De madrugada, salimos con el
autobús de Contreras hacia tierras manchegas. La expedición se hizo internacional.
Dos inglesas acompañaron a Huerta de Capuchinos, así como amigos y simpatizantes de la asociación. Nos
dirigimos en dirección hacia Jaén por N.432, vadeando un bache que casi alcanza
el bienio de su presencia, y llegamos a
Jaén, donde recogimos a nuestras amigas y compañeras de la capital del Santo
Reino que nos secundan en muchos viajes. Tras una parada en Almuradiel, con la
degustación de la rica torta charillera y
arresoli ruteño ( de Rute), nos adentramos en tierras conquenses. Hicimos
una parada en San Clemente, una villa, antaño de de la Orden Santiago y hoy de
con huellas de los marquesados de los Austrias, cuando recompensaba todos sus
servicios crematísticos con un título Nobiliario- bella villa y de la mayor extensión
de esta provincia conquense: estuvimos
en su plaza con la presencia tradicional de un Ayuntamiento de cuerpo arcado y
gran escudo real , frontero a la iglesia donde aquel día albergaba a la Virgen
de Rus además nos causa gran presencia
su cruz de alabastro y su retablo dedicado a Santiago Apóstol.
Hasta aquí el paisaje era el de la Mancha-cereal, algún que otro viñedo,
alamedas en los arroyos- , por lo que comprendimos porque esta comarca se llama
la Mancha Alta.
De allí, sin
parada alguna, emprendimos dirección hacia el norte por la carretera cercana al
bello paraje de Alarcón- donde se
encuentra el miniparador de turismo en el castillo del marqués de Villena y un
recinto histórico entre las dos penínsulas del río Júcar antes de formar
embalse- , vadeamos o nos dejamos atrás muy pocos pueblos como Matilla del Palancar en un nuevo paisaje
serrano de pinares y nos adentramos a la
ciudad de Cuenca, donde llegamos, por
una estrechísima carretera y cobijados por las rocas que casi daban por la
parte alta del autobús, al Hostal de la
Cueva del Fraile ( Antiguo monasterio de una orden extinta), tras contemplar de lejos las casas colgadas y
bordeando la hoz del Huécar. Comimos
unas recias lentejas de pastores más que de
funcionarios estresados, como pudimos experimentar a la hora de salida para tomar fuerzas hacia el
recorrido vespertino a través del Parque Natural de la Serranía de Cuenca. Por
la carretera de la parte alta de la ciudad, contemplamos el bello cuadro de
Cuenca entre las dos hoces, la del Júcar
y la del Huécar, con sus cerros
coronados con el corazón de Jesús y los
restos del castillo y muralla. Después, por una estrecha carretera de
montaña, pasamos Palomera y , tras
recorrer parajes de pinares variados hasta llegar a la variante del negral
llegamos al sitio natural de La ciudad
Encantada ( desde 1929), saboreando en la meseta de la muela de Valdecabras (
por cierto , unas muelas gigantes formaban muchas montañas que oteábamos en el
horizonte) estos parajes de la mano
lectiva de Nuria, una excelente guía medioambiental. Tras hacernos la fotografía en superfotografiado tormo alto, allí emprendimos
una ruta senderista en medio de los restos de
un desparecido y fosilizado mar rocoso que ha transformado su superficie
en un museo paleontológico y de figuras imaginativas , donde pudimos contemplar desde una seta
hasta los Amantes de Teruel pasando por el tobogán, teatro, plaza pública,
convento, osos,. el cocodrilo y el elefante y las Tres carabelas de Colón, un
mundo mágico y encantador descubierto por unos extranjeros siglos ha. Comprendimos
las palabras de la guía cuando insistía que era un fenómeno geológico producido por la disolución kárstica de la caliza
y los diferentes grados de dureza; según la el contenido y composición
de la piedra, la caliza en su parte posterior ha resistido los envites de la
erosión –agua, sol, viento..- y ha dado lugar a estas formas hongarias tan esbeltas.
Cerca pasamos
por Uña, en medio de una carretera que
marea al viajero por los profundos precipicios y las alturas de la montaña si
no se va preparado a qué se va a visitar. Le llaman villa pero es un pequeño
núcleo rural de apenas un centenar de personas dedicadas a las maderas del
monte. Contemplamos su laguna, con una dimensión de unas dos hectáreas, y
también contemplamos una piscifactoría
especializada en la cría de la trucha
serrana, sede de la escuela regional de Pesca. Casi tocábamos las aguas
del embalse de la Toba, a las que unos desgraciados postes de luz nos impedían
hacer bellas fotografías. En medio de un
paraje verde y colosal, las piraguas se
mostraban en las orillas del pantano. Más al norte, se encuentra un desvío a las Majadas, una aldea entre
parajes de especial fauna y flora, donde pudimos ver una camada de gamos. Bueno, la guía nos dijo que eran las hembras
y las gametas, porque los gamos andaban solitarios. Ascendíamos poco a poco de más de mil metros
sobre el nivel del mar en Cuenca hasta los más de mil quinientos por estos
parajes. En la Sierra de del Tragacete, contemplamos a lo lejos Huélamo, Y avanzando en una sierra menos escarpada ,
llegamos a Tragacete, desde donde accedimos al nacimiento del Rio Cuervo , en una paraje que ofrecía
las tortas de alajú para reparar las
fuerzas del camino antes de llegar al Nacimiento del río de Cuervo. No había camping,
pero algunos visitantes con motivo del puente se habían asentado en este paraje
, hicimos un recorrido de unos 300 metros donde pudimos contemplar unas bellas cascadas
, denominada Tobáceas, cuya unión de musgo y roca junto con los rayos de luz
ofrecen un a imagen singular y de gran luminosidad en medio de pinos, enebros, chopos,
boj, tilos y avellanos.
El regreso se
llevó a cabo por la misma carretera hasta
la desviación de Villalba de la Sierra
y desde la carretera del Ventano del Diablo
Lo más interesante es el Poblado del Salto de
Villalba, según la guía Nuria: “ edificado
en 1926 y propiedad de Unión Eléctrica. ( es
un conjunto formado por seis edificios de vivienda, cinco de ellas de
dos plantas, cada uno con dos viviendas adosadas, y otra de una sola planta; un
edificio llamado el hotelhotel, para residencia de ingenieros , y también
un edificio de planta palacial destinado a central de instalaciones eléctricas,
además de una iglesia-capilla de estilo historicista. El cobre el
río, la presa que está en
alto y nica a través de dos grandes tubos con la central, y unas edificaciones, al otro lado del río, que
se destinaban a escuelas, talleres y
oficinas. El conjunto se completa con el puentee sobre
el río, la presa que está más arriba que se
comunica con la central por medio de dos
grandes tubos, y con otras edificaciones como talleres y oficinas. Destaca la sala de oficinas,
constituye un edificio aislado compuesto por un cuerpo rectangular rematado por
dos torres y con miradores en voladizo. Tiene una nave rectangular adosada, con
portada neobarroca y tres ventanales en arco en el lado más largo. Fue
construida, también en 1926, en estilo neoplateresco influenciado por el
palacio “.
Siguiendo la carretera CU-921,
por un terreno menos escarpado de la ribera del Júcar, topamos con El Ventano
del Diablo, cuyo mirador , a cinco kilómetros de Cuenca, ofrecía una aparente
cueva natural , convertida en bello mirador, donde se alberga una roca horadada ( al ser ya tarde ofrecía
un aspecto mucho más oscuro y tenebroso), sobre un cañón desde la que se
contemplan unas vista s que han sido llevadas a las películas actuales
simulando accidentes mortales, porque el desnivel desde el mirador y el Júcar
supera los doscientos metros. El color de las aguas del Júcar contrastaba con
las verdes y claras que pudimos palpar a lo largo de l recorrido vespertino.
Tras
la cena, de pastores serranos, no había fuerzas para con un taxi
marchar a Cuenca y tomar una copa
en la ciudad. Además, el día dos de mayo, se presentaba guerrero haciendo honor
a las efemérides histórica, Era un auténtico dos de mayo que había que afrontar
en los retos propuestos. Madrugamos y a las nueve menos cuarto de la mañana, ya
estaba el guía Víctor con nosotros para acompañarnos por la visita de la ciudad
de Cuenca. Por el mismo itinerario del día anterior “la ruta de los frailes” se
nos abría bellas postales de presentación de esta villa castellana, no paraban
los flash de captar unas imágenes inolvidables hasta que llegamos a la entrada
de la ciudad, donde se nos hizo una introducción histórica y geográfica generada
por su especial fisonomía natural de la confluencia de la hoces los ríos Júcar
y Huécar. Foto de grupo y oficial para nuestro corresponsal del Jaén, en el
mirador de entrada a la ciudad, casi tocando el convento de San Pablo (actual
mirador). Pasamos por un arco de puerta
de la ciudad denominado del Bezudo y nos
adentramos en el castillo destruido por
los franceses en su retirada. Tras detenernos en
la Plaza del Trabuco contemplando
su torreón y algunos restos de sus
murallas, donde se alberga el Archivo Histórico Provincial, disfrutamos de la lección histórica sobre el auge y
la decadencia de la ciudad de
Cuenca insistiendo en el momento de su
conquista cristiana, el comercio de la lana y la llegada del grupo de Tapies y
otros pintores contemporáneos a la ciudad de
Cuenca en los años sesenta del siglo XX. Pasamos por el edificio de la Inquisición, la estatua de Fray Luis de
León y algunas casonas de hidalgos y de personajes de las clases privilegiadas.
Junto a la iglesia de San Pedro, se nos
dio una disertación de los Templarios y la relación de la ciudad de Cuenca con
esta Orden para fijar la vista en la tapadera de una alcantarilla donde
aparecía el caliza tan buscado. Nos paramos en la los restos de la ciudad templaría, junto a las ruinas y arco de
entrada de San Juan, donde distinguimos el dragón y San Jorge, y en la iglesia
un busto de un erudito. Optamos por la
ronda del Júcar, un paso hacia la
catedral. Menos mal que elegimos la ruta
cuesta abajo, porque como decía Antonio Ponz “ aquí es menester poco menos que tirarle a uno con garruchas”. Por
calles que daban a este camino de ronda y entre miradores , pasamos por la casa
del cantante español José Luis Perales y la posada de San José, donde estuvo el
pintor el pintor Juan Bautista Martínez del Mozo yerno de Velázquez y famoso
pintor, donde se comenta que el pintor sevillano venía a visitarlos y se
inspiró en las Meninas. Además, por
una pasadizo entre calles, donde nos ilustraron de la leyenda del Cristo del Pasadizo que tiene mucha devoción en la
ciudad por hacer milagros y que el
alcalde ha encerrado entre una reja,
ilustrándonos el guía con una bella
leyenda de dos soldados y una amante,
que no pudo soportar la ausencia de su
novio humilde y cuando regresó se encontró con otro que fue retado por él una vez que vino de los tercios de Flandes. Al final, los dos muertos y la
joven monja del convento que comunica con el pasadizo.
Al
llegar a la Plaza Mayor, nos detuvimos en este antiguo dentro
dinamizador de la ciudad, donde se sitúan el Ayuntamiento ( con frontón curvo y
del siglo XVIII) , el convento del Petras, y , sobre todo, la Catedral, donde
algunos visitantes aprovecharon para tomar el cafetito y hacer la compra de recuerdos, y
otros los hicieron para entrar en su edificio. Nos detuvimos en
el claustro, el coro y trascoro con
figuras de Jamete sala capitular con
artesonado mudéjar y puertas de Besuguete
y algunas capillas, sobre todo en
la familia de los Albornoz, donde entre
los sarcófagos se encuentra el de la madre del Gil de Albornoz, primer abad de
Alcalá la Real en medio de cuadro con
escenas de la vida de Cristo. Comprendimos que era la primera y única de España dentro del estilo nórdico
normando con las explicaciones de las relaciones entre Cuenca y las tropas
francesas que acudieron a la ciudad para
conquistarla. La verdad es que uno se pierde a la hora de definirla, porque es
de cruz latina, rematada con un ábside poligonal y sus cinco naves se centran
en la bóveda del crucero. Y no pueden distinguirse claramente los estilos
porque nos encontramos desde el gótico hasta el neogótico en su interior sin olvidar el magnífico arco
renacentista de jamete para entrar al claustro, donde se repite el juego de pilastras, capiteles y frisos,
tampoco pueden olvidarse la rejería , obra de Hernando de Arenas ni la capilla
del sagrario, la de los Apóstoles, Sala Capitular y el altar mayor , obre de Ventura Rodríguez
con la técnica del transparente. El derrumbe de sus torres hace que la obra se reconstruyera
en el siglo XX y sea una obra de ocho siglos. Como pinceladas, nos quedamos con
el altar de la capilla de los apóstoles del siglo XVI, la rejería de la capilla de San Martín y su
retablo plateresco, , las capilla de Nuestra Señora del Rosario, donde se
guarda la Virgen que llevaba el rey Alfonso
VIII, la renacentista de Elena y escenas de la Invención de la Cruz, ,
las estatuas de Benlliure de la capilla de la Asunción, la capilla de
Santiago, el San Pedro de Luís de
Morales en la capilla de Covarrubias, el retablo de san Julián, patrón de la cuidad
, donde en una capilla vieja donde se guardaba el cuerpo de esta mártir, y la sacristía, obra de Nuño Álvarez de la
Fuente.
En
menos de cinco minutos, pasamos la vista por el Palacio Episcopal y el Museo
Catedralicio, a través de sus diez salas
donde nos fijamos en varios cuadros ( los dos lienzos del Greco y el díptico
bizantino con la Virgen y Jesucristo rodeado de santos con sus reliquias, una
pieza que se merecía una vista especial y la propia empleada del museo quiso
gentilmente que la recordáramos con una
postal que nos regaló, pero los diablillos de los viajes raptaron. Tras la compra del un
rico resoli y los alajú, nos unimos al grupo. Por el tejado de los edificios, asomaba
la torre Mangana, que alberga un gran
reloj municipal. Nos dividimos el grupo
en dos subgrupos: los que atravesaron el puente colgante, o de San Pablo, obra
de los nuevos materiales como el hierro utilizados a principios de siglo XX
para salvar el paso de la hoz entre la ciudad y el monasterio y sustituto del
anterior de piedra, costeado por el obispo Juan del Pozo, para aliviar las dificultades de los
canónigos para adentrarse a la
catedral, para llegar hasta la portada del convento de San Pablo, sede de l Parador de Turismo y obra
del siglo XVI sobre un montículo y con una portada churrigueresca en la
entrada. .
Mientras caminábamos por una calle empinada,
contemplamos las dos Casas Colgadas ( la
de la Sirena, por eso de los gritos de la mujer que se arrojó al vacío tras
saber que su hijo haber hecho desaparecer
su hijo el rey Enrique de Trastámara, y la del Rey), que no colgantes, que se encuentran
en la ribera del Huécar y actualmente están
ocupadas por un mesón, donde comieron Leticia y el príncipe en su viaje de novios, y el museo
contemporáneo, famoso por la calidad de sus obras, y, un poco más abajo, en el barrio de San
Martín, no pudimos pasar por alto de
las que estaban en unas calles
posteriores que ofrecían la curiosidad de tener más de seis cuerpos, unos a partir de la rasante de la calle y otra
bajo rasante, dando lugar, que se pudieran producirse escenas pintorescas, como
me decía la guía , de contemplar desde el puente abajo burros cabalgando en un
octavo piso. En la ciudad moderna y cerca del Auditorio, Con Pío Baroja, nos quedamos con esta descripción: “ El
caserío antiguo de Cuenca , desde la
Cuesta de Velez, es una pirámide de casas viejas, apiñadas, manchada por la
lepra amarilla de los líquenes. Dominándolo todo se alza la torre principal de
la Mangana. Este caserío antiguo, de románica silueta, erguido sobre una
columna, parece el Belén de un nacimiento . Es un nido de águilas hecho sobre
una roca”. Aquí fue la despedida de los
guías, Nuria y Víctor, y emprendimos el camino hacia Toledo a las once y treinta de la mañana , con el
objetivo cumplido y en ruta hacia Ocaña. Pasamos por Cabrejas, Naharros, Carrascosa( y a lo lejos Uclés el de la Orden de
Santiago) y Tarancón para adentrarnos
en la provincia de Toledo . Esto ocupará
la segunda parte.
Clemente |
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EL ABUELO |
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