DIARIO DEL RUTERO VIII. EN TOLEDO Y CON EL GRECO
Si
intensa fue la actividad en Cuenca, en
Toledo y con el Greco se convirtió en
unas jornadas que no dejaron tiempo ni para descansar. Tras pasar por Ocaña-
donde comentamos en el Belén viviente del convento de los dominicos-, de allí a Mora y a Nambroca y, sin darnos
cuenta , bajo la buena conducción de José Romero, nos adentramos en la misma
ciudad de Toledo. Y, sin esperarnos, soportamos los atascos de un dos de mayo ,
cuando Madrid, en su fiesta autonómica, hace
su diáspora veraniega y se desparrama por toda España, por las costas, las
ciudades patrimoniales y las casas rurales; en esta ocasión buscando Toledo y el Greco como nosotros. Fue
un laberinto de rotondas, desviaciones de calles y dobles recorridos causados
por los guardias de tráfico en una manifiesta incompetencia que nos hicieron
peligrar las actividades vespertinas hasta llegar a las escaleras mecánicas,
por las que pudimos acceder a las calles colindantes a la plaza de Zocodover y, de allí, por la calle Comercio al Restaurante Los
Arcos, que fue el único comedor que nos
dio una sobria comida sin alcanzar el nivel y
la talla de la buena gastronomía que hemos disfrutado por tierras
castellanas. A las cinco de la tarde, nos acercamos, a través del Arco de la Sangre
de la plaza, al hospital de la Santa
Cruz, sede principal de la Exposición de la Celebración del IV Centenario de la
Muerte de Toledo, donde la nueva guía Rosario dividió al grupo de la
Huerta y nos presentó una maravillosa
muestra de la obra del Greco y su entorno en un edificio que levantó el
cardenal Mendoza y muestra reminiscencias
y semejanzas con el Hospital Real
de Granada. Obra del siglo XVI, que sobresale
por su fachada plateresca, el patio y la escalera ejecutados por
Covarrubias. La muestra situada en las
cuatro naves que forman una planta de cruz han recogido una visión pictórica de Domenico Theotocopulos que abarca desde el contexto
de su infancia y de la ciudad de Toledo hasta las últimas obras de su mano. En su catálogo “Esta exposición parte de la actividad del Greco antes de llegar a
España, de Candía y Venecia a Roma, con la mirada puesta en su primera
formación como maestro pintor en Creta y su paulatina apropiación de los modos
occidentales italianos, a la sombra de Tiziano, Tintoretto, Giorgio Giulio
Clovio, Miguel Ángel y otros artistas italianos de lienzos o estampas”.
Muchas de ellas son procedentes de museos, colecciones y templos nacionales e
internacionales . De su catálogo recogimos las siguientes obras y su destino: El arquitecto Andrea Paladio (Copenague,
Den - National Gallery of Denmark). Vista
de Toledo (Nueva York, USA - The Metropolitan Museum of Art), San Martín y el mendigo (Washington,
USA - The National Gallery), Cristo en
la Cruz con dos donantes (París, Fr - Museo de Louvre), San Lucas pintando a la Virgen (Atenas,
Gr - Benaki Museum), La Dormición de la
Virgen (Syros, Gr - Iglesia de la Kolmesis)
Tríptico de Módena
(Modena, It - Galleria Estense), El
soplón (Nápoles, It - Museo di Capodimonte), La Adoración de los pastores (Roma, It - Galleria Nazionale d´Arte
antica Palazzo Barberini), La Adoración
del Nombre de Jesús (Londres, UK - The National Gallery), San Pedro y San Pablo (San
Petersburgo, Rus - The State Hermitage Museum), Retrato de un escultor (Ginebra, Sui - Colección particular), San Pedro y San Pablo (Barcelona
- Museo Nacional de Arte de Cataluña), La
Coronación de la Virgen (Guadalupe, Cáceres - Monasterio de Nuestra
Señora de Guadalupe), El caballero de
la mano en el pecho (Madrid - Museo Nacional del Prado), La Adoración de los pastores de Sto. Domingo
el Ant. (Madrid - Museo Nacional del Prado)
La Anunciación
(Madrid - Fundación Thyssen- Bornemisza), San Sebastián (Palencia - Obispado de Palencia), Jorge Manuel Theotocópuli
(Sevilla - Museo de Bellas Artes de Sevilla),
Con la guía, los rutistas pudieron
contemplar el proceso evolutivo de la obra del Greco: desde su primera etapa
con las pinturas egipcias hasta su paso
por Italia y la influencia de Tiziano y el pintores venecianos hasta la originalidad y
creatividad de su obra alejándose de los modelos clásicos del renacimiento, la estilización y manierismo
de sus figuras, el uso de la paleta suelta, el retrato y autorretrato, la
iconografía religiosa de sus cuadros, la
premonición del impresionismo y , sobre todo lo que nos manifestaba el catálogo
y las grandes pantallas del crucero “ Aunque parezca sorprendente, nunca se ha
realizado una exposición sobre el Greco en Toledo. En 1902 se celebró la
primera muestra sobre el artista en el Museo del Prado y, desde entonces, la
figura del pintor se ha dado a conocer a través de exposiciones en el mundo
entero, pero nunca en Toledo, su ciudad".
Luego con el catálogo en mano, destacamos
tres apartados _ el retratística que fue cuestionado por la similitud en
los parecidos “ Pone un importante énfasis en su labor como retratista, la única
con la que obtuvo fama y el reconocimiento de sus clientes contemporáneos,
incluso a pesar de su contraste con el tipo de retrato vigente en la España de
Felipe II. En segundo lugar, el gran conjunto de escenas de Jesús y María,
personajes, santos, apostolado y otros,
por los que “ Se presenta al Greco
como pintor de imágenes devocionales en España, vinculándose esta actividad con
sus estrategias comerciales y su tendencia a la réplica seriada de sus
composiciones, así como a la difusión final de las mismas a través de la
estampa, medio que le permitía ampliar su oferta y diversificar sus clientes. En
tercer lugar, su carácter de humanista renacentista “ Además, en España
desarrolló sus capacidades escenográficas evolucionando como artista, de pintor
a inventor y pintor de retablos complejos y pluridisciplinares en los que
diseñaba su arquitectura y sus esculturas, lo cual le exigió un nuevo
aprendizaje, transformándolo en un artista plural .De la mano de Huerta de
capuchinos el resto del grupo recibió las siguientes explicaciones: El Hospital
estaba destinado a todo tipo de enfermos y a los niños abandonados y se realizó
a las afuera s de la ciudad con un sentido muy moderno que se distanciaba de otros
que se realizaban más para morir que por la salud. Nos detuvimos en el relieve
de la portada , donde se encuentra del abrazo entre Joaquín y Ana cuando engendran a María. Luego subimos a la planta alta del Hospital y, visitando las
salas del Mueso Provincial de Toledo, se ilustraba del mundo de la cerámica ( de Talavera, Toledo ), de los artesonados mudéjares
y renacentistas, y una buena colección
de pintura de los siglos XVI-XVIII que se
cuelga y ocupa las paredes, entre las que destacamos el cuadro de San José de
Alonso Cano, taller del Greco ( Tristán,
su hijo Jorge Manuel…), retablo de Besuguete, y otras obras platerescas.
Una
vez alojados en el hotel Beatriz, que
nos ofreció un excelente alojamiento y gastronomía en los extramuros de la
ciudad, de noche, el día dos nos dejó agotados con la visita nocturna a la
ciudad de Toledo a través de las calles que accedían a Zocodover y la calle
Comercio. Hubo quien se atrevió a llegar y hacer la ruta de San Nicolás
a través de la puerta del Sol y la mezquita del Cristo de la Luz y
acceder a la Plaza Mayor y a la catedral
para pasar por la casa de la Hermandad, la plaza del Corralito, y ,
sobre todo, a los bares toledanos que se hallaban repletos de personas.
El día tres,
madrugamos y llegamos a la Puerta Bisagra para visitar el Hospital Tavera, obra
de mecenazgo de este cardenal, donde la guía
nos mostró la historia de este
edificio y personaje, para adentrarnos en la sacristía en las obras del Greco,
que se resumen: La Sagrada Familia con Santa Ana, San Pedro en lágrimas, El Cardenal
Tavera, San Francisco arrodillado en oración, El Bautismo de Jesús y Cristo
Resucitado.
Este fue el principio del maratón del
Greco que nos hizo atravesar la ciudad de punta a punta, comenzando desde las
escaleras de la Puerta Bisagra para llegar a la iglesia de Santiago el Antiguo, tan ligada a nuestro patrón Santo
Domingo de Silos por albergar un convento cisterciense de monjas, donde la
huella del santo de Cañas se encuentra en varias imágenes. En sus bancos pudimos
escuchar del guía el primer contacto del pintor con Toledo para
realizar el retablo para la señora
portuguesa María de Silva, compañera de Isabel de Portugal, y contemplar un templo que albergaba en su altar mayor y cuadros de capillas colaterales los
cuadros: San Juan Evangelista, San Juan Bautista y La Resurrección de Cristo
con San Ildefonso. No pasaron por alto
la sala capitular, la tumba del Greco,
el coro y el museo del Coro, donde se
albergaban documentos relacionados con el Greco, Niños Jesús, obras menores y
cuadros de excelente calidad del convento.
Esto sin olvidar el rico mazapán que adquirimos y está elaborado por las
monjas.
De allí, tras la
plaza Del comunero Juan de Padilla, por la calle de Santo Tomé y otras llegamos
a la iglesia del mismo nombre, donde algunos renovaron sus fuerzas en la plaza
con una cerveza y tapa de jamón. En medio de una capilla repleta de turistas y con colas en la puerta,
la obra dedicada al entierro del conde de Orgaz nos introdujo al
mundo medieval con la paleta
renacentista del Greco en una visión de
paso de la vida terrena ( caracterizada con unos retratos de personajes
reales y los detalles de su hijo, la trasparencia
del roquete, la riqueza de las dalmáticas de los santos, el movimiento de las manos, la espiritualidad
de los rostros ) a la vida eterna
simbolizada por la corte celestial que recibe a través de un ángel la llegada
del alma del conde Orgaz y recogen con sus manos
los personajes divinos. En medio de
los pasillos que se abrían de la
muchedumbre, pudimos contemplar la obra del hijo del Greco en la iglesia que
permanecía abierta.
Pasamos por calles estrechas y el bar la Abadía, que
retuvo a varios del grupo hasta llegar a la capilla de San José, ermita particular
marqueses del Vado y Gandulain por su especial devoción a San José, donde una
inscripción latina colocada en el
friso nos anunciaba la primera iglesia de San José, con
fuertes medidas de seguridad y en
subgrupos pequeños, pudimos contemplar
San José y el Niño y la Coronación
de la Virgen..
De
allí al hotel, donde nos esperaba un rico caldoso toledano y un excelente plato
de chuletas de cordero finalizado con un
postre de tarta elaborado por el
servicio de cocina del hotel.
Por
la tarde, sin tregua ni siesta, otra vez
las escaleras mecánicas nos llevaron a
Zocodover y la calle Comercio para
visitar la catedral toledana, sirviéndonos del audio guía. Desgraciadamente la
visita quedó mermada por los ensayos y la ocupación del espacio central del
crucero, altar mayor y coro con motivo
de un extraordinario concierto vespertino de órganos, cuyo ensayo nos interrumpía
las explicaciones de los más de veinte
puntos de la catedral ( estos comenzaban
con la descripción y arquitectos de la catedral y acababan con la famosa
custodia de Toledo), a través de los cuales pudimos contemplar y
descubrir el sentido y la funcionalidad
de las más famosas capillas deteniéndonos en la de don Gil de Albornoz, el
Transparente de Tomé, la doble Girola, la sala capitular, (fotografiando a
nuestro primer abad en el Episcopologio), el claustro, la descensión, y la
salas del museo catedralicio deteniéndonos en la obra del
Greco ; el Apostolado y el Expolio sin olvidar San Pedro en lágrimas, San
Francisco y Fray Luis meditando sobre la muerte, San José y el niño, Cristo en
la Cruz, y Santo Domingo en oración y el Redentor.
En la capilla neoclásica
del Sagrario, algunos asistieron a la misa del
sábado. Tras su finalización, se fueron a degustar los ricos bocadillos de
jamón serrano de la calle Comercio y a probar un helado en la plaza
Zocodover. Casi morimos con las botas
puestas, porque a las once de las diez de la noche, nadie se quedó para
disfrutar de la buena noche toledana sino que subió al autobús, emprendiendo
una visita panorámica nocturna de la ciudad pasando por la antigua plaza de toros
y la carretera de la ermita del Valle y
los cigarrales, desde donde contemplamos los puentes de Alcántara, San Martín
puerta del Cambrón , murallas y puertas de la ciudad , y esta con sus arrabales
en penumbra destacando las luces de las calles tortuosas y la iluminación de la
Catedral , el Alcazar y otras iglesias importantes como san Juan de los Reyes…i
El último día, cuatro de mayo, nos reservó otra
visita de la ciudad, que comenzó con una ronda panorámica desde los mismos miradores del día anterior, pudiendo
contrastar la visión nocturna con la
diurna. A través del puente de
San Martín, llegamos a la iglesia de San Juan de los Reyes y con pulsera roja
en mano llevamos a cabo la primera visita,
donde explicamos el carácter de monumento funerario y de capilla real del monasterio, la
simbología de la unidad nacional , el gótico flamígero, el retablo de Bigarny y
algún que otro Berruguete. De allí, a Santa María la Blanca, donde nos centramos
en el arte mudéjar y las partes de una
sinagoga; de esta a la del Tránsito, con el museo sefardí, deteniéndonos en la
sala baja y la de las mujeres. Por una cuesta empinada de San Juan de Dios, de
nuevo a
la iglesia de Santo Tomé donde los rezagados del día anterior y nuestras
hispanista inglesa Shiela pudo contemplar y le explicamos el conde de Orgaz.
Sin perder aquel amuleto que nos permitía hacer una ruta de la ciudad por ocho
euros visitamos la iglesia de l Salvador con sus restos visigodos, mezquita y yacimiento arqueológico; luego la grandiosa iglesia de los Jesuitas,
mezcla de estilos y obra arquitectónica del siglo XVIII, donde nos llamó la
atención la escena de san Ignacio en la Cueva; posteriormente, los catorce
supervivientes sin tomar ni una cerveza llegamos a la mezquita del
Cristo de la luz, donde comentamos las pinturas románicas las leyendas de los
judíos y su Cristo y la del rey Alfonso.
Nos
esperaba el autobús en las escaleras
mecánicas y desde allí, fuimos a almorzar una delicada comida con ensalada especial y
merluza al horno más rico postre y café, todo para emprender el regreso a las
cuatro de ala tarde.
Tras detenernos en
Consuegra y contemplar la mayor concentración de molinos de viento, comprar azafrán
y miel y recuerdos, seguimos camino hacia Valdepeñas donde contemplamos el
mayor molino de viento del mundo y tomamos
café en la plaza Mayor que preside una gran iglesia y está rodeada de unos edificios con fachada
blanca y ribetes azulones. Tan sólo, unos quesos en Almuradiel nos hicieron parar en el final del trayecto salvo un ruido
misterio que logramos salvar gracias a la buena técnica del conductor ( a los
que estamos muy agradecidos por su buena disposición y afabilidad) y una
letanía imprecatoria que nos introdujo
al llegar a la ciudad al último reto de hacer una ruta por un cuadro del talle
del Greco en Alcalá. Nadie acudió a la cita y no recibió los caramelos del
hotel para resolver el enigma .
CERÁMICA TOLEDANA
ALONSO CANO
EL EXPOLIO
HOSPITAL TAVERA
SEPULCRO DE DON GIL DE ALBORNOZ EN CATEDRAL DE TOLEDO
EL EXPOLIO
VISTA PANORÁMICA
CUADROS DEL GRECO
SANTSA MARÍA LA BLANCA
COMIDA EN HOTEL BEATRIZ
CONSUEGRA
CONSUEGRA
SAN JUAN DE LOS REYES
VALDEPEÑAS
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