El
urbanismo de la ciudad reflejaba unas calles con un trazado sinuoso, y con gran número de
impedimentos, por falta de calzada y de
obstáculos. Se distinguían varios tipos de construcciones. Edificios
públicos y viviendas particulares en el
hombre de frontera alcalaína. Por un lado, los edificios públicos más
importantes se dividía en civiles y religiosos. En cuanto a los primeros, el
alcázar , como residencia oficial del alcaide, las torres, con finalidad
defensiva y para dependencias municipales y de la justicia, el Pósito, la Cárcel , las Carnicerías que
ocupaban dos tiendas de la plaza, los hornos, las tiendas, el Corral de Moriana
para guarda de ganado, el corral y los aljibes y la alhóndiga situada en el
cañuto . Así la Torre
del Rey se mantuvo como estancia del cabildo, mientras se construían las nuevas
casas del ayuntamiento hasta finales del siglo XV “E asy llamados e juntos por
el dicho llamamiento, e asy estando en la Torre del Rey, do
acostumbraban a juntarse e faser concejo”[1] En
concreto, su ubicación aparece este
documento. “Estando ayuntados cerca de la plaça de esta villa, encima de la
torre mocha que es encima del cannuto, e cerca de la pennula que es en la dicha
plaça”[2].. Y,
otras torres sirvieron con sus cámaras de aposentos de comerciantes y las
puertas abiertas a la plaza de tiendas. Se han podido reconocer tiendas de
aceite, de pescado, telas, De carácter público, en la plaza se situaban las
posadas y hospital. En cuanto a las
viviendas privadas, deben distinguirse varios tipos.. El caballero, debió ocupar
las antiguas mansiones de los caballeros musulmanes dentro del recinto
fortificado, lejos del arrabal antiguo. Además se aprovechan las torres para
viviendas para edificios públicos.
Comienzan a edificarse las Casas de Cabildo al final del tiempo de fronteras.
Sin embargo, abundan las casas particulares, hacinadas,, en las que
espacio está completamente utilizado
para un fin doméstico- cámaras, -. La entrada y vestíbulo, el patio
distribuidor pequeño con pórtico adintelado y algunos habitaciones como cocina
y las caballerizas- en sus sótanos la
bodega- un segundo cuerpo de dormitorios, y algún segundo cuerpo de cámaras.,
Las más lujosas presentaban en el primer cuerpo corredores Suelen dar
a la calle principal por medio de puerta con arco o dintel de piedra, la
de Despeñacaballos, la de entrada a la
Plaza por la Iglesia , la Calancha , la de las
Cuatro Esquinas, y las Reales. La
construcción es de mampostería, salvo algunos rincones con sillería isodómica,
se cubren con teja y los vanos son escasos. En los quiebros del cerro y en el
Arrabal Antiguo, estaban las viviendas de los más humildes, los hombres de oficio, hortelanos y los peones.
Suelen ser más pequeñas, y reutilizan las oquedades y antros para bodegas. No
obstante hay alguna casa de lanceros y escuderos. Son casos sin saneamiento
interior, de ahí que en las excavaciones aparezcan gran número de bacines. Tan
sólo, algunas casas ofrecían un pequeño sistema de drenaje más dispuesto para
el agua de las lluvias que para los
servicios de higiene. El agua se guarda en cantareras y raros son los que
tienen aljibes. Estos son reutilizados de épocas anteriores, los hay de
dimensiones pequeñas tres por metro y
medio de ancho, y otros de utilización pública que alcanzan grandes depósitos
de agua con una gran capacidad de
almacenaje. Proceden estos últimos de la época anterior de la conquista.. Se
separan del adarve de la muralla,
para evitar asedios. Los más poderosos ocupan las viviendas cercanas al
castillo militar. Y, en torno a las plazas, se encuentran los mesones y las
tiendas de mantenimiento, alimentación y vestido. Los aljibes suelen ser de
varios tipos, particulares dentro de las casas y de un uso más amplio como el
de los Aranda, protegido
Fuera de la
fortaleza, se formaron varios arrabales,
delimitados por murallas y torres, uno de ellos estaba situado junto a la ermita
de san Sebastián se hallaban los mesones
y posadas de la ciudad. Muy importante era el Mesón de la Torre , que el príncipe
Enrique, hijo de Juan II visitó “ estava junto a la Ermita de San Sebastián, a do se aposentase fuera de la
ciudad”. Otro, junto a la
Peña Hazconada , que luego derivará en Horadada, un tercero
junto a san Bartolomé, junto a las eras de los Palacios, y el conocido de santo
Domingo. No sólo los mesones y casas servían para pernoctar sino también, los
viajeros podían hacerlo en las ermitas como la anterior.
En el ruedo,
terrenos repartidos para los caballeros, en forma de heredades
para sembrar trigo y aranzadas de viñas, la dehesa boyal, y el ejido de
la ciudad.
Algunas alquerías, se encontraban cercanas a
las fuentes del derredor- paraje de san Bartolomé, el Cauchil, las Azacayas,
Fuente de la Salud ,
... y en las zonas rurales que darán
lugar a las aldeas de Charilla, Pedriza, Cequia, .. .
.
LOS VALORES ENTRE LAS CLASES
PRIVILEGIADAS
Entre
las clases privilegiadas se valoraba, la independencia, la lealtad, la propia
voluntad sobre cualquier otra media coercitiva a la hora de firmar contratos “por
dolo, ni arte, ni fuerça, ni miedo, ni trayción alguna[3]”. Lo
materializaban con “sello de armas, de los participantes en contrato. Y estos
eran los principales puntos a los que debían atenerse:
-Se interrumpe cualquier tipo de
armamento o elemento militar de los participantes “” me veré personalmente a
me poner, e me poner , quieta e pacíficamente, sin gente ni armas, sin otro
intervalo ni escándalo, ni bollicio alguno, a poder vos”[4].
-Daban su fe” do mi fe que durante el tiempo susodicho, yo
no me armare, ni llamare, ni allegare gentes de acaballo, ni de pie, armados ni
en otra manera, parientes y caballeros míos amigos, ni otros algunos que, por
mi, ayan de mirar o hazere en contra” otros ”
-Se eludía todo tipo de
favoritismo, tal como manifiestan las siguientes palabras” Ni haré, ni tentaré hazer, ni consentiré, ni consejaré,
ni daré favor, ni ayuda ni consentimiento, oculta ni manifiestamente, ni otra
manera..
-Cesaban cualquier tipo de
beligerancia contra los que trataban de hacer las paces o sus vasallos.
Para ello, el
juramento y el pleito homenaje de hijodalgo, era el acto donde se plasmaba el
espíritu anterior. El juramento, se hacía por Dios, Santa María, la Cruz y los Santos
evangelios., Esta lealtad era supervalorada cuando se demostraba en las facetas
de “ fortaleza, fe y lealtad “ que se debe a su rey y señor natural, guardar por
sus vasallos [5]“. Esta lealtad se mantiene
en los trances más difíciles, como en ocasiones que hay que dirimir por
disputas de la familia real. La jerarquía superior pesa más que la razón. Es el
caso de Pedro Fernández de Aranda y otros hidalgos alcalaínos cuando, incluso,
no dejaron entrar al príncipe Enrique en la fortaleza alcalaína por su lealtad
con el padre. O de autoridades como capitanes generales.
Pero esta lealtad debía ser compartida con la
autoridad, y se plasmaba por el acto protocolario relacionado con su defensa de
al religión, y el protocolario de alzar
los pendones, cosa que lo distinguía del vasallo musulmán. Si no , comprendamos
esta frase de un intento de cambiar de lealtad “ Una vez yendo a la Corte por la ciudad a procurar
la paga de los caballeros y peones que el rey avía de librar, oió decir,
ablando el rey o a los de su consejo, representando la necesidad en que estavan
que lo proveyesesm con brevedad, que poco les costava quitar las campanas de la iglesia, alzar los
pendones y tocar los atabales por el rey Abimelec, que era de rey de Granada”.
Para
ellos, la “fama” es el objetivo a conseguir entre su rol social. La connotación
más importante de la escala de valores era la honra. De ahí que en las
genealogías se les tache de “persona muy honrada”. Así se refiere a Gonzalo
Fernández de Aranda[6] o a Andrés Fernández de
Aranda, con el título de “muy noble persona”. O entroncado con su categoría
entre las clases “caballero honrado” Y, su reconocimiento público venía avalado
por ser persona “muy principal, por desempeñar cargo público o poseer fortuna.
En ella juegan un gran papel los honores reales, muchos de ellos son señores de
la Banda- Pedro
Fernández de Aranda, por Juan II-. En esta época, la relación con la Corona les sobredimensiona
en su categoría social. Por eso, Fernando de Aranda, hijo cuarto de Gonzalo
Fernández de Aranda, además de ser honrado adquiría un nuevo valor por ser “muy
solícito en procurar en Corte del rey los negocios de la ciudad, como hombre
muy suelto y que tenía habilidad para ello. No se arredraban, amenazaban a la
autoridad superior, sometiéndoles a chantajes, hasta tal punto que no le importaban cambiar de bando, y, aún
más, de rey. Como el anterior lo intentó.
Su
altanería es contraproducente con la modosidad y el refinamiento de otras modas
posteriores. De ahí que se encontraran caso como aquel “ algo
descalabrado en el decir y hablar. Tanto que dezía algunas vezes.´ yo quito
reyes y pongo¨´.[7]
LAS CLASES NO PRIVILEGIADAS
Son
pocas las referencias que hemos podido recoger. Pero, por vía indirecta, el pueblo, los pecheros , los pobres de
solemnidad y las minorías forman un importante grupo dentro de la vida de la
fortaleza. Ejercen los oficios de la ciudad como campesinos, barberos, zapateros,
tenderos, mercaderes[8], ....
Un gran grupo se dedicaba a la labor de
cantería, para las labores de fortificación de murallas, otros a labores de proporcionar los alimentos, la
agricultura, la ganadería y comercio.,
No
debían estar muy sobrados de recursos,
pues se ven obligados a vivir de la caridad, más bien, de la limosna de los
caballeros en muchas ocasiones y estaciones del año. Un caso claro y notorio es
la mujer de Pedro Fernández de Aranda “así en vida de su marido como
después, que en tiempo de hambre mantenía y dava de comer a pobres y socorría a
muchos necesitados”[9]
En
cuanto profesionales, como los médicos, abogados, contadores se nos ofrece una
gama muy variada de preparación intelectual. Nos encontramos desde los
escribanos y los bachilleres formados en las nuevas universidades, como médicos
y farmacéuticos que sólo conocen el oficio por simple experiencia. De ahí que
podían ocurrir casos como el siguiente:
“En este dicho cabildo fue fecharelación que Antonio Ballo usaba de físico e
surgiano, non sabiendo ninguna cosa de ninguna ciencia dellas, y que fasya
muchos yerros en alas curas, que fasya por falta de saber, en que ponía en
peligro las vidas de algunos que se ponían en sus manos...Confesó que no sabía
leer[10]”.
LAS MINORÍAS.
La mayor parte
de este grupo lo componen los esclavos,
generalmente moriscos o moros, que se
conseguían en las acciones de guerra. Vivían en circunstancias inhumanas. Un
claro ejemplo son los que poseía Rodrigo Alonso de Aranda. Vivían encerrado de noche en lúgubres mazmorras, trabajan de sol a sol,
como canteros o trabajadores del campo,
trasladados encadenados a los puestos de trabajo y con grilletes elevando piedras y formando las paredes de las torres,
además se alimentaban básicamente a
expensas de las sobras de estos caballeros de frontera. Mejor descripción no
puede haber sino esta relatada por Sancho de Aranda. “ Tuvo copia de moros
cautivos, tanto que para ello hizo en su casa mazmorra para que se encerrasen
de noche. Con el servicio de los cuales labró y edificó dos torres en el
camino, por atalayas. La una sobre la
Peña del Yeso, camino de Granada., de mampuesto, y la otra,
más principal y mayor, de piedra cortada y labrada con su guirnalda por lo alto
, que está más cercana de las ventas del dicho camino.......como cinco o
seis d ellos estuviesen un día cavando y abriendo una zanja en el camino, no
muy lexos de los adarfes, que era debajo de la Cuesta del cambrón, que
dicen, para descender a la dehesa, los moros viniendo a correr a Alcalá; y, como
él salieses al rebato, y a recoger y poner en cobro sus esclavos...[11]”.
La
mazmorra de Rodrigo de Aranda debió responder a
una de las bodegas, que luego se edificarían en una de las casonas de la Mota. Y el escritor nos
manifiesta que fueron abundantes. Debieron ser varios centenares si ponemos de
manifiesto las marcas de cantería que se reflejaban en la fortaleza de la Mota. Pero , la labor de estos esclavos refleja un gran número de ellas en la Torre de la Cárcel , la puerta de la Imagen , la entrada de la Alcazaba , las torres de la fortaleza, y la muralla sur, y la del arrabal de santo Domingo, que supusieron el
trabajo de un gran número de obrero.
Además, en algunos lugares, se nos manifiesta la presencia de esclavos de
procedencia judía, por la marca de la estrella de David. Por otra parte,
conforme avanza la época de paz y la
conquista se estabiliza, se reducen las
marcas, que debían ser señales de
reconocimiento del trabajo ante medidas de favorecer posibles medidas
de excarcelamiento o condonación de
penas a la hora de un rescate.
El
hombre de frontera, el caballero alcalaíno, no vive sólo e la guerra para el
ascenso social, sino que, conforme se hace sedentario, se mantiene de sus tierras y de los
privilegios que le otorgan sus servicios militares. Era, en muchas ocasiones,
un rentista, que se emparentaba con otros linajes con los que acumulaba grandes fuentes de
riqueza.
En la guerra se forjaba no sólo en el frente cercano, sino que acompañaba a las
campañas militares de los monarcas. Caso
de Pedro Fernández de Aranda, que le acompañó en Aragón y Navarra, como
manifestaba en un cédula real de Enrique IV:
“Por haced bien e merced a vos, mis leales vasallos, los del linaje
de Aranda, vecinos e naturales de la Muy Noble Ciudad de Alcalá la Real , por los buenos e leales
servicios que me avéis hecho e hizieron vuestros antepasados a los reyes, mis
progenitores...guerreando la lanza en mano contra los moros, enemigos de
nuestra santa fe, recibiendo muertes y cabtiverios y derramando sangre, y en
esas que yo he mandado hazer a los dichos moros, asy en la Vega de Granada como en otros
lugares, siemrpe aveis andado conmigo.. e agora en esta destemprança e grandes
movimientos de mis reynos.,, aveys muy grand guarda y recabdo en esa dicha
ciudad, gastando vuestras haziendas y poniendo en grandes trabajos e fatigas
vuestras personas,, todos en gran celo y amor que aveys a mi servicio, e ansy
mismo los que acá aveys andado conmigo contino por mi mandato, asy en las
guerras de Aragón y de Navarra, como en estas presentes de mis Reynios ..”[12]
Ser soldado y luchar como caballero del rey conllevaba riesgos como la muerte, el
cautiverio y caer herido en la batalla. También obligaba a proteger al rey,
conducir su ejército y protegerlo, proporcionar medios económicos para
emprender campañas militares de servicios reales, y moralmente , dedicación
plena “ poniendo a grandes trabajos y fatigas vuestras personas, todo con gran
zelo y razón y amor, que avedes a mi servicio”. La mayoría están en situación
preventiva. Pero, cuando las circunstancia lo requieren , se ven miembros del
cortejo real y de su cuerpo militar. Lo
hay pajes del conde de Tendilla Fulano de Uceda fue paje de lanza del Conde
.Debía disponer de una caballería, de su
armamento básico- el pavés o escudo, la lanza, la espada, y algunas veces el
yelmo. Su preparación física la hacía en
los juegos de cañas y de caballería en la fortaleza y en la carrera de
alrededor de la Mota.
.
Por sus
servicios militares, el cabalero obtenía la paga
que le correspondía de los tercios de los obispados de Córdoba y Jaén,
además la parte del botín de sus enemigos. Los hay de tipo material- joyas,
enseres, ropas, armas[13]- y
humanos. Suelen ser muy apreciados los esclavos, muchos de ellos para su
hacienda o revenderlos, los objetos de plata, las telas-la seda morisca- y las
armas.
Otros
provenían del reconocimiento real. Se concedían
cargos, oficios, y títulos o en bienes materiales, como las tres varas
de seda de terciopelo morado y ocho de paño de Brujas que regaló Enrique IV a
Fernando de Aranda. También se suelen
plasmarse en reconocimientos de tipo heráldico como el león de los Aranda El alcanzar
la categoría de hijosdalgo los eximía de cualquier tipo de imposición “
es mi merced, que gozeis y podades gozar todas las franquezas, libertades y
esemciones y preeminencias que los buenos y limpios hidalgos gozan y deven
gozar[14]”
, Muy significativos fueron
los rendimientos por medio de
juros sobre impuestos; en el caso de Fernando de Aranda sobre lo morisco del puerto de Alcalá. Con
ellos hacía frente a las dotes. Algunos de ellos suelen poseer unos
conocimientos de derecho básicos sobre las Leyes de la Siete Partidas y
del Fuero. Como son escasos, sirven de fiadores y jueces ante pleitos de los
caballeros a la hora de dirimir los pleitos que se tramaban en las cabalgadas.
Este es el caso de Juan Sánchez de Aranda[15].
Pero la guerra, la lucha entre bandos, provocaba
los vaivenes de la fortuna. Se daban
caso de personajes, como Pedro de Gadea, que , poseía una ganadería nada menos
de “ seiscientas bacas de yerro, sin buen hato de obejas” además , regidor,
casado con una rica mujer jiennense que “ como la fortuna no sea siempre una,
mas anda subiendo a unos y vajanado a otros, comenzó, e de seguir, de tal
suerte que el, que poseía tantos vienes y mantenía escuderos, gastando
largamente, muerto Juan de Gadea a lanzadas por los moros y llevándole en vezes
todas las vacas y otros ganados, vino a mucha nezecidad y pobreza, que demás de la casa do morava
vivía de veinte mil maravedís que tenía,
por vida , de don Alonso de Aguilar”.
Y, en cuanto a las tierras, el caballero,
privilegiado comienza a enriquecerse con
la productividad y rentas de sus campos y ganados, pues suelen administrarlas a
través de un mayordomo que dirige a los jornaleros de ellas. Otra fórmula era
el arrendamiento, que se hacía, ya fuera de ganado o de bueyes de labor, a cambio de pago por
fanegas de pan. No sólo lo hacía en tierras de frontera sin también en la de
Martos, que ya gde los más ricos fue del linaje, así en
posesiones y heredades, como en ganado. Tuvo hato de vacas y harto número de
bueyes, que arrendaba a pan, assí allí
como de Martos, do recogía la mayor parte. Y el año verde, que dijeron balió la
fanega de trigo a enrique, o a real, bendió arta cantidad de ello”. El
siguiente paso consistía enrolarse por
vía matrimonial en la nobleza de otros
reinos ya muy lejos del mundo de la frontera. Esto le permitía vivir una vida, en la que las fuentes de
producción eran variadas. La tierra, el ganado, el censo, la artesanía, y el comercio. Frente al hombre de frontera,
que a lo más que podía vivir de las mercedes y de las rentas de tierras, o ganado y algunas casas de la fortaleza.
Pero, el prestigio social se imponía sobre el aprovechamiento económico. Este era el
contraste que ofrecía Juan de Aranda, hijo del alcaide e Montilla, viviendo en
tierras cordobesas y, en sus últimos
momentos disfrutando de la alcaldía de Alcalá” Después de asentado en Córdoba,
aunque vivía como caballero y tenía un par de caballos y mula, sin las bestias
para el servicio de cassa, y buena copia de servizio y compaña para
sustentar su honrra, no dejava de labrar en cassa la lana de sus obejas y hazer
cavos de paños, bureles, enrrubiados y frisa, porque granjeava y ahorraba toda
la más de la costa, que era carduza y cardar y peinar con moros que tenía por
esclavos que savían el ofizio, y el
hilar el torno y a la ruca la lana y estambre con esclavas y criadas, solo el
tejer y batán avía de pagar. Y de esa
manera estubo en Córdoba asta el ochenta u siete. A fín de él...acordó irse a
su naturaleza, que era Alcalá, .....su padre, demás de renunciar el ofizio de
rejidor, le dio que gozase de la hazienda toda que tenía en Alcalá ; que eran
casas , viñas y tierras de pan, por zierta pensión en cda un año, que era tan
poca que más era reconocimiento del señorío y propiedad, como lo que paga el
feudatario al señor del feudo, que no justa renta.[16] .
Las tierras estaban ubicadas a cobijo de cualquier
tipo de ataque de los musulmanes. Proviene de territorio de asentamientos
anteriores a otra línea de frontera precedente. En torno a la franja
norte de la comarca alcalaína, desde el territorio del Castillo de
Locubín hasta la Rábita
adentrándose al reino de Jaén ocupando las faldas de los montes y ladera, para
el cultivo de la vid, y las huertas del valle del río san Juan, para las mieses, hortalizas y frutales, en
extensiones que llegaba a alcanzar hasta las treinta fanegas, eran los terrenos que administró la Orden de Calatrava. En
cuanto se va consiguiendo la estabilidad, el ruedo de la ciudad y la zona sur
se conquista por vecinos nuevos. El tipo de
cultivo se basaba en la vía baladí y torrontés[17].
Otros suelen
haber recibido unos cortijos que rondan las cien fanegas, una viña de seis
aranzadas, y pequeños terrenos de huerta[18].
Los molinos se concentraron en la ribera de San Juan, en
el Castillo de Locubín, y, con el paso del tiempo junto a la riberas del río
Velillos. Desde ahí se trasportaba la harina, por medio de caminos de mulos y
era llevado a los hornos, situados dentro de la fortaleza junto a la plaza y en
el arrabal de Santo Domingo donde se cocía el pan.
Comienzan a generarse
plusvalías y a beneficiarse de sus productos que vende en mercados y a
particulares. El mejor contraste entre el caballero de frontera nos lo ofrece
la figura de Juan Aranda, alcaide de Montilla, participó de los tipos de
economía.
Francisco Martín
Rosales
[1] TORO CEVALLOS, Francisco. Alcalá
la Real. Cuaderno
de Actas Municipales de 1492. Trascripción. Cuadernos del AMAR. 1993
[2] JUN Y LOBERA, C. O.cit.
pág.98. Documento 64
[3] JUAN LOVERA, Carmen.
COLECCIÓN DIPLOMÁTICA MEDIEVAL DE ALCALÁ LA REAL.
[4] Ibidem. Documento 89.
[5] Ibidem .Pág.91.
[6] Porras y Toro Ibidem. Pag, 88.
[7] Ibidem Pág.95
[8] MURCIA ROSALES, Domingo.
Ver artículos interiores dedicados a los
padrones y en el presente congreso.
[9] Ibidem. Pág. 90.
[10] Toro Cevallos. Rv. Cit.
Cuadernos I. Pág, 186-7
[11] Ibdiem Pág.91
[12] PORRAS, ibidem . Pg.23.
[13] Ver Testamento de
Fernando de Aranda. Vestidos morros, espadas, joyas, collares, ..
[14] A.HPJ. CONDE DE HUMANES.
PROVISIÓN REAL DE ENRIQUE IV.Madrid siete de septiembre de 1467
[15] TORO CEVALLOS Y PORRAS.
Ibidem. Pag. 87.
[16] Ibidem. Pág.159.
[17] TORO CEVALLOS . Rv. Cit.
Cuadernos de Amar I. Pág. 186.
[18] Ela mayorazgo de Fernando
de Aranda, transmitido a su nieto Francisco.
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