La
historia del convento de los Capuchinos se presenta inédita en
muchos aspectos. Viene este artículo a colación sobre un aspecto de
su templo. La noticia ronda sobre el 25 de mayo del año 1759 y es un
documento entre Diego Manuel García y Contreras, vecino de Montefrío
y estante en Alcalá , y el síndico del convento capuchino de Alcalá
la Real Francisco Cano Caballero.Este convento dependía del
provinciaal de la orden andaluza sita en Sevilla, titulada de Nuestra
Señora de la Concepción, fray Carlos Ardales, cuyo secretario fray
Matías de Almonte le transmitió en 21 de enero de 1758 una carta de
orden al convento capuchino de Alcalá, por la que facultaba al
síndico a realizar cualquier ipo de transacciones y contrataciones
de acuerdo con las facultades y privilegios transmitidos por los
pontífices y reyes católicos.
El
vecino montefrieño había recibido por escrito con fecha dea del 23
de mayo de 1759 la respuesta a una petición de patronazgo sobre la
capilla de San Miguel en la iglesia capuchina de Alcalá la Real,
extramuros de ella, en la que ya había constuido la dicha capilla y
le había colocado imagen y adornos , y por la que se comprmetía en
fomentar su culto a este arcáńgel. Además, partía de las beunas
obras y limosnas que había otorgado anteriormente al convento. Pero,
el nuevo contrato otogaba el patronazgo a Diego Manuel y sus
descendientes con las siguientes condiciones:
_”Ha de tener la dicha caìpilla reparado de todas las obras que para ello se ofrezcan para adorno y su decencia”.
_”Ha de tener la dicha caìpilla reparado de todas las obras que para ello se ofrezcan para adorno y su decencia”.
-”ha
de tener eel altar de dicha caìlla adornado de ara, manteles, cruz,
candelaeros, atril cornualtar, y las tres tarjetas para que se se
pueda celebrar misa en la dicha capilla”.
-Ha
de poner una lámpara en la dicha capilla delante de la imagen del
Señor San Miguel y mantenerla encendida todos los días dando
para ello al convento seis arrobas de aceite.
Por
lo que, este documento firmado antte el escribno José Gutiñérrez
ilustra de un pasado de la actual Aula Magna de Capuchinos, donde los
huecos de los arcos de medio punto recuerdan un pasado de memorias de
misas bajo sus paredes y de alatares y retablos que desparecieron sin
saber el paradero de este san Miguel Arcángel desde la
desamortización de Mendizabal .
Este
documento es una muestra del patrimonio perdido.
-
No hay comentarios:
Publicar un comentario