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viernes, 24 de abril de 2020

LA COFRADÍA Y DEVOCIÓN DE LA VIRGEN DE LA CABEZA. SIGLO XIX.


LA COFRADÍA EN  EL  SIGLO XIX




A principios de siglo, por mayo de 1800  se inauguró el año cofrade con la procesión que portó las imágenes de la Virgen de la Cabeza y San Marcos desde la iglesia de Santo Domingo de Silos a la ermita de san Marcos, tras las obras de restauración.

En  pasados años, conseguimos de un anticuario un libro titulado “a la Virgen de la cabeza”, gracias a la labor de Antonio Aguilera, amante e investigador de la cofradía e historia de la devoción de la Virgen de la Cabeza, y  a las nuevas tecnologías, pudimos identificar su autor con Francisco Gimena Reche (dando por desechada la autoria atribuida anteriormente de Francisco Giménez Rechite) y la fecha de edición de la obra en 1857. En concreto, este era el título completo del libro. “Francisco Gimena Reche: «Compendio panegírico historial de la aparición de la imagen de María Santísima de la Cabeza, corregida y aumentada nuevamente siguiendo el texto del que escribió en 1677D. Manuel Salcedo Olid». Imprenta de D. José Merinas. Año 1857. 284 páginas.
            Forma parte este escritor de una serie de personas que, a lo largo de la segunda parte del siglo XIX,  en palabras de Andrés Borrego Toledano “ se trata de una centuria en la que cuanto se publicó sobre la imagen, el Santuario, la devoción y la Romería misma tienen un marcado carácter divulgativo y dedican la mayor parte  de los esfuerzos a recopilar las obras clásicas de los siglos XVII y XVIII, usando lugares comunes, a excepción de la obra del canónigo Manuel Muñoz garnica, que hará de forma breve, un esfuerzo por desbrozar las falsas leyendas.-(…) no es este uno de los siglos que lleven como sello el de haber difundido la devoción de la Virgen de la Cabeza, si bien en la segunda ,mitad del siglo  se aprecia un ávido interés por la difusión  que florecerá en las diversas  publicaciones , que, aunque exentas de novedad en lo que se refiere a la investigación histórica , sin embargo sirvieron para mantener vivo el interés en su devoción en el entorno de la provincia de Jaén intentando por diversos medios que aumentara el número de cofradías asistentes a la Romería, que había descendido de forma notable a finales del siglo XVIII tras la supresión que se hace en tiempos de Carlos III”. En este siglo la fiesta de la Romería había sufrido un gran varapalo., en palabras de Andrés Borrego [1].,

            Es curioso que las medidas desamortizadoras debieron afectar a la cofradía de Alcalá la Real: por un lado, perdió prácticamente todos los bienes que quedaron reducidos a aportaciones de los fieles, ya que sus fincas fueron objeto de adquisición por manos particulares o se quedaron como fondos de la Casa de Misericordia.  Además, la ausencia del culto en el santuario y el traslado de la Virgen al convento de San Francisco de Andujar debieron afectar mucho a la vida de la cofradía, así como la peligrosidad del camino desde Andujar hasta el santuario debió ser muy peligroso “ por la escasas seguridad  que ofrecía del camino y del recinto , debido a los asaltos y altercados que propiciaban las muchas partidas carlistas que atravesaban Sierra Morena, Por eso, en la primera mitad del siglo XIXC, decayó mucho las limosnas de los fieles y el santuario solía quedar prácticamente sin la luminosidad que tenía antes debido a las pocas aportaciones de velas. Decía Gimena que, en la década de la cuarenta había `pocas las lámparas de plata en el altar mayor comparadas con las muchas que existían anteriormente.
Pero, en 1844 la imagen de la Morenita volvió al santuario, en 1845 se sustituyó  l Milicia Nacional por el Cuerpo de la Guardia Civil, que protegió aquellos pagos serranos,   y  , tras el concordato de 1851, cuando volvió a renacer el culto en el Santuario, la  cofradía de Alcalá la Real era una de las once cofradías que asistían al santuario junto con las de Andujar, Colomera con Santa Fe, conjuntamente, Rute, Martos, Alcalá la real, Montoro, Bailén, Arjonilla, Puertollano y Jaén  ocupan el puesto 22. También la ciudad de Alcalá la Real  debió asistir a un decaimiento de las manifestaciones públicas de carácter religioso que contagiaron de cierta frialdad a la realidad social y de algo desánimo en el pueblo “mas llevados por los signos secularizantes de los tiempos que por la falta de devoción”.  No obstante, Gimena Reche alaba la cofradía de Alcalá la Real en un contexto de penuria de recursos del santuario, porque no pueden pagarse a los capellanes para mantener el culto, tal como se lamentaba el rector del santuario don Francisco Rojo Palomino.
“Las  más traen capellán, y la de Alcalá la  Real se distingue porque, a pesar de la distancia de quince leguas,  presenta todos los años más de cien personas. Y el digno Sacerdote que les acompaña, diariamente les dice Misa y exhorta a que guarden el respeto debido a la religiosa romería, si han de obtener las mercedes de María Santísima. Esta corporación no omite ni medio, ni gasto para enaltecer las glorias de la Virgen. Ha construido al pie del Santuario una casa para hospedarse, cuyo importe pasará de ocho mil reales. En su pueblo tienen un templo dedicado a Nuestra Señora, y celebra, todos los años, las fiestas solemnísimas en los días de Pascua de Navidad y de Pentecostés, sin otras varias que promueve la piedad cristiana-. Loor eterno a todos los devotos de María”.
En 1857, tan sólo acudían 11, que eran de la de Andujar, Colomera , Rute con Sana Fe que iban unidas y  Martos  ocupando Alcalá la Real  el puesto  quinto; y seguida de Montoro , Bailén, Arjonilla, , Puertollano y Jaén.
En este tiempo la cofradía alcalaína se regía por las órdenes de la de Andujar que le asignaba el puesto y entraba en la ciudad por el puente del Guadalquivir el viernes por la tarde anterior al último domingo de Abril. El sábado por la mañana era de esta manera, según Gimena. “El sábado por la mañana salen para el Santuario por la puerta de la Sierra con suma ostentación y alegría, en medio de un numeroso pueblo entusiasta por las glorias y alabanzas de su adorada Patrona”.

            Suele acudirse y hacer las Vísperas, hay música y bailes en las casas, o se colocan tiendas en muchas casas. El domingo, regresaban por Andujar de manera triunfal y al pueblo llegaban el lunes.
En 1870, se hicieron Constituciones de la Cofradía de Nuestra Señora de la Cabeza.
En 1876, tenemos constancia de que ya existía casa de la hermandad, y,   según Antonio Aguilera Carrillo, “  parece que debió ser por estas fechas cuando se construye la casa-cofradía 8 aunque no sabemos si la casa estaba ya construida y la escriturización de la misma fue posterior). Lo cierto es que José María Cano y castilla, un vecino de Alcalá la Real hizo escritura  en Andujar en 1879, y cita la fecha anterior como toma de posesión[2]. Un año después,  en 1880 adquirieron un solar contiguo a la casa de  la cofradía, probablemente para desahogo y alojamiento de las caballerías[3].
Según la  sección  semanal  Crónica Local Voz de Alcalá la  Real, de  11 de mayo de 1879,  tenemos una descripción perfecta de los diversos actos de la romería, reflejo de  lo que sería desde mediados de siglo “
“Grande era la afluencia de gente que , a la salida de esta Ciudad, por la carretera de Alcaudete, se notaba en la tarde del 29 del pasado mes. Multitud de personas formando grupos  más o menos numerosos circulaban  por ella o se hallaban sentadas en sus márgenes disfrutando unas de la no muy agradable brisa de la tarde, mientras que otras, más previsoras o más afortunadas, gastaban las viandas y licores que habían preparado con tal objeto ¿ qué causa motivaba aquella concurrencia, que más que de otra cosa ofrecía el carácter de romería popular? Era que la Hermandad de la Virgen de la Cabeza, los expedicionarios a Sierra Morena, la gente del cerro-como el pueblo los llama-volvía del Santuario  de su venerada patrona, después de haber asistido , en compañía  de las hermandades de Jaén ,  Colomera y Andujar, a la función religiosa que anualmente y en el ultimo Domingo de Abril tiene lugar en aquel templo”
Vedlos: ya llegan, precedidas de una estrepitosa algazara que los mismos romeros se encargan de aumentar, repartiendo  infinidad de pitos entre la turba de muchachos que les espera anhelante en el camino, ante la perspectiva del regalo: por su parte los chicos agradecen el obsequio, y pitando con toda la fuerza de sus pulmones, forman, en apiñado pelotón, la vanguardia de la comitiva. Las banderas de la Hermandad, desplegadas al viento, aparecen después, y en pos de ellas, y ostentando sobre sus pechos la tradicional banda de terciopelo carmesí galoneado de plata, marchan los individuos que componen la Cofradía prestando mayor animación a aquel cuadro, los acordes de la música que les acompaña y los cohetes que de vez en cuando disparan.
Así atraviesan  algunas de las principales calles de nuestra Ciudad; y como sería punto menos que imposible de referir aquí las chistosas ocurrencias, las agudezas y las bromas con que los touristas son recibidos por la mayor parte de la gente que les espera, concluiré  este punto manifestando  para satisfacción de todos, que por ningunade aquellas frases, llenas de vivacidad y gracia sobrevivo el más pequeño disgusto  que turbara la alegría y la expansión propias de esta clase de fiestas[4].  En la fiesta del segundo de mayo de este año tuvo lugar  la fiesta local de la  Virgen de la Cabeza. Concurrió mucha gente, hubo misa matutina y procesión por la tarde. Todo transcurría con la mayor bonanza de aquella tarde tranquila, cuando, al terminar la procesión, se escucharon varias voces diciendo que habían matado a una persona. Los guardias de orden se pusieron en la pesquisa del asesino y encontraron a un hombre con una  navaja ensangrentada. Según recogía Domingo Murcia[5]:.

¿por qué aquel desastre? No se sabe en este momento. Sólo que cerca de la tienda de campaña, que se colocaba para la fiesta en la explanada, tuvo lugar una breve y silenciosa pelea, que notaron pocas personas. El resultado, ya está dicho: algo lamentable y triste. Todos se retiraron impresionados…Las madres,  estrechando a sus pequeñuelos fuertemente, para enviarle recordar desagradable suceso. Los demás, enojados, enfurecidos, por haber roto la paz y el sosiego de esta fiesta tan popular.
            No obstante, María Pilar Contreras recoge una costumbre de finales de siglo, en torno a 1881, cuando  escribe la marcha hacia el cerro: “ Esta fiesta de la Virgen de la Cabeza se ha venido siempre celebrando el último domingo de abril, y dos domingos antes se anunciaba saliendo la cofradía con sus cetros y banderas, y acompañada de una de de las bandas de música de la población, que turnaban para esta fiesta, y después de oír misa en la Capilla de la Virgen, iban por calles y plazas, por la mañana y tarde, haciendo lo que se llamaba la publicación de las banderas al son de la música, y parándose en algún altozano, donde los portadores de las banderas hacían alarde de sus puños haciendo les revolotear[6]. Pero, remodelando el texto del Noticiario Alcalaíno recogió otra triste noticia de la fiesta local por las célebres tormentas que se producían en el mes de mayo:
“La gente del Cerro regresó de Sierra Morena. Los muchachos esperaban en el puente Castillo. Otra vez los pitos y las pitadas, el alboroto, los cohetes, la música. Nada nuevo que narrar en este acontecimiento. Las banderas de la cofradía, desplegadas al viento, con sus vistosos colores y sus escudos bordados, encabezaban la marcha de los romeros. Detrás de esta dos hileras, los expedicionarios y los cofrades, con su banda de terciopelo carmesí. Ruido, pisotones, contiendas verbales, vino…la fiesta de san Marcos, de aquel mismo año, también, se iba a enturbiar. (…) La programación de aquel día fue la habitual: misa, cohetes, música, banderas, porrazos. Sin importancia, afortunadamente. Pero terminada la función, el cielo, que había estado despejado y brillante, empezó a cubrirse de nubes negras, que avanzaron rápidamente desde la Mota y las cruces. El estallido fragoroso  de un trueno y la luz sulfurosa de un rayo, alertaron del inicio de una fuerte tormenta. Se cerró la tarde., Todo se quedó a oscuras. Noche terrible para los labradores, que perdieron según se cuenta., la mitad de su cosecha. El agua y el pedrisco produjeron estragos. Pero si la pérdida fue importante en el campo, no fue menos en el casco urbano. Varias chispas caídas en los postes del telégrafo trasmitieron la descarga eléctrica a la oficina administradora de este servicio, ocasionando un estruendo en la máquina telegráfica. La señora y la hija del señor Rey, encargado de telégrafos, se vieron obligados a salir de su casa y refugiarse en la vecindad. Don José Salazar , que pasaba por la puerta del palacio abacial, sufrió una fuerte sacudida, tras la vuelta o retorno de la descarga. Cayó de bruces en el portal del edificio, aunque no hubo que lamentar ninguna desgracia.


En 1893, siendo hermano mayor José Sánchez Rodríguez, y depositario se editó una bella litogtafía con fondo en el Cauchil, camino dela Virgen de la Cabeza. 








[1] BORREGO TOLEDANO, Boletín de Estudios Giennenses Julio-Diciembre 2010, Andrés, Obras divulgativas de la devoción de la Virgen de la Cabeza en la segunda mitad del siglo XIX.  Págs. 11-24
[2] REGISTRO DE LA PROPIEDAD DE  ANDUJAR. Folio 105 del libro mencionado
[3] Dice exactamente el documento notarial “ Pedazo de terreno contiguo a la casa de la Cofradía de Alcalá la Real, en el Cerro de la Cabeza, Dehesa del mismo nombre del término de esta ciudad de Andujar, con la extensión superficial de catorce varas de longitud  por cuatro de latitud que hacen cuarenta y seis metros cuadrados, linda por la derecha o izquierda con terreno de la Dehesa propia del Señor Marqués  del Cerro y `por la espalda con la casa de la Cofradía de Alcalá la Real. Inscrito en el folio 152, del libro 76 de Andujar, finca nº 3.613, inscripción primera a nombre de la Cofradía y hermanos de Nuestra Señora de la Cabeza establecida en la ciudad de Alcalá la Real, quienes la adquirieron por compra  del Excmo. Sr. D. José Carlos Velluti y Tavira, Marqués de Falces, de Torreblanca y del cerro de la Cabeza, según escritura otorgada en esta ciudad el día ocho de abril de mil ochocientos ochenta, ante el notario don Guillermo Plaza e Ibáñez”.
[4] LA VOZ DE ALCALÁ LA REAL. Crónica Local.  Número 7 . Alcalá la Real, 11 de mayo de 1879.
[5] MURCIA ROSALES, Domingo Sucesos en torno a la Romería de la Virgen de la Cabeza. PVC.1998. se recoge y revive la crónica del Noticiario de Abril y mayo de 1981.
[6] DELGADO CASTILLA, A. Narraciones Folclóricas: Romería de la Virgen de la Cabeza” número extraordinario  de el Guadalquivir, Andujar, 21, de abril de 1928.

ESTE MANUSCRITO ES OBRA DE LUIS GOMEZ FREIJÓO. ES UNA POESÍA SOBRE LA VIRGEN DE LA CABEZA Y EL ASEDIO. NO PODEMOS ASEGURAR QUE FUERA DE SU MANO. PROBABLEMENTE ES UNA COPIA DE UN POETA DE LA ÉPOCA. 















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