LOS BIENES DE
PROPIOS, CONCEJILES Y COMUNALES. LA DEHESA DEL CAMELLO (I)
Hemos tratado
años anteriores sobre el hábitat rural de Ermita Nueva, sus costumbres, algunas
partes de su historia y algo de geografía humana y económica. Me voy a detener
el presente años sobre la Sierra del Camello. Ya hablamos anteriormente
sobre dos cortijos de propios.
-Acequia Baja, situado al sur
cerca de la Jineta y el Camello rentaba 74 fanegas de trigo y 38 de cebada.
-Acequia Alta estaba dividido en
varias partes una mayor con 50, 56 fanegas de trigo y otra menor con 15 fanegas
junto a los terrenos de la antigua
Venta. además solía cultivar habas y centeno y yeros en pequeña cantidad.
SIGLO
XVI
Los
terrenos del Camello formaban parte de las tierras de realengos, que, a lo
largo de la historia, fueron disfrutadas como bienes de propios y concejiles.
Unas veces, como terreno de realengo , otras veces convertida una parte en dehesa importante del cabildo municipal
para que disfrutara del fruto de la bellota y del pasto de sus montes, según se
desprende del primer documento de privilegios otorgado por Alfonso XI y
continuado por el resto de las Reyes,
hasta que fueron roturado y convertidos
en su mayor parte en tierras de labor muy avanzado el siglo XIX.
Si
partimos de datos fidedignos sobre la cumbre de esta montaña, no hay mejor
documentación que las visitas de
términos ( nos basamos en la de 1570). Pues era una actividad muy
importante, que debía acometer, cada año, el corregidor, generalmente delegando en su alcalde mayor,
dos regidores y un jurado, el alguacil mayor y dos arcabuceros,. Por medio de
este acto administrativo, se renovaban los mojones, se revisaban los que se
habían movido. Por este lugar del Camello, la cima era un paraje singular y de suma importancia para delimitar el reino de Granada con el de
Castillo por los siglos XIV y XV, luego la provincia de Granada, y posteriormente con Íllora y
Montefrío.
. Y, comenzando
por la parte más occidental, se iba ascendiendo a la Sierra del Camello, que se definía de esta manera, atendiendo a los
mojones que empezaba desde la “venta o vera de los Agramaderos”:
-A través del
camino de los Playeros, se llegaba a una fresneda y , junto a un roble, se encontraba el mojón XIX y , un poco ,más
adelante, el mojón de la Vera de los Bramaderos, situado junto al arroyo.
-Desde que comenzaba la subida hacia la Sierra, se daba con el mojón de la Boca de la Cañada
de Damar ( Cañada de Ámbar.), junto a un
fresno que se encontraba en el arroyo,
al que solían señalar con una cruz, y le colocaban piedras y ramas ( mojón
XXI).
-Los dos siguientes se encontraban ya avanzado al
cerrillo de Damar, a unos quinces paso
del arroyo ( XXII). Se colocó junto a un chaparralejo.
-Los mojones XXIV y XXV correspondió
aun lugar denominado Buhedillo, lo que era un pequeño bodón ( del
latín buda “espadaña” no en el
sentido religioso de torre de una iglesia
, sino como una charca o pequeña laguna invernal que se secaba en verano). Los
lugares del entorno solían formar un espadañal,
que no era sino un ¡sitio repleto de espadañas (Planta herbácea, de la familia de las Tifáceas, de metro y
medio a dos metros de altura, con las hojas en forma casi de espada, el tallo
largo, a manera de junco, con una mazorca cilíndrica al extremo, que después de
seca suelta una especie de pelusa o vello blanco, ligero y muy pegajoso. Sus
hojas se emplean como las de la anea). Cerca de este lugar comenzaron a invadir
pronto los roturadores ilegales, que
habían recibido tierras en el repartimiento de
las tierras concedidas por Carlos I
-.
- Los
mojones XXVI, XXVII, XXVIII se encontraban en un paraje típico de frontera,
porque lo culminaba una atalaya, la del
Listán, que había desparecido a
finales del siglo XVI. Se alzaba encima
de un cerrillo y en un torvisco, planta
que abundaba en Suramérica y aquí hace referencia a torvisco.
Palabra de procedencia latina turbiscus, que , según dice el diccionario de la RAE era una Mata de la familia de las Timeleáceas, como de un metro de altura, ramosa,
con hojas persistentes, lineares, lampiñas y correosas, flores blanquecinas en
racimillos terminales, y por fruto una baya redonda, verdosa primero y después
roja. La corteza sirve para cauterios. Por esta zona estaba un famoso cortijo , el de Barrera.
-Y, a partir de aquí los mojones, se encontraban
en plena sierra con la Peña Abierta (XXIX),
se señalaban los mojones en unas peñuelas (XXX) o el del Roble (desde donde se veía la Fuente la Olla XXXI y XXXII) , en
donde se habían fijado los mojones. Y en el mismo arroyo y la
misma Fuente la Olla (XXXIII y XXXIV).
-El XXXV, estaba en Maleza Prieta cuyos nombres procedían
de la palabra latina malitia que evolucionó a Maleza
“Espesura
que forma la multitud de arbustos, como zarzales, jarales, etc. “,
y de Prieta” de apretar” algo denso, ajustado, ceñido, estrecho”. Este mojón se
encontraba junto a un roble y en medio de un moto bajo espeso y casi
intransitable. Y junto a él , en plena montaña, una quebrada , que le
daban el nombre del Torcal, cuyo
nombre de origen desconocido hace
referencia a una depresión
circular con bordes escarpados en un terreno, que correspondía con el mojón número XXXVI. También puede hacer referencia
a un paso estrecho entre montañas o una Hendidura de una montaña.
-Tras pasar el mojón de Conejeros (XXXVII), junto a un roble y el
arroyo del mismo nombre, no encontramos
en plena Sierra del Camello con
estos parajes, donde abundan las chaparras y los robles en donde se colocan las
cruces de los mojones: Veguillas de Juan de Aranda ( XXXVIII); el de las
Parrillas, junto a otro roble(XXXIX,)
el del portillo de Gómez Blázquez
(XL) y el l del Dornillo (XLI), junto al
pozo de Martín Nieto.
- Bajando del Camello, estaba la erilla del Espino, donde había un mojón en un
quejigo (XLII); otro el de las Lanchas Grandes ( XLIII),
que hacen referencia a lancha ( s. f. Piedra grande, lisa, plana y no
muy gruesa: en los Pirineos hay muchas casas que tienen el tejado hecho de
lanchas de pizarra. laja,
lastra.) y el del Espino (XLIV junto a una laguna,; en un fresno
, nacido de entre sus dos piernas de este árbol, y en medio donde se encontraba
una piedra ,(XLV), .Bajo el Mechón de los Frailes de la Cartuja el de Cerrillo
Bermejo, y, a continuación, ya en tierra
de labor se dirigía al camino de Granada, pasando la haza de los Frailes, una
laguna , los alcachofales y unos nuevos buhedos,
Un
paisaje, donde se entremezclaba el monte bajo mediterráneo, envuelto en una
zona de arbustos en forma salvaje que hemos descritos anteriormente, zonas
lacustres, tierras de labor…con las
partes altas con árboles muchos hoy día desparecidos como alcornoque, roble
y fresno en medio de accidentes de
tierras como quebradas, buhedos o torcales.
DE LA VEREDA
DEL PALANCARES A LOS HOYOS DE ACEQUIA.
Pero,
de este tiempo no hay mejor descripción de toda esta zona comunal y de otros
lugares que la del Libro de Veredas de
1570. En primer lugar, partiendo de una
vereda que salía de los alrededores de la Gineta , atravesaba el camino de Alcalá
a Granada, transcurría al lado del río en el primer tramo, y, luego, se adentraba
hasta subir a los Hoyos de
Acequia. Y, a lo largo de este trayecto, se presentaban los siguientes
sitios comunales, concejiles y de propios, formado de cerros, arroyuelos y
lugares de tierras de cereal y de
arbolado ( fresno, álamo y ..) ( en
palabras del texto original):
-“ Una vereda que sube por allí
por allí arriba y atraviesa el camino de Granada , y sube hasta los
Hoyos, que dizen de Açequia(…) esta vereda es más que ninguna , y así
mismo por parte de ella más llena de
árboles, fresno,, álamos, y espinos que otra cosa y con mucha agua , no se ele
puede dar medida cierta, y siempre continuada (..) la hallamos usada y guardada
de todos(…)Así que no le quitamos a ningún vecino nada de los que alindan ,
antes les dexamos por muchas partes , que no puede ser menos Y así dezimos que
esta dicha vereda sale del Palancares, alindando a la mano izquierda con la
dicha agua que baxa de acequia hasta que se aparta de ella, y entra por linde
de esta mano izquierda tierras de propios de esta ciudad, con las quales por
esta dicha mano llega hasta el dicho
camino de Granada, pasado del , va
todavía las dichas tierras alindando por
aquella cordillera arriba hasta lo
realengo de los Hoyos, que dizen de Acequia do acaba dicha vereda y, por la
mano derecha sube alindando con la dicha haça del dicho Rodrigo Cano, y es de saber que subiendo por la dicha linde
de esta haça está un cerrillo en la misma linda, que es el primero que se topa;
subiéndose el qual no se puede labrar, y porque está lleno de unas
peñuelas pardas nacidas, y más arriba de
este está otro cerro mucho mayor, hasta el pie de este çerro segundo, va esta
vereda de diez estadales de ancho ( 33.4 metros de ancho” . Los cerros primeros y parte del segundo dan
lugar a las Pillillas con la ubicación de albergues, chozas, chozones, concedidos
por el ayuntamiento de Alcalá la Real a los vecinos que se fueron asentando a
lo largo del siglo XVIII y XIX. .
A
continuación existía un gran descansadero
de animales, que así es descrito:
“ Y luego por el paraje del Cerro haze mucha anchura, porque toda el
agua vertiente, que cae hazia la
vereda entra en ella, queda para
descansadero, midiese hasta la mitad de
la madre de esta arroyo y unos treinta quatro estadales ( 1.143 metros) por lo más ancho , y y luego va disminuyendo,
haze de guardar los dichos treinta y quatro estadales”. Esta zona es
la que dio lugar en siglos posteriores a la ubicación y asentamientos de los albergues,
chozas, chozones y casas de lo que sería el núcleo de Cequia. .
Por
último, ya en pleno cerro y pasado con dirección a las tierras del monasterio
de la Cartuja, iba una senda que adentraba a potra serie de terrenos de propios
con huertas, lo que sería las casillas
de la Ciudad. En palabras del manuscrito:
“Y luego en pasando el dicho cerro de allí arriba hasta una senda que
va desde esta vereda al Cortijo de los dichos Frailes de la Cartuja ( el
Menchón Bajo), va de diez y seys estadales ( 50 metros), midiendo por la mitad
de la madre del arroyo y así esto es por
lo más angosto , que por algunas partes es más ancho(…) y por do entra la dicha
senda en esta vereda haze de mayor anchura , la qual también queda para descansadero, midiese y tuvo de más ancho, veynte y tres estadales,
estos se guarden por allí”.
En la zona del
Cortijo de la Cartuja, donde la vereda bajaba hasta dar de nuevo con el camino
de Granada, tenía 19 estadales ( 60
metros) , existía un prado que habían usurpado los labradores del cortijo de la
cartuja, Menchón Bajo a los propios de la ciudad, que así nos lo describe el
documento con un aspecto de tierra hortelana:.
“ ay mayor anchura en un prado
que allí está , el qual siendo en esta dicha ciudad corregidor don Ginés de
carranza, le fue quitado a los dichos frayles de la Cartuja, ya que se tenían
entrado en él sus labradores, y en lo baxo tenían fecha una alberca, que
también caía dentro de lo concegil de
este prado en la fuente que allí está , y en aquel tiempo se hicieron para
mojón y señal una cruz en un frexno, que
está junto a la dicha alberca, el qual bive oy con su cruz porque siempre se le
refrescan con las visitas.
Y además, para saber la extensión de las tierras de propios
que pertenecía a la ciudad se alcanzaba esta distancia en longitud de unos 880
metros o lo que s lo mismo en palabras del documento: “ Pero porque podría ser que este árbol se perdieze se midió agora la
anchura de este prado por lo más largo, porque por lo largo va por la vereda, y
tuvo desde el camino de Granada hasta
las lindes de las tierras de los dichos frailes porçima de la dicha alberca,
quiero deçir pasando la cuerda por la sobre dicha alberca veinte y siete
estadales. Lo quales an de guardar de
aquí en adelante para descansadero y abrevadero del agua de la dicha fuente”.
En
la parte final de la parte baja de la
vereda se encontraba una situación similar : terrenos de propios y particulares
en tierras de secano mezclados con hortalizas. Así se nos manifiesta en este
Libro:
“La otra cosa que diximos que se avía de advertir es que al cabo de esta
dicha vereda por esta parte baxa de la mano derecha está una fuente encima de una alverca , con
que se riega la dicha huerta de esta fuente es común y concegil, y no entra en
posessión de la dicha biuda, asi que
aquí acaba esta dicha vereda que llaman de acequia y avemos dicho sus lindes de
la mano izquierda subiendo hazia arriba . A la mano de derecha alinda primero
con la dicha haça del dicho Rodrigo Cano. Y luego entra una haça de propios de
esta ciudad y está alinda con aquel cerrillo, uno grande que tuvio 34 estadales
por lo más ancho, y luego con tierras de los dichos frayles de la Cartuja hasta
el dicho camino de Granada, y luego de allí arriba con la dicha guerta de la
dicha Catalina López del Salto, y encima de la dicha fuente y alberca, ya allí
acaba esta dicha vereda
EL CAMELLO
Así
se describe toda la sierra del Camello con una longitud aproximada de unos 6.896 metros sin
distinguir el ancho que provenía de las marcas que se nos indican en el Libro
de Visitas de Veredas y la de los
mojones del Libro de Visita de Términos.:
“Y allí acaba la dicha vereda, porque entra en aquellos montes, que es
muy grande cantidad, que de largo de ve ser una legua, sin que del todo los interrumpa
ni corte de tierra labrada de ningún particular, entra en ellos esto que llaman
Los Hoyos de Acequia, y los montes baldíos del Pinillo y la Sierra del Camello
hasta los Endrinales y el cortijo que dizen de Ana Ramos”.
Este
terreno se convirtió en dehesa en el
siglo XVI junto con otras del municipio cuyo beneficio de pastos y fruto
de la bellota disfrutaba el cabildo municipal como una fuente importante de
entrada. En concreto, el disfrute de la bellota tuvo lugar en 1672, que
consistían en 50 fanegas de este lugar y
era subastado entre los interesados que
cobraban a los que poseían ganado de cerdos. . Pero, también se permitió en
esta sierra del Camello que pudiera cultivarse
78 fanegas desde el 1617 , prorrogados
por ordenes reales en 1662, para poder
pagar los compromisos contraídos con la
Corona.
La ciudad también nombraba,
junto un síndico guarda mayor del
campo y seis guardas menores , a tres asalariados de la Dehesa de Mures,
Camello y Frailes. Los primeros tenían por función celar y custodiar los
campos; los segundos, la real ordinaria de plantíos. A mediados del siglo XVII
fueron nombrados por los corregidores y se les consideró como ministros de
justicia, usaban distintivos de ello como medias varas, caballo y una esquela
de bronce con el escudo de la ciudad. Esta, en el año 1674, consideraba que
esto era una función propia del síndico mayor y reservado su nombramiento a los
regidores y así lo aprobó (cf. 12.1.
1674) y, por u n privilegio otorgado por Felipe V en 1705, recayó el
nombramiento en un regidor de la ciudad al que se le permitía nombrar un
teniente
que no fuera forastero no oficial actual de
alguno de los oficios (t.2. Cap.5)
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