los 75 años de las refundaciones de muchas cofradías, los 50 del Patronato, del Colegio…). No es de extrañar que puedan anunciarse una pléyade de conmemoraciones, si seguimos redondearlas en los dígitos cinco o diez, o ampliamos la temática con algunos aspectos que se relacionen con la vida local desde la llegada de personajes, con las singularidades de territorios e instituciones o el más variopinto objeto de exaltación humana.
            En medio de este cúmulo laudatorio, hay que ser consciente que la celebración del 450 Aniversario del Nacimiento de Martínez Montañés significa un paso trascendental e inimaginable de lo que el mundo actual puede ofrecer para la difusión de un personaje y su obra. Desde el día en el que la Academia de Historia lo anunciaba en sus páginas digitales hasta hoy día se han acrecentado los actos para la mayor gloria del Lisipo español.La Muestra Magna de una parte de su obra y su contexto en Capuchinos es ya una página de la historia. Por un lado, Alcalá la Real ha quedado realzada convirtiéndose por dos meses en sede cultural andaluza y española trascendiendo el localismo y el puro chovinismo de anteriores celebraciones. Por la excelencia de la obra expuesta, es una lección magistral de nuestro paisano Montañés a sus vecinos del siglo XXI y a todos los que se acerquen a recorrer las salas de esta muestra  bien seleccionada por el comisario Juan Cartaya.  No es de extrañar que las Nuevas Tecnologías contribuya a que se haga realidad y se fomente el turismo cultural en la ciudad de la Mota y, como es lógico, repercuta en la medida de lo posible en la difusión y aprecio de nuestro acervo cultural y patrimonial.
            Además, lo más importarte radica en la puesta al día del conocimiento de este personaje alcalaíno para la cultura universal. Ya no queda en un simple dato de archivo parroquial consistente en su partida de bautismo, que lo identificaba como un alcalaíno nacido el 16 de marzo de 1568. Con la Magna Exposición dedicada  en su honor dentro del antiguo templo capuchino, la cercana  estatua de Pablo de Rojas se erige en un reconocimiento de su maestro y el descubrimiento de otro  personaje famoso de Alcalá; las tablas de Santo Domingo de Silos en la sacristía de Nuestra Señora de las Angustias ejemplifican el testimonio de numerosos artistas nacidos en nuestra tierra  con el nombre de los Sardos  Raxis que expandieron su arte por tierras andaluzas e introdujeron el humanismo italiano en las tierras del Sur; la cerámica velazqueña de la calle Bordador autentifica una renovada biografía de la infancia de Martínez Montañés por estudiosos e investigadores locales; la otra efigie de bronce del hijo del bordador de su mismo nombre y apellidos ha alcanzado el grado de ser símbolo de la ciudad alcalaína como  la silueta de la Mota, y la vida y obra de Montañés se ejemplifica con un catálogo que trasciende las insinuaciones y atribuciones de los años setenta del siglo pasado para conseguir su comprensión total gracias a los avanzados estudios de estos últimos años.  Y, sobre todo, la historia como maestra de la vida, nos aporta una lección del esfuerzo humano (son dignas de nuestra enhorabuena y agradecimiento, todas esas personas que lo han hecho posible) y de las instituciones, en este caso en el mundo de las artes, para poder compartir una obra y recrearnos estéticamente de una aportación universal al mundo cultural que no suelen prodigarse por muchos lares.