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lunes, 8 de junio de 2015

OBITUARIO DE MATEO RUIZ . COMPLETO.

MATEO RUIZ 
“MATEÍLLO”

            En este caluroso mes de mayo, se nos fue un personaje popular de Alcalá la Real. No ha escrito ninguna obra cumbre ni ha realizado una proeza especial; tampoco, triunfó por otros lares ni  su nombre se asoció con esta tierra por un éxito o triunfo excepcional. Pero, sabemos que popular se relaciona, más que con  la fama,  con el término “people” inglés, que tiene el mismo origen etimológico pero es una variante significativa mucho más arraigada en el terruño y en la colectividad con la que compartimos el quehacer diario. Mateo fue pueblo puro, se integró en la red vecinal transmitiendo su mejor voluntad y recibiendo los mejores parabienes con los que se topaba diariamente con su persona. Era una alma entrañable y  querida,  e imán de afecto para muchos alcalaínos, sobre todo, los que  compartían calle y conversación en los aledaños del Juego Pelota y el Compás de Consolación. Por eso no nos extraña que Marino Aguilera lo defina perfectamente con estas palabras y lo entronque con este espacio urbano del barrio, antaño comercial por excelencia: “El paisaje urbano de la ciudad no solo son calles, árboles y edificios. Hay personas tan arraigadas a determinados lugares que cuando los imaginamos siempre aparecen como una parte más, como si siempre hubieran estado ahí. Mateo es la parte humana del Compás de Consolación que siempre salta a mi mente cuando recreo ese rincón tan alcalaíno. Nunca falta ni faltará, aunque imagine un Compás solo con las piedras de la historia, solitario y desnudo, tarde o temprano doblarán la esquina de la torre unos perrillos tras los cuales aparecerá Mateo para sentarse bajo los tilos sin decir muchas palabras. Se fumará un cigarro y te mirará con ojos limpios aunque puede que no te salude”.
Tampoco, se nos pasa por alto que Mateo formara parte de aquel catálogo fotográfico magistralmente editado por José Hidalgo (PPH), una obra de arte que recogía personajes de carne y hueso de Alcalá, con la buena imagen del blanco y negro, colocando a los personajes inmersos en el frío y en el calor, en el ambiente familiar y en la soledad creadora. Y así, recogió a Mateo con unas instantáneas insuperables para no olvidarlo nunca de la retina de las personas  que lo querían. Y es que, PPH, sabía que Mateo” Siempre estuvo pero pasaba invisible ante la gente. (…)Era un hombre tranquilo, solitario, sin ambiciones. Su vida transcurrió Llanillo arriba y abajo, con la inseparable compañía de sus perrillos y de su cigarro. Nunca negó su ayuda y colaboración con cofradías y procesiones; era de todas y para todas. Se le echará de menos, formaba parte de nuestro día a día, era un personaje de esos que perdurará en el recuerdo de su pueblo, Alcalá la Real”.

Me unió a su persona un vínculo especial, un nudo gordiano que nadie puede imaginar amén de ser una de las personas que siempre me saludaba y entablaba una conversación corta, pero afable y cariñosa. Me refiero al compartir oficio cofrade en la hermandad de la cuerda. Mateo lo hacía desde tiempo que no puedo recordar en las cofradías de la iglesia de Consolación, sobre todo, con la del Dulce Nombre de Jesús, que han lamentado durante estos días su triste pérdida. El que escribe lo hace en la cofradía del barrio sanjuanero; y nos honra manejar a los penitentes con esta costumbre alcalaína de tirar de la cuerda y enrollarla en el carrete mientras controlamos el ritmo de la procesión al compás de los regentes de turnos. Nos honra el  espíritu de servicio, que contiene este acto a veces no muy apetecido por muchas personas, pero   tan digno como el portar una vara de mando, en el fondo ambos pretenden los mismos objetivos y, si se apura, ser puros acompañantes de un símbolo itinerante que trasciende el aspecto físico de controlar el amarre de los compañeros de la ruta penitencial para asemejar el espíritu del  caminar con la imagen que preside el paso procesional. Qué bella lección nos dio Mateo, y, a lo mejor fue un incomprendido en este menester, sin reconocerle su espíritu de servicio, dando lo que podía. Como le decía su fotógrafo y vecino, queremos darle nuestro último adiós con la vista puesta en aquel reportaje inolvidable, pues “Éste era Mateo, él mismo, tal cual, con su sonrisa noble, a ratos serio. Queremos hacerle nuestro humilde homenaje como sólo sabemos hacerlo: con nuestras fotos, sus fotos, las que pudimos realizarle en los últimos años. Descansa en paz, "Mateíllo".

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