LA
PLAZA DEL AYUNTAMIENTO, ANTAÑO DE LA CONSTITUCIÓN
Las plazas de los pueblos sirven de
núcleo de concentración humana y, en torno a ellas se estructura la
ciudad partiendo de la residencia de los poderes sociales, políticos y
económicos. En la ciudad de la Mota, se encontraba en la parte sur del cerro,
encerrada entre murallas (la del Gabán, las tiendas y corredores, la torre de
la Cárcel, casa de corregidor, edificios particulares de hidalgos, el hospital
de los Monteses y las dependencias eclesiales de la sacristía, capillas
del claustro, iglesia abacial y Casas de Cabildo). Se pueden escribir miles de
historias acontecidas en esta plaza desde las luchas de las banderías entre los
Aranda, los Gadea o Montesino hasta la celebración de las corridas de
toros, pasando por las fastuosas y bullangueras celebración del Corpus o el
asesinato del corregidor Santa Cruz. El aspecto comercial predominaba
sobre todos los demás, e, incluso, prolongaba la plaza de la Mota a la
Baja a través de la Escaleruela. Y desde el Cañuto hasta las
Entrepuertas. Y cuando se bajaron los vecinos hasta la calle Real, la
plaza de Consolación se convirtió en el centro de la ciudad. La plaza de la
Mota dejó de palpitar definitivamente en el segundo decenio del siglo XVIII,
para trasladarse al final de calle Real,
donde se estableció el ayuntamiento en una casa alquilada de los Tapia, donde
estuvo ubicada hasta en 1736, que tuvo el último traslado en la parcela actual,
la del Catastro de la Ensenada, plaza de abastos, de sorteo de los
quintos, de carocas del Corpus, de toros, de comedias y de concentración de
jornaleros y pobres de solemnidad pidiendo o exigiendo pan en las crisis de
subsistencia. Y, cómo no, plaza de fiestas y veladas para proclamar a los reyes
o celebrar paces, tratados y acuerdos. Hasta el siglo XIX, que amplió sus
funciones.
Este es apunte histórico de una plaza, que
vivió tiempos históricos, de cambios políticos, reivindicaciones sonadas,
celebraciones y conmemoraciones nacionales y locales, recibimientos a
autoridades y devociones. Palpó el pulso de conspiraciones, y disfrutó de la
vida cotidiana. Se llamó del
Ayuntamiento, Constitución, Vieja, de Queipo de Llano y ...nada menos que del
Arcipreste de Hita. Pero siempre abrazó a todos con el nombre de Plaza del
Ayuntamiento, con su fuente, desaparecida, sus tenderetes de los
hortelanos del Castillo, sus postes para colocar la torre de los primeros
teléfonos o de la luz, el cinerama...
En estos días se celebra el cuatro de
diciembre, una fecha que fue histórica para Andalucía para reclamar una
autonomía sin marginación y plena. En una plaza presidida por el edificio del
ayuntamiento, donde se colgó la bandera andaluza por primera vez en esta misma
fecha hace cuarenta años con la presencia de los primeros alcalaínos que
lucharon por la Andalucía Libre, España y la Humanidad. Y con la ausencia de
los que no creían en la blanquiverde. También, se conmemora la Constitución de
1977, una fecha que abría las puertas de la democracia a España a muchos
excluidos de aquel paso por el desierto obligado.
Son cuarenta años de cambio de una ciudad,
y, que rompió la vida anodina de aquella etapa oscura para convertir a este
pueblo en ciudad. Los cambios son patentes, con sus claros oscuros y sus
crisis. Pero nadie podrá olvidar que estos años de democracia han traído el
progreso, la libertad y en ansia de igualdad de derechos para todos los vecinos
sin excluir a nadie. Entre las fachadas
de las Casas de Cabildo y las Casas de Enfrente, esta plaza encerrada antaño
entre casas de hidalgos o de la burguesía alcalaína, visitada por su mesones, concurrida
por sus tiendas de zapaterías, bebidas, y de expendedurías de todo tipo,
recuerda a los franceses Laloya y Batmala, a los advenedizos prieguenses
Serrano y del Mármol, se viste de toga y de púrpura política, militar en las
comandancias de la guerra civil, se hizo religiosa honrando con la medalla de
honra a la alcaldesa de las Mercedes, juega al teatro en los años setenta y,
actualmente a los reyes magos en
Navidad. Se disfraza con sus mascarones en los carnavales y se revuelve
contra todo tipo de discriminación. Y se hizo reivindicativa con el agua es de todos,
las protestas jornaleras y las peticiones de paz y en la lucha contra el
terrorismo. Y siempre, con la Constitución y Andalucía presidiendo este nuevo
periodo histórico. No es hora de cambios de nomenclatura de
calles. El pueblo sabe compartir entre sus vecinos el tradicional en contra de
los oportunismos. Pero, al menos, permitamos, que esta plaza del Ayuntamiento,
se subtitule de la Constitución y de Andalucía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario