Los Llanos, Llanas, Llanetes... y el Llanillo. Una gradación de calles cardinales, orientadas desde del austro al norte, y la última que se regía por el antiguo camino que atravesaba por el centro de la ciudad baja: el Llanillo. Camino, transformado en carretera real de la Corte, que partía de Madrid y se dirigía a la ciudad de la Alhambra. Vial, que se iniciaba en la puerta de Villena, continuaba por la Tejuela, cruzaba la decumana real y recogía las aguas de las laderas de los cerros de la Mota y de los Llanos. Lugar de hospederías, fondas y hoteles; recinto de comercios, tiendas y tabernas, el comercio abierto desde la Edad Moderna; calle de excelencia por ser vecindad del Palacio Abacial y, con su compra al obispado, sede judicial; solaz de los casinos Primitivo, Cavernícolas, Liberal y Republicano; carrera oficial de manifestaciones religiosas, paganas, públicas y carnavalescas; cauce bendecido por los templos de Consolación, Encarnación, Veracruz y Caridad. Modernista y andaluz, regionalista y neoclásico, renacentista y barroco; lonja de bancos y asiento de farmacias; dulce como las antiguas confiterías y agrio por ubicarse otrora las sedes de las prisiones eclesiásticas y municipales; centro de los tres poderes ( durante mucho tiempo, la justicia se albergó en el Palacio, el ejecutivo llaneaba por las calles de Alonso Alcalá y Braceros; y el representativo compartía lugares en centros políticos e institucionales), La enseñanza hizo presencia en esta calle, que expande el repicar de las campanas de sus iglesias y se refresca al final con las aguas de la Fuente Nueva.
Y siempre hasta
ahora, una calle, sobre todo, de servicios. Desde el siglo XVI, ya se pregonaba
para ser portavoz de muchas personas y por el trajinar que discurría por ella,
en medio de carruajes, carros y reatas de acémilas, En el siglo XVIII, ya se había
trasladado el corazón económico de la ciudad de Alcalá la Real. Allí se
disfrutaban de los principales productos de mercadurías. Si un vecino
bajaba al Llanillo o venía de una aldea, se encontraba de todo: vino del lugar,
aperos de labranza, el vestido diario, el notario de turno, los servicios
eclesiásticos, todos los condimentos de la comida, los enseres de la
casa, la cura de un dolor de muelas, el carretero para el transporte y el
pelado complementario, ...todo lo que incumbía vivir en sociedad.
Desde los años sesenta del siglo pasado, recibió los
primeros asedios con la expansión de la ciudad fuera del recinto histórico,
ahora sufre las primeras dentelladas de la picota con el derribo de uno de los
edificios, se convierte en una calle que se metamorfosea hacia el siglo XVI,
cuando estaba a medio construir entre solares y casas (algunas con fachadas
abandonadas), comercio y viviendas. En el ayer, estos eran son sus vecinos, apenas
cuatro del sector primario, la mayoría del sector terciario y secundario y el
número uno se encontraba dentro de esta
calle; en los últimos años, ya el sector terciario, se ha quedado como testigo
debido a la competencia digital que destruye los comercios pequeños, transforma
los bancos en bancas digitales, y ,
sobre todo, se cuentan con los dedos sus vecinos, pues abundan los pisos
vacíos. Ese es el reto que nos concienciemos en convertirlo en lugar de
vecindad y de vivienda. Pues, ha sido espacio natural de comercios y tiendas,
intento de espacio comercial abierto; y otros muchos deseos. El llanillo debe
ser conciencia e implicación de
convertirse en espacio querido y vivido por todos, la respuesta es de todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario