Archivo del blog

jueves, 6 de julio de 2017

EL FAMOSO TEJAR DE BALTASAR EN LA TEJUELA


En torno a los años noventa del siglo XX, se extinguió la vida e historia de un tejar que se remonta al orto de los tiempos primeros de la ciudad del Llano. Como es lógico, en torno al agua y en las afueras de la ciudad se ubicaron las tenerías, atarazanas, remojaderos y otros oficios más contaminantes. La calle Tejuela ofrecía para los artesanos todas esas garantías. Por un lado, desde los Llanos afloraba el agua en la Fuente Tejuela, regaba la vega de las Azacayas y permitía todo tipo de estanques para cualquier labor de depuración a través de las aguas. Lo mismo era un lugar adecuado para la alfarería y los tejares. El tejar de la tejuela fue el  más famoso y conocido por los que pudimos contemplarlo hasta los años noventa, en que sufrió la rectificación de su terreno para ampliar la peligrosa curva de la carretera de Jaén, antiguo camino del Castillo. Gracias a un buen concierto con los propietarios que ya mantenía en desuso el tejar se logó aquella ampliación.
Pues bien, viene esto a cuento de que he encontrado los primeros pasos de aquel tejar nada menos que en el siglo XVI. Ante el escriban Antón Hernández se comprometen  Bartolomé de León y su mujer María Gutiérrez,  a arrendar el tejar a Marina González, viuda del jurado Pedro Garrido,  en las siguientes condiciones:
-Se componía de tejar, horno, casa, pozo y, barrero y dos hazuelas de tierra.
-Se pagaba por arrendamiento de cinco años desde el día de San Miguel una renta anual de 20 ducados (7,500 maravedíes). No podían sacar el barro in su licencia ni darla a otra persona salvo a Diego Ruiz cantarero. Establecía una pena de cuatro ducados por incumplimiento. No podía subarrendarse. Se obligaba al mantenimiento del pared y arcos del horno, Tenía que pagarle los 25 reales que le había costado el pozo y los gastos del horno, construidos en este año del arrendamiento.
-Se localiza en la Tejuela, linde con casas de Pedro Hernández de Jaén, jurado, u  el camino de Castillo de Locubín.
-Para afrontar los gastos hipotecaron sus casas de la calle Antigua.
-La fecha del contrato dos de julio de 1576.

Los niños de los cántaros de la fuentes, los arrieros de llevar sus mulas a las fuentes y los usuarios del abastecimiento doméstico por los pilares recuerdan que eran imprescindibles aquellos cántaros y contemplaban las tejas cuando de compra de un cántaro  acudían al tejar de Baltasar, que mantenía el torno de madera, aunque en los últimos años lo mecanizó con un motor eléctrico.



No hay comentarios:

Publicar un comentario