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domingo, 7 de junio de 2015

SEGUNDA PARTE DEL CORPUS

Los conflictos entre el estamento civil y religioso son frecuentes. No es extraño que se firme un nuevo convenio de concordia el año 1721, donde se recoge entre otras cosas anteriores como la salutación en los sermones y la presidencia y llaves en el día del Jueves Santo, junto con el acompañamiento de dos pajes en la procesión.[1] Se repiten en el año 1751, que se llega a la concordia con el fin de que todos los estamentos municipales ganen el jubileo que había otorgado Benedicto X.[2] Pero reverdecen a finales de siglo,con motivo de llevar la silla el abad, entablándose un pleito que se hace comparar los privilegios con el de otros obispados[3]. Incluso, en el año 1783 no acudieron a la fiesta por dicho motivo[4] prorrogando el conflicto hasta el año 1793.
Nuevos elementos diferentes a los siglos anteriores se manifiestan en los siglos posteriores al siglo XVII.  En el año 1725, en la víspera del Corpus, aprovechándose de la presencia del Regimiento de Dragones Pavía, se iluminó la plaza del Ayuntamiento en la calle Real, se hicieron  salvas de fusilería por las tropas y una velada, alternada entre la capilla de música de la iglesia Mayor y los cuatro obóes del Regimiento.
Por los años treinta del siglo XVIII, se escribe en el forro de las portadas de los libros de Cabildo, el dato de la probanza de los dulces del Corpus por parte de todos los regidores y oficiales del Ayuntamiento, señalando la fecha exacta de dicho acontecimiento, como un acto importante de la festividad.


Es frecuente que el cabildo costee la cera de la iglesia de los regidores.[5] Esta  se dedicaba a altar de la Iglesia Mayor, al gobernador, los ministros y el cuerpo de la ciudad. Por las circunstancias adversas o económicas, en años como el 1744, se restringe el adorno de la plaza y se sugiere que sea lo menos costoso posible, ocurriendo el caso de que se suspendan las propinas que se daban a los munícipes y los gastos de danzas.[6]
En la misma línea de restricción de gastos, se aceptó en el año 1749 que se cambiaran los dulces y propinas que daban a los miembros del Cabildo por la parte correspondiente de telade lana para las chupas.[7]
El año 1753 nos ilustra de los elementos constitutivos de la fiesta al presentar las cuentas los diputados encargados de ellas: Los adornos de la plaza, el altar,la cera, los dulces y, curiosamente, la Danza de los Valencianos completaban el montante de unos siete mil trescientos cincuenta y dos reales. Aunque no quieren introducir estilos ni perjudicar lo esencial de la fiesta, la nueva danza de los Valencianos es una novedad de la fiesta, que se repetirá en el año siguiente en el día de la función en el de la Octava al contratarse a Pascual Millares.[8] Unos días después, se nos especifica la reiterada probanza y convite de dulces y además se manifiesta que la procesión salía de la iglesia de San Juan hasta la Plaza Nueva. Una arroba de cera para la hermandad del Santísimo Sacramento, veintitrés libras para la iglesia( preste, diáconos, curas, beneficiados, sochantres, sacristanes, organistas, maestro de ceremonias, capellanes, campanero y caniculario), cuarenta y cuatro velas de media libra para el día del Corpus y Octava, catorce velas de media libra para para el preste y altar en los días señalados, otra al abad y gobernador, al fiscal, notario y mayordomo. No se olvidaban de la media libra del paje del Gobernador. El altar de la plaza alcanzaba los dos mil quinientos reales. Los dulces se repartían una arroba para el abad y media para el gobernador, en la misma proporción el corregidor y el alcalde mayor y los regidores y jurados recibían seis libras, dos los escribanos, tres los abogados, dos el capellán del cabildo, dos el contador y el alguacil mayor, administradores de propios y Pósito, y una en el mayordomo, el fiscal, el portero y el trompetero. No obstante, este año se restringió el refresco del Día de la Octava.[9] A veces,se amplia el derecho de cera a los miembros del Tribunal Eclesiástico como en el año 1763. En otras ocasiones, se distingue al corregidor con una cera especial como en el año 1780 [10]. Durante muchos años los presupuestos fijados ascendieron los doscientas y cincuenta mil maravedís.
A mediados de siglo se constata que una familia granadina va ser la encargada de la organización de todos los preparativos, ornamentos, aderezos, danzas, altares, y demás elementos de la Fiesta del Corpus. Era la familia de los Perea, que provenían del Corpus de la ciudad de la Alhambra y, mediante conciertos de siete y ocho años, se obligarán de padres a hijos a organizar los principales actos y adornos. En concreto, el 1757, Juan Perea firma un contrato cuyo memorial recoge el acta del cabildo del día ocho de enero, donde se compromete a a hacer todos los años la función del Corpus y tener pertrechos suficientes, que eran los adornos y altar de la plaza juntamente con las tres danzas de dichos días [1]. El período de duración del contrato suele establecerse con una periodicidad de siete años, que a veces prorrogan como es el caso de este mismo en el año 1763, aunque cada vez exigen nuevos elementos y materiales: en este año precisamente las tablas, madera y rollizo de los altares y de los toldos.[2] Al morir en el año 1772, sus hijos, tulelados por Felipe Guillén, mantienen las mismas cláusulas[3]. En el año 1784, finalizó este contrato y el propio cabildo quien organiza la tramoya del toldo e iluminarias[4].




  Al perderse el eslabón con ellos, la ciudad va a adquirir algunos elementos de tramoya y aparato, que eran sobre todo los lienzos de damasco rojo que colgaban todos los ventanales de las Casas de Cabildo y de las Carnicería y cubrían el altar levantado en el centro de la Plaza del Ayuntamiento. Concuerda con el color de terciopelo rojo que tenían los vestidos de los porteros y los trompeteros y los asientos del cabildo en la Iglesia Mayor.[5] Muestra de esta situación es el año 1748, cuando los comisarios Diego de Moya y Juan de Callava se ven imposibilitados a traer  un adorno decente de la plaza. Los motivos eran claros: no había persona que se comprometiera a venir por la escasa cantidad librada par tal efecto por la ciudad. Acuden , entonces , al maestro Arenas, residente en Alcalá, que pide un anticipo de doscientos ducados y se concierte con él un período de ochos años. Así lo refieren los anteriores comisarios:
Han tanteado  al maestro Arenas que se halla en esta ocasión y este se obliga a hazer el adorno nuebo para la plaza con la condición de que salgan con la anticipación doscientos ducados y que éstos se extingan en ocho años a razón de veinticinco en cada uno y con la condición que a de adornarla dicha plaza en los expresados años de nueba pintura y a satisfazión de los caballeros comisarios en quien entrase el turno en los ocho años.[6]


En 1747 va a tomar cartas en la organización de las fiestas el propio Marqués de la Ensenada que transmite una orden a la ciudad.
Junto los lienzos y la cera del altar, se entoldaba todo el recorrido de las calles de la Plaza. Para las figuras y los paneles de los cuadros se procuraba contratar un maestro pintor, que a veces se quejaba de que no era su obligación el entoldamiento de las  calles de la plaza. Ante soluciones que ocasionalmente se habían producido con encañados y verduras, el cabildo manifiesta que no le parece, no vaya a que llueva y se haga irrisible funzión que debe ser de la mayor venerazión[1]. Los toldos importaron dos mil cuatro ducados, ochenta y cuatro reales y veintiún maravedís.[2]  En el año 1798, se adquirieron ochenta varas de damasco rojo  que era para los distintos doseles, manteles de altar, cubre balcones y ventanas. En dicho año finaliza el conflicto entre el abad y el cabildo municipal acerca de las andas del Santísimo Sacramento.En el año 1807, sufrió una importante desgracia al incendiarse el altar en la noche del veintisiete de mayo " que se había construido  en medio de la Plaza Pública por la celebración de la festividad cuyo adorno
se reducía a colgaduras de damasco, costeados por esta M.N.L.C. y han resultado quemados seis cortinas y cuatro inutilizadas de las noventa y seis que le entregó el caballero diputado don José Revilla, encargado para la custodia de ellas, se entera la ciudad y obliga entregar las ochenta y seis restantes"[3]
La fiesta del Corpus se mantiene hasta entrado el siglo XX y hay relación de gasto presupuestario en el 1891, recogido con la nueva moneda y concretado en doscientas setenta y cinco pesetas[4] Algunos cambios se producen como son la contratación de la Música que intervenía en la función religiosa, la iluminación de las Casas de Cabildo, la velada musical en la víspera y los fuegos artificiales [5] A veces , surgen problemas de competencia entre los dos grupos musicales de la localidad como en el año 1889. La Sociedad Lírica de Alcalá la Real, provista de su banda de música se vió alternar en las distintas funciones y veladas con la banda de música de don Antonio Núñez López a lo largo de las fiestas [6]. La capilla de música, compuesta de músicos locales o foráneos suele ser parte importante en la festividad los días del Corpus y la Octava [7]
La cera y la iluminación del alumbrado público con bombillas solían ser uno de los gastos más importantes en el año 1920.


El itinerario sufre un cambio según se produce el desarrollo urbanístico se va plasmando. A finales del siglo XVIII, se  desplaza a la iglesia de la Veracruz, Llanillo, Real , Llana y calle Veracruz, pasando por alto el antiguo que llegaba por la calle Rosario.[8] Curiosamente,  la procesión va acompañada de la Virgen de las Mercedes que, por aquel tiempo, permanecía en la Iglesia de la Veracruz. En el año 1793, se aprueba la Cofradía del Santísimo Sacramento de esta iglesia y se comunica al cabildo para conocimiento[9]. Esta hermandad se mantendrá a lo largo del siglo XIX y , junto con la de las Animas de la dicha iglesia, ocuparán el vacío dejado por la Cofradía de la Veracruz. La riqueza de sus fondos nos muestra ya en el año 1842 una hermandad languidecida y pendiente de las limosnas por los demandantes de las calles y de los campos para celebrar una función de iglesia precedida de unos fuegos marciales y música marcial cuando la llevaban  a los enfermos.[10]Sin embargo, la decadencia es notable y a partir del año 1830, se nos muestra que la fiesta del Corpus suele coincidir con la de San Frenando y obliga gastos comunes y extraordinarios hasta tal punto que se restringe la colocación de cortinas como adornos en la Plaza de la Iglesia Mayor de Consolación y sólo se colocan doscientas luminarias en las Casas Capitulares y la música se hace presente con dificultad no  permitiéndose el refresco.[1] Todo ello tenía lugar el día del Corpus, su Octava y el mencionado día de San Fernando, no permitiéndose por la escasez de recursos el resto de los días intermedios, ya que no alcanzaba el presupuesto a los tres mil reales para afrontar todos los gastos. La dejadez de estos años es manifiesta hasta tal punto que se fija un contrato con un vecino de Granada, Pascual Muñoz, que recibe las quejas del cabildo del veintiocho de mayo por los adornos de damasco que eran sencillos e indecorosos, por las colgaduras de la fachada prinicìpal,rota, descolorida y enmendada, por el dosel del Rey muy pequeño de mal prospecto y estilo  que en lugar de aderezar afea y desagrada a santidad del día que es dedicado,  mientras la ciudad pretendía un dosel con buen gusto adornado de espejos y cornucopias para colocar los retratos reales y poderles hacer guardias en los días de vocación y funciones. El cúmulo de quejas alcanzaba a la ausencia de los pernios de la Corte que nos lo había puesto, a la de los pabellones de damasco con platilla y pericardios de las ventanas de las galerías convertidos en unas tiras de  faldo los parabosi, y la conversión del gran pórtico a corcel anchuroso en un un indecente un cuatro pies de damasco viejo y un lienzo de fardo sin cubrir. En los portales de la plaza también afectó todo esto, los pabellones y colgaduras se redujeron a una faja con cortinas de filipidum y unos indecentes pabellones. Se completaba el adorno de la plaza con el laberinto alegórico dedicado al santísimo Sacramento en la fuente de la plaza, que quedó convertido en un o irrisorio en lugar de la suntuosidad, sustituyendo las figuras alegórica y columnas en puras líneas indecentes y poco significativas [2].
Es frecuente que se amenizaran las fiestas con fuegos a lo largo del año, como hay constancia en el año 1848 [3]. Los antiguos comisarios van a dejar paso en la organización a la Comisión de Ornato que son conscientes de que deben celebrar la fiesta con ostentación y suntuosidad.
No obstante, en los momentos de periodos revolucionarios, que frecuentemente coinciden con épocas de escasez y penuria económica, se restringen los gastos de ostentación y lo primero que se restringe son los fuegos artificiales y el refresco como sucedió con el Corpus del dos de Junio de 1771, año que estalló la primera República [4]  
El horario era matutino tras la función de iglesia. Sin embargo a finales del siglo XIX, el cabildo solicita que se celebre por la tarde por lo intempestivo de la hora y se concede hasta hoy día desde el año 1891[5].










[1] AMAR. Acta del cabildo del catorce de mayo de 1831.
[2] AMAR. Acta del cabildo del 28 de mayo de 1831.
[3] AMAR. Acta del cabildo del veintitrés de marzo de 1848.
[4] AMAR. Acta del cabildo del dos de junio de 1771.
[5] AMAR. Cabildo deltrece de enero de 1891.


[1] AMAR. Acta de Cabildo del veintiuno de mayo de 1751. La ciudad acuerda comprar los toldos.
[2] AMAR. Libranza del cabildo del veintinueve de junio de 1751.
[3] AMAR. Acta del Cabildo del 16 de junio de 1807.Informe de Miguel de Cisneros, comisario del Corpus.
[4] AMAR. Acta del cabildo del once de agosto de 1891.
[5] AMAR. Acta del cabildo del  diecinueve de mayo de 1885.
[6] AMAR. Acta del cabildo del diez de junio de 1889.
[7] AMAR. Acta del cabildo del veintitrés de agosto de 1900.
[8] AMAR. Acta del Cabildo del 26 de mayo de 1799.
[9]AMAR. Acta del cabildo del 26 de abril y 29 de mayo  de 1793, posteriormente, el cinco de junio de 1820 y.
[10]AMAR. Legajo 76. P.9.

[1] AMAR. Acta del cabildo ocho de enero de 1757 y otras del  1761
[2] AMAR. Acta del Cabildo del catorce de abril del 1763.
[3] AMAR. Acta del cabildo del soasw febrero de 1772.
[4]AMAR.Acta del cabildo.
[5] AMAR. Acta del cabildo del treinta de mayo de 1748, donde se libran  6.077 maravedís para los vestidos y la tela de los escaños.
[6] AMAR. Acta  del Cabildo del cinco de marzo de 1758.

[1] AMAR Cabildo del once de enero de 1711.
[2] AMAR. Acta del cabildo del seis de junio de 1751.
[3] AMAR. Acta del cabildo del treinta de mayo de 1783.
[4]AMAR. Acta del cabildo del diecinueve de junio de 1783.
[5] AMAR.Acta de Cabildo del siete de abril de 1742.
[6] AMAR. Actas de cabildo del dieciséis y veintiuno de abril, y cuatro de mayo ( libranza de 3.067 reales) de 1744.
[7] AMAR. Acta de cabildo del veintitrés de junio de 1749.
[8] AMAR. Acta del cabildo del dieciocho de junio de 1753, y del año 1754.
[9] AMAR. Acta del cabildo del diecinueve de junio de 1753.
[10]AMAR. Acta del cabildo del veintisiete de mayo de 1780.

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