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domingo, 6 de octubre de 2019

DIARIO DEL RUTERO POR LA NAVASEQUILLA

Acudimos  unos cuarenta ruteros a visitar  LA NAVASEQUILLA. Lo hicimos en el parque de los Sauces. Por carretera nos dirigimos a Frailes, por una carretera que conducía al Cerrillo, nos concentramos todos con la guía de Pacomures, nuestro mercurio de esta zona y su sobrina Ino y resobrina Cristina. Fueron y lo hicieron mejor que el Lazarillo con el Longinos, nos guiaron, nos ilustraron y siempre con alegría. 
Bebimos agua de la fuente,  nos asomamos al pequeño lavadero, y bajamos por una camino precioso hasta el río de Frailes, entre arroyos, corralones, y ccercos de piedra que nos adentraban a tiempos de la vida rural. Las nogueras, las higueras, y otros árboles frutales nos dieron las primera sombras. Pasando el puente nos pasamos a la orilla de la Cueva, recorrimos toda la calle dejando atrás la Cueva, Cine, fuentes,  antiguas escuelas, y casas blancas hasta llegar a las Eras del Mecedero. Nuestra foto de  rigor. 
Y de allí nos dirigimos a las huertas y hazas de Sotorredondo, un lugar que nos recordaba las mercedes que recibió don Pedro de Pineda por los Reyes Católicos. Nos habíamos ilustrado con el Libro de Veredas y el de Términos. Pero, a lo más que pudimos aportar por estos lugares que eran antiguas veredas que conducían a terrenos de propios y que aparecían siempre sin una producción controlada por el hombre, de seguro que el ganado ovino y caprino y los carboneros erodearon por estos lugres altos.   Nos desviamos y dejamos para otro día de senderismo  una ruta sugerida acertadamente por Ino ( mil gracias por todos los detalles)  entre álamos, nogueras, huertas y viñedos para más adentrado el otoño. Por la Cuesta de la Burra, un esfuerzo colectivo entre curvas y recurvas, pendiente y desniveles, llegamos a la Navasequilla, desde contemplamos Sotoredondo, la Martina, el Cepero, y  nos adentramos, entre chaparros y olivares por el mismo camino asfaltado en el camino de la Joya, de tierra. Lo dejamos atrás hasta volver la carretera que cruza  la loma de la Navasequilla, un terreno en gran parte roturado, desde los cortijos de Navasequilla Alta a la Baja, con  yacimientos de piedra seca, muestras de tierras roturadas, y  de la dehesa y terrenos de propios. Recuerdo de las tierras que recibieron los  frailes de Consolacion. Alguna que otra fuente y abrevadero de animales, secos por el tiempo. 


































Desde  el punto alto para bajar a las tierras del Cerrillo y Canteras, contemplamos la Mota en la lejanía y en forma de una ciudad fortificada elevada en una hoya, excelente panorámica desde Cequia hasta Romeral. y, en medio, la zona de las Riveras de los molinos de Huéscar. Bajamos por un camino pendiente, pasamos por el depósito que abastece de aguas a Alcalá la Real, y de nuevo al Cerrillo. Nos recordaba las desccipciones que  hacían los libros antiguos como la Loma  de Cordosa y los terrenos de  propios,m donde acaban las veredas que salían de los caminos de Noalejo, Frailes, y de las Riveras. Y me llamaron para visitar a la Mota. Bebo agua, me tomo un plátano y al volante para explicar la ciudad fortificada de la Mota. Buen día.   Acabamos comiendo en la fiesta del Alba y Rocío en Savador

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