MATEO RUIZ
“MATEÍLLO”
“MATEÍLLO”
En este caluroso mes de mayo, se nos fue un personaje
popular de Alcalá la Real. No ha escrito ninguna obra cumbre ni ha realizado
una proeza especial; tampoco, triunfó por otros lares ni su nombre se asoció con esta tierra por un
éxito o triunfo excepcional. Pero, sabemos que popular se relaciona, más que
con la fama, con el término “people” inglés, que tiene el
mismo origen etimológico pero es una variante significativa mucho más arraigada
en el terruño y en la colectividad con la que compartimos el quehacer diario.
Mateo fue pueblo puro, se integró en la red vecinal transmitiendo su mejor
voluntad y recibiendo los mejores parabienes con los que se topaba diariamente
con su persona. Era una alma entrañable y
querida, e imán de afecto para
muchos alcalaínos, sobre todo, los que
compartían calle y conversación en los aledaños del Juego Pelota y el
Compás de Consolación. Por eso no nos extraña que Marino Aguilera lo defina
perfectamente con estas palabras y lo entronque con este espacio urbano del
barrio, antaño comercial por excelencia: “El paisaje urbano de la ciudad no solo
son calles, árboles y edificios. Hay personas tan arraigadas a determinados
lugares que cuando los imaginamos siempre aparecen como una parte más, como si
siempre hubieran estado ahí. Mateo es la parte humana del Compás de Consolación
que siempre salta a mi mente cuando recreo ese rincón tan alcalaíno. Nunca
falta ni faltará, aunque imagine un Compás solo con las piedras de la historia,
solitario y desnudo, tarde o temprano doblarán la esquina
de la torre unos perrillos tras los cuales aparecerá Mateo para sentarse bajo
los tilos sin decir muchas palabras. Se fumará un cigarro y te mirará con ojos
limpios aunque puede que no te salude”.
Tampoco,
se nos pasa por alto que Mateo formara parte de aquel catálogo fotográfico
magistralmente editado por José Hidalgo (PPH), una obra de arte que recogía
personajes de carne y hueso de Alcalá, con la buena imagen del blanco y negro, colocando
a los personajes inmersos en el frío y en el calor, en el ambiente familiar y
en la soledad creadora. Y así, recogió a Mateo con unas instantáneas
insuperables para no olvidarlo nunca de la retina de las personas que lo querían. Y es que, PPH, sabía que
Mateo” Siempre estuvo pero pasaba invisible ante la gente. (…)Era un
hombre tranquilo, solitario, sin ambiciones. Su vida transcurrió Llanillo
arriba y abajo, con la inseparable compañía de sus perrillos y de su cigarro.
Nunca negó su ayuda y colaboración con cofradías y procesiones; era de todas y
para todas. Se le echará de menos, formaba parte de nuestro día a día, era un
personaje de esos que perdurará en el recuerdo de su pueblo, Alcalá la Real”.
Me unió a su
persona un vínculo especial, un nudo gordiano que nadie puede imaginar amén de
ser una de las personas que siempre me saludaba y entablaba una conversación
corta, pero afable y cariñosa. Me refiero al compartir oficio cofrade en la
hermandad de la cuerda. Mateo lo hacía desde tiempo que no puedo recordar en
las cofradías de la iglesia de Consolación, sobre todo, con la del Dulce Nombre
de Jesús, que han lamentado durante estos días su triste pérdida. El que
escribe lo hace en la cofradía del barrio sanjuanero; y nos honra manejar a los
penitentes con esta costumbre alcalaína de tirar de la
cuerda y enrollarla en el carrete mientras controlamos el ritmo de la procesión
al compás de los regentes de turnos. Nos honra el espíritu de servicio, que contiene este acto
a veces no muy apetecido por muchas personas, pero tan digno como el portar una vara de mando,
en el fondo ambos pretenden los mismos objetivos y, si se apura, ser puros
acompañantes de un símbolo itinerante que trasciende el aspecto físico de
controlar el amarre de los compañeros de la ruta penitencial para asemejar el
espíritu del caminar con la imagen que
preside el paso procesional. Qué bella lección nos dio Mateo, y, a lo mejor fue
un incomprendido en este menester, sin reconocerle su espíritu de servicio,
dando lo que podía. Como le decía su fotógrafo y vecino, queremos darle nuestro
último adiós con la vista puesta en aquel reportaje inolvidable, pues “Éste era Mateo, él mismo, tal cual, con su
sonrisa noble, a ratos serio. Queremos hacerle nuestro humilde homenaje como
sólo sabemos hacerlo: con nuestras fotos, sus fotos, las que pudimos realizarle
en los últimos años. Descansa en paz, "Mateíllo".
No hay comentarios:
Publicar un comentario