Archivo del blog

viernes, 10 de mayo de 2019

EN ALCALÁ LA REAL. DE FLORES A VOTOS.


 DE FLORES A VOTOS
        Está claro que los tiempos han cambiado, y no poco. Hace años, llegaba mayo y en el ambiente predominaba el color verde en los campos, las aguas corrían por acequias y arroyos y las casas se perfumaban con el olor de las blancas azucenas. Desde la escuela a la casa, resonaban canciones marianas dedicadas a la Virgen de Fátima, sobre todo aquella estrofa reiterada por los coros infantiles “Con flores a María”. Era un canto que invitaba a colocar floreros de rosas en el rincón más inaudito y en las mesas nobles de la sala principal de las casas; se multiplicaban los altares dedicados a la imagen de Fátima, y, se procesionaba su icono en su barrio, las aldeas y en los núcleos rurales de la ciudad de la Mota. Alcalá se convertía en abacial y miccionaba agua bendita entre rosarios dedicados a María y comuniones celebradas en forma grupal por doquier con vestidos blancos de novias primerizas y de marineros en una tierra sin costas.
            Sin embargo, este mes comenzó con la resaca de la victoria del gobierno actual en las urnas, y el rosario de la aurora repartiéndose los restos de la presa de los comicios nacionales por los partidos perdedores. Las rosas y las amapolas se impusieron en los campos de verde cereal y de esparragales. Y, comenzaron a salir los pétalos blancos de las azucenas silvestres. Un blanco de toga viril, candidus en latín, que solían vestir en la época romana todas aquellas personas que competían con su candidatura para los comicios tribales, plebeyos, patricios y curiales. Parecía como si quisieran atraer con su distinguida vestimenta a los electores para arengarlos en los foros, en las curias y en los estrados de las rostra romanas. Propuestas, promesas, celebraciones festivas y la oratoria política caracterizaban todos los días de la campaña hasta que se acudía a votar al Campo de Marte o a la Curia de cualquier urbe de la República de Roma. Algo parecido acontece en este mes de mayo de 2019; ha cambiado las flores por los votos; se han multiplicado las candidaturas, algo inédito con la presencia de seis listas electorales, en la ciudad de la Mota, y, ya los floreros no se rellenan con manojos de rosas o claveles, sino que se propaga la batería de mensajes de los partidos políticos, con colores rojos, azul, naranja y el morado en tres tonalidades.  No obstante, a veces algunos mensajes se encuentran desteñidos por la crudeza de una mescolanza de tintes que no permite distinguir su auténtica coloración, no se sabe bien si son azules o marrones, blancos o negros; otras veces,  están descompuestos por la acritud de sus ingredientes a la hora de introducirlos en la probeta de modo que no se asemejan ni al color salmón ni a la púrpura nazarena ; y en muchos casos, se observa un exceso de revancha por querer cambiar de tintes, tirando por los cerros de Úbeda,  sin  distinguirse su color nebuloso si es grisáceo o atormentado.

Faltan algo más de dos semanas, y, lo interesante sería para los ciudadanos que los candidatos nos mostraran sus floreros de mayo, con los ramilletes de propuestas  para el bien de  la colectividad vecinal, para  el desarrollo de la ciudad de la Sierra Sur,  y para incrementar la sociedad de bienestar ( trabajo para todos,  vivienda para las familias, servicios sociales, lucha por la desigualdad y exclusión, cultura, educación, deporte y nuevos retos  en el patrimonio, la participación y seguridad de los  ciudadanos). Es la mejor manera de celebrar aquel mes de mayo, con votos en lugar de flores, y no dedicarse a romper los floreros, con un afán iconoclasta que parece como si a algunos le estorbaran todas las conquistas de un pueblo que ha sido modélico y es testigo de ser ejemplo en muchos campos para muchas ciudades. Pues, aunque les duela a algunos, si nuestros antepasados de mediados del siglo XX levantaran la cabeza, la ciudad de la Mota ha sufrido un cambio que no lo conoce ni la madre que le parió. Salvo que, en vez de llevar la toga cándida, estos mismos se quieran de vestir de soldados romanos, con la coraza, el yelmo y el escudo, para solo atacar a los adversarios políticos. Y hay que tener en cuenta que los cascos de los romanos alcalaínos portan flores en sus penachos.  


No hay comentarios:

Publicar un comentario