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domingo, 11 de mayo de 2014

DIARIO DE UN RUTERO X. POR EL PALANCARES III.


DIARIO DE UN RUTERO X. POR EL PALANCARES III.

 
Nos hemos encontrado pocos por eso de que se celebran muchas comuniones, y por mayo era por mayo cuando aprieta el calor. Pro el día puede calificarse de “meritíssimus cun laude”. Comentamos la ubicación de la antigua atalaya en el cero de enfrente y resolvimos  la duda de José, un niño, que nos preguntó sobre una cruz cubierta con una corona de flores de plástico recordando un accidente de tráfico.

Casi una veintena de senderistas nos encaminamos desde los parajes de la Peña del Yeso, donde se yerguen unas rocas yeseras en forma almenada, porque solo quedan las ruinas del antiguo  cortijo enterradas.  Por un buen camino dejamos atrás el camino que se dirigía a otro más pendiente que  indicaba su dirección hacia la Merced (nos invitó a comentar aquella famosa encina más grande de Alcalá).  Tierras de olivar y secano hasta llegar a una bifurcación, en la que decidimos marchar hacia el camino del cortijo de los Almendros, un antiguo camino que se denominaba de Alcalá a los Agredas. El cortijo de los Colgadizos, la casilla Sánchez,  el cortijo del Melgar, casa de Baldomero Urena,  y casas de los Cuenca.

Pasamos por tierras del cortijo de Melgar, contando la vida de aquel beneficiado de la Iglesia Mayor de Alcalá la  Real y capellán de la Capilla Real de Granada, cuyos orígenes se pierden en la oscura historia de ser hijo de una familia de pintores  famosos de Andalucía y de un escribano casada con Baltasara de los Reyes. No nos detuvimos en el cortijo de los Almendrillo, pero saludamos al propietario del cortijo de los Almendros, un cortijo señalizado, con era de agosto, portada con rótulo en aluminio con el nombre del cortijo, desde donde mana una fuente que forma y un arroyuelo que baja al río Palancares. 

Llegamos hasta un camino que nos acercaba a la cortijada de Villalobos, y comentamos la cruz del caballero que fue arrasado por una crecida o riada del Palancares. Por la parte de arriba el cortijo del Cuerno, y mucho más allá el de Ánimas.  Entramos en  esta aldea por el antiguo molino, hoy sede de la asociación cultural del Palancares, para subir por una empinada calle hasta el centro de la aldea, donde presenciamos la elaboración de un rico caldoso mientras hacían el sofrito. Dentro de la escuela de los años cincuenta del siglo  XX, que hace de ermita,  fuimos acompañados por Custodio García García, el hermano mayor de fiestas que celebran por estos días. Un refresco y la fotografía de rigor, acompañados de los sones de  ensayo la orquesta nos reanimó la marcha, al mismo tiempo que Anastasio nos comentó la anécdota del “río para el puente” que otros inventaron que pidieron al gobernador Villalobos en una visita de los años cincuenta. Y, tan solo fue una anécdota en mitad de la conversación  al hacer alusión del   río que necesitaba un puente. Pues, ante la pregunta de Fernando inquiriendo sobre el origen del término de Villalobos, se nos relató que procedía de un cortijo , al que , en tiempos de la Guerra Civil, llegaron unos lobos. Sin embargo, me apeteció que se contara esta fabulación, porque el término de Villalobos se remonta más allá de cualquier guerra reciente, tiene más de cuatrocientos años y se refiere a un cortijo asentado junto a la fuente y en un pequeño promontorio que era el del jurado Luís de Villalobos, que por eso de la sinécdoque una parte le da nombre a la totalidad  del terreno. ó una

 

Bajamos al puente y oteamos los cortijos cercanos, el lavadero y las aguas del Palancares, y por una fresca alameda emprendimos el regreso a Alcalá a través del cortijo de los Cachanos. No sin antes haber entrado al antiguo bar, molino y centro de la aldea, donde contemplamos fotografías del Palancares en riada o con nieve, muchos recuerdos del Real Madrid y un rincón que nos adentraba a un mundo rural en detrimento de la modernidad. Pasando por las antiguas casillas de las Bizcas  tuvimos la suerte de ver el esquilo de unas ovejas y un original espantapájaros que protegía una hortaliza.

Al cruzar el arroyo, hicimos el bautizo del senderista a los resistentes miembros que siguen las marchas en estos días calurosos de mayo y en especial al niño Jose que disfrutó de lo lindo.

Pasamos por el antiguo cortijo de Moyano, hoy de LFC y Camuñas, hasta volver por una desviación del cortijo de Agredas a Alcalá, mientras contemplábamos un cortijo destruido, y las antiguas casas de Ana Ocaña. Nos dejamos atrás la casa de Casada y el cortijo de Pernilla, porque tan solo divisamos el de Pernia, nombre que nos recordaba una regidor del siglo XVIII  y el de Verdugo, un tesorero malacitano  en tiempos de Carlos V,   a lo lejos, donde en sus cercanías había un batán cuyo oficio comentamos. Desde allí nos dirigimos a Alcalá. Eme le trayecto, Jose, el hijo de José Antonio Conde, tras haber recorrido más de nueve Kilómetros me llama y me dice “ Hoy ha sido para mí el día más feliz de su vida”. Había sido bautizado en las aguas del Palancares como miembro sucesorio de senderistas de Huerta de Capuchinos y ello le engrandeció hasta tal punto que nos dio de recuerdo piedras preciosas rodadas que encontraba por el camino.

Hasta la nueva cita.    




























 





 

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