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domingo, 14 de febrero de 2016

FIESTAS EXTRAORDINARIAS DE ACONTECIMIENTOS LOCALES

 

 EL  SACROMONTE ALCALAÍNO ( BAHONDILLO BAJO Y PUERTA NUEVA)



  

Generalmente están referidas a acontecimientos que se apartan del ritmo normal de la ciudad. La llegada de un corregidor o de un abad significaba una importante noticia para todos los vecinos, ya que ellos debían convivir y ser gobernados en lo material y en lo espiritual. Es verdad que gran  parte  de los  abades no llegaban a acudir a la comarca, sin embargo, los corregidores establecían su residencia en Alcalá la Real, por ser la capital del extenso corregimiento de las ciudades de Loja y Alhama y la de la ciudad jiennense. Generalmente, anunciada con antelación la llegada del corregidor se le esperaba por una comisión de diputados regidores que se desplazaban hasta el sitio que se les ordenaba. A veces, incluso, acudían a la  capital de Jaén, pero lo más frecuente era recogerlo en las Casas de Justicia o las habilitadas y arrendadas para la ocasión ,que se adecentaban con los mejores medios. Hay multitud de libranzas de gastos de la comida y aderezo, como ejemplo la del diez de enero de 1704 con motivo de la llegada del corregidor el conde de Torrepalma en la que se gastaron tres mil reales de vellón. Después, acompañaban al corregidor hasta el cabildo, donde le entregaban las varas de justicia, jura la defensa de los privilegios de la ciudad ante una cruz, antes , una espada, y la pureza de la Inmaculada Concepción, e, inmediatamente, se celebraba el cabildo en el sitio de presidencia. Tras el acto protocolario, se celebra un banquete en la casa del corregidor, donde corría el vino, la carne de pavo, cordero, los dulces y el aguardiente.
La llegada del abad a veces se llevaba a cabo con un recibimiento de los regidores a las afueras de la ciudad que se complementaba con luminarias y fiestas de toros.

Una fiesta muy celebrada fue la que tuvo gran trascendencia con motivo del llamado valimiento, por lo que significaba  de la restitución de los impuestos pagados a la Corona y  en 1751 supuso un gran respiro a la hacienda local. Para ello, los dos cabildos, el eclesiástico y civil proclamaron una serie de fiestas que celebraron en honor de la patrona con una función solemne y una procesión donde participaron todos los clérigos y las hermandades. Para el acto se invitó de orador en la cátedra religiosa al rector del Colegio de la Compañía de Jesús en Montilla, José de Hierro[16]
No sólo se colabora con las celebraciones locales que se realizaban con motivo de algún acontecimiento regio o nacional, sino que se obliga a la ciudad a participar en la parte económica con motivo de alguna importante y fastuosa celebración cortesana. Claro ejemplo de ello fue en el 1717 en el que se obligó a compartir un tributo de 256.915 por el casamiento de la Reina. Sin embargo, la ciudad estaba prácticamente embargada en todos sus bienes y daba todas largas posibles para evadir tan fastuoso impuesto, alegando la exención de impuestos y alcabalas a pesar de las reiteradas intervenciones de pago del intendente del Reino de Jaén. El asunto se prolongó hasta el año 1718 cuando por fin se finiquitó el mencionado impuesto por el mes de mayo.
La parafernalia y el protocolo que presiden la procesión cívica del cabildo en su asistencia a sitios y actos públicos se mantiene, aunque hay momentos en los que se sustituyen las chirimías por medios más austeros como el clarinero que quedaba en manos del pregonero, que asumía ambas funciones. Es significativo el años 1717, cuando se manifiesta el acuerdo de contratarlo.[17] Probablemente, vestía con los mismos atuendo de los porteros de rojo carmesí sin los escudos ni reyes de armas.

En el siglo XIX, el regocijo popular por la expulsión de los franceses de Alcalá, a la que obligaron con grandes imposiciones, vejaciones y muertes, se celebra cada año por el quince de agosto. La primera de ellas, el 1813, destacó con una fiesta de toros y otra de guerrillas, que consistía en una fiesta de moros y cristianos a cargo de la cofradía de las Animas del purgatorio.
El día de san Fernando va a convertirse en una fiesta local, rememorando la restauración en el trono de Fernando VII. El año 1814, tuvo una especial efemérides con la iluminación general de la ciudad, funciones públicas, en las que concurría la música. Se celebraban tres días de fiesta: en el primero, denominaban de VOCACIÓN, que consistía en el repique de campanas por la mañana y la iluminación de la ciudad por la noche; el segundo día, por la mañana, del día de san Fernando se celebraban las tradicionales misa, sermón y Te Deum, y, por la tarde, la procesión general con las imágenes de la Virgen de las Mercedes y san Fernando, en la que se engalanaban los balcones y ventanas con colgaduras; y el tercer día, se hicieron máscaras  y festividades de alegría.

Un acontecimiento que se celebró con gran intensidad fue el fin de la cólera en el año 1885. Además de las rogativas dedicadas a la Patrona, procesión general,  y el Te Deum de acción de  gracias, en la que intervino una capilla de música de Granada y un escogido predicador, se hicieron veladas, fuegos artificiales, cucañas y toros. En los actos intervino la banda del Regimiento de Artillería de Granada.

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