En cuanto a la sede parroquial,
la de Santa María la Mayor
lo fue en la Iglesia
Mayor de la
Mota desde su fundación hasta mediados del siglo XVII, que
hizo de sede la iglesia de San Juan sin dejarlo de ser la
Iglesia de Santa María
la Mayor. Según
Guardia Castellano, “ La tercera iglesia católica de Alcalá, después de la
dominación sarracena, fue la vieja mezquita que se describe en el canto
que motiva esta nota, habilitada para los cultos católicos, bajo la advocación
y título de la Purísima.
Mas como ninguna de estas respondiera a la fe de aquellos
conquistadores y a las exigencias de la Ciudad naciente, erigida en Abadía, como diremos
en la nota siguiente, erigieron otro templo más suntuoso en el mismo lugar en
que después fue emplazada la hermosa fábrica de Santa María la Mayor , o de la Mota. Dicha primitiva
Iglesia Abacial fue puesta bajo la advocación y conocida con el nombre de ´¨La Asunción de Nuestra
Señora¨. En conmemoración del glorioso día en que entró en Alcalá la real el
Ejército sitiador, quince de agosto, día
de la Asunción”[1].
Además de sede parroquial,
ostentaba el título Iglesia Metropolitana, y “se pensó en su reedificación,
ensanchándola y engrandeciéndola para
que respondiera cual sus prerrogativas y merecimientos demandaban a la Iglesia Abacial ,
cabeza y matriz de una jurisdicción que
abrazaba con sus términos del Castillo y Frailes, Priego y Carcabuey”[2]
Está claro que hay constancia
de su fundación como entidad, pero la ubicación del templo es una pura
hipótesis, solo refrendada en alguna litografía, y en posibles relaciones de
algunos elementos concordantes del templo gótico con la anterior mezquita,
según se puede comprobar en las excavaciones arqueológicas
Por eso, se sentía orgulloso el cabildo eclesiástico y
se ufanaba, como expresaba Garrido y Linares. “Por iguales pasos, sosegadas las
cosas políticas de esta ciudad, en su
principio se dirigió su común afecto a la fábrica del templo o iglesia
Matriz por ser uno de los principales fundamentos de la Ciudad que nuevamente se
funda, como dice Gregorio López, siguiendo a Lucas de Peña, para que siendo
celosa demostración de su religión cristiana fuese así mismo casa de oración i
congregación de fieles par celebración de cultos divinos, oficios y debidos
cultos a la Majestad divina”[3].
Desde mediados del siglo XVII,
se asistió a un gran abandono y una
traslación de la población de la fortaleza hacia los barrios bajos de la ciudad
hasta tal punto que apenas existían vecinos dentro de ella a principios del
siglo XVIII y, eran poco numerosos los del barrio de San Bartolomé, la Peña Horadada y San
Sebastián. De ahí que se trasladara la sede a la iglesia de San Juan, en
tiempos del abad don Alonso Antonio de
San Martín “.. y habiéndola
perfeccionado, el dicho abad Señor Abad la hizo coadjutriz, para cuyo efecto,
por el mes de Septiembre del año 1668, se trasladó a dicha Iglesia el Santísimo
Sacramento del Viático.... Como se ve por
los datos antecedentes, dicha iglesia era coadjutriz o viceparroquia desde
1667, y como tal vino funcionando hasta 1860 en que fue trasladada la dicha
coadjutoria a la Iglesia
del Rosario, a petición del pueblo que en distintas ocasiones lo habían
solicitado del Señor Abad” [4]...
En 1837
concedió el Estado el exconvento del
Rosario para usufructo del Ayuntamiento y se cedieron una parte a la Junta de Beneficencia y,
años más tarde, el templo para parroquia de Santa María. En 1844, se intentó
trasladar la sede de esta parroquia desde la iglesia de San Juan a la del
Rosario, concediendo el ayuntamiento
2.732 reales. Pues, desde el siglo XVII se celebraban la mayoría de los
cultos en el templo sanjuanero hasta tal punto
que este, incluso, figuraba popularmente en algunos casos, como la
parroquia de San Juan.
Pues, los vecinos reclamaban el
cambio de san Juan y Veracruz por Angustias y Rosario, por razones de
comodidad, pocos adornos y poca concurrencia. Por eso, a mediados de los años cincuenta del siglo
XIX, ordenado por el Jefe Político de la Provincia , se hizo el
repartimiento del cupo de contribución
general del Culto de tal manera que, desde 1837 hasta 1844, los cultos los
pagaba el ayuntamiento y recogía impuestos para este fin. También nombraba unos
comisarios de culto y clero. Además los gastos eran controlados por la Diputación Provincial
de Jaén que los aprobaba anualmente como los datos que tenemos de 28 de septiembre de 1842. Entre los gastos
parroquiales, estaban los sueldos parroquiales de los sacristanes, curas y
tenientes parroquiales, casas de curas, o gastos ordinarios del culto.
Los conventos del Rosario y Consolación se
concedieron de un modo gratuito por
utilidad pública en 1845, pero el Ayuntamiento
no rellenó el inventario por la Administración de
Bienes Nacionales, para objetos de beneficencia ni dio utilidad pública a los
conventos y hubo que personarse ante el
gobernador para alegar y poder recuperar dichos edificios públicos. Por los años cincuenta de dicho siglo, los
Claustros de Consolación se enajenaron.
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