Casó por estos años en torno a 1577 en Granada con Ana de Aguilar, de la que no
tuvo descendencia y con la que convivió hasta el final de su vida. El apellido Aguilar estba muy relacionado con familias alcal´ñainas de principios de siuglo XVI que vivía en el entrono del barrio mulitar de la Mota. Deecíamos, a modo de conjetura, que probablemente, esta mujer estaba relacionada con Francisco de Aguilar, rejero
avecindado en la Alhambra, barrio en donde residía un gran número de artistas
-el rejero Gaspar López, el tejero Tenorio- y que intervino en las obras de los
antepechos y rejas de la sacristía de la iglesia de Albolote. También aportamos datos sobre otra Ana, gemela de Lucía de Aguilar, nacida en Alcalá la Real en
el año 1555, e insinuamos que también podríamos relacionar en el matrimonio con Pablo de
Rojas si su presencia se mantuvo en Alcalá hasta el año 1575.
Hay algunas leyendas referidas a
una implicación de Pablo de Rojas con la Inquisición que hasta ahora no hemos
podido descubrir, tan sólo hemos encontrado algunas mujeres de apellido
Aguilar, que por los años setenta se avencidaban en Granada y provenían de
Antequera. Pertenecían a familias emparentadas con escribanos y miembros de la
Chancillería, lo mismo que otras de apellido Herrera que también estuvieron
relacionadas en varios pleitos con Pablo de Rojas. Como simple conjetura, es
curiosa la acusación que se le atribuye a una tal Catalina de Aguilar, a su tía
Ana de Aguilar de 40 años, y a Beatriz de Aguilar, sobrina de la anterior, a las
que se le acusaban que en su infancia su madre les había enseñado que si querían servir a Dios no avián de creer
en Jesucristo ni en su Madre y que avía de ayunar desde la mañana hasta la
noche no comiendo ni beviendo en todo el día que no avía de creer en la ymagen
de Nuestra Señora que era hecha de palo y de mano de los hombres y que la missa
no era cossa que se avía de creer”. Actualmente, se concoe que su esposa era hermana de doña Agustina de Herrera, madre de la doña Juana de la Serna, esposa del escultor Bernabé de Gaviría, según datos aportados por el profesor Lázaron Gila, y este discípulo y familiar puso el ombre de su tía a una hija.
Es muy aventurado exponer una
hipótesis, pero su periodo oscuro del escultor debió estar relacionado con
alguna que otra actividad propia o ajena a su persona. Y debió estar muy implicado por
algún familiar, pues no es extraña que, tras un periodo posterior a la
formación en el taller familiar o en otro de una artista famoso, no destacara
la huella de su gubia y fuera conocido entre las personas de su entorno. Todas
estas personas, de apellido Aguilar, cumplieron los delitos y fueron
perdonados, pero probablemente este periodo le debió costar algún que otro
problema. No obstante, la resolución judicial es muy tardía, sobre el 1593 y nois se puede asegurar qie pudiera ser miembros de su familia. Es curioso que una alcalaína
Francisca de la Fuente, criada de don Benito López de Gamboa, se casaba en la
parroquia de san Gil por el año 1585, y, entre los testigos, se hallaba otra
Isabel de Aguilar, esposa del escribano
Alonso Moyano.
Se avecindó en el barrio- antigua colación- de
Santiago, compartió con muchos artistas y maestros de cantería, como Alonso y
Cristóbal Verdexo, las inquietudes artísticas y la contratación de Obras. Sobre
todo, con su sobrino Pedro de Raxis con el que realizó la mayoría de las obras,
tallándolas por su parte y dejando labor de policromía y estofado en manos de
Pedro de Raxis. En este barrio y en el cercano de San Gil- su sobrino el
pintor Pedro de Raxis y Bernabé Gaviria- y el de San Justo y Pastor se
encontraban también los carpinteros Sebastián de Morales, Pedro Núñez, Juan
Rodríguez y Diego Baquerizo, en el de San Ildefonso el entallador Miguel
Cano, y en el de la Magdalena Gerónimo
Çufre, Jerónimo de Ayala, Pedro de Salinas, Francisco Díaz, Juan de Escobar,
Hernando de Quesada, el dorador Diego de Aranda, Ginés López.
Tenemos constancia por el profesor Lázaro Gila
Medina de que, casado en Granada, el siete de junio de 1581, se encuentra el
primer documento de la presencia de Pablo de Rojas en Granada y de que ya tiene
la categoría de vecino en la parroquia de Santiago. Esto nos pone de manifiesto
y confirma que debió residir varios años antes de la década de los setenta del
siglo XVI, pues no se obtenía la vecindad con facilidad. En el caso de su
ciudad natal, las ordenanzas obligaban a la residencia durante diez años en la
misma ciudad. Curiosamente, el documento se relaciona con su familia alcalaína
y aparece su nombre de Pablo Rages, otorgando el poder de la división de los
bienes de su padre a su hermano Miguel, vecino de Alcalá, con motivo de la
muerte de su padre Pedro Rajes Sardo y renunciando a la cantidad que le
correspondía a favor de su hermano. Sin embargo, en contrapartida, la firma es
clara y notoria con las grafías de PABLO DE ROJAS y, por otro lado, aparece su
hermano Nicolás dando fe del documento junto con otros conocidos suyos Pedro de
Cuellar y Juan Antonio Barahona.
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