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viernes, 12 de junio de 2015

LA VIDA DE FRONTERA . (II)

LA VIVIENDA

            El urbanismo de la ciudad reflejaba unas calles con  un trazado sinuoso, y con gran número de impedimentos, por falta de calzada y de  obstáculos. Se distinguían varios tipos de construcciones. Edificios públicos y  viviendas particulares en el hombre de frontera alcalaína. Por un lado, los edificios públicos más importantes se dividía en civiles y religiosos. En cuanto a los primeros, el alcázar , como residencia oficial del alcaide, las torres, con finalidad defensiva y para dependencias municipales y de la justicia, el Pósito, la Cárcel, las Carnicerías que ocupaban dos tiendas de la plaza, los hornos, las tiendas, el Corral de Moriana para guarda de ganado, el corral y los aljibes y la alhóndiga situada en el cañuto . Así la Torre del Rey se mantuvo como estancia del cabildo, mientras se construían las nuevas casas del ayuntamiento hasta finales del siglo XV “E asy llamados e juntos por el dicho llamamiento, e asy estando  en la Torre del Rey, do acostumbraban a juntarse e faser concejo”[1] En concreto, su  ubicación aparece este documento. “Estando ayuntados cerca de la plaça de esta villa, encima de la torre mocha que es encima del cannuto, e cerca de la pennula que es en la dicha plaça[2].. Y, otras torres sirvieron con sus cámaras de aposentos de comerciantes y las puertas abiertas a la plaza de tiendas. Se han podido reconocer tiendas de aceite, de pescado, telas, De carácter público, en la plaza se situaban las posadas y hospital.  En cuanto a las viviendas privadas, deben distinguirse varios tipos.. El caballero, debió ocupar las antiguas mansiones de los caballeros musulmanes dentro del recinto fortificado, lejos del arrabal antiguo. Además se aprovechan las torres para viviendas  para edificios públicos. Comienzan a edificarse las Casas de Cabildo al final del tiempo de fronteras. Sin embargo, abundan las casas particulares, hacinadas,, en las que espacio  está completamente utilizado para un fin doméstico- cámaras, -. La entrada y vestíbulo, el patio distribuidor pequeño con pórtico adintelado y algunos habitaciones como cocina y las caballerizas- en  sus sótanos la bodega- un segundo cuerpo de dormitorios, y algún segundo cuerpo de cámaras., Las más lujosas presentaban en el primer cuerpo corredores  Suelen dar  a la calle principal por medio de puerta con arco o dintel de piedra, la de Despeñacaballos, la de entrada a la Plaza  por la Iglesia, la Calancha, la de las Cuatro Esquinas, y las  Reales. La construcción es de mampostería, salvo algunos rincones con sillería isodómica, se cubren con teja y los vanos son escasos. En los quiebros del cerro y en el Arrabal Antiguo, estaban las viviendas de los más humildes, los  hombres de oficio, hortelanos y los peones. Suelen ser más pequeñas, y reutilizan las oquedades y antros para bodegas. No obstante hay alguna casa de lanceros y escuderos. Son casos sin saneamiento interior, de ahí que en las excavaciones aparezcan gran número de bacines. Tan sólo, algunas casas ofrecían un pequeño sistema de drenaje más dispuesto para el agua de las lluvias  que para los servicios de higiene. El agua se guarda en cantareras y raros son los que tienen aljibes. Estos son reutilizados de épocas anteriores, los hay de dimensiones  pequeñas tres por metro y medio de ancho, y otros de utilización pública que alcanzan grandes depósitos de  agua con una gran capacidad de almacenaje. Proceden estos últimos de la época anterior de la conquista.. Se separan del adarve de  la  muralla,  para evitar asedios. Los más poderosos ocupan las viviendas cercanas al castillo militar. Y, en torno a las plazas, se encuentran los mesones y las tiendas de mantenimiento, alimentación y vestido. Los aljibes suelen ser de varios tipos, particulares dentro de las casas y de un uso más amplio como el de los Aranda, protegido
Fuera de la fortaleza,  se formaron varios arrabales, delimitados por murallas y  torres,  uno de ellos estaba situado junto a la ermita de san Sebastián se hallaban los mesones  y posadas de la ciudad. Muy importante era el Mesón de la Torre, que el príncipe Enrique, hijo de Juan II visitó “ estava junto a la Ermita de San  Sebastián, a do se aposentase fuera de la ciudad”. Otro, junto a la Peña Hazconada, que luego derivará en Horadada, un tercero junto a san Bartolomé, junto a las eras de los Palacios, y el conocido de santo Domingo. No sólo los mesones y casas servían para pernoctar sino también, los viajeros podían hacerlo en las ermitas como la anterior.
En el ruedo, terrenos repartidos para los caballeros, en forma  de heredades  para sembrar trigo y aranzadas de viñas, la dehesa boyal, y el ejido de la ciudad.
 Algunas alquerías, se encontraban cercanas a las fuentes del derredor- paraje de san Bartolomé, el Cauchil, las Azacayas, Fuente de la Salud, ... y en las  zonas rurales que darán lugar a las aldeas de Charilla, Pedriza, Cequia, .. .
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                        LOS VALORES ENTRE LAS CLASES PRIVILEGIADAS

            Entre las clases privilegiadas se valoraba, la independencia, la lealtad, la propia voluntad  sobre cualquier otra media  coercitiva a la hora de firmar contratos “por dolo, ni arte, ni fuerça, ni miedo, ni trayción alguna[3]”. Lo materializaban con “sello de armas, de los participantes en contrato. Y estos eran los principales puntos a los que debían atenerse:
-Se interrumpe cualquier tipo de armamento o elemento militar de los participantes “” me veré personalmente a me poner, e me poner , quieta e pacíficamente, sin gente ni armas, sin otro intervalo ni escándalo, ni bollicio alguno, a poder vos”[4].
-Daban su fe” do mi fe que durante el tiempo susodicho, yo no me armare, ni llamare, ni allegare gentes de acaballo, ni de pie, armados ni en otra manera, parientes y caballeros míos amigos, ni otros algunos que, por mi, ayan de mirar o hazere en contra” otros ”
-Se eludía todo tipo de favoritismo, tal como manifiestan las siguientes palabras” Ni haré, ni  tentaré hazer, ni consentiré, ni consejaré, ni daré favor, ni ayuda ni consentimiento, oculta ni manifiestamente, ni otra manera..
-Cesaban cualquier tipo de beligerancia contra los que trataban de hacer las paces o sus vasallos.
Para ello, el juramento y el pleito homenaje de hijodalgo, era el acto donde se plasmaba el espíritu anterior. El juramento, se hacía por Dios, Santa María, la Cruz y los Santos evangelios., Esta lealtad era supervalorada cuando se demostraba en las facetas de “ fortaleza, fe y lealtad “ que se debe a su rey y señor natural, guardar por sus vasallos [5]“. Esta lealtad se mantiene en los trances más difíciles, como en ocasiones que hay que dirimir por disputas de la familia real. La jerarquía superior pesa más que la razón. Es el caso de Pedro Fernández de Aranda y otros hidalgos alcalaínos cuando, incluso, no dejaron entrar al príncipe Enrique en la fortaleza alcalaína por su lealtad con el padre. O de autoridades como capitanes generales.
            Pero  esta lealtad debía ser compartida con la autoridad, y se plasmaba por el acto protocolario relacionado con su defensa de al religión,  y el protocolario de alzar los pendones, cosa que lo distinguía del vasallo musulmán. Si no , comprendamos esta frase de un intento de cambiar de lealtad “  Una vez yendo a la Corte por la ciudad a procurar la paga de los caballeros y peones que el rey avía de librar, oió decir, ablando el rey o a los de su consejo, representando la necesidad en que estavan que lo proveyesesm con brevedad, que poco les costava  quitar las campanas de la iglesia, alzar los pendones y tocar los atabales por el rey Abimelec, que era de rey de Granada”.
            Para ellos, la “fama” es el objetivo a conseguir entre su rol social. La connotación más importante de la escala de valores era la honra. De ahí que en las genealogías se les tache de “persona muy honrada”. Así se refiere a Gonzalo Fernández de Aranda[6] o a Andrés Fernández de Aranda, con el título de “muy noble persona”. O entroncado con su categoría entre las clases “caballero honrado” Y, su reconocimiento público venía avalado por ser persona “muy principal, por desempeñar cargo público o poseer fortuna. En ella juegan un gran papel los honores reales, muchos de ellos son señores de la Banda- Pedro Fernández de Aranda, por Juan II-. En esta época, la relación con la Corona les sobredimensiona en su categoría social. Por eso, Fernando de Aranda, hijo cuarto de Gonzalo Fernández de Aranda, además de ser honrado adquiría un nuevo valor por ser “muy solícito en procurar en Corte del rey los negocios de la ciudad, como hombre muy suelto y que tenía habilidad para ello. No se arredraban, amenazaban a la autoridad superior, sometiéndoles a chantajes, hasta tal punto que  no le importaban cambiar de bando, y, aún más, de rey. Como el anterior lo intentó.  
            Su altanería es contraproducente con la modosidad y el refinamiento de otras modas posteriores. De ahí que se encontraran caso como aquel  “  algo descalabrado en el decir y hablar. Tanto que dezía algunas vezes.´ yo quito reyes y pongo¨´.[7]  

            LAS CLASES NO PRIVILEGIADAS

            Son pocas las referencias que hemos podido recoger. Pero, por vía indirecta,  el pueblo, los pecheros , los pobres de solemnidad y las minorías forman un importante grupo dentro de la vida de la fortaleza. Ejercen los oficios de la ciudad como campesinos, barberos, zapateros, tenderos, mercaderes[8], .... Un gran  grupo se dedicaba a la labor de cantería, para las labores de fortificación de murallas, otros a  labores de proporcionar los alimentos, la agricultura, la ganadería y comercio.,
            No debían  estar muy sobrados de recursos, pues se ven obligados a vivir de la caridad, más bien, de la limosna de los caballeros en muchas ocasiones y estaciones del año. Un caso claro y notorio es la mujer de Pedro Fernández de Aranda “así en vida de su marido como después, que en tiempo de hambre mantenía y dava de comer a pobres y socorría a muchos necesitados[9]
            En cuanto profesionales, como los médicos, abogados, contadores se nos ofrece una gama muy variada de preparación intelectual. Nos encontramos desde los escribanos y los bachilleres formados en las nuevas universidades, como médicos y farmacéuticos que sólo conocen el oficio por simple experiencia. De ahí que podían ocurrir casos como  el siguiente: “En este dicho cabildo fue fecharelación que Antonio Ballo usaba de físico e surgiano, non sabiendo ninguna cosa de ninguna ciencia dellas, y que fasya muchos yerros en alas curas, que fasya por falta de saber, en que ponía en peligro las vidas de algunos que se ponían en sus manos...Confesó que no sabía leer[10]”.     

LAS MINORÍAS.
           
La mayor parte de  este grupo lo componen los esclavos, generalmente moriscos o moros, que  se conseguían en las acciones de guerra. Vivían en circunstancias inhumanas. Un claro ejemplo son los que poseía Rodrigo Alonso de Aranda. Vivían  encerrado de noche  en lúgubres mazmorras, trabajan de sol a sol, como canteros o trabajadores del campo,  trasladados encadenados a los puestos de trabajo y con grilletes  elevando piedras  y formando las paredes de las torres, además  se alimentaban básicamente a expensas de las sobras de estos caballeros de frontera. Mejor descripción no puede haber sino esta relatada por Sancho de Aranda. “ Tuvo copia de moros cautivos, tanto que para ello hizo en su casa mazmorra para que se encerrasen de noche. Con el servicio de los cuales labró y edificó dos torres en el camino, por atalayas. La una sobre la Peña del Yeso, camino de Granada., de mampuesto, y la otra, más principal y mayor, de piedra cortada y labrada con su guirnalda por lo alto , que está más cercana de las ventas del dicho camino.......como cinco o seis d ellos estuviesen un día cavando y abriendo una zanja en el camino, no muy lexos de los adarfes, que era debajo de la Cuesta del cambrón, que dicen, para descender a la dehesa, los moros viniendo a correr a Alcalá; y, como él salieses al rebato, y a recoger y poner en cobro sus esclavos...[11]”.
            La mazmorra de Rodrigo de Aranda debió responder a  una de las bodegas, que luego se edificarían en una de las casonas de la Mota. Y el escritor nos manifiesta que fueron abundantes. Debieron ser varios centenares si ponemos de manifiesto las marcas de cantería que se reflejaban en la fortaleza de la Mota. Pero, la  labor de estos esclavos  refleja un gran número de ellas en la Torre de la Cárcel, la puerta de la Imagen, la entrada de la Alcazaba,  las torres de la fortaleza,  y la muralla sur, y la del  arrabal de santo Domingo, que supusieron el trabajo  de un gran número de obrero. Además, en algunos lugares, se nos manifiesta la presencia de esclavos de procedencia judía, por la marca de la estrella de David. Por otra parte, conforme avanza la  época de paz y la conquista se estabiliza, se reducen  las marcas, que debían ser señales de  reconocimiento del trabajo ante medidas de favorecer posibles medidas de  excarcelamiento o condonación de penas a la hora de un  rescate.  

                        SU ECONOMÍA

            El hombre de frontera, el caballero alcalaíno, no vive sólo e la guerra para el ascenso social, sino que, conforme se hace sedentario,  se mantiene de sus tierras y de los privilegios que le otorgan sus servicios militares. Era, en muchas ocasiones, un rentista, que se emparentaba con otros linajes  con los que acumulaba grandes fuentes de riqueza.
 En la guerra se forjaba no sólo en  el frente cercano, sino que acompañaba a las campañas militares  de los monarcas. Caso de Pedro Fernández de Aranda, que le acompañó en Aragón y Navarra, como manifestaba en un cédula real de Enrique IV:  “Por haced bien e merced a vos, mis leales vasallos, los del linaje de Aranda, vecinos e naturales de la Muy Noble Ciudad de Alcalá la Real, por los buenos e leales servicios que me avéis hecho e hizieron vuestros antepasados a los reyes, mis progenitores...guerreando la lanza en mano contra los moros, enemigos de nuestra santa fe, recibiendo muertes y cabtiverios y derramando sangre, y en esas que yo he mandado hazer a los dichos moros, asy en la Vega de Granada como en otros lugares, siemrpe aveis andado conmigo.. e agora en esta destemprança e grandes movimientos de mis reynos.,, aveys muy grand guarda y recabdo en esa dicha ciudad, gastando vuestras haziendas y poniendo en grandes trabajos e fatigas vuestras personas,, todos en gran celo y amor que aveys a mi servicio, e ansy mismo los que acá aveys andado conmigo contino por mi mandato, asy en las guerras de Aragón y de Navarra, como en estas presentes de mis Reynios ..”[12] 
Ser soldado y luchar como caballero del rey  conllevaba riesgos como la muerte, el cautiverio y caer herido en la batalla. También obligaba a proteger al rey, conducir su ejército y protegerlo, proporcionar medios económicos para emprender campañas militares de servicios reales, y moralmente , dedicación plena “ poniendo a grandes trabajos y fatigas vuestras personas, todo con gran zelo y razón y amor, que avedes a mi servicio”. La mayoría están en situación preventiva. Pero, cuando las circunstancia lo requieren , se ven miembros del cortejo real  y de su cuerpo militar. Lo hay pajes del conde de Tendilla Fulano de Uceda fue paje de lanza del Conde .Debía disponer de una  caballería, de su armamento básico- el pavés o escudo, la lanza, la espada, y algunas veces el yelmo. Su preparación física  la hacía en los juegos de cañas y de caballería en la fortaleza y en la carrera de alrededor de la Mota. .
Por sus servicios militares, el cabalero  obtenía  la paga  que le correspondía de los tercios de los obispados de Córdoba y Jaén, además la parte del botín de sus enemigos. Los hay de tipo material- joyas, enseres, ropas, armas[13]- y humanos. Suelen ser muy apreciados los esclavos, muchos de ellos para su hacienda o revenderlos, los objetos de plata, las telas-la seda morisca- y las armas.
Otros provenían del reconocimiento real. Se concedían  cargos, oficios, y  títulos  o en bienes materiales, como las tres varas de seda de terciopelo morado y ocho de paño de Brujas que regaló Enrique IV a Fernando de Aranda. También se  suelen plasmarse en reconocimientos de tipo heráldico como el león de los Aranda  El alcanzar  la categoría de hijosdalgo los eximía de cualquier tipo de imposición “ es mi merced, que gozeis y podades gozar todas las franquezas, libertades y esemciones y preeminencias que los buenos y limpios hidalgos gozan y deven gozar[14]” ,  Muy significativos  fueron   los rendimientos  por medio de juros sobre impuestos; en el caso de Fernando de Aranda  sobre lo morisco del puerto de Alcalá. Con ellos hacía frente a las dotes. Algunos de ellos suelen poseer unos conocimientos de derecho básicos sobre las Leyes de la Siete Partidas y del Fuero. Como son escasos, sirven de fiadores y jueces ante pleitos de los caballeros a la hora de  dirimir los  pleitos que se tramaban en las cabalgadas. Este es el caso de Juan Sánchez de Aranda[15].
Pero la guerra, la lucha entre bandos, provocaba los vaivenes  de la fortuna. Se daban caso de personajes, como Pedro de Gadea, que , poseía una ganadería nada menos de “ seiscientas bacas de yerro, sin buen hato de obejas” además , regidor, casado con una rica mujer jiennense que “ como la fortuna no sea siempre una, mas anda subiendo a unos y vajanado a otros, comenzó, e de seguir, de tal suerte que el, que poseía tantos vienes y mantenía escuderos, gastando largamente, muerto Juan de Gadea a lanzadas por los moros y llevándole en vezes todas las vacas y otros ganados, vino a mucha nezecidad y  pobreza, que demás de la casa do morava vivía  de veinte mil maravedís que tenía, por vida , de don Alonso de Aguilar”.

Y, en cuanto a las tierras, el caballero, privilegiado comienza  a enriquecerse con la productividad y rentas de sus campos y ganados, pues suelen administrarlas a través de un mayordomo que dirige a los jornaleros de ellas. Otra fórmula era el arrendamiento, que se hacía, ya fuera de ganado  o de bueyes de labor, a cambio de pago por fanegas de pan. No sólo lo hacía en tierras de frontera sin también en la de Martos, que ya gde los más ricos fue del linaje, así en posesiones y heredades, como en ganado. Tuvo hato de vacas y harto número de bueyes, que arrendaba  a pan, assí allí como de Martos, do recogía la mayor parte. Y el año verde, que dijeron balió la fanega de trigo a enrique, o a real, bendió arta cantidad de ello”. El siguiente paso consistía  enrolarse por vía matrimonial  en la nobleza de otros reinos ya muy lejos del mundo de la frontera. Esto le permitía  vivir una vida, en la que las fuentes de producción eran variadas. La tierra, el ganado, el censo, la artesanía,  y el comercio. Frente al hombre de frontera, que a lo más que podía vivir de las mercedes y de las rentas de tierras,  o ganado y algunas casas de la fortaleza. Pero,  el prestigio social se imponía sobre  el aprovechamiento económico. Este era el contraste que ofrecía Juan de Aranda, hijo del alcaide e Montilla, viviendo en tierras cordobesas  y, en sus últimos momentos disfrutando de la alcaldía de Alcalá” Después de asentado en Córdoba, aunque vivía como caballero y tenía un par de caballos y mula, sin las bestias para el servicio de cassa, y buena copia de servizio y compaña para sustentar su honrra, no dejava de labrar en cassa la lana de sus obejas y hazer cavos de paños, bureles, enrrubiados y frisa, porque granjeava y ahorraba toda la más de la costa, que era carduza y cardar y peinar con moros que tenía por esclavos que savían  el ofizio, y el hilar el torno y a la ruca la lana y estambre con esclavas y criadas, solo el tejer y batán avía de pagar. Y  de esa manera estubo en Córdoba asta el ochenta u siete. A fín de él...acordó irse a su naturaleza, que era Alcalá, .....su padre, demás de renunciar el ofizio de rejidor, le dio que gozase de la hazienda toda que tenía en Alcalá ; que eran casas , viñas y tierras de pan, por zierta pensión en cda un año, que era tan poca que más era reconocimiento del señorío y propiedad, como lo que paga el feudatario al señor del feudo, que no justa renta.[16] .














ozaban de un status más pacífico y tranquilidad para no arriesgarse ante los eventos imprevistos de la guerra. Ese es el caso de Rodrigo de Aranda, de quien se dice”
Las tierras estaban ubicadas a cobijo de cualquier tipo de ataque de los musulmanes. Proviene de territorio de asentamientos anteriores a otra línea de frontera precedente. En torno a la  franja  norte de la comarca alcalaína, desde el territorio del Castillo de Locubín hasta la Rábita adentrándose al reino de Jaén ocupando las faldas de los montes y ladera, para el cultivo de la vid, y las huertas del valle del río san Juan, para  las mieses, hortalizas y frutales, en extensiones que llegaba a alcanzar hasta las treinta fanegas, eran  los terrenos que administró la Orden de Calatrava. En cuanto se va consiguiendo la estabilidad, el ruedo de la ciudad y la zona sur se conquista por vecinos nuevos. El tipo de   cultivo se basaba en la vía baladí y torrontés[17].
Otros suelen haber recibido unos cortijos que rondan las cien fanegas, una viña de seis aranzadas, y pequeños terrenos de huerta[18].
Los molinos se concentraron en la ribera de San Juan, en el Castillo de Locubín, y, con el paso del tiempo junto a la riberas del río Velillos. Desde ahí se trasportaba la harina, por medio de caminos de mulos y era llevado a los hornos, situados dentro de la fortaleza junto a la plaza y en el arrabal de Santo Domingo donde se cocía el pan.
Comienzan a generarse plusvalías y a beneficiarse de sus productos que vende en mercados y a particulares. El mejor contraste entre el caballero de frontera nos lo ofrece la figura  de Juan Aranda, alcaide  de Montilla, participó de los tipos de economía.    
Francisco Martín Rosales



[1] TORO CEVALLOS, Francisco. Alcalá la Real. Cuaderno de Actas Municipales de 1492. Trascripción. Cuadernos del AMAR. 1993
[2] JUN Y LOBERA, C. O.cit. pág.98. Documento 64
[3] JUAN LOVERA, Carmen. COLECCIÓN DIPLOMÁTICA MEDIEVAL DE ALCALÁ LA REAL.
[4] Ibidem. Documento 89.
[5] Ibidem .Pág.91.
[6]  Porras y Toro Ibidem. Pag, 88.
[7] Ibidem  Pág.95
[8] MURCIA ROSALES, Domingo. Ver artículos interiores dedicados a  los padrones y en el presente congreso.
[9]  Ibidem. Pág. 90.
[10] Toro Cevallos. Rv. Cit. Cuadernos I. Pág, 186-7
[11] Ibdiem Pág.91
[12] PORRAS, ibidem . Pg.23.
[13] Ver Testamento de Fernando de Aranda. Vestidos morros, espadas, joyas, collares, ..
[14] A.HPJ. CONDE DE HUMANES. PROVISIÓN REAL DE ENRIQUE IV.Madrid siete de septiembre de 1467
[15] TORO CEVALLOS Y PORRAS. Ibidem. Pag. 87.
[16] Ibidem. Pág.159.
[17] TORO CEVALLOS . Rv. Cit. Cuadernos de Amar I. Pág. 186.
[18] Ela mayorazgo de Fernando de Aranda, transmitido a su nieto Francisco.

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