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martes, 25 de julio de 2017

EN ALCALÁ LA REAL. IDEAL. EL PARTIDO DE LA RÁBITA (I)








Celebraba la aldea de La Rábita sus fiestas patronales en honor a la Virgen del Carmen, fiestas que han desplazado en atracción de público a muchos núcleos de alrededor. E, incluso, la antigua ermita de la Cruz se quedó como una fiesta de mayo en detrimento de la fiesta carmina. No es de extrañar que esta aldea se haya convertido en anfitriona comarcal por estos sitios. Son muchos los motivos los que han coadyuvado a convertirse en un centro importante de eventos. Pues, la Rábita es una de las aldeas de mayor población del municipio de Alcalá la Real. También se convirtió en la primera que avanzó en los nuevos servicios de las aldeas en los últimos años de la democracia. Y, si nos remontáramos a tiempos lejanos, allá por los tiempos de la República, llegó a disponer de un cuartel de la Guardia Civil. E, incluso, el ayuntamiento alcalaíno asentó su sede en la población rabiteña durante los últimos momentos de la Guerra.
Este partido de campo delimita el término municipal de Alcalá la Real por medio de varios accidentes naturales. Al noroeste, lo hace con el de término de Priego, mediante el arroyo de Temple; al poniente con el término de Almedinilla mediante el arroyo del Saladillo;  por el arroyo de Moriana con el  sureste dentro del término municipal de Alcalá la Real ; por el norte y nordeste, la cima de la Sierra San Pedro, supone la división con los términos de Alcaudete y  Castillo de Locubín.  La sierra de San Pedro constituye un complejo serrano de interés ambiental y de gran belleza, dentro del catálogo de Espacios Protegidos del Medio Físico de la Provincia de Jaén, Su cumbre divisora divide la parte noroeste del municipio con la divisora del de Alcaudete. Forma parte del tramo central de la cordillera Subbética entre los ríos Guadiana Menor y Genil, encontrándose en este terreno la cota mínima en el río Saladillo, en el punto de concurrencia entre los términos de Almedinilla, Alcalá y Priego con 500 metros.
A unos 17 Kilómetros de Alcalá la Real, se extiende a los pies de la majestuosa Sierra de San Pedro, a lo largo de una larga depresión, situada al occidente de Alcalá la Real. Curiosamente su terreno pertenece a tres partidos judiciales. Alcalá la Real, Priego y Alcaudete. Y a su vez, está compuesta de la aldea de la Rábita, y sus varias calles que se remontan al asentamiento de los antiguos caminos reales y de ganado, la zona dispersa de los ancestrales cortijos de la Fuente Blanquilla, Los Cortijillos, Cortijo San José, Cortijo Negro, Solana, Valenzuela, Casa del Salado, y Canalejas, y el tercer núcleo originario de este territorio, San José de la Rábita junto a los Canales.
A lo largo de la Edad Moderna, se asistió al nacimiento de los núcleos rurales, y a concentraciones urbanas importantes a lo largo de las distintas riberas de ríos, asentamientos de antiguos cortijos o nuevos lugares de roturación de tierra. Hay algunos que su nacimiento surge a partir de una antigua venta, a principios del siglo XVII como es la de cañada Damar en el camino de Montefrío y Granada con gran número de cortijos en sus inmediaciones. Otros como las de la Rábita y Acequia, además de las ventas en el camino de Alcalá hacia Granada, se remontan a siglos anteriores, incluso el siglo XIV, a los que se añaden la nueva roturación de los montes cercanos del Camello y Sierra de San Pedro.
Pedro Cano Ávila   remonta el nombre y origen de la Rábita (del árabe rabita, con derivaciones castellanas, aravita, ravita y rábita) al periodo islámico. En concreto, hace varias citas en las que incluye la Rábita junto con Castillo de Locubín y Qalat Astalir o Banu Sayd para justificar la presencia de la Rábita en tiempos de la conquista musulmana de España. Hace derivar su nombre del topónimo “Ribat”, con que se refiere a una pequeña ermita donde, alejados de la actividad humana, habitaban piadosos musulmanes dedicados a la oración y a la meditación de carácter religioso. Frecuentemente estos ermitaños, considerados santos, eran enterrados en el mismo lugar. La fe y el culto populares de estas personas dieron lugar a que se construyeran nuevos edificios, alrededor de este santuario y se creara un núcleo de población árabe.
            También se cita la Rábita, con motivo de un documento –privilegio de concesión firmado por Fernando III, el Santo, para fijar el término del Castillo de Locubín-, por el que se concede la población del Castillo de Locubín (Hisn al-Uqbin), población cercana a la Rábita, Alcaudete y Alcalá la Real, al maestre de la orden Militar de Calatrava Martín Rodríguez.

            No hay duda de que la Rábita fue un lugar de frontera, que se prestó a litigios entre musulmanes y cristianos, y, posteriormente entre los vecinos del Señor de Alcaudete y municipio de Alcalá la Real. Podrían multiplicarse los momentos y los documentos sobre dichos litigios, la mayoría de las veces por invasión de los vecinos de Priego y Alcaudete para pastar con los ganados y otras veces por litigios de aguas. Antaño, como ogaño entre tierras cordobesas y jiennenses, una gente inquieta. 

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