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sábado, 30 de abril de 2016

EN ALCALÁ IDEAL. ENTRE ROMEROS, PEREGRINOS Y CAMINANTES



            Las bandas y agrupaciones musicales de tambores y trompetas se han metamorfoseado en solitarios repiques de tamboreros o tamboriles que , como el buen pastor, conducen a su gente a santuarios y ermitas de primavera. Se prodigan por todos los rincones de España; y en Andalucía no se encuentran monte o cueva que no se conecten con una leyenda medieval de una aparición de la Virgen a un pastor o labriego tras el periodo musulmán en la conquista cristiana. Ejemplos claros los tenemos en Jaén con la Virgen de Tíscar o Nuestra Señora de la Cabeza. Incluso, algunos escritores recogieron que la imagen de la Virgen de las Mercedes estuvo relacionada con su aparición por Montillana.
            En los estudios del latín vulgar, se obligaba, por los años sesenta a traducir una peregrinación, que hacía comprender el sentido de esta palabra. Se refería a la Peregrinatio Aetheria ( Peregrinación de Eteria) y conocida también como Itinerarium Egeriae ( El Camino de Eteria). Se encuadra dentro de los libros de viajes hacia la Tierra Santa. En este caso, por una monja, de nombre Eteria o  Egeria, que emprendió su peregrinaje desde Galicia hacia Jerusalén. No es de extrañar que esta monja bebiera de las fuentes anteriores, en las que algunos autores describieron las tierras griegas y romanas. Sin detenerse mucho , uno de los primeros testimonios fue la Odisea, donde Ulñises regresó hacia su tierra ïtaca y se vio  envuelto en un atormentado itinerario acompañado de sus amigos; o en Roma, itinerarium, se defina como   " la hoja de ruta en forma de una lista de ciudades, pueblos, aldeas y otras paradas, con las distancias intermedias". La muestra más notoria y divulgada fue el Itinerario  de Antonino. Este término fue cambiando a lo largo de la historia. Y pasó de ser simplemente de una descripción para aconsejar al viajero en la ruta, o ser simplemente, como  el Itinerarium Alexadrinum, una lista de las conquistas de Alejandro Magno, a la actual interpretación actual  de  diario de viaje o lista de las paradas recomendadas.
            Por los tanto el peregrino se remonta los orígenes trashumantes del hombre, que bajó de las frías estepas rusas al mediterráneo Ni qué decir que alcanza una dimensión universal al referirse a todo aquel que anda por tierras lejanas de su lugar de origen. Y sucede que  este viajero suele caminar con un objetivo, casi siempre religioso; por un voto o, simplemente, por  una devoción tan profunda que lo encamina, a pie, a un santuario o a un lugar sagrado. De ahí que se consideran, por regla general, peregrinos a los que recorren el camino de Santiago y besan las espaldas del apóstol en tierras compostelanas. Curiosamente, el destino religioso  de las peregrinaciones dio lugar a que se llamaran romeros a los que acudían a visitar a Roma. Y, por extensión y expansión léxica, se amplió a todos aquellos que visitaban un santuario  de cualquier punto del mundo, lo que se acompañaba de muchos aspectos: el camino a pie o en caballo, y, actualmente  en otros medios de comunicación como el carro, camión, autobús o coche;  la convivencia y banquete, los cultos y festejos.
            El camino es la verdad y la vida en el paso del hombre por la tierra. Y en la comarca de la Sierra Sur, durante estos meses primaverales, se  disfruta de una intensa vivencia peregrina. Los hay que proyectan su peregrinaje hacia el Camino de Santiago, la Roma Eterna, Grecia y los Santos Lugares. En muchas ocasiones y personas, se ha perdido el sentido vivencial y religioso y se ha transformado en una odisea turística, de modo que  casi nadie palpa el duro caminar , los avatares, encuentros, desencuentros y la superación de los obstáculos; se ha convertido el peregrinaje en consumismo, y se olvida incluso el valor estético y moral.
Ha renacido, por otra parte, la vivencia romera y abundan los que se encaminan a ganar jubileos en un santuario como el del Cristo de Moclín, o el más frecuentado de la Virgen de la Cabeza o la catedral de Jaén; o, simplemente, se enrolan en la cadena caminante a fiestas romeras como la de la Hoya del Salograr, las fiestas de las Cruces o de las Flores de la mayoría de las aldeas y rincones más insospechados de los barrios de la ciudad. Muchos de ellos arrancan de su itinerario los actos de culto y fiesta, y acuden directamente a compartir la convivencia humana hasta tal punto que, a veces, hay fiestas que se reducen a este sentido puramente laico como la Fiesta del Vino o del Uno de Mayo.
            En la época actual, se nota que el  peregrino crece a ritmo lento, pero el romero desborda acontecimientos y lugares; se percibe que el peregrino se humaniza y no decae a la primera de cambio, sin embargo el romero se desinfla a la rueda del consumismo y desnaturaliza las fiestas antiguas; y finalmente, el culto al cuerpo, ha dado lugar a una proliferación del caminante-ya nii siquiera romero-  en muchas personas y en todas las asociaciones de nuestro derredor. El camino por el camino, el ejercicio físico para mantener la talla y el peso, el esfuerzo físico para liberarse de las toxinas, el correr para superar retos personales y sociales, y el andar como ingrediente básico del ocio para romper con el sedentarismo se han convertido en  hábitos del hombre actual. Raro es el grupo  o colectivo que no organice una ruta de senderismo, un paseo ecocostumbrista, una prueba de esfuerzo, un itinerario urbano o rural  o una visita a un sitio religioso, paisajístico o artístico donde el caminar  se considere imprescindible para llagar a la meta.

            Parece como si se hubiera hecho realidad en los hombres de la Sierra Sur aquel   dicho  del caminante y de los frutos de la tierra  " Con pan y vino se hace el camino". Lo malo es que a falta de pan, buenas son tortas.  Y, al menos, tras el andar,  el  caminante se aplique esta moralina social  Ni mesa sin vino, ni sermón sin agustino.


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