En la provincia existen varios
parques naturales, pero en casi todos
los municipios se encuentra algún
paraje que atraen a los visitantes, escritores, artistas o,
simplemente, amantes de los parajes nacionales de modo que lo elevan a categoría de foco de atracción natural. Este es el caso
de los municipios de la Sierra Sur, donde se disfruta de un ambiente encantador
que atrajo al escritor Ángel Ganivet a los baños de Frailes a principios del
siglo XX, o, recientemente, con motivo
de varios acontecimientos relacionados con las Jornadas del Vino, a escritores contemporáneos como Ion Gibson en las localidades de Alcalá la
Real y Frailes. No tiene nada
especial la presencia de artistas
famosos viajeros en esta comarca. Antaño, sirvió de paso de escritores como san Juan de
la Cruz, a reyes de España (desde Enrique IV hasta Carlos I y su esposa la emperatriz Isabel de
Portugal en 1526. Viajeros como Washington Irving rondo por estas sierras en su
ruta hacia Granada y luego plasmó en los Cuentos de la Alhambra. Y no quedó en
esto la nómina del mundo de la Corte, porque el cardenal Mendoza visitó la
ciudad de la Mota en tiempos de la estancia de la reina Isabel la católica. O
el propio José Napoleón fue agasajado por los vecinos de Alcalá con motivo de
la fiesta de su santo.
Enumerar todos los pueblos y
descubrir su encanto especial es fruto de varios artículos. Siempre suele figurar un pueblo de referencia,
pero, a veces, el embrujo, primicias y las
novedades de ese entorno singular no se hallan en el sitio más popular o
conocido. Es posible que la ruta del Califato, la mozárabe o del
Olivo sea la más diseñada y
concurrida. Pero adentrarse por los cerros de
esta Sierra abre nuevas rutas y
nuevos senderos que todavía no se han explotado, o al menos no se han divulgado
de acuerdo con el impacto novedoso que pueda ocasionar al visitante. Este es el caso de la ruta de la santería de
estos pueblos de la Sierra Sur de Jaén.
Es una gozada recorrer Cerezo Gordo, los altos de la Joya del Saolgral, o los
Chopos y encontrarse un lugar alejado del mundanal ruido. En pleno contacto con
la naturaleza y en los aledaños de la
conquista del hombre de un espacio que limita entre el cielo y la tierras.
Y entre los pueblos de la Sierra
Sur, Frailes es ya un referente de encuentro
que supera el localismo y se universaliza en muchos campos de la cultura. Quiere volver
al tiempo de su balneario donde acudían muchas personas de la burguesía
andaluza a disfrutar de aquellas aguas y de un rincón singular entre la roca y el agua, entre el
encinar y el olivo. Un lugar prendado de leyendas que se remontan a los
monfíes, los caballeros de la sierra, y a los maquis. No es un esfuerzo banal
ni un intento de pocos años, hay una nómina de embajadores y anfitriones que
supieron apostar por la cultura y el encuentro artístico.
Tuvieron como padrino universal a
Michael Jacobs que fue un Gerard Brenan de las Sierra del Sur. Se alojó entre
aquellos vecinos, compartió con la gente
del pueblo lo cotidiano y los acontecimientos
colectivos. Lo mismo se disfrazaba con e ellos de apóstol que atraía a sus cursillistas de
la Universidad de Londres a aquellos parajes para compartir las vivencias de los
pueblos andaluces. No hay un escritor
que mejor haya podido describir a este pueblo, sus costumbres, su
intrahistoria y su convivencia que La fábrica de la Luz. No hay otra persona que no haya dado una
proyección más universal a este pueblo y
con más capacidad de convocatoria en la intelectualidad.
Como el Cid Campeador, su memoria
pervive y fue reconocida por la
actual corporación en la Casa de la Cultura
y la Asociación Maelse y la Fundación
Inquietar celebra por este año las V
Jornadas Literarias en su memoria. Y se
acompañaba tenía un buen Ganimedes. El popular Manolo Ruiz El Sereno, su compañero de alma, que lo
adentraba por todos los rincones de la comarca y le daba el empuje siempre
acertado para hacer realidad lo imposible,
Desde la presencia de Sarita Montiel a la de intelectuales, como el poeta y escritor
Manolo Urbano o Juan Eslava pasando por
pintores, fotógrafos o escritores de todas las lenguas. Siempre, con
su humor inglés, e lanzaba la frase certera
y reflexiva como lo consiguió para aquellos recuerdos de Etnos Sur. Y, en medio
de este ambiente, Santiago Campos
siempre con su pluma diáfana para
adentrarse en la historia, la gente y el
paisaje del Frailes del siglo XX. Reivindicativo con lo que no puede perderse y
talando lo que se aparta de las ramas. Su trilogía Frailes. Una visión de su historia, Ser de Frailes y “El Frailes de
M.Jacobs y Manolo el Sereno son un
ejemplo de historia local que puede servir de modelo para otros lugares.
La vivencia de la gastronomía casera triunfa en los establecimientos de Frailes. Si
alguien quiere elegir comida campestre. Desde un buen cocido hasta un choto al
ajillo, esta tierra te brinda lo que no puede ofrecerte las grandes metrópolis.
Muchos amigos de la Peña de El Dornillo
son vecinos de Frailes. Y sus sabrosos vinos de las bodegas Campoameno que
junto con las de Marcelino Serrano presentan unos caldos insuperables de una
uva criada entre arrañales, y terrenos con buenos minerales y de sol montañosos.
La vista de sus bodegas relajan en medio
de un paisaje del mundo Mediterráneo con la atalaya alcalaína del Cascante en las de Marcelino y el telón de
fondo del valle encajonado del rio Velillos, Frailes por estos contornos.
En medio de esta singularidad, Juan Eslava Galán acompañado
de su ficticio Masaru recoge su amistad
con estos personajes y escribe: enfila la
del pueblecito serrano de Frailes, entre fértiles vegas, huertas y olivares,
donde tiene un buen amigo Manolo Ruiz López que lo ha invitado a pasar las
Nochebuena. Manolo Ruiz tiene la fábrica de aceite más pequeña del mundo, una
fábrica de miniatura, Manolo fabrica un aceite honrado a carta cabal para el
gasto de su casa y accionado por el motor de una lavadora vieja. Los
escritores valoran la joya de lo minúsculo, pero esto se hace grande por el paseo de estos pueblos del Sur. No hay
más que comprobarlo.
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