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martes, 14 de abril de 2020

UN ABRIL QUE MARCÓ ALCALÁ LA REAL. LA II REPUBLICA. BIOGRAFÍA DE PABLO BATMALA.





UN ABRIL QUE MARCÓ ALCALÁ LA REAL.
LA II REPUBLICA. BIOGRAFÍA DE PABLO BATMALA.





Francisco Martín Rosales
















En campaña electoral de 1931 y BATMALA



El  dos de marzo de 1931, a las doce de la mañana, murió  Clotilde Batmala, la madre de Pablo Batmala, con la que estaba ligado intensamente por razón de soltería. Se había quedado, por consiguiente, sólo con su hermana Clotilde en la hacienda familiar. Asistió a la ceremonia religiosa, pero no compartía con su familia aquellos ritos cristianos, pues un agnóstico como él, en otras ocasiones  anteriores, había  tratado de esquivar la asistencia a los entierros de sus familiares y amigos en las iglesias de la localidad.
Unos días después, el 22 de marzo, se dio el esperado pistoletazo electoral en toda España. En la comarca alcalaína, siempre había triunfado el partido monárquico conservador y con la Unión Monárquica se había mantenido el hilo conductor y de influencias  Pocas esperanzas se ofrecían a los advenedizos de la esencia republicana.  
Los monárquicos, pronto, contraatacaron e iniciaron los primeros pasos de la contienda electoral  lanzando mensajes alarmistas a la población resaltando los tradicionales puntos de su programa basados en el orden y en el trabajo, al mismo tiempo que acusaban a los republicanos y socialistas de querer minar los fundamentos del orden moral intentando destruir la familia y  el Estado mediante las nefastas (según su versión partidista) consecuencias de su doctrina marxista implantada en Rusia.
Esto obligó a que los republicanos y  socialistas emprendieran una  contraofensiva rebatiendo, punto por punto, los anteriores argumentos de los candidatos monárquicos. Asumieron este papel los dos partidos  más implantados en la comarca alcalaína tales cuales eran el Partido Radical Republicano y el PSOE sin olvidar los republicanos.
El PRR  lo hizo con sus comités de aldeas y lo consiguió, mediante la influencia de  los republicanos de muchos Centros Obreros de algunas aldeas como las de Charilla y Ribera. El PSOE, gracias al apoyo que recibía de las Sociedades Obreras, principalmente de  la potentísima “Unión y Defensa”, que sustituyó a la S.O. “La Emancipación” de Alcalá la Real, y de la mayoría de las sociedades de las aldeas de signo socialista-sobre todo, la de la Pedriza, Valdegranada, Ermita Nueva, y la Rábita- y de las agrupaciones locales y de las aldeas del sindicato de la FNTT-UGT  La derecha republicana se sumó a este movimiento y se concentró en torno al líder local Felipe Martínez Oria, seguidor del presidente de la República, el prieguense  Niceto Alcalá Zamora, con el que mantenía buenas  relaciones de amistad por razones de cargos funcionariales y de estudios universitarios en la juventud.    
El día seis de abril, Batmala y un numeroso grupo alcalaíno de ideas antidinásticas constituyeron en torno suyo  la candidatura republicano-socialista (Pues era el responsable republicano a nivel comarcal nombrado por las ejecutivas  provinciales). Respondía a la táctica pactada por las formaciones provinciales de los partidos, por medio de las cuales, en aquellos momentos,  el partido socialista y los radicales  se coaligaban con miembros del partido de los republicanos liberales y de derechas, encabezados por Maura  y Alcalá Zamora, la Derecha Liberal Republica. En una proporción en la que los republicanos primaban sobre los socialistas, la candidatura estaba  formada por  diez   republicanos y seis socialistas. Los primeros procedían  de la burguesía comercial y  agrícola, que se había formado a expensas del desarrollo económico  del siglo XIX, motivado por la puesta en producción de nuevas tierras: unos eran radicales y otros liberales y algunos de ellos monárquicos reconvertidos al republicanismo; los segundos eran  veteranos socialistas, que habían creado la mayoría de las sociedades obreras y organizado la agrupación del PSOE local.

Batmala integró en  la  candidatura  republicano-socialista a republicanos lerrouxistas, como  Esteban Gutiérrez, que procedía del PSOE y por los años veinte se había pasado al Partido Radical Republicano;  monárquicos reconvertidos en la derecha republicana-Amaro Sánchez Pérez[1], Bernardo Cortés,  Francisco Casanova Camacho[2], y Baldomero Sánchez- Cañete de Córdoba[3]; republicanos seguidores a ultranza del propio Batmala por compromisos personales que le siguieron hasta integrarse años después en la izquierda republicana-Antonio Oria Alba[4] y Víctor Hinojosa López[5];  y una gran parte de  militantes del partido socialista. Algunos de estos  eran muy amigos suyos, como Salvador Frías, otros lo admiraban como Dionisio Carillo, agricultor de la Pedriza.  José Murcia Ruiz, albañil y veterano socialista; José Vela León, agricultor de la calle Rosa. Batmala se presentó por el distrito tercero que ocupaba la parte comprendida desde la iglesia de Consolación hasta el barrio de San Juan. En un pequeño radio de acción urbana, todos ellos compartían una vecindad muy próxima, la misma inquietud comercial y por el progreso, e idénticas ideas motivadas  por las ansias de  libertad y de instaurar un nuevo régimen. Todos juntos coincidieron en renovar la sociedad alcalaína y presentar un programa, en el que incidieron  en la mejora de los servicios públicos y la equiparación de las aldeas y el casco con el mismo progreso e infraestructuras.

Los que apostaban por la República firmaron un manifiesto en el que intervino directamente como mentor el propio Batmala. Incluso, el mismo  procuró darle su segundo apellido exacto. (Probablemente, por la influencia del afrancesamiento que mantenían los republicanos en estos momentos, aparecía   Laloye en las firmas, de la propia mano de Batmala). No era de extrañar que el himno de Riego junto con la Marsellesa coparan los cánticos de los afiliados republicanos en las concentraciones de muchas aldeas. Se confesaban portadores de las ideas de las izquierdas antidinásticas, que habían firmado el manifiesto de San Sebastián en diciembre de 1930. Pero matizaban, atendiendo al ruego de los republicanos de derechas,  que eran  “de los que creían en el orden representado por el triunfo de la soberanía civil”.  Muchos de ellos habían mantenido, en años anteriores, la comunicación e información  en la revista local “El Látigo Rojo”, donde se zaherían a los monárquicos y, sobre todo, a los alfonsinos, muy numerosos en nuestra localidad. Su objetivo no era otro sino “cooperar en la medida  de lo posible en derribar el caciquismo nacional, y a la vez para que nunca vuelva el que tantos años tuvo a este pueblo en el mayor de los abandonos. Si como dijo un orador de derechas la España de hoy es ´una monarquía militar apoyada en el caciquismo´ contra eso iremos para llegar  a la España decidida, como primer paso oficial de la reconquista de la libertad[6]. Eran conscientes de que tenían como adversarios los monárquicos acendrados, y  querían decidir el voto de aquellos indecisos, que eran víctimas del caciquismo, pues habían sido comprados  con el miedo  de hacerles creer que “todo se lo debían al régimen actual”.  Con estos principios programáticos se dirigieron pidiendo el voto a todos los obreros, labradores, industriales, funcionarios y artesanos.









[1] Amaro Sánchez Pérez había sido alcalde pedáneo de Santa Ana y  concejal monárquico antes  y después de la Dictadura de Primo de Rivera, 
[2] Había sido concejal de Unión Monárquica en la Dictadura de Primo de Rivera
[3] Vivía en la calle Marines,  n. º 10  y estaba casado con la hermana de Antonio Oria., María de las Mercedes. Se dedicaba al comercio.
[4] Estaba casado con  Elena Moutón, era dependiente de comercios y administró varias empresas de Aceite en las que salió malparado y fue salvado de su gestión por préstamos del propio Batmala. Tenía 32 años cuando fue concejal, vivía en la calle Marines, 5.
[5] Comerciante de la Plaza.                                                 
[6] ARFRAMAR. Panfleto de  manifiesto de los republicanos en Alcalá.
[



EL PROGRAMA ELECTORAL ELABORADO POR BATMALA
En cuanto a la redacción del  programa electoral,  mucho más se notaba la influencia de Batmala. Sus principios ideológicos eran el republicanismo y su oposición a la monarquía porque la tachaban de caciquil  tras el Directorio Militar de Primo de Rivera. Creía en la soberanía civil  de la república gracias a los votos y no apoyada por ninguna fuerza militar,  se prevenía ante la crítica de que los republicanos convertirían España en una pequeña Rusia,  recordaba que no había que volver a la época de la tiranía  en la que el abandono de los servicios y urbanismo eran desoladores. Su lema era “todo por el pueblo y para el pueblo” y el programa electoral se basaba en el bienestar de las clases más desfavorecidas- mejores y más escuelas, asistencia a los enfermos pobres, - y la promoción del trabajo por medio de las obras públicas  y los caminos rurales, con especial promoción de las aldeas. Y añadían que aplicarían un riguroso control del gasto público; además, prevenían a sus votantes de mayores recursos de las falsas propagandas, como las que extendían acerca de que España se convertiría en una pequeña Rusia,  lo que contraatacaban con el argumento de que esto sucedería si no  se apoyaba  su alternativa con esta figura alegórica. “  si vosotros cándidamente le ayudáis, convertirán a nuestra patria en la Rusia sangrienta de los años anteriores, roja fruta del imperio del absolutismo; y es que nuestra situación la podemos comparar a la de un hermoso río que al solo objeto de no aprovechar sino a determinadas tierras lo detiene en su avance una presa, la de los famosos obstáculos tradicionales, cada día más destruida y a la que basta una pequeña presión para que deje libre el cauce de la libertad, más si por la ambición de ellos y la ignorancia  de vosotros, contribuís con vuestros votos que es una piedra más a reforzar la presa, como faltan materiales para convertirla  en un pantano, el impetuoso río cuyo avance nada ni nadie podrá detener se desbordará y teñido de rojo arrasará los campos y ciudades”.
Sus eslóganes  se dirigían a todos los sectores de la  sociedad alcalaína y se basaban  en una premeditada táctica de interclasismo, para limar cualquier  desavenencia entre los defensores de la República. En común se apelaba a la patria, para  defenderla de cualquier intento secesionista.  Pero gradualmente, se tocaba la fibra más sentimental, social  o económica de cada uno de los diversos sectores de la sociedad. A los obreros, se les pedía el voto:

POR PATRIOTISMO VOTAD LA CANDIDATURA REPUBLICANO SOCIALISTA. OBREROS POR COMPAÑERISMO
A los  patronos, se les disipaban las dudas entre el conservadorismo  mediante la bondad del pacto con los socialistas.

VOTAD LA CANDIDATURA REPUBLICANO SOCIALISTA. PROPIETARIOS: POR INSTINTO DE CONSERVACIÓN VOTAD LA CANDIDATURA REPUBLICANO SOCIALISTA DIFICULTAR LA LABOR HUMANITARIA DEL SOCIALISMO ES AMPARAR LA DESTRUCTORA DEL COMUNISMO
Y, se alertaba a los indecisos con estos lemas.

VOTAR LA  CANDIDATURA CONSERVADORA ES PEDIR LA ESCLAVITUD Y TRAER LA REVOLUCIÓN. VENDER EL VOTO ES VENDER LA DIGNIDAD Y DARLO POR MIEDO ES RECONOCERSE INÚTIL[1].


Todos los miembros de la candidatura  eran conscientes de que la política de los monárquicos anteriores se había basado en una política antisocial, concretada en un mal reparto de los servicios y obras municipales, dando lugar  a que se encontraban  “ las calles, sobre todo las de los barrios populares, intransitables; los pilares tan distantes, con  agua escasa  e impura, mientras la disfrutaban gratis y a caño libre unos pocos privilegiados; el paseo hecho un vertedero, cortados sus más hermosos árboles como lo fueron los de la Mora; la primera atención que es la de la Beneficencia, mal dotada y peor pagada; y lo mismo la enseñanza que es el alimento del espíritu y el más firme camino  para llegar a la igualdad humana; los vecinos de las aldeas tan numerosos como digno de consideración, solo tenidos en cuenta para cobrarles impuestos tan mal repartidos como cobrados y empleados, haciendo de ellos una indigna arma política para arrancarles votos, remaches en la cadena  ignominiosa de la esclavitud”. Meses después, fiel reflejo de este momento histórico  cantaba entusiasmada la comparsa de la aldea  de la Pedriza, (por cierto era muy combativa, como lo demostraba el nombre de la Sociedad Obrera “La Esclavitud Emancipada”) en estos términos:[2]

La aldea de la Pedriza se distingue
Por su honor invencible sin igual,
No obsequiaron siempre con  hambre y miseria,
El castigo, el abandono general.
Todo queda ya sobrevertida,
Y hasta verla ya ganada la campaña,
Y, por eso, hoy gustosos coreamos:
¡Que viva la República de España!       










Esta candidatura, tan dispar en cuanto la  procedencia de sus miembros,  sin embargo ofrecía varios e importantes nexos de configuración: la defensa de la República y el jefe nacional  Pues, todos estaban de acuerdo de que  su líder nacional era el presidente Alcalá Zamora, a quien consideraban “Que por sus dotes excepcionales y conocidos propósitos, para todos, aún para los burgueses y los que no mistifican el cristianismo, representa la más firme garantía”. Es curiosa la influencia de Alcalá Zamora frente al radical Lerroux, que era el líder de Batmala, en la comarca de Alcalá y hasta cierto punto contraproducente. Las razones se basaban en estas palabras de Octavio Ruiz Manjón: “Cuando llega la República el Partido Republicano Radical cuenta veintitrés años de existencia. En el transcurso de esos años, Alejandro Lerroux, su ininterrumpido jefe, ha paseado por la casi totalidad de la geografía nacional en sus campañas de propaganda, pero su semilla no ha fructificado lo suficiente para pensar en un partido de entidad nacional. Hay republicanos históricos-el caso de Batmala- y centros republicanos que siguen las inspiraciones de Lerroux, en casi todas las capitales de provincias, pero el partido sólo tiene entidad en algunas zonas de Cataluña, Levante y Andalucía”[3].














LA JORNADA ELECTORAL de 1931



Pablo Btmala



El día doce de abril, la jornada electoral se desarrolló con toda tranquilidad y orden en Alcalá la Real. En todas las mesas electorales, se celebraron con normalidad las elecciones y el pacífico clima político se manifiesta en que, sin incidente alguno,  se presentaron a las mesas muchos interventores, representando las distintas opciones. La coalición republicano-socialista, liderada por Pablo Batmala envió  dos interventores en defensa de los republicanos radicales y socialistas  por mesa; los miembros de la Derecha Republicana Liberal, representada en la ciudad por Francisco Casanova Camacho  hicieron lo mismo; los agrarios, tan sólo uno, (su representante era Francisco Sierra del Mármol), y los monárquicos,  representados por Luís y  Eugenio González de Lara[1].
El paso de la monarquía a la República se realizó pacíficamente en toda Alcalá. El alcalde monárquico Collado así lo manifestaba, unos días después del catorce de abril “se habían desarrollado los acontecimientos dentro del mayor orden y respeto para todo; como ese era su sentir, había ofrecido su colaboración”.
Salvador Frías Pino
Se votaba por cuatro distritos que agrupaban por secciones a los barrios de Alcalá y, proporcionalmente  algunas aldeas.
Los monárquicos presentaban una lista conformada por los nuevos agrarios, los tradicionales afiliados del Partido Conservador Monárquico y  algunos militantes de Unión Monárquica. Entre los agrarios Francisco Sierra del Mármol y Cayetano Sierra Montañés, que habían ejercido el cargo de concejal desde el segundo decenio hasta  la convocatoria de las elecciones, los monárquicos Luis y Eugenio González de Lara, Gregorio Ruiz de la Fuente, Francisco Hinojosa López y Manuel Collado Álvarez, Antonio Serrano Pérez y los miembros de Unión Monárquica Antonio Castillo, y Antonio Pérez Serrano. Todos ellos representaban  a la clase media alta de la  sociedad alcalaína La familia de los Sierra regentaban negocios en el Llanillo y en la Plaza, así como el  anterior alcalde Collado, mientras los restantes eran grandes hacendados. 

En cuanto a la  candidatura de la coalición Republicano Socialista, solía estar configurada por un radical, un socialista y un miembro de derecha republicana liberal. En el distrito primero, formado por el cuadrante de calles comprendidas entre la calle Tejuela y Espinosa, participaron el socialista José Vela León, (que vivía en la calle de las Parras[2], y, en la posguerra,  se exilió a Francia), los republicanos de derechas Amaro Sánchez Pérez, Antonio Calvo Montañés, ( que sería alcalde en el bienio negro 1934-36), y Cristóbal Sánchez González.; en el segundo distrito, comprendido entre el Llanillo y las Cruces, iban  el veterano socialista José Murcia Ruiz,  el republicano de Acción  Republicana, partido de Azaña,  Antonio Oria Alba, y el republicano de derechas Bernardo Cortés Sánchez;  en el tercer distrito correspondiente a la calle Real y barrios  de por encima de la parte derecha de la Tejuela el republicano de Izquierdas Pablo Batmala Laloya, el derechista, por entonces,  republicano Francisco Casanova Camacho y el socialista Salvador Frías Pino[3], que sería posteriormente alcalde al dimitir Batmala en el mes de octubre del 1931. Esta candidatura  obtuvo los siguientes votos:



NOMBRE Y APELLIDOS
Votos
Partido
Francisco Sierra del Mármol
99
Monárquico (Bloque Agrario)
Antonio Serrano Pérez
97
Ídem
Eugenio González de Lara
101
Ídem
Pablo Batmala Laloya
127
Coalición Republicana-Socialista (Partido Republicano Radical)
Salvador Frías  Pino
126
Colación republicanosocialista (PSOE)
Francisco Casanova
128
Coalición republicano- socialista(Derecha Republicana Liberal)

Por último, en el cuarto distrito el socialista se presentaron Dionisio Carrillo,(por cuya memoria recientemente se le puso el nombre del Centro Social de la Pedriza), y los republicanos Baldomero Sánchez- Cañete Romero, Esteban Gutiérrez[4]  y Víctor Hinojosa López.










EL DÍA TRECE DE ABRIL EN ALCALÁ LA REAL


  


La primera consecuencia de los resultados locales tuvo lugar el día 13 de abril. Pues, incidió intensamente en muchas personas que habían apoyado a lo largo de  un siglo opciones políticas que quedaron derrotadas en los comicios. Inmediatamente,  se retiró de la política Luis Abril Lozano y, en consecuencia, se disolvió el partido monárquico conservador, que era como decir que desaparecían prácticamente  todos los partidos monárquicos de la localidad. Esto conllevaba que, por una parte, todos los políticos locales – conservadores y  antiguos liberales- habían quedado huérfanos de un líder; por otra parte, los nuevos liberales de Sagasta se habían pasado en su mayoría al partido de Derecha Liberal Republicana. Por eso, no era de extrañar que algunos militantes del partido conservador, entre los que se encontraba Francisco Hinojosa se encuadraran, a partir de este momento, en las filas de Batmala.  Y el resto de los monárquicos elegidos derivaran hacia posiciones más extremas, en los agrarios y posteriormente en los partidos de la CEDA.  
Con gran  ventaja,  la conjunción republicanosocialista ganó en toda España las elecciones proclamadas el 14 de abril de 1931. La candidatura alcalaína, encabezada por  Pablo Batmala y compartida por el liderato Salvador Frías, había obtenido en términos globales  catorce concejales (63,6%) frente a los ocho monárquicos (36,4) en una población con 21.359.
 El propio Batmala se hizo portavoz de la alegría popular y escribió el siguiente telegrama al recién aclamado  presidente.

Madrid-Alcalá Zamora-Teléfono.................Antiguo feudo conservador consuma gallardamente emancipación auspiciada bajo auspicios V. y únese al salvador movimiento ciudadano dirige, eligiendo los catorce candidatos republicano-socialistas sobrando votos para cinco más. Efusivo saludo en nombre de todos. Forman gran mayoría ayuntamiento electo. Pablo Batmala”[1].

  
Partido Judicial de Alcalá la Real
Monárquicos
Republicano Socialistas
Población
Alcalá la Real
8
14
21.359
Alcaudete
6
14
15.688
Castillo de Locubín
16
0
7.923
Frailes
9
2
3.116

Estaba claro que su voto respondía a lo que acontecía en buena parte de la geografía rural jienense, según Tusell “Se puede identificar el voto monárquico con la pervivencia de la red caciquil de relaciones de patronazgo, en tanto que las opciones  políticas más progresistas, y radicalmente opuestas a la vieja situación, se hallan íntimamente entrelazadas  con una población mejor informada y con mayor nivel de vida”[2]. Y de ahí  que, en palabras de  un testigo de este cambio,  posteriormente, se sufrieran las consecuencias  por el entusiasmo que se compartió entre los republicanos de  la comarca. Sobre todo, en Castillo de Locubín, donde, por los años  1939 y 1930, se había formado un frente anticaciquil, denominado popularmente como “el partido de los chamarizos” contra el conservador José María Álvarez Castillo, conocido popularmente como “Peluquín” y muy ligado al partido monárquico y a los Abril. En este frente, se integraban algunos futuros republicanos ( Juan Castillo Contreras, Miguel Castillo Peinado, Julio Medina, Manuel Peinado Chica, amigo de García Lorca y secretario de Ayuntamiento y notario en 1936, Manuel Delgado Morales,  Juan López Aranda, futuro presidente de Izquierda Republicana de Jaén , la familias de los Olmo, Extremera, Pepe Mata, …). Todos estos contactaron con Batmala para dar un viraje a la política municipal destinado a implantar la República en Castillo de Locubín.  Si no, comprobémoslo en este testimonio  de un republicano de Frailes, que acompañó a Batmala a la proclamación de la República en la villa del Castillo de Locubín:
“Dicho ingeniero es hijo del conocido político de Castillo de Locubín llamado José María Álvarez del Castillo (q.e.p.d.), de quien nada quería decir por haber fallecido, Este señor ocupaba la Alcaldía de Castillo de Locubín el 14 de abril 1931, como monárquico bien entronizado y protegido de los Abriles. Para derribarlo de su sitial e implantar el régimen republicano, fue el que habla con otros Señores de Alcalá al nombrado pueblo de Castillo de Locubín, y el dicente, como los demás habló  a la muchedumbre alto, extenso y claro del advenimiento  de la República, sobre la caída de don José María Álvarez  Castillo y sobre la necesidad de conducirse con corrección y con templanza, para honrar el nuevo Poder. Tuvo que molestarse  y sus familiares, porque el pueblo en su totalidad, excepto incompatibles, sentía grandes entusiasmos por el advenimiento del régimen democrático, y gritaba jubilosamente por el rompimiento de las cadenas opresoras de la política derruida. Como yo era uno de los oradores el Ingeniero no borra de su memoria tan fiel los discursos de Manuel Álvarez Romero, luchador incansable bajo la bandera republicana y centinela del triunfo de la juventud a la vejez. No llevarían mis discursos sendas muestras de conocimientos científicos, pero llevaban el entusiasmo de la consecución de un fin deseado  y me ganaba los mayores aplausos, y a medida de que crecía el entusiasmo surgía el mayor dolor de lo moribundos políticos de  aquel día. Por eso, quedé apuntado en la libreta verde, bajo el concepto de una pendiente venganza”[3].O como dice Aurelio Martín Nájera:“Al proclamarse la Segunda República, en abril de 1931, desaparecieron por completo los partidos dinásticos y ocuparon el mapa político las formaciones políticas que habían estado excluidas en el sistema de la Restauración[4]
Con la huida del rey y la formación del Gobierno Provisional, se abrió un nuevo periodo de la historia de España. Batmala era consciente de lo que representaba una formación, que, en el ámbito nacional, tenía carácter parlamentario sin organización sistemática, y que había sufrido un envejecimiento en cuanto a sus cuadros dirigentes. Se daba cuenta de que a excepción de los socialistas, como decía Ortega y Gasset, “el resto de los partidos comprometidos en política no son realmente partidos ni nada que le parezca. Algunos son oposiciones degeneradas y osificadas, otros, por el contrario, improvisaciones creadas con el pretexto de la lucha contra la monarquía[5]
La candidatura republicana derrotó a los agrarios y a la candidatura del Partido Conservador Monárquico, que encabezaba Manuel Collado Álvarez  y en la que salieron elegidos Francisco Sierra del Mármol,  Cayetano Sierra Montañés, Gregorio Ruiz de la Fuente, Francisco Hinojosa López, Antonio Aguayo Castillo, y Luis y Eugenio González de Lara entre otros ocho elegidos[6], quedando derrotados entre otros Antonio Serrano Pérez,  y Antonio Pérez Serrano. Casi todos de la antigua Unión Patriótica y del Partido Conservador, en la que ejercía una clara y notoria influencia el señor Abrl. No obstante, no lograron alcanzar mayoría en Castillo de Locubín,  donde los partidarios del  Partido Liberal Conservador tenían una gran influencia.  Los resultados nacionales se extendieron como un reguero de pólvora en las sedes de los partidos. Batmala se mantuvo comunicando durante la tarde los resultados que le enviaba el  presidente de su partido a los responsables republicanos de Castillo y Frailes, a los que ordenó que acudieran al ayuntamiento[7].  Desde el Gobierno Civil una comisión gestora formada por los socialistas José Morales y José Campos Perabá, y los republicanos Francisco Ángel Bago, Ángel García Fonseca, Pablo Flores, Manuel García Pérez y Sixto María Muñoz, emitieron un bando  que decía:
“La comisión nombrada para encargarse provisionalmente del Gobierno Civil de la Provincia se dirige al Pueblo de Jaén para recomendarle guarde el mayor orden a las personas y a las cosas, como corresponde a su hidalguía y nobleza proverbial., Así mismo tiempo, anuncia que el orden más completo será la mejor garantía que ofrezcamos al  mundo en estos momentos tan solemnes.
Esperamos que el pueblo de Jaén nos auxiliará en nuestra difícil misión hasta que el Gobierno de la República nombre sus legítimos representantes. Jaén 14 de abril de 1931”





[1] ACOAR. Este telegrama ha sido una gentileza de Domingo .Murcia que me lo ha proporcionado.
[2]  COBO ROMERO, F. .Labradores, Campesinos y jornaleros. Colección Díaz del  Moral. Ayuntamiento de Córdoba. 1992..
[3] ARFAMAR. Carta a Alejandro Leeros García. 24 de junio de 1934.
[4] NÁJERA.  Op.cit.-pp 96.
[5] JOSÉ ORTEGA Y GASSET Obra Rectificación de la República: artículos y discurso. Madrid. Espasa Calpe 1932.
[6] Eran Luis y José,  hijos de Rafael González de Lara, propietario, casado Aurora Martínez Oria. Vecino de la calle Marines, nº 1.
[7] CAMPOS García, Santiago... Frailes. Una visión de su historia. Frailes 2000. 




                       EL DÍA CATORCE

A las ocho de la tarde, gran cantidad de alcalaínos acudió a la convocatoria  espontánea de los políticos  republicanos y socialistas de la localidad   ante las puertas del Ayuntamiento. La plaza  era un hervidero de aclamaciones, aplausos y vítores a la República. De sus sedes y  de la  Casa del Pueblo los republicanos sacaron la bandera tricolor, portada por un hermano del Teniente Castillo Saenz de Tejada en una manifestación pública espontánea. Gran número de republicanos subieron al salón de sesiones, donde desmantelaron todos los símbolos y retratos reales. Un republicano de derechas rompió el cuadro de Alfonso XIII con una navaja, e, inmediatamente, los dirigentes locales salieron al balcón del Ayuntamiento para izar la bandera republicana. Encabezaba la manifestación y a los congregados el socialista Salvador Frías.
Antes de iniciarse la marcha, Salvador, acompañado de un grupo de seguidores republicanos, se dirigió hacia la casa de Pablo Batmala en señal de reconocimiento a su liderazgo y le conminó a que se agregara a la explosión de júbilo. Desde su habitación de despacho de entresuelo, Pablo  le respondió “Sí, pero con una rama de laurel en la mano”. Los presentes consideraron que Batmala quería exponer  con aquellas palabras las inquietudes pacíficas  que  propugnaban los miembros de la candidatura frente a cualquier muestra de belicosidad, en contra de cualquier otra interpretación altanera o ufana de la victoria[1]. Recorrieron las calles de la plaza y el Llanillo, gran número de obreros, miembros de las clases artesana y sectores de la clase media, esperanzados en que el nuevo régimen le traería un cambio en sus vidas y dejarían atrás los años del turnismo monárquico.  
Similar fue la reacción de los republicanos de algunas aldeas, como en Charilla, en la Rábita, Santa Ana, Mures o en  la Ribera Alta. En esta última, en palabras de Francisco de Madrigal: “Seis meses más tarde, el 14 de abril de 1931, se proclama la II República Española. En la Ribera Alta se recibirá su llegada de forma festiva; reunidos los vecinos en la plaza de la aldea, gritarán “Viva la República”, y alzando sus gorras y sombreros cantarán la siguientes coplas populares. “También estaban Casares. Martínez y Caballero, esos son los Ministros, que defienden a nuestro pueblo, Viva Alcalá Zamora, Emilio Caballero, Fernando de los Ríos y Julio Díaz Ropero[2].

Este día catorce de abril, el gobernador interino de Jaén, Juan Lillo, envió un telegrama, en el que  manifestaba “Proclamada la República se hace cargo de la Provincia el Ilustrísimo Señor Presidente de la Audiencia autorizará manifestaciones evitando coacciones, y procurando el orden público a toda costa. Le saluda
Por la orden gubernativa,  se hizo entrega del ayuntamiento a la comisión formada por los concejales republicanos y socialistas elegidos, y recomendaba “encargando a dicha comisión dicten las oportunas órdenes para mantener a todo trance el orden público, garantizar el respeto a las personas y a la propiedad, requiriendo si fuera preciso el auxilio del Comandante del  Puesto de la Guardia Civil, dándome cuenta inmediatamente del cumplimiento de esta orden y de cuantas novedades ocurran. Viva la República”.
Batmala fue elegido alcalde  y presidente de esta comisión gestora. Incluso el alcalde cesante les dio las gracias por las muestras de consideraciones y pruebas de respeto que había recibido, manifestando la tranquilidad y cordura con el  que se había desarrollado el cambio y deseándoles éxito en el futuro. 
Inmediatamente, se produjeron varios acontecimientos políticos  importantes. El concejal Francisco Hinojosa López, afiliado al partido Monárquico Conservador, se pasó  a las filas del partido de Batmala, y otros se mantuvieron fieles a la República, unos como independientes, caso de Ruiz de la Fuente, y otros en el partido conservador.
El ambiente republicano se respiraba en toda la comarca, hasta en  las conversaciones de las gentes más humildes. El joven estudiante,  vecino del Castillo de Locubín,   Federico Parera, descendiente del   líder  liberal en la comarca alcalaína José Parera,   y pariente   de otros republicanos, así lo relataba en su Diario:

“Día 16 de abril. Año 1931. Hasta el tiempo se ha hecho republicano, pues desde el 14  llevamos unos días inmejorables. Como está enferma Anica Fuentes he subido a verla. Allí me encontré con Trini, mi hermana de leche. Está estupenda. Como que es una de las indígenas más guapas. Al entrar saludé con el consabido”Salud y República”, y Anica me contestó con un ¡viva la república! ...(...) yo que no olvido la sangre, soy desde niño republicano convencido al igual que todos los de la casa (...) Ya han tomado posesión todos los ministros. Han dado un decreto disolviendo el Somatén. Otro echando abajo lo hecho por la dictadura ¿me examinaré? (...) Vamos por lo visto hacia una Republica Federal. Maciá se ha declarado libre en Cataluña y ahora dice que unirá a las demás Repúblicas Federales Ibéricas. Quizás Portugal si triunfa Costa en él se unirá a España. ¡Viva Iberia! El primer gobierno que ha reconocido el nuestro ha sido el de Uruguay. Ya después de esto no se debe cantar”Al Uruguay no voy...”pues aunque se naufrague se puede dar por bien  empleado  si es yendo a un país simpático. El campo está preciosísimo. Esta noche he dado una pequeña conferencia a unos cuantos labradores. Me han animado a dar un mitin, y quieren sumarse conmigo para pedir una Biblioteca Popular. Quieren buscar firmas para que a papá lo nombre alcalde republicano “,[3]     
No estaban contentos los republicanos cómo había quedado la comarca en cuanto a los resultados electorales. Pues el Castillo de Locubín se había  desmarcado del resto de los pueblos, y había apoyado a los concejales monárquicos. Por eso, se llevó a cabo una concentración republicana en esta villa  y se declaró fiesta local, con lo que  se cerraron los establecimientos y los centros docentes y se convocó una magna manifestación el día dieciocho, con la  llegada de Federico del Castillo, jefe provincial del partido de derecha republicana liberal, que acudió con varios  familiares y otros miembros republicanos de la comarca:  Batmala estuvo  con él en el ayuntamiento castillero. Allí se hicieron discursos  por parte de los republicanos locales y el propio Federico que  trajo saludos de Alcalá Zamora y del propio Largo –Caballero con el fin de alentar los decaídos ánimos de la coalición republicano-socialista. Al mismo tiempo, reflejó el trascendental momento con esta frase. “Y mientras muchos obreros pedían limosna para comer, porque no tenían trabajo, las joyas de la exreina se valoraban en trescientos millones de pesetas”. Ataca duramente al fallecido régimen y entre otras cosas le dijo a Miguel Primo jefe de ladrones. El pueblo, una muchedumbre inmensa, le aplaudía intensamente y le ovacionaba y los vivas a Carlitos Castillo salían del fondo de los corazones”. Y, por la tarde la dedicaron a reorganizar el comité republicano formado por Federico Parera Piedrola, Juan López y Manuel Ruiz. Castillo.  
           








[1] Recogiendo un testimonio de una  joven asistente al acto.

[2] MADRIGAL PALACIOS, Francisco.  “Crónica de la Dictadura de Primo de Rivera y de 
(3)ARFRAMAR. Me ha proporcionado este dato Moises Gallardo. Gracias. Fotocopia Del Diario de Federico Parera Castillo., joven republicano muerto en 1931.
















BATMALA, PRESIDENTE DE LA COMISIÓN GESTORA




Durante varios meses, Batmala ejerció como alcalde de Alcalá en 1931 en función de presidente de la comisión gestora. El cambio del clima político se manifestó en muchos datos; incluso el alcalde cesante le dio las gracias por las muestras de consideraciones y pruebas de respeto que había recibido en el periodo de interregno, exponiendo la tranquilidad y cordura con las que se había desarrollado el cambio. En la sesión plenaria, incluso el anterior alcalde monárquico,  le deseó éxito para el futuro.
Una nueva manera de enfocar la política significaba la entrada de los republicanos en la vida local. Se distinguió por el carácter laico de sus creencias, la gestión trasparente y austera sin tintes del clientelismo y la pasión por las clases más desfavorecidas. Sus colaboradores fueron unos hombres honrados. No ocurrió como en otros lugares, donde "a veces se vieron tentados por la presión de los que habían sufrido la metamorfosis republicana manteniendo las antiguas formas de desarrollar la política con el favoritismo y el clientelismo, y, por otro lado, por los extremismos de los que no sabían actuar con la sensatez que se requirió en algunos momentos, fruto del analfabetismo y de la incultura de los que pensaban que el mesianismo de un cambio radical de la sociedad se podía conseguir al instante".
No obstante, el talante de los gobernantes locales fue un ejemplo. Pongamos a exposición o para las generaciones futuras, las palabras del alcalde monárquico don Antonio Collado, cuando elogió la conducta y sensatez con que se han producido de las cuales espera el mayor beneficio para el pueblo. Pues Batmala, en su discurso de toma de posesión, aludió a la voluntad popular que debía ser la que rigiera el destino de la Patria, al mismo tiempo defendió el orden público mantenido por cada uno, así como la paz pública cumpliendo los deberes y respetando los derechos de los demás:
” Acato la voluntad popular del pueblo del que todo lo espera, ha llegado la hora de que el sentimiento popular sea el que rija los destinos de la patria y cada cual sea un fiel mantenedor del orden y de la paz pública, cumpliendo sus deberes ciudadanos y respetando los derechos de los demás, único medio de llegar el engrandecimiento de España de nuestro pueblo que es a lo que hemos venido si queremos ser dignos representantes de su soberanía”. Un modelo social a imitar en sus palabras. Solicitó que se emulase y se imitase “a los directores del movimiento republicano de España, se evitasen rencillas, estuviesen atentos al enemigo que acecha, evitasen las ambiciones bastardas, fieles con los derechos de los ciudadanos, y cumplidores con el deber, como único medio de que la prosperidad y el engrandecimiento de España sea el fruto que la República espera, encarnación de nuestros ideales y aspiración constante de nuestra vida, procurando a España en todos los órdenes y manifestaciones que es nuestra mayor aspiración y nuestro más firme propósito” . Acabó con vivas a España y a la República, que era donde debían realizarse los ideales de prosperidad de los ciudadanos.
Formaban también la comisión, aparte de los socialistas nombrados, los republicanos Batmala, Oria. Francisco Casanova, Cristóbal Sánchez González, Antonio Calvo, Esteban Gutiérrez, Víctor Hinojosa Amaro Sánchez, Baldomero. Sánchez Cañete y Bernardo Cortés. Salvo Sánchez Cañete, todos ellos de Reforma Republicana, Partido Radical y algunos de Acción Republicana

El día veinte, Batmala fue proclamado alcalde de Alcalá con dieciocho votos de entre los diecinueve de los concejales presentes. Lógicamente hubo uno en blanco que debió ser el suyo. Pues aquel día no asistieron a la sesión municipal varios monárquicos que tomaron posteriormente la posesión de su acta de concejales.

 El mismo resultado se produjo con los tenientes alcaldes ( 1º Salvador Frías, 2º Francisco Casanova, 3º Víctor Hinojosa, 4º Antonio Calvo Montañés y 5º Cristóbal Sánchez González). El puesto de síndicos recayó en los republicanos Antonio Oria Alba y Bernardo Cortés. Una vez hecha la elección de los cargos , Batmala manifestó :” doy las gracias por la elección para el cargo en el que procuraré cumplir con todo el esfuerzo de mi voluntad, no solicito cooperación, porque ya con anterioridad a este acto ha sido ofrecida , pero sí pido sacrificios para el bien de la Patria, estando por su parte dispuesto a hacer el de la vida si es necesario”. La participación de los presentes en su futuro gobierno fue clara y contundente, pues hasta los monárquicos ye independientes confiaban en su persona. Y así el independiente Ruiz de la Fuente y el monárquico Aguayo se manifestaban: “ veo con entusiasmo el nombre del Señor Batmala al frente de la alcaldía, porque dadas sus condiciones es una garantía, nos congratulamos de la composición del ayuntamiento, donde se hayan representadas todas las ideas y clases y espera del mismo una labor próspera y sana y en esta seguridad ofrece su modesta pero leal y decidida cooperación “


1 comentario:

  1. Magnífico artículo. Podría facilitarme información de José Parera Sandoval, cirujano de la Armada, establecido en Alcalá?
    No se si es el José Parera que menciona en el artículo.
    Muchas gracias.

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