LAS CASERÍAS DE SAN ISIDRO
(SIGLOS XV Y XVI)
Hemos desarrollado la historia peculiar y el
hábitat de la zona correspondiente al partido de campo de Las Caserías en el
momento y tras la fundación de la ermita dedicada a san Isidro. Pero, en esta
ocasión, le vamos a dedicar unas pocas letras a los siglos anteriores a este
acontecimiento, Iniciamos su descripción basándonos en el Libro de Veredas de
1577, que recoge todos los movimientos
de repartimiento de tierras y
delimitación de las zonas públicas y viarias desde la conquista de la ciudad.
ZONA
DESDE LA FUENTE CHINARES
HASTA EL CAÑUELO
Una
vereda, con mucha anchura, se adentraba
hasta una zona montuosa, porque no se podían entrar los vecinos en ella, “que
es monte bajo, todo nacido en peñas, que no se puede labrar, y este llega hasta
lo que le quitaron al licenciado Ocaliz, desde aquí a la entrada de la fuente
del Frexno”. Esta fuente se denominará posteriormente de Chinares y existía un
gran descansadero de animales. Desde aquí, se dirigía la vereda hasta la fuente
del Cañuelo, rodeada de tierras de los descendientes de los conquistadores de
Alcalá (familia de Contreras, -Pedro,
Núñez de Contreras, Fulano, Hernando-, o Gonzalo de Aguilar),
Además de la
vereda, existía un camino desde el Cañuelo que se dirigía desde la fuente de la Fuente del Conejo a la
torre de Gibralquite y desde allí a la Hortichuela.
En torno a
este camino, se llevó a cabo un gran repartimiento de tierras en tiempos de
Carlos I, sin afectar a los terrenos de la Fuente y a la vereda, que alcanzaba una anchura
de 12.20 metros
aproximadamente.
Y, además,
existían dos fuentes con sus correspondientes albercas y descansaderos de
animales. En concreto, este libro de veredas las llaman fuente de Frexno alta y
baja”, y lo afirman con estas palabras:
“ sale de este
pedazo de vereda que atraviesa la cañada y entra en la dicha fuente, de la cual
vereda hace mención el libro del repartimiento, el la hoja 170, plana primera,
pero no le pone allí medida, ya sí en la visita `pasada se amojonó como estaba
entonces, por lo más angosto, y se hallaron cuatro estadales, los cuales se
mandan guardar de aquí en adelante, y sin perjuicio del derecho que esta ciudad
tiene a pedir a los vecinos, lo que pareciere que le han quitado a este pedazo
de vereda, así que esta vereda de los cuatro estadales; se junta con la que habemos
dicho de los cinco estadales poco más abajo de la dicha fuente en la misma
entrada de su abrevadero y descansadero, que por pleito a Gonzalo de Aguilar
siendo corregidor el dicho licenciado Cabezas, que se había entrado el dicho
Gonzalo de Aguilar(…) y acaba esta dicha vereda, ya que esta dicha fuente ya
está en el baldío de la Cañada
del Membrillo; y esto se entiende de la Fuente del Frexno Alta, porque más debajo de esta,
obra de cien pasos, poco más o menos, esta otra fuente junto a una alberca que
está en lo que dicen de Ocaliz que le llaman del Frexno, esta entra en el
pedazo de tierra que dijimos se le quitó al licenciado Ocáliz(…) esto se dijo
para se visiten estas dos fuentes, porque no le la vuelva nadie a tomar, que
entre ellas no hay tierra ninguna de particular, sino todo común y concejil”.
ZONA DEL
CAMINO DE PUERTOLLANO HASTA LOS CAMINOS DEL CASTILLO Y ALCAUDETE
Existía un
camino que salía desde la fuente de la
Tejuela hasta el descansadero o ejido de Puerto Llano, (prácticamente
la actual carretera) y, en torno suyo,
salían otras veredas. La principal, unos 24 metros y cuarenta centímetros,
que salía del paraje de los Loberones,
junto una alcantarilla, seguía junto al arroyuelo y la fuente de la Blanquilla y atravesaba
otras alcantarillas hasta dar con otra que bajaba del camino del Villar de los
Ballesteros ( cortijos del Villar), para
después encaminarse al ejido de Puertollano juntándose con el camino de la Tejuela , Rodeaban tierras
de sembradura a esta vereda y varios cortijos, el de Muñoz y Rodrigo Cano En
este momento se une con el camino del
Castillo y, a poca distancia, se deriva hacia el de Alcaudete a través de el barranquillo.
Desde la
sierra de la Acamuña ,
bajaba una vereda hasta el ejido de Puertollano, tierra común y concejil, que
servía para apacentar los ganados y tenía cerrada la entrada por haberlas
invadido los roturadores, que las debieron a abrir, para que “pudiesen salir y
bajar a beber a la fuente y pilar que está en el dicho ejido de Puertollano y
porque en la dicha sierra de Acamuña no hay ninguna agua”.
Además el
final de la vereda de los Loberones se introducía por la sierra hacia la de San
Pedro y se cruzaba por los caminos de Priego a
Castillo y el del Alcahuete, en te4rrenos de viñas.
. Más abajo por caminos que se adentraban hasta
el Castillo de Locubín, aparecen tierras de las familias de los Aranda,
Montijano, Cristóbal Gallego, personajes de los primeros tiempos de Alcalá.
ZONA DE LA
FUENTE DE LA MORALEDA
Este
punto era el centro neurálgico de la
zona de las Caserías, porque, desde allí salían varias veredas y era el paso
obligado del camino real de Alcalá a Priego. El primer camino que subía desde
el puente del Castillo hasta la Pasada Baena ,
lindando con el arroyo del Guadalcotón y la Fuente Nueva ; desde allí se
bifurca en dos: uno hacia el pilar de la Moraleda por el camino de Baena adentrándose en las Albarizas y volviendo al
pilar; y otro hacia el portillo de
Valenzuela. Otro camino se adentraba y salía hacia la Fuente del Sabuco, de alto
valor medicinal para los vecinos y uso público, y un tercero que se revolvía
hacia la Pasada Baena.
Pero estos serán objeto de comentario de próximos artículos.
El pilar de la
fuente de la Moraleda
era una zona que se componía de varias partes.
-el propio
pilar.
-el abrevadero
que tenía una extensión de una cuerda de 10 estadales (320 metros )
-una entrada,
de la misma anchura.
(Continuará)
Francisco
Martín Rosales
SAN ISIDRO LABRADOR
CANCIONERO, RELATOS Y LEYENDAS
Domingo Murcia y Francisco Martín
Rosales
Isidro Labrador,
labrando en su quintería,
y cuando iba al trabajo
iba después del mediodía.
Los gañanes de alrededor
van y le dicen al amo:
—Mire usted, que su criado
va después del mediodía.
—Si mi criado va tarde
y no cumple con su deber,
no les pido nada a ustedes
para pagarle yo a él.
El amo cogió el caballo
y se marchó a la quintería
y San Isidro está arando.
Antes de pasar el río
vio dos yuntas de bueyes blancos.
—Buenos días, San Isidro.
—Buenos días tenga el amo.
—Díme de las ganancias
que estarán de tu cuidado.
Isidro cogió la yunta
y ha seguido arando,
y ha visto abrirse tres surcos
habiendo un solo arado.
El amo ha cogido el caballo
y se ha marchado llorando,
a
decirle a su señora
que su criado era santo.
Que vayan por San Isidro
que en la quintería está arando.
De la familia Aranda García.
Testimonio claro de la devoción campesina al santo patrono.
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