MARTÍNEZ
MONTAÑÉS Y EL DULCE NOMBRE DE JESÚS
FRANCISCO
MARTÍN ROSALES
La advocación
del Dulce Nombre de Jesús se remonta a
los primeros cristianos. Ya lo decía san Pablo en su carta a los Filipenses: Por eso Dios lo exaltó y le concedió un nombre superior a todo
nombre, para que, ante el nombre de Jesús, toda rodilla se doble, en el cielo,
la tierra y el abismo; y toda lengua confiese para gloria de Dios Padre:
¡Jesucristo es Señor! (Filipenses 2, 9-12.).
Pero, a partir del siglo XVI, la iglesia celebró el Santo Nombre, teniendo en cuenta que el significado de Jesús era “Yahvé salva”. En
concreto, en 1530, el papa Clemente VII instituyó
esta fiesta litúrgica, como oficio propio de la Orden Franciscana. En 1721, se extendió esta fiesta para toda la
Iglesia. Curiosamente, Alcalá la Real
comenzó a extender este nombre dentro del Hospital, al que dio el de Dulce Nombre de Jesús, muy ligado con la
cofradía de la Santa Caridad (1488). Debió
existir este hospital con el nombre anterior de la Caridad en unas casillas del
Albaicín de la Mota. Pero, a partir de los años cuarenta del siglo XVI, y con
el apoyo de los fieles, y, sobre todo, del provisor y vicario don Diego de
Hernández, se trasladó en torno a unas nuevas casas la Alhondiguilla junto al convento
de las Madres Trinitarias, todo estos edificios comprendidos en el Arrabal
Nuevo. Tanto la cofradía de la Santa Caridad como el Hospital fueron regidos
por unas constituciones o estatutos que nombraban un mayordomo, a la vez prioste
de la cofradía, que administraba sus bienes durante un sexenio de años, pero
que, por diversas circunstancias solían restringirse su periodo. Tenemos datos
en el Archivo Municipal de Alcalá la
Real, de varios documentos, cuentas y constituciones de cofradía y hospital,
entre ellos los libros de cuentas. En
los años comprendidos entre el veinte de
abril de 1570 y el mes de julio de 1572,
se encuentra de mayordomo de la cofradía y Hospital el bordador Juan Martínez Montañés de modo que aporta un nuevo dato a la presencia de la familia del imaginero Juan
Martínez Montañés en Alcalá la Real Pues, ya refrenda que su padre fue mayordomo por estas fechas y administró sus bienes y,
como es natural, se vio inmerso en el espíritu caritativo de este hospital
dedicado a los enfermos, pobres de solemnidad, transeúntes y personas de mayor
edad. Y acrecienta la información de la biografía de padre e hijo, pues, tan
sólo se databan hasta ahora su presencia
con un préstamo de seis fanegas y media
de trigo que le hizo el cabildo alcalaíno en 1559, el nacimiento de su hermana mayor Ana en 1565, nuevos préstamos de trigo en los años posteriores
ante la carestía del pan, y, recientemente,
el arrendamiento de la vivienda paterna en la calle Llana, esquina de la
calle Real, tres años antes que naciera el Dios de la Madera.
Con
el legajo de cuentas se cierra en el ejercicio de 1570, Alcalá
no estuvo ajeno a este nombre, y se
ratifica con un pago de dinero en el
cabildo en 22 de diciembre de 1570, por
el que se recogían varias libranzas o partidas de gastos que procedían de las órdenes del alcalde mayor.
Por cierto, muy interesantes, porque aluden al trasiego entre los soldados que
acudían o regresaban desde la Guerra de las Alpujarras y manifestaba el
lamentable estado con el que debían ser socorridos. Se escribía “descárguensele
demás mil e doscientos e noventa e dos
que pagó a Juan Martínez Montañés, mayordomo del hospital del Nombre de
Jesús, de esta ciudad para que con ellos
se enviase, como se envió, ciertos soldados enfermos que se llegaban a dicho
Hospital”. En estos pagos, aparecía como bordador, mayordomo del Hospital y
hermano mayor de la cofradía de la Santa Caridad. Su labor debía afrontar
varias dificultades, porque hubo un gran movimiento de tropas por Alcalá; tuvo
que pagar varias deudas anteriores y realizar algunas reformas en el Hospital,
entre ellas una chimenea. Para paliar los gastos, debió vender un asno y una
bandeja de plata, que le contrastó el platero granadino Miguel de Montalván.
Además se multiplicó el reparto de limosnas de pan a los pobres, que no podían
salir a demandar por las calles. Con un presupuesto de 435. 278 maravedíes
y 18 fanegas de trigo y ocho celemines de trigo y ocho fanegas de cebada y ocho
celemines, tuvo que hacerse frente a los gastos ordinarios (las deudas del año
anterior que le había dejado el mayordomo Bartolomé Hernández de Arjona, el
sustento y los enterramientos de los pobres y enfermos, el médico, el barbero
sangrador, las medicinas, el muñidor las fiestas litúrgicas de misas, cera,
comida de las Pascuas, pago de
transporte de transeúntes, , portero, y
deudas no cobradas de censo. En este año 1572, precisamente se recibieron las
casas de Luís Arnedo hornero, y el regidor Antón García de los Ríos en la
Alhóndiga, y estaban vinculadas posteriormente a una memoria de misas de don
Juan de Villalta. Dentro del hospital hubo una pequeña capilla, donde el niño
Montañés pudo contemplar una imagen de
Nuestra Señora ( la Virgen Coronada), dentro de un retablo) y los ornamentos
sagrados, cruz de entierros y cofradía, las andas procesionales, sus horquillas, las dos coronas de palta de
Madre y Niño,, los objetos sagrados como el cáliz , lámparas,. Patenas y
manteles del altar, una cruz con un
Cristo Pintado (se dic que algunos los pintos Pedro Sardo). El alojamiento del
hospital disponía de nueves camas con todo su ajuar y otros objetos como bacines, y curiosamente,
disponía de “un hábito para los que
llevaban a hacer Justicia con la cruz verde y caperuza de lo mismo y es
blanco”. La fiesta de la Natividad de la Virgen era la oficial de la cofradía
de la Santa Caridad junto nueve misas de aguilando, tres misas dedicadas a los humanos
fallecidos.
La advocación del Dulce Nombre de Jesús debió calar en aquél niño alcalaíno, que luego se trasladó a Granada y, posteriormente a Sevilla. Pues, en 1582, ya en Sevilla Juan Martínez Montañés y su esposa Ana de Villegas se hicieron hermanos de la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús, cofradía ligada, como la de Alcalá la Real, a la defensa de los juramentos ante Dios y preferida y exclusiva de los miembros de la Orden Dominica. Curiosamente regaló a la cofradía el imaginero una imagen de la Nuestra Señora de la Encarnación., talla de medio cuerpo que se conserva en la Casa de la Hermandad y se ha exhibido en la Exposición del 450 Aniversario. Pero, aunque la cofradía alcalaína del Dulce Nombre de Jesús, y la imagen del Niño Jesús, fueron posteriores a su marcha a Granada y Sevilla, no puede olvidarse la huella de los relieves de los retablos de las iglesias alcalaínas en las imágenes de los Niños Jesús posteriores, tanto en sus relieves de Santa Clara y Santiponce como los exentos de la parroquia del Sagrario de la Catedral de Sevilla. No hay más que fijarse en el escorzo del retablo de la Circuncisión de la antigua iglesia de Santo Domingo de Silos de Alcalá la Real, para comprender que fue su fuente en otras muestras como el Nacimiento y Adoración de los Reyes, sirva de ejemplo el de Santa Clara.
El Dulce Nombre de Jesús se hizo
nazareno, y lo fue por la primera muestra de sangre en el momento de la
Circuncisión. Lo mismo que aconteció a la cofradía del Dulce Nombre de Jesús se
convirtió en nazarena y recogió la
antorcha de la Santa Caridad, siglos después.
No hay comentarios:
Publicar un comentario