Archivo del blog

miércoles, 17 de enero de 2024

EL RASTRO

        LOS ARRABALES NUEVOS Y    ACCESO AL BARRIO DE SANTO DOMINGO

 
En primer lugar, hay que partir del carácter militar del barrio de Santo Domingo y su indefinición territorial interior  en los primeros momentos de su desarrollo urbanístico en  tiempos de los musulmanes. Sus murallas, cerradas a cal y canto, impedían cualquier intento de penetración bélica al recinto de este Viejo Arrabal.  Así, según los datos de las actas de cabildo de 1492, tan sólo se permitía la entrada por una única puerta, y, esto dio lugar a que, en tiempos del los Reyes Católicos y con  la nueva  situación de conquista del reino nazarí y llegada de un largo y definitivo proceso de paz, se  diera licencia en abrir la muralla  por varios lugares y aumentara[2] en nuevos vanos.  Por otra parte, por el hecho de encontrarse el arrabal en una fortaleza que era flanco de continuos ataques,  en un se cuidó y se puso dificultades para el acceso directo entre el propio barrio y la  ciudad fortificada, y,  además, con respecto al resto de vías que se acercaban al castillo.
  A este barrio,  su vez,  se accedía  exteriormente desde los caminos de Granada, de Priego, Castillo o de Jaén, por  varias puertas: las del Arrabal, la de Martín Ruiz o del Cambrón, la de  Granada y la de Zayde. A esta última desembocaba una calle, como lo manifiesta el Discurso de los Aranda”..desde  el suelo bajo de la calle, que es do está la puerta que dicen de Zaide, arrimada a la dicha torre(Nueva).”
Con  la ampliación de los barrios adyacentes, la puerta del Rastro, la de San Bartolomé y la de la Peste jugaron un gran papel en otros momentos de peste  y epidemia.
Por consiguiente, la ubicación de las  puertas definió el diseño urbanístico posterior  de este barrio, porque el entramado vial arrancó de muchas de ellas o, al menos, reservan espacios abiertos  al barrio.

ESPACIOS DE LOS ARRBALES NUEVOS. EL RASTRO

Entre  1544 y 1545, siendo corregidor Francisco de Cherinos, se llevó a cabo una gran labor constructiva y comenzaron muchas obras relacionadas con el abastecimiento de la ciudad, entre ellas las del Rastro, que  consistieron en labor de allanar y limpiar toda su calzada, e, incluso, en algunos lugares, se cubrióEste es el caso de la  situación que ofrece la zona próxima al Matadero Municipal, muy cercano al Rastro. Este texto de una libranza de libro de cuentas de 1544 del ayuntamiento alcaláino, muestra claramente la funcionalidad del Rastro :
“Discarguénseles  4.028 maravedís  a Alonso López Robledo  porque fue a pregonar a los  comarcas que traxesen ganado para el rastro, 3n 23 de abril de 1544”
PORTALES DEL RASTRO
Y demuestra que el Rastro debió ser una forma a medio cubrir para albergar el ganado por la libranza  de ocho de junio de 1607

“La ciudad libró 22 reales a mayordomo de propios por los aver gastado en el reparo que se hiço  de los portales del Rastro conforme al decreto de don Pedro de Frías, regidor, que va con la librança”.
.
MATADERO

El Matadero era un edificio primordial de este lugar, donde se encontraba un compartimiento  con  un solo cuerpo, donde se romaneaba, un patio con varios nogales,  y, otros cuartos de encerramiento  para los animales y se llevaban a cabo los primeros momentos de la matanza de animales.
Por un contrato ente El clérigo Felipe Figueroa, mayordomo del  Hospital del Dulce Nombre de Jesús y Santa Caridad, arrendaba a  otro  clérigo Juan Gallego una correruela, una especie de huerto,  debajo del Matadero, lo que ilustra del aspecto semirrural de este amplio espacio en 1558. En esta  especie de huerto, se arrendaba  y era  sembrada de alcacer o cebada por Antón Cano, lo que nos ilustra muy bien del terreno y urbanización de la zona.  
LA PUERTA ZAYDE


            Tras la conquista de la ciudad de Alcalá la Real , la población de la Mota debió extenderse hacia el llano de una forma diseminada por los terrenos más cercanos a las murallas en forma de pequeñas caserías que ocuparon las alquerías musulmanas. Ofrecían un terreno a medio camino entre rural y urbano con veredas que comunicaban a los vecinos y los acercaban a las puertas de las murallas. Está claro que algunos establecimientos-generalmente contaminantes  o de mayor impacto para los vecinos  como los mataderos, tenerías y los ejidos, se establecieron en los sitios más alejados del recinto amurallado del Arrabal Viejo. Con el corregidor Francisco de Cherinos diversas obras en su entorno entre los años 1542 y 1549, relacionadas con una calle que unía con el Rastro, portada y allanamiento de la Puerta Zayde.
Esta puerta, la de Zayde,  ofrecía un  carácter de comunicación interior entre los barrios del Rastro, San Bartolomé y el de Santo Domingo. Su descripción se remonta al siglo XIV[3]:

“Y con esto se entraron a aposentar al Arraval Viejo, y cerca de la Puerta , la qual por vezinos le fue avierta, junto al pie de la Torre Nueva que dizen. Porque después que el rey don Alonso ganó Alcalá, en el lugar do estava la torre, que, en la cerca ella, dije que el rey  había puesto en cuentos y mandado derribar, labró ésta nuevamente, muy más grande y superva que antes era. La qual arrimada a  lo alto y Mota de la ciudad, asta emparejar y algo más, tiene tres bóvedas, unas sobre otras, y su andén y castillo de altas paredes, sin almenas, salvo la guirnalda alrededor cuadrada, como la torre era., Y en medio tenía un torrejón ochavado, como está dicho, y derecho de otras tres bóbedas tenían en medio del cruzero de cada una, de la misma manera y tamaño, redondas. Sin otra que tenía otra bóbeda baja, y quarta de ellas, que era  solamente pozo de agua, de suerte que qualquier cosa que echasen por la voca del torrejón no parava asta el lugar de la dicha agua de la quarta y vaja vóveda(...) en este comedio los Monteses avían echado preso a Alonso de Gámez y a otro..(...)..a los quales pusieron en la vóveda de en medio de las tres de la dicha torre. Una saetera de la qual, en el grueso de la  pared, tanto  ancha como angosta por de fuera caía quanto una lanza, o poco más, en alto sobre el pleytel del dicho aadarve que viene a zerrar con la dicha torrre. Desde el qual , dándoles desde fuera a los que estavan dentro presos, por la saetera, una carta metida en una lanza, o las que fueran menester según la altura. Por lo qual savían lo que avían de hacer.  Y hecho el concierto, como el carzelero bajase a darles de comer sólo, los dos apechugaron con él, tanto que derivado en el suelo, el uno de la caveza y el otro de los pies, echarom y lanzaron por la boca y agujero, que en medio estava, de manera que pasando la vóveda no paró asta dar en l agua que tomó por sepultura. Lo qual hecho suvieron arriva a lo lato para arrancar la puerta de ella, de manera que  no les entrase nadie. Con una escoda, que los de fuera les dieron atada en un cordel, aportillaron la dicha saetera, y hizieron un agujero que olgadamente por él pudiese entrar un hombre, como oy día aparece y enmendado de mampuesto. Lo qual hecho , y venida la noche, que fue tres días después  de ser aposentados do hazían plazo a los dichos Gonzalo Carrillo y su compañero, y a todos los demás  que les aguardavan, haziendo traer de sus hatos terneras y otras cosas para el vastimento, por un cordel, hechos nudos a trechos, desde el suelo vajo de la calles, que es donde está la puerta que dizen de Zayde arrimada a la dicha torre, y el alcayde de mi abuelo y Fernando de Aranda  con sus armas, subieron y entraron por la saetera.El alcaide, su hermano, como  era pessado, demás de estar cargado de las armas, no se atrevió a hazer lo que ellos dos, y los demás suvieron, avían hecho. Y, por acavar la descripción  de ella, haré descripción, haré esta disgreción: a los quatro rincones tenían arcos de cantería sobre pilares, arrimados desde el suelo, y con las roscas abrazando de un cavo e de otro la pared por  travazón de la obra. Y así azían ochavos, que correspondían a los del torrejón de en medio, que era ochavado, y en las dos esquinas y en mitad de los tres costeros, que salían fuera del muro, tenía zinco garitas con canes y sobrecanes, abiertas por lo vajo y chapadas por lo alto, como chapitela, y zerradas de ladrillo de canto, con sus corrientes..Los de la torre estuvieron en lo alto toda la noche cantando y velando, y, venido el día, abajaron a lo bajo. Y puestos en horden y aperzebidos se van para la plaza. Sería ora prima ya salido el sol. Y como asomaron por ella vieron estar tres esquadrones de  hombres armados, el uno a la puerta, el otro en la calzada que el mirador que está frontero de la dicha plaza, y el otro y terzero junto a la casa de Palazio, que entonces era y ahora es plaza. Los quales, como los vieron para pelear, aunque eran tan pocos  que avía diez para cada uno dellos, no se atrevieron a atender y esperar. Que los de la puerta la yglesia se entraron en ella, por tener cerca de la guarida. Estos eran jente de Martín Alonso de Montemayor que favorezía a los Monteses, porque algunos de ellos vivían con él. Los de la calzada que eran los mismos contrarios, bajándose de ella se fueron la calle arriva de la Plaza para sus casas y algunos de ellos llevaban tanto temor  que no pararon asta esconderse en los gallineros(..) Los que estavan junto a la cassa de Palazio que eran los criados de Diego de Merlo, que a la sazón era alcayde de Alcalá, y les debería favorecer, entrarónse en él, y, como entrasen dentro ellos, tras de ellos, no pararon asta las faldas de  doña García Carrillo, su mujer” 


Pero, ya en el siglo XVI,  hay constancia de que una calle  desembocaba a esta puerta, como  se manifiesta en el siguiente acuerdo[4]:

“Se ordena que se empiedre la pedriza de la calle Calancha y   calle de la Puerta Zaide y otras”.

Años anteriores, ya se encontraba desbordado su espacio de entrada y de entorno por  varias viviendas y por la urbanización de  la zona, como se  manifiesta en este censo parroquial :

 “Francisco Santacruz, casado con María Hernández, fundó una memoria sobre casas principales y accesorias junto a la Puerta Zayde, linderas con Constanza López y dos calles”.


DESDE LA PUERTA MARTÍN RUIZ AL RASTRO

  En 1571, el cabildo municipal  compró varias casas- de las hermanas María y Ana de Torres- cercanas a este lugar para ensanchar la calle Cava y limpiar la zona y adornarla, para ello hizo una pared a la parte “de la puerta de Martín Ruiz  bajo del Rastro”, ya que el sitio se había convertido en un  muladar y derrumbadero muy peligroso para las gentes y cabalgaduras que pasaban por allí  pues era la puerta principal de la Mota. Además se ordenó en un cabildo  “se haga empedrar lo que está encima de la Puerta de Martín Ruiz,  lo que sirvió para  formar una nueva calle”. Por el pago de  la  obra en   el años siguiente, tenemos  la fecha exacta de la obra de la calle[5]:
 
“Des cárguensele más  mil e doscientos y veinte y dos mrs, que  pagó e se gastaron en empedrar un pedaço de empedrado  en la calle de la Puerta Martín Ruiz, en que se ocupó un maestro dos días,  que ganó ocho reales;¡ e otro maestro dos días que son  seis reales; y quatro peones en dos días que ganaron ocho reales y res reales de dos días del obrero; y lo demás que fueron doscientos e sesenta  e ocho mrs. se pagaron a los que truxeron piedra y arena: que todo montó la dicha contra de los dichos mil e ciento e veinte y dos mrs. : mostró la copia del gasto firmada del señor Luis de Villalobos jurad,  a quien e se acometió e librança de ciudad. Su fecha a onze de julio de este dicho año”.

 CALLE DE LA PUERTA NUEVA

            Desde la  Puerta Nueva  en dirección frente a la ermita de San Bartolomé, salía  y ,  en tiempos del alcalde Gamboa,  se intentó arreglarla, lo que no sirve para describirla y su entorno urbano:
Su merced  el alcalde mayor dixo que visitando las calles públicas de esta ciudad llegó a la Puerta Nueva que está  en los muros de esta ciudad a la parte que mira a San Bartolomé y bio como toda una calle que está hundida,  y por ella no se puede pasar e ynformándose se supo  que es de las calles públicas acostumbradas por donde el día del Corpus Christi  pasa la procesión  y. quando ay alguna execución de justicia y pasa por alli y por estar cayda hundiéndose , el día del Corpus que  ahora paso no paso por alli  la procesión  porque su ruina  impidió el paso por ser calle publica,  que ay casa principales en ella, cuyo adorno y pulicia pertenece a esta ciudad  y su merced viéndolo  procuro remediar lo y por la parte por donde estava edificado;  que es la cayda no tiene dueño que la redifique, porque sus poseedores, que  fueron de los solares que oy parecen son muertos ausentes y otros pobres que an desamparado , y por hallarse presente en esta ciudad unos maestros de cantería portugueses los mandó llamar y vieron lo que era necesario par el reparar y, que sacasen en cimiento desde los firme de la tierra sacando por lo alto de la cale bara y media de pretil  con un una piedra labrada  por cima y con seis de estribo,   todo lo qual lo concertó  lo tomarían a destajo y por su quenta  hasta dar lo acavado  y por tener allí sus casas don Francisco de Pineda  y el alcaide don Antonio de Gamboa y resultar les  el provecho  adorno de sus casas a concertado con ellos den dos partes del costo del dicho reparo y la ciudad ayuda con la otra y para que se provea lo que conbenga  a que importa la ciudad el adorno y pulicia de las cosas públicas.
La ciudad aviendo entendido la propuesta del señor alcaide, ayer acordó se den a Melchor de Góngora mercader 40 ducados con los quales el alcaide don Antonio de Gamboa y don Francisco de Pineda  Góngora an de dar lo demás necesario para acabar de hacer la dicha obra en la forma referida  a contento de la ciudad sin que aya de dar otra cosa ninguna la ciudad , este pagaba a los maestros

CALLE DEL RASTRO

En 15 de julio de 1571, se data la situación de existencia de una calle del Rastro:

En este cabildo se mandaron librar  32.992 maravedís medio que se gastaron en el arrecife que se hizo en la calle del Rastro  como consta por el memorial del gasto firmado por el alcayde Pedro de los Ríos”,
MURALLA DEL RASTRO

Este acuerdo  de junio de 1614 ilustra que la zona del Rastro estaba amurallada_

La ciudad libra 50 reales en  penas de cámara que se reparen la muralla del rastro y la de la entrada de la plaça y el alcaide  don Antonio se os haga gastar y hacer el reparo con el parecer de los alarifes.

Y lo refrendan estos otros acuerdos de 18 de marzo de 1603:


Nuño Hernández de Valladolid regidor de esta ciudad y comisario de las murallas de esta ciudad digo que respecto de las grandes aguas que ha hecho a esta parte del años  yo e dado buelta con los alarifes a ver la necesidad que ay en ellas  y parece que en la muralla que alinda con el Rastro un poco más abajo , están los cimientos de un pedaço de la que es muralla descarados y que en ebidencia se juzga que si no se repara podría ser benir mucho  daño .
Y sí mismo otro pedaço enzima de la Puerta Nueva en la muralla de ella con la propia necesidad por la parte alta   y de la propia manera en la muralla de enfrente  de la Carnicería que se alla otro pedazo a caer en lo uno y en lo otro dicen los dichos alarifes que será necesario cosa de 50 ducados y, haciéndose, se le cursará la ruina que de los puede resultar da esta ciudad
Y por último, este acuerdo de diez de mayo de 1612 que refiere más explícitamente la puerta y el barrio:
La ciudad acordó que todos los maravedís que se deben de las penas de cámara corridos hasta san Juan 1611 y los que oviere hasta san Juan de 1612 de este año se gasten en los reparos de las torres y murallas  de esta ciudad como por la facultad de su majestad se manda(...) e  atento que una torre cuadrada que esta en saliendo de la Puerta Nueva a la derecha se está cayendo y se temía que se cayese llevaría atrás el lienzo de la muralla y haría daño notable en la casas que están en el bario de san Bartolomé  y que asimismo un cubillo que está delante de la dicha torre amenaza ruina  y otros algunos reparos que son necesarios en las dichas murallas como son el Rastro y junto a la Puerta el Aire para que estos reparos se hagan con la brevedad   y seguridad que conviene , manda a Gamboa y Rodrigo Mora hagan posturas y se pregonen”.

LA CARRERA DE SAN BARTOLOMÉ

  La carrera de caballos de san Bartolomé se encontraba bajo el Matadero y continuaba el Anillo exterior de la tercera muralla. Se encargó, a principios del siglo XVI,  a Pedro Veneroso, regidor y comisario  de la obra de la Carrera de San Bartolomé, dijo que en esta ciudad ay muchos cavallos e potros, e no se ejercitan por no estar acabado el suelo de la dicha Carrera oy ; esto se podría hacer con facilidad y bien, y entrando las aguas, no se podrá e de perder a lo esta fecha que pide a la ciudad mande eche en pregón que se conforma a las condiciones que se hicieron  y se dé orden de dineros para ellos.
La ciudad mandó que se hagan condiciones por el dicho comisario y se trayga en pregón el hacer este suelo y el domingo doze de este mes se remate en quinientos ducados A


Y en   14 de noviembre de 1600, se ejecutó acuerdo:

Pedro Veneroso dixo  que conforme al acuerdo de la ciudad se remató el suelo de la Carrera,que esta ciudad haze junto a la ermita del Señor San Bartolomé, en nombre de Juan Sánchez, albañil en cincuenta y siete ducados y medio, da noticia a esta ciudad para que, antes que entren las aguas, se acabe para ello probea los dineros y que faltarían 160 baras de chapas, poco más o menos, para acabar de cubrir las paredes de ella y otras pieças para las columnas y bolas para el remate de ella, y porque hazerlos   a jornal y traerlos a ella será de mucha más costa que, siendo a destajo, pode se paga a pregón se remate. La ciudad dixo que en quanto el dinero acudan a su merced el corregidor para que probea  conforme  a lo que este caso tiene proveydo esta ciudad y en lo demás el acometió al dicho Pedro Veneroso regidor  para que haga condiciones para que esta obra  y se trayga a pregón y se rémate el domingo primero en quien menos diere e la pusiere.

(AMAR. CAB. 9 de enero de 1601).

Se manda que se repare el pendón antiguo, y se compren dos varas de tafetán  porque la  cofradía no tiene dinero. En los meses finales de diciembre de 1600, se comenzó a hacer el camino o carrera de San Bartolomé, y hubo que hacer ordenanzas para perseverarlo de ello:
“La  ciudad acordó e mandó se pregone que ninguna persona entre con bestias en la carrera de caballos que se hace en San Bartolomé ni entren a jugar bolos ni barras ni quiten piedra ninguna de los lienzos de la dicha carrera ni de las que están puestas, a la entrada de ella sopena de 600 maravedís conforme a la dicha ordenanza”.
            Y en el cabildo del doce de julio de  1613, hace este traslado el  procurador Baltasar Maldonado:

“Baltasar Maldonado, procurador general de esta ciudad y en nombre de ella, digo que la Carrera de los caballos le costó a la esta ciudad muchos ducados y es muy importante para hacer los potros y correr los caballos , vase caiendo por no estar rebocada y acabada de sentar unas losas , doi noticias a esta ciudad para que porga el remedio  que conbenga y se adobe ahora  y le costará poco y pido Balasar Maldonado herrera.
La ciudad cometió a Luis de  Frías Bázquez regidor de esta ciudad bea el remate y papeles  y obligación  y informe si está pagado.
En cumplimiento de lo acordado por esta ciudad e visto el remate que hizo Juan Sánchez arbañil y condiciones del para hacer la carrera de los caballos junto a la iglesia de san Bartolomé y por los papables consta se  le remató la dicha obra a dos reales y medio cada tapia puestos los materiales en la obra a costa de esta ciudad; y medio real al más por cada tapia por rebocar y las condiciones referidas fueron que  abía de tener la dicha carrera 152 baras  de largo y bara y media de alto por encima de la tierra; y media bara de hondo por la parte alta y por la parte baja tres cuartas  por aber manantial. Y la dicha carrera la midió Miguel de Lara y declaró  tener cuatrocientas tapias de cimientos  y paredes  y por no estar rebocadas   ni acabadas la tela de la parte alta de la dicha carrera  y paro las quentas que se han +rtomado a Melchor de Góngora  y Pedro Núñez pareze aber sele descargado  a los susodichos que dice  an dado al dicho Juan Sánchez para la dicha obra 1.815 reales el dicho Melchor de Góngora 720 reales y elo demás el dicho Pedro Núñez de manera que las tapias  que tiene fechas hasta ahora el dicho Juan Sánchez  sigun lo dijo declara Miguel de Lara que son 4oo montan 2.000 reales y se restan  y parezer tener en su poder el dicho Juan Sánchez  815 reales  y esto es lo que hallo por los papeles que aquien  cito   que en todo me remito  y refiero y la ciudad podrá mandar y probeerlo  lo que fuere serbido fecho en Alcalá la real en 21 de mayo de 1613. Luñís de frías. Se haga diligencias sobre Juan Sánchez



 LA TRAMA  URBANA Y LA VIVIENDA

Semejante al barrio de Santo Domingo, varias calles distribuyeron un gran número de casas más modestas  como correspondían a sus  numerosos vecinos que las habitaron intensamente, sobre todo,  a partir del  siglo XVI. Estos acuerdos ilustran del entramado de calles:

En 15 de junio de 1576, calle de San Bartolomé al Matadero:

En este cabildo se mandaron librar 6.480 maravedís que se gastaron en el empedrado de la calle de San Bartolomé que sube al Matadero, como consta `por la copia del diputado  y fe de la medida que mandan que baya con la libranza”.
En 3 de agosto de 1576, la calle del Rastro al Matadero:

En este cabildo se cometió a Juan de Narváez, diputado, fiel ejecutor,  haga empedrar la calle que va del Rastro al Matadero , que es la calle del adarvejo,  por estar muy mala e peligrosa atento que lo piden los vecinos  e que la comienzan a empedrar en entrado el mes de septiembre primero.
Y no olvidemos las calles que partían  de la Puerta Zayde, denominadas de Cebrián Diaz, Alonso de Jerez y del mercader Alonso de Córdoba, y otra sin mencionar (Padrón de 1587).


La tipología de casas puede responder  a los siguientes modelos:
-una casa hidalga, con dos cuerpos. Se accedía  al primero,  por una  puerta abierta asimétrica a la casa frontal de su calle, portal, patio castellano con pilares y cobertizos  y habitaciones para cocina, salón bajo, caballeriza, huerto con pozo; el segundo, aprovechando los desniveles del terreno que le serían de base   o una escalera  artificial, se accedía a los cuartos de dormitorio; excepcionalmente, un tercer cuerpo, compuesto de pajar o una bodega subterránea. El padrón desaparecido de 1495 nos proporciona el dato de que 24 vecinos hidalgos vivían en el Arrabal  en contraposición  de 81 de la ciudadela de la Mota[6].
-Casa, de un solo cuerpo, con bodega excavada en la roca y miradores que se enlazaban con las partes superiores de la fortaleza o un corral fuera de la muralla. . Sirva de referencia este contrato para realizar  una casa a Martín de Cea  en la calle Cava en torno a  1620.
Pedro Nuño se obliga a hacer en la calle Cava un cuerpo de casa y  corral a Martín de Cea, capitán[7]
-Casa-cámara, para viudas, criados y  personas pobres de solemnidad que ocupaban  los lugares más recónditos y superpuestos entre las viviendas. Son frecuentes las referencias en libros de censos y  padrones y se adelantan a las casas de vecinos de las poblaciones de vecinos.
Conforme avanza el tiempo,  las casas reservan lugares para lagares, telares, tundidores, tintes etc. Con el fin de  destinarse a estos fines,  se ven  favorecidas por un pozo que les surte de agua doméstica, de elemento fundamental de higiene limpieza y de riego básico para el  pequeño huerto, lo que se manifiesta en estas palabras del cronista Guardia Castellanos:

“Contrastando con la aridez y sequedad dominantes en la meseta del cerro de la Mota, debido a su conformación geológica, responde la abundancia de pozos enclavados en su ladera meridional, donde se alzaba el barrio denominado el Arrabal: las aguas pluviales depositadas en las mismas, al ser filtradas por las capas de tierra que la cubren,  si bien por lo reducido del área de la expresada  meseta no llegan a surtir toda la dicha ladera hasta llegar a la hondonada, emergen, en cambio, con riquísimas propiedades de potabilidad del fondo de los innumerables pozos enclavados en las proximidades de las murallas que coronan el cerro, lo que hace suponer que en cada casa que constituyeran el Arrabal, existiría un pozo. De los distintos que en la actualidad existen en los huertos y corraladas de dicho paraje, ninguno de ellos tan fresco y cristalino como los dos que hay en la antigua mezquita mora, hoy Iglesia de Santo Domingo, el uno que en la plazuela de entrada, y el otro en un pequeño corral contiguo a la sacristía, y muy especialmente este último, el  cual según dice, data de tiempos de la dominación sarracena[8]”.   

A través de los contratos de compraventa y mandas testamentarias  de los documentos notariales, percibimos en,  dentro del Arrabal Viejo, el encabalgamiento de una casa sobre otra y la ampliación de la vivienda a través de la excavación del subsuelo y  de la roca que conformaban  dos  formas constructivas muy peligrosas para la seguridad de los vecinos, pues provocaba caída de manzanas completas  de  viviendas y  de los fundamentos de muros, así como la  destrucción de la trama viaria original  estableciendo diversas capas de trama urbana, a veces, confusas e indescifrables para las investigaciones posteriores  Con las excavaciones y perforaciones de la roca del cerro, los vecinos  consiguieron  formar bodegas dentro de  las cuevas de la roca, cárceles para esclavos, cámaras o viviendas infrahumanas para criados, viudas y pobres de solemnidad, despensas, almacenes, pozos ciegos y de agua y sótanos, hasta tal punto que las autoridades se veían obligados a perseguir continuamente  cualquier abuso de infracción urbanística:

“Cualquier home que quisiere cabar pozo o gabia o cárcel o sótano no debe fazer la caba cerca de la pared ajena”[9].

El paisaje urbano se completaba con tinas, cuadras y caballerizas en las casas de las familias más nobles, ocupando la parte baja; en otros casos, gallineros para las familias humildes: en ambos casos estableciendo la separación entre una casa y otra




[1]      GUERRERO LAFUENTE, Mª  Dolores Y DE CASTRO MARTÍNEZ, Lorenzo Evolución urbanística de Alcalá la Real en el siglo XVI. Notas para el estudio. Cuadernos del Amar. I. Página. 93-96.Año 1993.
[2]      AMAR. Acta de cabildo de 11 de marzo y 30 de mayo de 1492.
                Ibid. Libro de los Aranda . 1454. Folio 25 v  Libro IV Capitulo II .Muy interesante   la descripción de la Cárcel con motivo de una reyerta entre bandos.

[4]             AMAR Acta de 1 de agosto de 1586.

[5]          AMAR. Libro de cuentas de.1572. Libranza 83 (11 de julio). Arreglo de la puerta de la muralla de Martín Ruiz”.
[6]      GUARDIA CASTELLANO, A. Leyenda y notas para la Historia de Alcalá la Real . Edición de F. Toro  1996. Página. 181. Luego, sus casas estaban en una  proporción de menos del 25 %, que no debía coincidir con la población correspondiente a  toda la vecindad, porque de los 555 vecinos de Alcalá la  Real, probablemente ya en 1495, existirían más de cien casas en el Arrabal Viejo.
[7]      AHPJ. Legajo. 4902- Folio 438. 20 de noviembre de 1620.
[8]        GUARDIA CASTELLANO, A. Leyenda y notas para la Historia de Alcalá la Real . Edición de F. Toro  1996. Página. 136 y 137.
[9]      AMAR. Ordenanzas municipales de Alcalá la Real 1552



SIGLO XVII. COMIENZA SU ABANDONO DEL RASTRO



  












A  partir de principios de siglo XVII, en la ciudad fortificada de la Mota y sus barrios anexos, se observa un descenso poblacional  muy significativo  que se registra en los padrones, censos  y  diversas listas de reclutamiento o  de  imposiciones., Como consecuencia de esto, teniendo como precedente que, a finales del siglo XVI,  ya se inició también el paulatino abandono del Arrabal Viejo, todo este  proceso de declive de estos barrios  se culminó  a finales del  siglo  XVIII.
.           De ello se hacen eco los   miembros del cabildo municipal de 25 de noviembre de 1586. Pues, se abre un informe para abrir una carnicería en el Llanillo, aludiendo que la ciudad tiene 3.500 vecinos, gran trato y comercio  y,  por ello,  se debía dar ventaja a los de abajo, pues no subían el ganado al matadero. Pronto surgió el debate perenne entre el mantenimiento de  la ciudad  fortificada y el progreso de la nueva ciudad a las faldas de los dos  cerros.
Varios momentos marcaron los hitos históricos de la destrucción de la Mota y su Arrabal Viejo y Nuevo. El primer aviso correspondió a la ruina  de la parte meridional de la Plaza Alta en el año 1581, lo que supuso la pérdida de su acceso por la calle del  Cañuto  y el Gabán, así como la destrucción de dos calles adosadas a la roca del barrio de Santo Domingo A largo de  los años siguientes, son continuas los acuerdos y sesiones de cabildo referentes a la reconstrucción del Gabán.

El segundo aviso, posterior a la  anterior caída del Gabán, se constata en las continuas peticiones a la  Corona para que prorrogasen la concesión de  parte de las penas de cámara con el fin de restaurar las murallas de este entorno. Claro testimonio es este acuerdo de 1605:
“La ciudad trató sobre el reparo de las torres  e murallas de esta ciudad, por ser frontera de costa y reino de Granada y tan cercana a la mar, y una de las mayores  que hay en los reinos, por lo que Su Majestad y los señores Reyes, sus antecesores, han tenido particular cuydado de mandar que las fortalezas, torres y murallas della reedificarlas y se reparen siempre como conviene, y, para ello, han hecho  merced a esta ciudad  siempre  de las penas de  su Real Cámara, mediante la qual  su merced   están y, más  reparadas que otras de otras ciudades , y ahora por las muchas aguas y tempestades  de los años pasados , y, por aver faltado el continuo reparo que se iva aciendo en ellas,  ay gran necesidad  de que esto lo vaya adelante, porque estaban aportilladas algunas murallas , y otras son las murallas  que amenazan ruyna por falta de cimientos  como son  las murallas  que caen abajo del  Rastro, y las que continúan  con la Puerta Nueva, que también se an desmantelado, y , cada día será mayor la ryuina , y ni más ni menos, las murallas que están desasidas de la Puerta de la Plaza, por todo lo qual  y por cumplir (…) se pide a S.M. prorrogar   la merced de las penas de cámara y se acomete al alcalde don Antonio López de Gamboa”[1].  
Otros nuevos  momentos importantes significaron y marcaron el hito de la historia destructiva de esta muralla  Aunque es verdad que el primer momento correspondió al año 1581, lo que supuso la pérdida de su acceso por la calle del  Cañuto  y el Gabán, así como la destrucción de dos calles adosadas a la roca. A continuación, le siguió, en 1621,  la caída de una gran parte del lienzo de barbacana, que cerraba  la fortaleza, relacionada con las murallas y el Gabán. En 1622, algo parecido le sucedía al arco de la puerta  Nueva, a  la Puerta de Martín Ruiz y al lienzo de muralla, que limitaba con la ermita de San Blas y las casas de Francisco Ramírez, que fueron reparadas, lo mismo que la Casa de la Justicia y la Audiencia que se celebraba en los soportales  bajo los corredores. Además, el abandono de los edificios públicos y religiosos ahondó la herida del abandono de estos barrios.
            Dos flancos van  a producir  el deterioro del barrio: las calles colindantes con la muralla del Gabán y las Carnicerías, y, por otra parte, el flanco de muralla que daba al Rastro y lindaba con la calle Cava. 
            Son frecuentes los arreglos de la muralla a principios del siglo XVII. En concreto, por la zona de la Puerta de Martín Ruiz, se produjo un gran deterioro, que condujo a tomar  una serie de medidas a los regidores del momento, que estaban muy acuciados con le crítica economía de aquellos años y hubo que echar mano a las rentas de los labradores de los cortijos de propios. Asís se recogían, en un legajo de la subasta del reparo de las murallas,  las  obras  programada EL RASTRO  (consistentes en  traer cincuenta perpiaños   y poner cal y arena y puntales y las cajas  para la dicha muralla)  y su correspondiente subasta:
 
“Estando en el Llanillo  de esta ciudad  a altas boçes pregonó  que quien  quisiere hacer postura  en una caxa  que había de hacer en la muralla de la Puerta de Martín Ruiz, de seis baras de largo, y seis de alto, que parese  de parte a parte de la dicha muralla, dejando dos caños para que el agua no se detenga”
Pero este acuerdo municipal del nueve de diciembre de 1636 ilustra perfectamente del inicio del deterioro y su urbanización en el espacio del entorno de la Puerta Nueva :

“Don Andrés de Valenzuela y Mendoza, digo que es comprado y poseo una hazas y tierras en la parte del Cubillo y Puerta Nueva, que alinda con la muralla y camino; y quisiera cercarla , y,  porque junto a la dicha tierra está otro pedazo, que se hizo muladar y está indecente y contra la forma y disposición que deben tener los sitios,  que están dentro de la ciudad, y quedarse con mejor modo si cercase y se continuare la calle para sí se disponga, pido y suplico a S.S. me dé licencia para cercar con la dicha tierra que poseo,  e que alinda con ella, que es de la ciudad que de ella no se sigue  inconveniente alguna en la utilidad común y,  si me hará buena obra y para ello nombre comisarios .. (...) En cumplimiento de lo que la ciudad  cometíió el día pasado a diez de noviembre de este año,  e visto la tierra que por esta petición se pide el sitio,  y disposición, y parece que don Andrés de Valenzuela tiene arado un pedazo de tierra que va desde el Camino o calle de la Peña Horadada a parar a la Puerta Nueva, tan solamente lo que dice Peña Horadada hasta el Cubillo arrimado hasta una peña sobre que se funda una torre a la muralla , cortóse continuamente la tierra que pide el dicho don Andrés de Torreblanca hasta una peña sobre la que se funda una torre antes de llegar a la Puerta Nueva, la cantidad de tierra de labor darán hasta doce celemines y son un rudadero a el parecer inútil tal que sin mostrar la ciega y berza  la dicha calle o tránsito que está empedrado , y si a la parte alta se hiciese pared, que detenga la tierra siempre está limpia la dicha calle, animismo de la dicha Peña y muralla hasta la dicha Puerta Nueva deste sitio competente, para que sirva de muladar de suerte que siendo hasta concesión que la ciudad haga precaria  y, aunque se se cargue el rodadero y queda la calle libre e paso libre parece  no tiene inconveniente y siendo servido le poder conceder mandando que se ponga estos autos en el libro de Ayuntamiento para que todo tiempo conste en esta fecha 20 de mayo de 1636. La ciudad,  habiendo visto la dicha petición y decreto del señor Juan Vázquez Mesía, le hizo merced de dicha tierra a el tiempo de la voluntad  la ciudad y que no adquiere más derechos que por el tiempo de la dicha voluntad y que se ha de poder quitar con causa o sin ella.

    Este regidor no sólo se benefició de estas reformas e integración de esta parte urbana, sino que adquirió varias casas hechas solares o en estado de ruina, de familias que ya no las habitaban. Entre ellas las de Fernando Saez junto a la calle subía a la calle de la Puerta Nueva y la torre del Rastro (Francico de Velasco 1668, legajo 5178) y las de Pedro Pérez de Medina a don Pedro de Góngora y Gadea que ya había comprado casas (FV 362 1668) , linderas con esquina de calle que sube a Puerta Nueva, de Góngora y de su hermano Jo´se Pérez. 

Otro claro ejemplo de la decadencia, concreta y precisa, de la muralla de Santo Domingo  es esta cita de finales del siglo XVI:

“La ciudad , aviendo visto el parecer de los alarifes de arvañilería, e que dizen que es muy necesario reparar cierto pedazo de muralla en el barrio de Santo Domingo , por que de dilatarse podría suceder munchos daños y que la obra  podría acerse con veinte ducados y dilatando podría costar mucho más, y entendido se cometió al alcaide don Antonio de Gamboa, comisario de murallas y, estando  impedido don Francisco de Pineda Mesía, para que haga el dicho reparo e para ello se le manda librar veinte ducados conforme al parecer en penas de cámara. Al margen que se repare la muralla  junto la casa de Bartolomé Calvo en Barrio de Santo Domingo por 20 ducados, dados por el mayordomo por no aver penas de cámara”.
           
O esta otra cita posterior perteneciente a  principios del siglo XVII, en la que  se encuentran  un arrabal poblado y un sistema defensivo en pleno deterioro.

 “Se alude una torre sobre las casas de Francisco de Herrera, que están en la calle de la Cava dentro de la qual cae y esta un torre , la que tiene una mala subida por el barrio de Santo Domingo, por donde suben muchos muchos muchachos y otras personas a jugar a la dicha torre, la qual, además de estar hecha un muladar, (…)ante la concavidad que tiene está muy maltratada y socabada con muy grande riesgo de ruina y ha que poner remedio (…)tiene a sus ojos la ruina desde otra torre que cae en el rastro de unas casas también la tienen y una casa sufre mucha por la escalera que suben a dicha torre, tienen a las casas , ……escalabradas personas y echan a perder los  tejados quebrando la teja y lo demás que hay en el patio…piden cerrar la dicha entrada y uso de la dicha torre, pide se repare”.

            En verdad que, los regidores de aquel tiempo eran conscientes del entramado amurallado que partía del cinturón de la muralla del Aire y alcanzaba los otros cercos, adarves y  red defensiva que se prolongaban hasta el cerco de San Bartolomé, del Rastro y Martín Ruíz. De ahí  que,  en el primer decenio del siglo XVII, no encontremos varios acuerdos referentes, al principio, al Rastro y sus corredores: Se ha caído todo el muro bajo la puerta del Rastro  y la torre que estaba junto a ella.
Por eso, solicitaban la prórroga  de las penas de Cámara, como en 1612:
“ atento  a una torre cuadrada que está en sitio  lado de la Puerta Nueva a la mano derecha se está cayendo y se teme que se lleve a otras , y el lienzo de la muralla que está en el Barrio de San Bartolomé, y así mismo , un cubillo que está delante de la misma torre amenaza  ruina  y hacerlo y otra cosa de sus propios que ella tiene y el Castillo y fortaleza , que cuando no fuera de importancia conservarlo por su antigüedad y efectos , que se hicieron contra los moros del Reino de Granada, era justo sostenello y quede mayor consideración es que si amenazase a desmantelarse y arruinarse no tiene propios ni caudales esta ciudad aunque  benda aquellos que tiene en propiedad  para reedificarlos  ni la iglesia  caudal ni renta conque hacer ninguna cosa si sus edificios y casas se perdiesen , pues notorio lo que ha pedido el prelado.

Hacia la decadencia de estos barrios

Entre  1669  y 1670, el deterioro de murallas, torres y calles del barrio  se llevó al ayuntamiento en varios cabildos que  trataron acerca del traslado de las Carnicerías Viejas de la Mota y sobre  la construcción unas carnicerías nuevas en la parte llana de la ciudad[2]. A lo largo de las  propuestas de los regidores, se aportan datos muy curiosos sobre la Mota: mientras  unos solicitaban  que se pusiera en otro sitio, había  quienes  pensaban que una estuviera en la Mota y otra en el Llano. Aluden que, desde 1658,  se había  abandonado la Mota casi totalmente y se había perdido importancia militar de la fortaleza, a pesar de que, con ello, se habían ganados privilegios  (por ser inexpugnable castillo y sus murallas), y  el título de Muy Noble y Leal Ciudad, Deducen que se “acabaría destruyendo y se acabaría la Mota y barrios circundantes, si se bajaran las Carnicerías”. Y hay datos interesantes como “estando como están las Casas de la Justicia, tan ilustres y fuertes, y conseguir últimamente e la Cárcel muy sigura, y que le siguen los escritorios de escribanos públicos y, junto a ellos, los Corredores y Casas de Ayuntamiento, y la Iglesia Mayor, que todos son edificios suntuosísimos y  fuertes, con tal orden concierto dispuestos que causan envida a otras ciudades, y también se deven conservar las plaças, pescaderías, Casass Abaciales y no dar a lugar  a que se pierda por falta de comercio”.
Pero, para  conocer la situación del Arrabal Viejo vienen muy bien estas palabras  y propuestas de Juan  Bautista Fernández de Valladolid y Antonio Mazuelos “...Cuando se hicieron las Carnicerías de la Mota , no había población en otra parte que en el arrabal de Santo Domingo(...) ahora la Mota y Santo Domingo están sin población , y solo ay  y el comercio desde mucho más abajo del dicho arrabal hasta el Llanillo, y, en tiempos antiguos, que se empezó a estender la población fuera de la dicha Mota hasta el Convento del Rosario, hubo facultad para que las tiendas de mercaderes y demás oficios se bajasen, lo que fuese conveniente para el común de los vecinos .. las tiendas estaban fuera, a pesar de ordenanzas, por deterioro de los barrios circunvecinos, falta de agua,  y aspereza del lugar, no se puede ira al  trabajo por  deshoras. (…) el barrio de Santo Domingo que recogen dichos muros y fortaleza tenía diez habitadas y demás ruina y solares, toda la población en llano.. se haga nueva plaza..”[3].
Pero no puede ser una cita más explicita que la del cabildo de 19 de junio de 1668, en la que la Carrera casi ha desaparecido y el  matadero, en 1689, ya es un edificio en ruinas, por lo que  solicitaba una restauración, o, el traslado a otro lugar. Pero no puede ser un a cita más explicita que la del cabildo de 19 de junio de 1668, en el que se ordena que “ las murallas y torres de la cerca de ella están amenazando ruina y alguna caída y, en particular, demás de ello, en el lienzo de la Muralla desde la puerta de Martín Ruiz hasta el rastro han hecho y echan muchas cantidades de estiércol y tierra, lo que ocasiona más ruina, y que el paso de la Caserías y barrio de San Bartolomé y el Matadero lo han cerrado y  y cegado.. Aluden que es necesario repararlo, para servicio de Su Majestad y por ser Muy Noble y Leal Ciudad.

        El matadero, en 1689 , ya es un edificio en ruinas, que solicitaba una restauración, o, el traslado a otro lugar: “El matadero se encuentra muy arruinado y no se puede matar reses ningunas, se acuerda su aderezo por la albañil Juan Calvo y se le dan dos ducados”.
            Y, en un momento posterior, a finales del siglo XVII,  en que comienzan a venderse los antiguos solares abandonados por solarines, huertos y pequeños predios, se acuerda lo siguiente, lo que demuestra el ambiente desolador de la zona:
“Las murallas y torres de la cerca de ella están amenazando ruina y algunas caídas  y en particular en el lienzo de muralla desde la Puerta Martín Ruiz hasta el Rastro, han echado y echan muchas cantidades de estiércol  y tierra lo que ocasionan más ruina y que el paso  de la Carreras y barrio de San Bartolomé  y el Matadero lo han cerrado y cegado.  Ante esto, se ordena que se pague el reparo”.
           

DECADENCIA TOTAL

Y , como resumíamos en el  segundo tomo de  la Historia de Alcalá la Real.: “A mediados del siglo XVII, Alcalá  se  había quedado completamente arruinada  y endeudada por los diversos  esfuerzos económicos que tuvo que aportar a la política nacional  en las guerras y  otros servicios  a la Corona; además, durante seis años,  sufrió las  duras consecuencia de la sequía y de una peste que culminó en  1682, esto sin olvidar la baja de la moneda  y la ausencia de comercio. En medio de estas circunstancias, la Mota se encontraba, por esta fecha,  completamente despoblada  y no vivían sino cuatro o cinco vecinos, los corredores de la  plaza  se habían transformado en los pajares de las caballerizas de los regidores y jurados,  los pocos vecinos de los barrios de San Bartolomé  y de la Peña Horadada  abandonaban sus casas y solares , en los de la nueva ciudad hacia el Llano,  construían nuevas mansiones con materiales reutilizados de sus antiguas casas; edificios públicos como el Matadero se encontraban en similares  circunstancias. Este panorama recogía un  acta de 1682:“la peste a obligado a dejarse de cultivar muchos de sus campos, que eran el fruto  con que se mantenían los naturales, por lo qual dejan sus casas y se ban  a otras probincias, como se a reconocido en la ruina,  que,  desde  dos años a esta parte,  se hallan barrios y calles, acortándose el número cada día, pues en el de la Mota que había 350 vecinos sólo an quedado quatro, en el de Santo Domingo de setenta an quedado catorce o quince, en el del Rastro  de sesenta y cien, sólo an quedado doce; el de san Bartolomé y Peña Horadada, de ciento cincuenta o cien sesenta . dieciocho; en el de san Sebastián, de cien vecinos  an quedado veinticuatro; el de San Blas, Cava hasta la Cruz de Piedra; en la Cava de ciento sesenta  a treinta ; y, en el de la Cruz, la tercia parte que avía , sin otras muchas casas arruinadas  y dejadas perdidas del todo, lo que no llega  el número de los que perviven en esta ciudad, tomando pobres y viudas, de 1.500 vecinos, quando se regulaba  tres mil”.
. Como  consecuencia  de ambos movimientos de poblamiento,  estos barrios, de predominio campesino, fueron los primeros en sufrir las consecuencias y se vieron obligados a trasladarse a los nuevos núcleos rurales para asentarse en los nuevos poblamientos  que se ubicaban en terrenos de propios y eran concedidos  por el propio ayuntamiento, y, por ende, el recinto fortificado mostró un declive significativo, no apreciándose en este tiempo la continuidad ni la habitabilidad en el barrio de Santo Domingo, que sólo, mantenía en pie su iglesia y el lienzo meridional de la muralla, mientras gran parte del poblamiento de  la zona  oriental había desparecido en torno a la ermita de San Blas y la Puerta de Martín Ruiz. Como decíamos  anteriormente: “ Dentro de la fortaleza, se observa en el grabado de Piero María Balde en 1669 , el Arrabal Viejo  de Santo Domingo de Silos, con su iglesia y un barrio de trama musulmana comunicando por la alta con los majestuosos edificios del barrio de la Mota ,que sirven de tapial y segunda muralla  debido a su elevada altura que  alcanzaba los tres pisos en contraste de  las casas del arrabal”.



[1]      AMAR.  Acta de cabildo de 9 de diciembre de 1605.
[2]      AMAR . Acta de  8 de octub

No hay comentarios:

Publicar un comentario