Esta
ermita estaba recogida en el Diccionario Histórico-Geográfico del Castillo de
Locubín, calificándola de poco valor, y en el camino hacia Alcalá la Real. Me
comenta Moisés Gallardo que no se conserva actualmente y se situaba por el Caño
adelante, todavía hay una calle llamada Belén. Es una advocación mariana relacionada
con el Nacimiento de Jesús, muy extendida en España y en América. Se celebraba
su festividad el 25de diciembre de cada año. Remonta la tradición que la trajo
su imagen el obispo cordobés Osio en el siglo IV; en el siglo XlV se encontró en la ciudad de la Mezquita un cuadro de Nuestra
Señora de Belén, Luego tras la
reconquista y la evangelización se convirtió en una de las imágenes más difundidas
por las órdenes religiosas de
predicadores, sobre todo los franciscanos Su Iconografía muestra a la muy representada María con el Niño como virgen de Ternura, a
saber, como dice Cristina Huete : “que
irrumpe en la plástica mariana en el período gótico con una gran fuerza como respuesta
a ese naturalismo de raíz franciscana que conduce a representar a María no como
el trono de Jesús, sino como la Madre del Niño Divino, en actitudes amorosas y
variadas, que van desde la Virgen acostada en su lecho acariciando al Niño, o
la Virgen amamantando a Jesús o llevándolo en sus brazos mientras éste acaricia
su cara con la mano, o la Virgen de Belén que lo sostiene en sus brazos
amorosamente envuelto en pañales o desnudo sobre ellos, o el descanso en la
huida a Egipto
Se saben datos sobre la fecha de esta ermita y su edificación
por este documento de Domingo de Santiago en 12 de septiembre de 1638. En concreto, fue un contrato
de edificación concertado entre el albañil Domingo Alfonso, portugués, vecino del
Castillo de Locubín, y el regidor y vecino alcalaíno Francisco Fernández
Cabrera. Para “acavar la obra de Nuestra Señora de Belén, de esta villa” por la
cantidad de 24 ducados ( 12 ducados de primer pago; y otras doce al acabar la
obra). Se fijaba como finalización de la obra 20 días a partir de la firma de
la escritura. Y se fijaban las siguientes condiciones:
Primeramente
que se ha de acabar de hazer el texado de la dicha ermita en la forma que
tiene lo que en el dicho texado está
hecho dándole la teja suficiente.
-Y es
condición que a de hacer un campanario donde esté la campana de la dicha ermita en la parte del
tejado que eligiere el licenciado Pablo de Mesa, mayordomo de la dicha ermita,
dándole así mismo para ello la piedra que fuere menester.
-Y es condición
que las paredes se han de hacer de cal y harena por de fuera y por dentro de la dicha ermita jaharrado de peso,
enlucido y lavado con sus cenefas y dexar una caraboya, adonde han de asentar
unas verjas, de hierro, las quales se les han de dar ponerlas y darles el dicho
yeso para enlucir la dicha iglesia.
Y es condición
que todo los susodicho la a de dar de todo acabado y fecho a uso de buen maestro y a vista de otros maestros dentro del dicho término y por lo que cumpliere
de los contenido en esta escritura , y por lo que no cumpliere de lo contenido
en esta escritura y por los intereses que, en razón de ello se siiguieren, y reecurrieren , le pueda ejecutar el dicho
Francisco de Cabrera con solos su juramento
en que lo dexa defirir decisiorio, y sidentro de dicho
tiempo no acabare la dicha obra el dicho
Francisco Fernández de Cabrera pueda
traer oficiales que la acaben a
mi costa, y porque gastare me pueda si mismo
ajustar con solo su juramento y estando
presente el dicho Francisco Fernández de
Cabrera aceto esta escritura en su favor y se obligó a que día que se acavare
la dicha obra dará y pagará a el dicho Domingo
Alfonso Portugués o quien por el fuese parte, los dichos doce ducados
los restantes para cumplir y pagar los contenido en la escritura cada uno por lo que le toca y son obligados a cumplir
obligaron sus personas y bienes muebles ávidos y por aver dieren (siguen fórmulas
contractuales, siendos testigos Juan de Víboras, Francisco de Siles y Tome de Flores.
Por
lo que se concluye lo siguiente:
-
La ermita se había iniciado en su cajón de cantería, pero
quedaba el final de albañilería y el campanario (una espadaña) y se le encargó
a este albañil portugués, que también trabajó en otras obras de la abadía de
Alcalá la Real.
-
Muestra la dependencia de la iglesia secular, que tenía nombrado
un mayordomo y es curioso que esta advocación aparezca solo en el Castillo de
Locubín.
-
También destaca la participación del cabildo alcalaíno a través
del regidor Cabrera.
-
Los materiales debieron ser de poca calidad, cal y arena,
madera, tejas, y, a lo más paredes de mampuesto.
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