LOS CORREGIDORES EN TIEMPOS DE CARLOS( iv)
Hay
edificios que embellecen las ciudades. Lo son las casas del ayuntamiento, las
iglesias, los castillos, los pósitos, los palacios. Y, también, las casas de
los corregidores, a la vez jueces y gobernadores de los pueblos nombrados por los
Reyes. En Loja, se conserva la casa del corregidor, que dependía de Alcalá la Real. Sabemos que la ciudad de Alcalá la Real daba alojamiento a los corregidores desde finales del siglo XV
en la ciudad fortificada de la Mota. Solía
alquilarse y los propios de la ciudad asumían e gasto desde una posada a una
casa hidalga. A mediados del siglo XVI, ocuparon la torre de la Justicia y dos tiendas de
la Plaza , que
fueron ampliadas por un hastial anterior. Restos de sus pilares se encuentran
en medio de la casa del alcaide de la
Plaza de la Mota. También , en la misma plaza
se levantó a finales del siglo XVIII una casa de la Justicia y del Corregidor
junto a la Cárcel Real ,,
de la que quedan bodegas, algo del patio de cocheras y algunos cimientos.
Pero, al bajar a la ciudad llan, debieron ubicarse en varias casonas. Sabemos que, a
principios del siglo XVIII, lo hicieron en las primeras casas de de la calle
Real. Pero, al construirse las nuevas casas consistoriales con plaza, casas de cabildo y casas de
Enfrente, la ciudad buscó como Casa de Corregidor una alquilada para vivienda
del corregidor; y las propias oficinas municipales reservaban algunas
dependencias para ejercer la justicia.Incluso alguno vivió en ellas.
Por
una escritura de arrendamiento de 1757,
ante el escribano José Guitérez[1], varios regidores de la ciudad , el alcaide
del Castillo de la Mota
don José de estrada Manrique, y don Diego de Molijna y Lizaur, firmaron un acuerdo de unas casas
principales para el aposentamiento y
alojamiento del Señor Marqués de Ussel, corregidor de la ciudad de Alcalá la Real , en la Plaza
Pública de la ciudad. Su dueña era de ascendencia alcalaína, Isabel
Ana de Palomares, vecina de Loja, pero ,
como la denominaban en aquellos tiempos
de rentas forasteras, y, por eso fue representada por su hijo, el fraile de
Consolación José de Cabrera y Palomares,
que presentó los poderes de la anterior con la condición que se comprometía pagar las obras de reparación, puertas y
las humedades de la bodega (Estas provenía de una fuente de la plaza que se trasladó al Paseo de los älamos). Los miembros del cabildo se comprometían a
habitarla , pero, en caso de que no lo hicieran, la dueña podía alquilarla.
La renta consistía en cuarenta y cinco ducados anuales que pagaba el mayordomo de propios por la Pascua de
Navidad. Y la duración del contrato hasta 1766, es decir nueve años de duración.
La plaza fue remodelada a principios de siglo XX con edificios modernistas y estab rodeada de algunas fondas y viviendas, por eso a lo más que podemos ofrecer esta panorámica de la plaza.
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